miércoles, 25 de febrero de 2009

El "gordo Marcos" gritaba "me muero, "me muero"

La historia de un tupamaro asesinado y enterrado en una unidad militar




El citado informe reconoce que Eduardo Pérez Silveira (el gordo Marcos) "fue detenido el 5 de mayo de 1974. Inicialmente fue trasladado a la Base Aérea de Boiso Lanza y posteriormente conducido al Grupo de Artillería Nº 1". Agrega que "falleció en la noche del 10 de mayo de 1974 en el Hospital Central de las FFAA (Hospital Militar), afectado por severos problemas respiratorios que se originaron al habérsele arrojado una granada fumígena dentro de su celda por razones que se desconocen", y que "no se pudo establecer fehacientemente dónde fueron enterrados sus restos, aunque resulta, del análisis de la información manejada, la presunción de que los mismos hayan sido enterrados en los tubulares del Cementerio del Norte". La Comisión para la Paz estableció sobre este caso que los restos de Pérez Silveira "habrían sido primero enterrados en el Batallón 14 de Toledo y después exhumados sobre fines del año 1984, incinerados y tirados al Río de la Plata", lo que se conoce como la famosa "Operación Zanahoria".


Topolansky y Semproni testimonian



Según el testimonio de la senadora Lucía Topolansky, que estuvo encerrada en "las mazmorras" de "La Paloma", cuando fue trasladada de su lugar original de detención para ser nuevamente torturada en el cuartel de Artillería Nº 1, "La Paloma", "un hecho sobresaliente durante este período fue la muerte de un compañero sobre el cual nos estaban interrogando. Se trataba de Eduardo Pérez, detenido en mayo del 74. Nosotros, que no sabíamos qué estaba pasando, notamos que el clima del cuartel se estaba enrareciendo. En determinado momento mandan pintar uno de los calabozos: era donde había estado hasta ese momento este compañero, y lo pintaban para borrar todos los rastros...". Topolansky denunció que "el mayor Gavazzo hace una recorrida por los calabozos, acompañado de otro mayor que era Rama (a) "Oscar 1", "El Tordillo", "El Gallego", "Puñales", hoy internado en el Hospital Militar; capitán Manuel Cordero (a) "303", "Manolo", cuya extradición de Brasil es aguardada; capitanes Mouriño y Botti y teniente Jorge Silveira (a) "Chimichurri", "Pajarito", "Isidorito".

Alba Antúnez, otra tupamara que también fue rehén de los militares y sacada de su prisión, fue asimismo interrogada sobre el "gordo Marcos".

Otro testimonio ante Juzgado Penal de 10º Turno, el del diputado Víctor Semproni, también detenido en Artillería Nº 1 en la época, aporta que "estuve en la celda con una o dos personas más. Esa celda daba al patio o espacio donde había un número importante que no puedo precisar de detenidos, donde había cinco celdas más. En forma permanente sentía los gritos de dolor, de una persona a quien reconocí por su voz, como Eduardo Pérez. Esta persona se quejaba y decía "me muero, "me muero". Esto lo debo haber sentido uno o dos días y tiene que haber sido los primeros días del mes de mayo del año 1974".

El actual diputado Semproni confirmó a LA REPUBLICA que se encontraba detenido en uno de los seis calabozos que estaban ubicados arriba de la sala de torturas del Regimiento de Artillería Nº 1, donde hoy se encuentra instalado un museo. En cierto momento, Semproni escuchó que Pérez Silveira dejó de quejarse. Fue entonces cuando "el gordo Marcos fue trasladado al Hospital Militar". En el piso de arriba de la sala de torturas del cuartel de "La Paloma" estaban siendo torturados el "griego" Statakis, Carlos Etchemendy, el "mosquito" Saravia, el "Coco" Quiñones, Mario Walter Soto, el ciudadano francés Frank Cochon, Stella Reyes y Marisa Alvarenga junto al actual senador Víctor Semproni. Otros dos detenidos en lo que se llamaban "las mazmorras", unas celdas más alejadas de la sala de torturas, Mario de León y el "Mono" Herrera escucharon a un soldado comentar sobre el "gordo Marcos": "este hijo de puta no quiso hablar", por eso justificó que le hubieran tirado una granada de gas en la celda. Semproni declaró además que "también me confirmaron lo de la muerte, compañeros como Giocondo Ravagnolo, Mario Walter Soto (fallecido) e incluso estos compañeros habían conservado prendas de Pérez que nos las repartimos como recuerdo, y yo elegí y reconocí un saco sport, que él usaba muy frecuentemente, que me lo traje y todavía lo conservo en mi poder". Semproni confirmó a LA REPUBLICA que dicho saco sport hoy está en poder del hijo de Pérez Silveira, Martín Castellini.

"Meá, meá, ¿no podés mear hijo de puta?, ¿para qué te dejaste agarrar?", se le oía decir al propio "gordo Marcos" cuando estaba en el baño de los calabozos, mientras un soldado comentaba: "miren cómo dejaron a este hombre".


Balean a una niña

Según un informe reservado del Comando General del Ejército, Nº 5/974, "el 5 de mayo de 1974, en horas de la mañana, es allanado un local ubicado en Rambla República de México Nº 5515. Dicho local pertenecía a la Comisión Política [dirección del MLN] y había sido adquirido por la organización en 40 millones de pesos". El arrendamiento lo había hecho el tupamaro Luis Alemañy, después renunciante al MLN y hoy vinculado al Partido Nacional, pero en aquel entonces severamente buscado por las Fuerzas Conjuntas que conocían su vuelta al Uruguay. El allanamiento resultó negativo, "sabiéndose que sirvió de alojamiento a los sediciosos AV alias "T" y GAR, alias "J", y sus respectivas compañeras e hijos. Se deja ratonera. A la hora 14.30 se detiene en un contacto en la vía pública a Eduardo Pérez Silveira, alias "Marcos", responsable militar de la Zonal 3. A la hora 17.30 llegan al local de Rbla. de México 5515 dos NN en un vehículo Peugeot. Los mismos no llegan a entrar y se retiran del lugar. Dada la voz de alto, se hace fuego sobre ellos, resultando herido uno de los NN. Posteriormente internada en el Hospital Roosevelt es internada una niña presentando herida leve de bala (viajaba en el vehículo con los NN que huyeron). Posteriormente es localizado el vehículo en Bolivia y Lombardía con muchas manchas de sangre y documentación y presentando varios impactos de bala (...)".


Procesamiento de Bordaberry

En los autos de procesamiento del dictador Bordaberry, realizado por la jueza doctora Graciela Gatti titular del Juzgado Penal de 7º. Turno, el 20 de diciembre de 2006, según Resolución Nº 2146, se dice que "Eduardo Pérez Silvera, conforme al Informe de la Comisión para la Paz, falleció el 10 de mayo de 1974. Conforme resulta del acta número 18 a fs. 581 a 581v, Acta 27 a fs. 815 y actuaciones de fs. 629 a 627 y 817 a 821 cumplidas ante la Comisión Investigadora Parlamentaria de las que resulta que el mismo, conocido como "Marcos", estuvo detenido en "Artillería 1" y que falleció al practicársele "submarino". Al ser interrogada la testigo Stella Reyes expresó que estando detenida en Artillería 1, desde "el 21 de abril de 1974 hasta junio del mismo año, primero estuve en los calabozos de arriba donde torturaban todo el día y soy testigo de la muerte de Eduardo Pérez, alias el Gordo Marcos, que muere por torturas y nos torturaban con su agonía" (fs. 1537). Por su parte, Waldemar Tarocco declaró ante esta Sede que coincidió con Eduardo Pérez en el celdario del Hospital Militar señalando que éste estaba "en situación grave, semiinconsciente, tarde en la noche recobra la lucidez, habla con el guardia y con el enfermero" (fs. 1748)... "Fallece esa misma noche... PREG. Qué comentaba él. RESP. Que era un trabajador de Salteño, que lo torturaron, le habían tirado una granada de gas en la celda" (fs.1749)".





Montevideo Portal

Los movimientos constatados por el antropólogo José López Mazz en los fondos de la Brigada de Artillería Antiaérea Nº 1 podrían desmentir los datos aportados por el informe del comandante en jefe del Ejército al presidente Tabaré Vázquez acerca del destino final de los 33 ciudadanos detenidos desaparecidos, informa Víctor Carrato en La República.

Allí se reconoce que el jefe tupamaro Eduardo Pérez Silveira, "el Gordo Marcos", fue detenido el 5 de mayo 1974 y trasladado a ese lugar. Falleció cinco días después en el Hospital Militar, "afectado por severos problemas respiratorios que se originaron al habérsele arrojado una granada fumígena dentro de su celda por razones que se desconocen".

Se agrega que "no se pudo establecer fehacientemente dónde fueron enterrados sus restos, aunque resulta, del análisis de la información manejada, la presunción de que los mismos hayan sido enterrados en los tubulares del Cementerio del Norte.

La Comisión para la Paz había establecido que los restos "habían sido primero enterrados en el Batallón 14 de Toledo y después exhumados sobre fines del año 1984, incinerados y tirados al Río de la Plata", en la famosa "Operación Zanahoria".

Según Lucía Topolansky, cuando fue trasladada al cuartel de Artillería Nº 1 "un hecho sobresaliente durante ese período fue la muerte de un compañero sobre el cual nos estaban interrogando. Se trataba de Eduardo Pérez".

"Nosotros, que no sabíamos qué estaba pasando, notamos que el clima del cuartel se estaba enrareciendo. En determinado momento mandan pintar uno de los calabozos: era donde había estado hasta ese momento este compañero, y lo pintaban para borrar todos los rastros".

El diputado Víctor Semproni, también detenido en esa época en Artillería Nº 1, aportó que "en forma permanente sentía los gritos de dolor, de una persona a quien reconocí por su voz como Eduardo Pérez. Esta persona se quejaba y decía 'me muero, me muero'. Esto lo debo haber sentido uno o dos días y tiene que haber sido los primeros días del mes de mayo del año 1974".

Dos detenidos de una celda alejada escucharon a un soldado comentar sobre Pérez Silveira que "este hijo de puta no quiso hablar", lo que justificaba que le tiraran una granada de gas en la celda.

El propio "gordo Marcos" se decía "meá, meá, ¿no podés mear hijo de puta?, ¿para qué te dejaste agarrar?", mientras un soldado comentaba "miren cómo dejaron a este hombre".

En los autos de procesamiento de Bordaberry se dice que Pérez Silvaira falleció al practicársele "submarino". La testigo Stella Reyes dijo que "soy testigo de la muerte" que ocurrió "por torturas, y nos torturaban con su agonía".

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