martes, 29 de abril de 2008

"Corte de caja" ||| Subcomandante Marcos


Párrafos del nuevo libro





Un subcomandante "Marcos"
relajado a veces, en tensión otras, habló durante más
de cinco horas y media con Laura Castellanos en la
selva chiapaneca y en el Distrito Federal sobre él, el
EZLN, los movimientos armados, los políticos mexicanos
y el futuro.

El resultado de esa larga charla tomó forma de libro,
"Corte de Caja", que en los próximos días sacará a la
venta la Editorial Endira bajo el sello de Alterno y
Búnker. A continuación, el extracto de un capítulo del
libro.

—Te voy a decir algunos nombres— le propuse para
conocer su opinión sobre algunos personajes de la
intelectualidad y la política.

—Héctor Aguilar Camín—
—Un mercenario de la letra.
—Carlos Monsiváis
—El crítico más filoso y brillante de la derecha en México.
—¿También rompieron lanzas con él?
—Monsi tomó distancia con nosotros desde hace mucho
tiempo, desde la época de los vascos —es decir cuando
pretendió intervenir infructuosamente en el conflicto
entre ETA y el Estado español—.
Siempre se había mantenido a cierta distancia de
nosotros.


Monsi es un militante de la ciudadanización, y las
armas lo confrontan mucho.
—José Saramago.
—Él hizo un compromiso con los pueblos cuando se
acercó para acá. Fue muy importante en una época, y
tomó distancia. Nosotros pensamos que no es por
razones políticas, tal vez sea por su salud, o a causa
de sus actividades. Finalmente Chiapas está muy lejos
de las Islas Canarias.

—El juez Baltasar Garzón— uno de los contendientes en
la polémica de la ETA.
—Es un mercenario de la justicia, esos que piensan que
la justicia es un fenómeno mediático como lo es la
política. Él se luce mucho con que persigue a la ETA y
en realidad lo único que ha hecho es perseguir a la
cultura vasca. Ha cerrado periódicos, encerrado
periodistas, y él lo presenta como parte del combate
al terrorismo.

—Eduardo Galeano.
—La figura literaria de hispanoamérica que más admiro.
Cuando sea grande, quiero ser como él. No lo vayas a
poner ahí, pero es un ch… No pongas malas palabras,
porque todo mi glamour de gente culta se va a ir a la
ch…

—Angelina Jolie.
—Mi amor imposible.

—Evo Morales.
—Tiene el gran reto de demostrar que es falso que el
poder transforma a la gente honesta. Y nosotros
decimos que el resultado de esa prueba va a depender
del ancla que lo sustenta… el movimiento indígena. Su
cercanía, su distancia con el movimiento que lo llevó
al poder va a determinar su futuro. Todavía es pronto
para hablar de Evo. A diferencia de Lula, que luego
luego desilusionó, Evo todavía tiene el beneficio de
la duda.

—Hugo Chávez.
—Está parado con un pie entre una política mediática,
con improntas de caudillo, y con otro pie en el
movimiento que está despertando en Venezuela, que está
efectuando un proceso de transformación fuerte.
Venezuela y Bolivia nos llaman la atención, y tratamos
de seguirlos de cerca, sin explayarnos mucho hasta no
saber bien qué onda, si es posible que un político se
mueva al mismo tiempo "abajo y arriba". Nosotros
decimos que en México no se puede. No decimos que en
otras partes no se pueda. Pero vemos un problema: a
veces nos enteramos de lo que pasa arriba, y otras no.
Porque la historia que viene de arriba siempre viene
editada por el protagonista, sea Chávez, Morales,
López Obrador, o el que esté en esa historia. Y cada
uno decide con quién saldar cuentas. A esto respondió
el EZLN con la Sexta Declaración: ¿con quién vamos a
saldar cuentas?, ¿con los intelectuales, artistas y
científicos progresistas? ¿o con la gente como
nosotros? López Obrador respondió a esa pregunta,
Chávez la responde a su modo, Evo Morales también, los
Kichner, cada quien dice con quién le interesa saldar
su historia, y a eso le apuestan. Si no van a quedar
bien con el de abajo, no les importa.


—Cristina Fernández de Kichner.
—Es la prueba de la política como fenómeno mediático.
Ella representa la imagen que quieren los de arriba
para el gobierno de toda América Latina. Mientras no
se alteren las políticas económicas, está bien. Lo que
ellos buscan es gobernantes que a diferencia de las
dictaduras de los setenta controlen y reorienten la
movilización social, y que se siga adelante con el
proceso de destrucción, en este caso en Argentina.

—Fidel Castro.
—Fidel Castro es una pregunta fuerte para los
historiadores. Es un hombre excepcional en todos los
sentidos. Se puede criticar su lugar en la lucha del
pueblo cubano, pero no se le puede negar. Quienes
pensamos que los grandes procesos históricos son obra
de pueblos enteros, no de individuos, no podemos negar
que a veces aparecen hombres excepcionales. Uno de
ellos es Fidel Castro. Otro es el Che.


—El Che.
—El Che se nos adelantó. Es el hombre de una
generación que todavía no acaba de nacer. Y no me
refiero a su lucha revolucionaria, sino al modelo
ético de un ser humano dedicado a los demás. Y es que
ni siquiera el cristianismo lo ha planteado de esa
forma, y no sólo eso, sino las consecuencias que
resultan de esa forma de pensar. Muchos dicen que la
muerte salvó al Che de la desilusión, que, de no haber
muerto, sería como cualquier otro. El hecho de su
muerte marca su historia, por las circunstancias que
la rodean, se discute si muere como un idealista o un
utópico, y se olvida lo que había
hecho antes.


—Las FARC.
—Las FARC tienen el problema de una campaña mediática
en su contra, que los quiere ubicar como un grupo
ligado al narcotráfico. La situación en Colombia es
muy compleja, como la vemos nosotros, porque no sólo
son dos fuerzas, las FARC y el gobierno colombiano,
hay otros grupos guerrilleros como el ELN, y
paramilitares de los grupos de autodefensa civil. No
podemos nosotros avalar o condenar. No acostumbramos
juzgar a otros grupos armados de México o América
Latina.


—¿Y el EPR?
—El EPR surge de la fusión de varios grupos. Aparece
públicamente con la gran maniobra militar de Huatulco,
Oaxaca, y volvemos a saber de ellos hasta que denuncia
la desaparición de dos de sus militantes y actúa
contra las instalaciones de Pemex y de la Comisión
Federal de Electricidad. Demuestra no sólo a un grupo
homogéneo y fuerte que lleva mucho tiempo activo.
Parece que prevalece el grupo fundador, que tiene unos
métodos de operación difíciles de contener, porque una
cosa es enfrentarte a un enemigo cuando sabes dónde
está y otra a pequeños grupos dispersos, y no se
necesita a un grupo muy grande para realizar las
acciones contra Pemex y la Comisión. Nosotros
diferimos completamente de esa estrategia, no en
cuanto al carácter armado. Nosotros optamos por el
trabajo de organización y ellos más por la acción
militar. No digo que no tengan base social, pero no es
reconocida. En todo caso, igual pueden decir ellos:
"pues no tenemos base porque si tuviéramos nos la van
a golpear". El EPR va a dar mucho de qué hablar en los
próximos años.
—¿Por qué lo piensas?— le pregunté intrigada.
—Porque ha tenido éxito. Fíjate, el EPR tuvo lo que no
tuvimos nosotros en 94. En 94 todos fueron unánimes a
la hora de apoyar nuestras causas, pero se dijo que la
vía armada no era el camino. Y el EPR no recibió una
condena unánime por las bombas.

—¿Piensas que los actos de sabotaje del EPR les
redituaron simpatía?
—Pienso que debido a la situación del país, acciones
de ese tipo despiertan simpatías. La fragilidad de
Calderón también contribuye a que eso provoque
simpatías.
—En un primer momento ustedes vieron hasta con recelo
la irrupción del EPR. Cada organización ha seguido su
propio camino, pero hubo una especie de intercambio
epistolar en septiembre del 2007, cuando el EZLN
cancela La Otra Campaña para no ensombrecer la
denuncia del EPR por la desaparición de sus dos
militantes.

—Cuando ellos aparecieron nosotros no dijimos nada. Un
periodista nos preguntó al respecto, y dijimos que la
legitimidad del EPR la tenían que ganar con su pueblo.
El EPR lo interpretó como una crítica, como si
cuestionáramos su legitimidad, y en una entrevista, el
EPR dijo que no se podía hacer la revolución con
poesía, y que iban a apoyarnos cuando se rompió el
diálogo. Y dijimos: "no, no queremos acciones de apoyo
porque estamos por caminos diferentes, porque ustedes
plantean la toma del poder y nosotros no. Y aunque
ustedes ganen y tomen el poder, vamos a estar contra
ustedes, si no se cumplen las demandas de los pueblos
indios".

—¿Y no han tenido ningún contacto político militar?
—No, ni siquiera cuando se rompía el diálogo. Antes
del alzamiento zapatista hubo intentos de acercamiento
al PROCUP, pero lo rechazamos. Y ahora hay incluso
menos posiblidades, porque no le podemos decir a la
gente que estamos por una vía pacífica y al mismo
tiempo figurar como partidarios de otra, la militar.
Sería irresponsable de nuestra parte.

—¿Tienen contacto con alguna de sus ramificaciones?—
insistí.
—Con ninguno de los grupos armados de México ni del
mundo.

—Tendencia Democrática Revolucionaria (TDR) ha
manifestado simpatía por el EZLN en sus comunicados—
una de las escisiones del EPR.
—Tendencia y ERPI (Ejército Revolucionario del Pueblo
Insurgente, una escisión más) han dicho que saludan a
La Otra Campaña, pero no se meten ni nada. Además,
todos ellos están en el dilema de tener ese "arriba" y
"abajo".

Es decir, le dieron el beneficio de la duda a López
Obrador, cuando nosotros dijimos que no. Esa es la
diferencia fundamental. Ellos dicen que sí se puede
estar en el "arriba" y "abajo", que hay gente honesta
arriba, y nosotros decimos que no es cierto, que allá
arriba no se puede hacer nada. Sin embargo, ninguno de
ellos interfiere en La Otra Campaña, no se meten, ni
sabotean ni prestan apoyo.
Párrafos tomados de www.tucatan.com.mx

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