jueves, 11 de junio de 2009

Perú sin novedad


Como la prensa televisiva esconde las noticias que al imperialismo no le conviene.

(y de ahi la importancia de los medios de información alternativa con la posta)



Lo que no quieren contar





El vicepresidente de la Federación Regional Indígena Awajun del Alto Mayo (FERIAAM), Abel Tsajupat, denunció que “el gobierno quiere ocultar los cuerpos de los muertos y las huellas de cómo han muerto”.
“No permiten que se acerque la fiscalía, tampoco los médicos del Ministerio de Salud ni de ESSALUD”, señaló.”El ejército y la policía han matado a muchos hermanos awajún y wampis, se habla de 70 muertos” señaló.
Según relató Tsajupat, “los vehículos no pueden pasar porque hay muertos y heridos a lo largo del camino y en los cerros”.
“En especial en el Cerro La Victoria, en la Curva del Diablo hay muchos cuerpos”, afirmó.
El líder de la FERIAAM denunció que “toda la ciudad de Bagua está sitiada y se dispara a la población desde los techos”.
Alan García y el APRA nos ha recordado que en el Perú: “Los caballos de los conquistadores/… (en los) fragores/decisivos del combate,/los caballos con sus pechos arrollaban a los indios y seguían adelante/¡Los caballos (son) fuertes!/¡… (Son) ágiles!”. Insuflado de violencia han justificado la muerte de indios y cholos por igual.
El Presidente de la República nos trae a la memoria, que valen más las insignias imperiales (firma del TLC) que los pedidos de los “chunchos”. Y “Acaso no fueron los blancos venidos de España/que nos dieron muerte por oro y por plata…”; la época del oro y la plata, el caucho ha pasado.
Ahora la riqueza peruana para los novísimos “conquistadores” se encuentra anclado en el Decreto Legislativo N°1090 que ofrece el mejor aprovechamiento de los recursos forestales con fines comerciales o industriales que son otorgables a concesión en subasta pública, hasta 10,000 hectáreas, por un plazo hasta de 40 años renovables. Mejor negocio y entrega de los recursos silvestres no puede existir.
El siglo XXI, es el periodo signado para la guerra por el agua, por el oxigeno. Se ha entregado el subsuelo, la ictiología marina, el esfuerzo y rabia india y chola; ahora queda lo más preciado para la humanidad: la selva. Los norteamericanos pretenden tomar mediante la o­nU la administración de la Amazonía, porqué no confía, que la mayor reserva mundial se encuentre en manos de “salvajes”. Como no prosperaron, pretenden lograrlo con la firma de un TLC civilizada.
Han respirado soberbia por los indicadores azules de la macroeconomía; con desparpajo se quiso hacer creer de un blindaje económico ante la crisis financiera de Wall Street; lograron amainar ánimos térmicos a causa de los impúdicos petroaudios, la élite aprista estaba involucrada; Yeude Simon apareció como el salvador.
Empero a Alan García, le es difícil abandonar su inclinación ideológica natal al fascismo y al desgobierno con su abierta marca neoliberal. Los frecuentes errores, como la práctica “confiscación” del Canal 5, le convocaban a cometer un horror.
Los intereses económicos sobre la Amazonía ha primado sobre la política, y éste se ha antepuesto sobre la civilidad; viniendo sobre todo de indígenas “retrógradas” con mucha razón. Una provocadora ministra Mercedes Cabanillas ha tildado de “delincuente” y responsable de los hechos al líder indígena Alberto Pizango y exige orden de detención y le caiga todo el peso de la Ley, creyendo que con un encarcelamiento o la muerte de otro dirigente nativo: Santiago Mnuin va solucionarse el problema.
El tema de la Ley de la Selva, sabe a un trasfondo que va más allá de normas y aplicación de la ley provocando muerte de humildes policías; el transfondo estriba en la desesperación por aplicar la firma del TLC, en la exigencia civil para convocar a una nueva Constitución Política. Gravita en dilucidar la eficacia del caballo conquistador y definir el bocado del “perro del hortelano” con empresas transnacionales o con el Estado.
Un desconocido y desubicado Yeude Simon, ha declarado que hay que asumir la defensa de 28 millones de peruanos y no de unos pocos (indígenas). En nombre de peruanos; apristas ni “humanistas” pueden aniquilar a peruanos. Aquí no únicamente han muerto policías peruanos y unos indígenas; aquí han muerto conciudadanos peruanos y por igual indigna. La solidaridad y el luto son compartidos como un compatriota.
Santiago Manuin, nos indicó: “La tierra es sagrada, ahí están nuestros espíritus. El bosque, el aire, el cerro son nuestros hermanos. Ellos dependen de nosotros y nosotros dependemos de ellos”.
Se despejarán las carreteras, se lloraran por los caídos, se debatirá en el Congreso; no obstante el caballo del conquistador continúe y el can del hortelano pise el oriente, la selva seguirá en peligro y los peruanos estaremos a punto de perder la riqueza más codiciada por empresarios voraces: la conservación y desarrollo sostenible de la Amazonía peruana.

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