martes, 12 de enero de 2010

Cuando el callar no otorga (IV)

Entrevista con Mario Rossi Garretano, sobre los intentos de forjar el Frente de Liberación Nacional con las organizaciones que practicaban la lucha armada en Uruguay

Montevideo, 11 de enero de 2010.- A principios del año 1971, mientras se gesta la unidad de la izquierda para enfrentar el proceso electoral, creándose el Frente Amplio, el MRO-FAR “Orientales” intenta forjar el Frente de Liberación Nacional con las organizaciones que practicaban la lucha armada: la Organización Popular Revolucionaria “33 Orientales” y el Movimiento de Liberación Nacional “Tupamaros”.

Los contactos y reuniones se inician en el Penal de Punta Carretas, pues prácticamente estaban presos casi todos los miembros de dirección de las tres organizaciones.

De todo esto charlamos en esta oportunidad con Mario Rossi Garretano, combatiente de las FARO y preso político durante 15 años.

Los Orientales – Las tres organizaciones tienen orígenes ideológicos diferentes, la OPR de raíz anarquista, el MLN con una definición nacionalista revolucionaria y las FAR”O” asumiendo el marxismo-leninismo. ¿Era posible la creación del FLN? Si bien se vivía una situación objetiva de unidad por la creación del FA, esta fue posible por una voluntad política de varias fuerzas protagónicas, como el Partido Comunista, el Partido Socialista, el Partido Demócrata Cristiano, desprendimientos importantes (senadores, ministros) de los partidos tradicionales ¿Existía esa voluntad política en las organizaciones armadas? ¿Fue una iniciativa exclusiva de las FAR”O”? ¿No estaba condenado el FLN al nacer?

Mario Rossi – Nos planteábamos la creación de un embrión de un FLN, conociendo las diferencias, pues nuestros documentos tenían analizados la documentación del MLN en materia de la línea de masas, la concepción del foco y el aspecto organizativo.

Partíamos no de las diferencias sino de las semejanzas (el mismo programa y el mismo método fundamental: la lucha armada) y exploraríamos los posibles acuerdos que la práctica común iría consolidando.

Con respecto a la línea de masas, donde históricamente el frente electoral para nosotros era un frente de lucha, que había motivado en 1962 con la creación del FIDEL que dos bases enteras se retiraran y otros habían sido expulsados como el caso de Eleuterio Fernández Huidobro por doble afiliación o entrismo. En Historia de los Tupamaros - Tomo 1 Los Orígenes – Eleuterio Fernández narra los sucesos de 1962 en el MRO. F.I.D.E.L. (pag. 41) textual: “Estaba allí media izquierda, discutiendo. Había grupos vacilantes entre el FIDEL y la UP (el otro frente que en otro lugar de Montevideo sostenía las mismas discusiones). Lo cierto que la unidad sin exclusiones, la unidad total estaba frita... En algunos casos, la discusión terminó siendo no en torno a cuestiones de principios sino en torno a los puestos en las listas de diputados. Aprendimos mucho en esas reuniones... Comprendemos a todos aquellos compañeros para quienes la estrategia apunta centralmente a las elecciones. Lo comprendemos, pero en 1962 aprendimos a no compartirlo por considerarlo erróneo. Y lo aprendimos primero por la sensibilidad, por la piel y luego por el análisis”.

Los presos de las FARO fuimos testigos de las conversaciones y discusiones de casi 200 tupamaros en el penal de Punta Carretas, escuchamos voces a favor y en contra, fue muy polémico y al principio la mayoría lo rechazaba, fueron meses de una ardua discusión interna.

El MLN hace una declaración de apoyo crítico a la creación del FA en diciembre de 1970. El Movimiento 26 de Marzo nace a partir del acto multitudinario del 26 de marzo del 71, en los primeros días de abril. Ninguna organización política legal de masas que expresara al MLN es fundadora del FA, que nace con el acuerdo del 5 de febrero de 1971.

Hoy existen declaraciones, biografías y testimoniales de esa realidad muy compleja en la interna del MLN de esa época, tanto de militantes destacados como de integrantes de la dirección del MLN.

En el libro “Sendic” de Samuel Blixen, en el capítulo 14, subtítulo “Apoyos y críticas: apoyo crítico”, pags. 209 y 210 textualmente: “A comienzos de diciembre de 1970 Sendic plantea en la cárcel el apoyo a la creación de la coalición política que el 5 de febrero se conocería como FA.

Los abogados llegaban con las informaciones sobre las conversaciones que estaban manteniendo diversos grupos políticos de izquierda y progresistas de los partidos tradicionales, a partir del llamado de “los independientes de Marcha”. “Para Sendic el FA era un proyecto político similar al que había impulsado desde mediados de los años cincuenta en el Partido Socialista, estaba en la esencia de su concepción política. Pero a poco que escuchaba en el patio de recreo los comentarios de sus compañeros percibió que alguna especie de apoyo tupamaro a la coalición de las fuerzas progresistas iba a demandar un gran esfuerzo”. “Nos pusimos de acuerdo con el Bebe para convencer a los compañeros dentro de la cárcel. La propuesta llegó primero a Punta Carretas y nosotros las trasladamos a los compañeros de afuera”, sostiene el Ñato Fernández Huidobro, con una opinión favorable. “No bien pusimos el tema en discusión, la idea del FA caló enseguida en ciertos compañeros. En especial los peludos, y en particular Bentín, tuvieron capacidad para captar inmediatamente la sustancia de la cosa. Curiosamente, los compañeros políticamente más ilustrados tuvieron mayores problemas para aceptarlo” dice Julio Marenales.

El Pepe Mujica adjudica a la pérdida de calidad por el crecimiento desmedido y a las caídas de los tupamaros más experimentados (“con mas boliche”) las dificultades que “los viejos” enfrentaron en la cárcel y el largo proceso de convencimiento que insumió”. ”Sin embargo, se percibía una resistencia entre los tupamaros presos provenientes de la Columna 15, que podría atribuirse más a la influencia de Amodio, que estaba en contra, que a la ausencia o madurez de cada uno. Amodio sostenía en la cárcel que ‘la revolución en Uruguay no sería larga ni dura’. UTAA inmediatamente apoyó al FA. Con Erro, con Collazo y con Arturo Dubra, que venían a la cárcel como abogados, fuimos trasmitiendo nuestra posición. Estuvimos a punto de incorporar al viejo Zabalza al FA. Salvo el Partido Comunista, todos los demás vinieron a consultar nuestra opinión” afirma Fernández Huidobro. De hecho, podría haberse instalado un serio problema político si la guerrilla hubiera tenido una valoración negativa del FA y hubiera desarrollado una oposición en plena campaña electoral. Fue una posibilidad cuya desactivación demandó un gran esfuerzo: “Tuvimos que dar una lucha tremenda para que la dirección de afuera aceptara como un hecho político positivo la creación de la coalición. Nos acusaban de reformistas”, cuenta Fernández Huidobro.

Afuera Mauricio Rosencof enfrentaba el mismo problema, estaba en minoría en la dirección, que después de las sucesivas caídas de agosto había sido designada según un criterio de representatividad: Nelos Berreta (Frutos) por la columna del interior, Adolfo Wasem (Nepo) por la columna 15 y Mauricio Rosencof (Leonel) por la columna 10. “La propuesta de apoyo al FA sale con la negativa de Frutos y del Nepo, pautando lo que sería en el futuro un estilo de trabajo negativo: El Nepo hace en lo militar y Leonel en lo político. Cuando el MLN dio a conocer el 23 de diciembre de 1970 su “Declaración al FA” conocido como “Apoyo crítico al FA” algunos hicieron énfasis en el apoyo y otros en la crítica”.

En el libro A la vuelta de la esquina - La izquierda revolucionaria uruguaya 1955-1973 de Eduardo Rey Tristán, en el capítulo 7 – Participación Política Legal e Izquierda Revolucionaria: El MI “26 de Marzo”, parágrafo 1 - nacimiento - pag. 337 establece: “La discusión al respecto recorrió la organización en estos meses y mostró las diferentes concepciones del MLN-T existentes. Las posturas fundamentales fueron tres:

- Una de carácter más marcadamente militarista, de quienes planteaban algo así como esto no es lo nuestro, mantengámonos al margen, dejemos que pase este período, que no va a resolver nada, gane quien gane esto va a seguir igual y bueno... sigamos preparándonos para la guerra, y después que pase todo esto ya vendrá nuestro momento.

- Otra que planteaba aprovechar la existencia de algún grupo político afín, caso del encabezado por Erro.

- Y una última que defendía actuar en política, pero de forma independiente, creando un movimiento que no estuviese relacionado con ningún partido de los existentes, que no cargara con ninguna historia.”

En el libro Cero a la Izquierda – Una biografía de Jorge Zabalza de Federico Leicht en las páginas 95 y 96 textualmente: “En diciembre de 1970 el MLN decidió dar su apoyo crítico a la coalición de izquierdas. Si bien entre los militantes de la organización la opinión mayoritaria era que el Frente Amplio era una trampa que pretendía desviar el crecimiento del movimiento de masas y las organizaciones armadas – una verdadera correntada insurreccional – hacia cauces electorales, el MLN publicó un documento de apoyo, consciente de que aislarse de esa correntada podría haber sido un error histórico: “Mantenemos nuestras diferencias de métodos con las organizaciones que forman el Frente y con la valoración táctica del evidente objetivo inmediato: las elecciones. Sin embargo, consideramos conveniente plantear nuestro apoyo al Frente Amplio”.

Testimonios como los que aparecen en el libro Historias Tupamaras - Nuevos Testimonios sobre los mitos del MLN – de Leonardo Haberkorn, donde Kamil Amir, tupamaro e integrante de la dirección del 26 de Marzo junto a Mario Benedetti, el antropólogo Daniel Vidart y a los sindicalistas Emilio Betarte y Ruben Sassano, ha declarado textualmente: “El FA para la mayoría de la dirección era una molestia, una piedra en el zapato, un signo de sometimiento de la izquierda a la política tradicional, una cosa que entorpecía la toma de conciencia del pueblo acerca del verdadero rostro de la democracia burguesa. El único valor que se le veía a la labor del 26 de marzo era que formara nuevos cuadros para engrosar la guerrilla o que ayudara a radicalizar el enfrentamiento con el estado”.

Si éste era el panorama interno del MLN con respecto a la creación del FA, mucho más complejo era la creación de un FLN. O sea una posible unidad de los revolucionarios, sobre todo que las FARO tenían en su documentación la crítica a la teoría del foco, simplista y desnaturalizado del proceso cubano, hecho por Debray y que en el documento N. 3 de las FARO se transcribía de la Revista Monthly Review N. 55, un análisis de comandantes del Comité Central del Partido Comunista Cubano, que criticaban “Revolución en la Revolución” donde se enfrentaba el concepto de organización revolucionaria a la de partido. Ese documento rescataba al “Movimiento 26 de Julio” como el partido que dirigió el proceso con frentes y acuerdos con otras organizaciones y que no podía repetirse el proceso cubano y bajo el título “Lecciones y experiencias”, el trabajo llega a varias conclusiones que las FARO asumían y que coincidían con las declaraciones de la OLAS:

1) que la ideología marxista-leninista es guía indispensable para la lucha; 2) que la guerra será larga y dura y no corta como en Cuba; 3) que será de carácter continental; 4) que la lucha ideológica contra el reformismo (burgués y obrero) será fundamental; 5) que será necesaria la construcción de partidos marxistas de nuevo tipo, con formas orgánicaa flexibles para cada etapa de una lucha prolongada.

Estas concepciones ideológicas iban a ser una traba, pues eran dos temas que históricamente sacudieron la interna del MLN (marxismo-leninismo y foco o partido) y que nosotros, sin buscarlo, replanteábamos con la discusión política de nuestra propuesta de FLN.

Recientemente había aparecido (agosto del 69) el documento del MLN “foco o partido, falso dilema” y el 22 de noviembre de 1969 un documento sobre la creación del partido, donde se proponía la creación de un germen de Partido Revolucionario Proletario, marxista leninista, dictadura del proletariado, núcleo selecto secreto dentro del MLN y éste debe tener un programa popular mínimo que abarque a amplias masas con organizaciones legales. Se trata de un partido chico o grande, como proceso histórico pero representativo de la clase trabajadora” (Contribución a la historia de los tupamaros – José Harari).

El tema del Partido, había sido un hilo conductor polémico en toda la historia del MLN, en los inicios en la pre-convención de 1966 existía una tendencia de crear el Partido antes del lanzamiento de la lucha armada mientras la tesis que triunfa y genera el MLN: formación de una vanguardia política-militar en el desarrollo de la lucha armada misma.

Tras la derrota del 72, resurge el tema con las decisiones del Simposio de Viña del Mar en Chile (marzo de 1973), donde se concluyó “que el MLN había sido vencido por su carácter excesivamente pequeño burgués, se acordó que la organización se definiría en adelante como marxista leninista y que sus integrantes debían iniciar un proceso de proletarización. Se trabajaría, además, por la conformación de un partido político a pesar de que todavía no se renunciaba a la lucha armada.” (Historias Tupamaras – L Heberkorn – pag. 177). Años más tarde Fernández Huidobro, sobre ese Simposio en Chile escribirá el libro “Historias tupamaras – En la nuca” descalificando a los integrantes del Simposio, sus resoluciones y la actitud de los “renunciantes” de la dirección a del MLN en momentos históricos cruciales en Chile y en Uruguay.

Promoviendo la discusión hacia la gestación del FLN, sin buscarlo, abríamos heridas viejas y nuevas. Pero lo que se intentaba crear era un Frente, no un partido, por lo tanto las diferencias ideológicas no podían ser una traba, sino que a partir de ellas, encontrar las coincidencias, para un programa común y líneas de acción en conjunto.

En esos mismos años se dan acciones comunes concertadas entre varias organizaciones armadas del mismo país, en Brasil, Argentina, Colombia, Venezuela y años más tarde la creación de la Junta Revolucionaria entre el MLN, ELN de Bolivia, MIR de Chile y PRT-ERP de Argentina, que confirman la estrategia regional guevarista y la necesidad de la unidad de las fuerzas revolucionarias. El MLN, ya en plena reorganización tras una profunda derrota, asume la importancia de la unidad revolucionaria.

Los Orientales - ¿Cómo fueron desarrollándose los contactos y discusiones entre las organizaciones?

Mario Rossi - Superada en forma positiva la discusión interna, se inician los sondeos con vistas a iniciar un diálogo-discusión con la dirección de la OPR 33 y el MLN.

Si bien estaba toda la dirección histórica del MLN, que facilitaba los contactos, no menos representativo era el conjunto de militantes presos de la OPR (Mejías, “Gauchito” De León, Motta, Julien, Santa Romero, Inzaurralde, etc.).

Una delegación nuestra integrada por “Cacho” Rossi, Quiroga y “Cachín” Barrios, fueron recibidos por los compañeros de la OPR 33 (“Gauchito” De León, Motta y otros). La propuesta no prosperó, sino que fraternalmente nos advirtieron, pues habían tenido experiencias fallidas desde la etapa del Coordinador en 1962 hasta el enfriamiento de relaciones.

Luego de haber llevado nuestra propuesta al seno de la OPR 33, y habiendo la misma sido rechazada en forma inmediata, las FARO tomaron contacto con la dirección del MLN para hacerle el planteamiento unitario.

Todo comenzó con un encuentro en el corredor 23, a la intemperie, a la que acudieron Candán Grajales y el "tambero" Zabalza. Solamente se acordó un intercambio de documentos, no habiendo lugar para presentar propuesta alguna ya que los representantes del MLN no estaban mandatados para otra cosa.

Se les entregó unos días más tarde, la documentación completa y un análisis en el que se explicaba cuál era nuestra intención -avanzar hacia un embrión del FLN-, y se fundamentaba con argumentos el porqué de este proyecto (análisis de coyuntura, FA, situación en el continente, la estrategia de los EEUU, etc) en el según nuestro análisis se debía: 1) privilegiar en el futuro inmediato la lucha en el frente de masas, (electoral, sindical, social); 2) el fortalecimiento ideológico y político de los cuadros del aparato militar de las organizaciones (se evidenciaban enormes carencias teóricas acompañadas de voluntarismo e idealismo, deformaciones militaristas con desprecio al trabajo en el seno del pueblo, culto al foquismo, rechazo a la concepción del partido, incapacidad de enfrentar en discusiones ideológicas al reformismo, etc).; 3) la vinculación a nivel regional con otras organizaciones del área cono sur con vistas a implementar en el largo plazo una estrategia "patria grande".

Un análisis de la realidad política mostraba: que el fenómeno FA generaba expectativas populares enormes, lo que iba de la mano de una fuerte influencia reformista en la conciencia política de los sectores mayoritarios del pueblo. Esto se hacía evidente, por ejemplo, en que la CNT estaba controlada por una mayoría abrumadora que respondía al PC reformista y conciliador; PC y FIDEL eran las fuerzas políticas dominantes dentro de la izquierda y tenían capacidad de movilización disponiendo de radios, periódicos, locales, imprentas, recursos económicos; en que Roballo y Michelini eran grandes polos de ideología liberal batllista en el seno del FA, etc.

Ante este panorama concluíamos que el persistir en llevar adelante una línea de enfrentamiento militar intransigente y sin combinarla con otros medios de lucha significaba: regalarle al reformismo todos los demás campos de trabajo en el seno del pueblo, aislarnos en una posición de radicalismo que nos haría aparecer como violentistas de izquierda, desatender la necesidad urgente de armar a nuestros cuadros ideológica y políticamente con vistas a futuras instancias inevitables e ineludibles de recrudecimiento de la lucha de clases en el mediano plazo (sea que el FA realmente aplicase su programa fundacional inspirado en el Congreso del Pueblo, sea que defeccionase, en cualquier caso la polarización de las luchas sociales era segura). La tarea era aprovechar esta coyuntura como una oportunidad de refortalecernos en lo interno -política, militar, ideológica y organizativamente- es decir, este auge de las luchas populares no era como lo veía el MLN "un escollo en el camino" sino un respiro para tensar fuerzas.

Pero para abocarnos a esta tarea era imprescindible que todas las organizaciones armadas en su conjunto (en su defecto por lo menos algunas) analizasen correctamente el momento histórico y comprendiesen que el accionar debía asentarse en dos piernas: b) fortalecimiento interno; b) pasos de unidad dirigidos hacia el FLN, la responsabilidad principal de entender esto recaía sobre el MLN por ser indiscutiblemente la mayor y más efectiva organización armada, capaz por sí misma de ser la base de la construcción de la futura unidad, o de echar al traste con un accionar equivocado todo proyecto unitario con cara al futuro.

Los Orientales: ¿Qué contestó el MLN, como se desarrollaron los acontecimientos? ¿Por qué no prosperó, qué alegaron, qué ofrecieron?

Mario Rossi: Fue un proceso que era necesario recorrer, pero donde hubieron actitudes y respuestas que merecen ir a parar al basurero de la historia y que sería bueno detallar en otra oportunidad.

Los Orientales: Mario, gracias nuevamente por su tiempo.

Mario Rossi: El agradecido soy yo.

-- Los Orientales Digital Informacion Nacional e Internacional

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