sábado, 27 de marzo de 2010

Reflexiones de Alicia Jaime


Fines del verano del 2010

Lo que pretendo relatar en forma breve es el impacto familiar que causó en nosotros la ley 18 596 (Ley de reparación integral)

Estas reflexiones hecha en voz alta y luego por escrito capaz que me permiten desentrañar en una pequeña medida qué es ser “victima del poder”.

Comienzo desde la actualidad. Sé que existe una ley reparatoria , promulgada en octubre que pretende tener en cuenta a los familiares de las victimas del terrorismo de estado generado en nuestro país den la década del setenta.

Y digo familiares porque las víctimas directas, ya no existen, o fueron muertos o desaparecidos o viven recibiendo una pensión vitalicia amparada en la ley 18033.

Lo que voy a relatar no es la parte jurídica; no estoy autorizada moralmente para hacerlo. No tengo contacto con la parte jurídica de las mismas, son una ciudadana que hasta ahora deposita su confianza en la gente que es elegida para dirigir los mandatos del pueblo

Luego de idas y venidas que fui siguiendo en sus transcurrir de los hechos, sin estar demasiado involucrada directamente en ellos, pero considerándome una ciudadana con determinadas características de pensamiento: tolerante con las decisiones, crítica y reflexiva, con capacidad de entender que los humanos cometemos errores y qué estos pueden se reparables.

Pero, a veces esos errores se acumulan de forma tan mal intencionada que resulta asombroso que hubiesen cabezas pensantes que hagan las cosas tan mal, y que cobren un sueldo para hacerlas; un sueldo que pagamos entre todos.

Siguiendo el proceso del comienzo de la aplicación de esta ley, me fui enterando poco a poco de su instrumentación, dónde saltan a la vista los primeros mecanismo de poder: “yo tengo la información y a vos ciudadano de segunda, te voy a decir lo que quiero y lo demás creelo porque yo te lo digo”.

Y acá empieza la polémica. Primero porque no me considero ciudadana de segunda, luego porque como ciudadana sin ser de segunda, estuvo siempre pendiente de los sucesos históricos que se fueron dando y tuvo la suficiente capacidad para entenderlos y ponerse en las filas de los que se enfrentaron al fascismo que se pretendió instaurar.

No vivo de la nostalgia y la bronca. Esas dos condiciones no me hubiesen permitido avanzar en la vida, y cuando digo vida pienso en los afectos que me vinculan con el otros. Mi vida, y la de mi familia no empezó con la dictadura, ni mucho menos terminó con ella. Eso sí, no lo puedo negar esos once años dejaron una marca tan fuerte, tan fuerte que hasta ahora se nota en la piel y en el alma.

Lo que sí me hace reflexionar desde lo individual para llevarlo a lo colectivo es lo jodido que puede ser tener parte de la información , manejar ese fragmento y usar ese espacio de poder para sentirse importante. Aquí no importa el nombre de la persona que lo hace, importa el nombre de la situación colectiva que permite dar a esas personas ese espacio de poder.

Muchas veces dije, muchas veces me cuestioné, los contenidos de las leyes reparatorias, pero como elegí no ser ideológicamente anarca y cuestionar todo lo que venga desde los aparatos del estado acepté esta forma de expresión totalmente menguada y a veces mal interpretada que significan las leyes y su aplicación, por suerte.

Pensé, oh, equivocación que si seguía los pasos indicados por quiénes instrumentan la ley , ésta generosamente , sería un elemento de “protección” social, tratando de cubrir parte del dolor que generó el período más oscuro que nos tocó vivir a los uruguayos y que sobrevivimos.

A veces me espanto cuando escucho algunas declaraciones de personas vinculadas al poder que muy sueltas de cuerpo opinan y los medios de prensa totalmente flechados llevan para el lugar que más les interesa como formadores de opinión.

Me lleva a pensar en los miles de torturados que totalmente destrozados físicamente pero con esa maravillosa fuerza que da la razón eran intimados a declarar, luego de una feroz, sesión de tortura. “pero, fulano, por qué se va a dejar matar así, si su compañero ya dijo todos los nombres, hasta cuando se va a dejar pegar…. “ Con la dignidad que da el convencimiento de que lo que estaba haciendo era lo que él compañero creía que era el camino para llegar a un cambio por una sociedad más justa ( y no es un slogan ; es el pensamiento que nos permite seguir adelante), ese compañero lleno de moretones, de sangre, de miedo, seguía firme en sus convicciones y se aguantaba plantones, picanas, golpes, insultos. Va mi mayor admiración por ellos. Por los combatientes de todas las horas.

Alrededor de ellos vivimos los que no sufrimos apremios físicos, no nos tocó el golpe, el plantón o la picana pero sentimos a diario el grito del dolor de los que estaban pasando por esa situación y sentimos a diario el llanto, la angustia, la tristeza de los niños, ahora, adultos que vivieron esa situación desde una mirada callada, con la que trataban de pedir alguna explicación a tanta barbarie, a tanto terror.

Sigo pensando en esos niños ahora adultos que llegaron al mundo con la ilusión de sus padres de brindarles el mejor lugar para vivir a pleno y recibieron todo lo contrario. La angustia de no saber que había pasado con ellos, el crecer sin ellos.

Por eso cuando hace unos días, me presenté al MEC, para que , ingenuamente, se recibiera el pedido de amparo en esa ley reparatoria me encuentro con el mismo oscurantismo, seguimos siendo victimas del que tiene el poder.

Sí , son duras mis palabras, pueden pensar, esta mujer quedó afectada desde aquel tiempo y no pudo reponerse. No se equivoquen señores, esta mujer vivió treinta y siete años con el recuerdo permanente de la persona que eligió para ser compañero de vida y padre de sus hijos, si esos hijos a los que les habíamos prometido un mundo nuevo. Que vio crecer a sus hijos con la ausencia de un padre desbordante de afecto, que tuvieron que luchar a brazo partido para salir con fuerzas de una sociedad que paralizaba de miedo. Esos niños; niños-solos ahora son adultos, pero arrastran con ellos todo un recorrido por caminos tan intrincados y oscuros que al mirarlos uno no siente otra cosa que admiración. ¡ Cómo pudieron ser tan buena gente con todo lo que les tocó vivir! Y este pensamiento lo hago extensivo a todos los hijos de las compañeras y compañeros que vivieron al límite pero que supieron que el afecto era la única herramienta para salvarlos de tanto oscurantismo. Y las fotos, los relatos, los dibujos , todo lo que fuesen capaces de crear esas manos “atrapadas” fueron creando una historia paralelas. Y hoy estos muchachos andan `por el mundo, capaz, sin menos utopías pero convencidos de que sus padres eligieron el mismo camino que ellos hubiesen elegido en la misma situación.

Entonces, compañeros, vamos a empezar por respetar a toda esta gente. Primer paso.

  • 1- Si no tengo información, no la doy. No especulo con el sentir del otro.
  • 2- No tomo con tanta liviandad “vas a tener que esperar, quizás años, porque depende de cómo es interprete esta ley para que “el caso” y digo caso casi con asquito, porque ya estamos dejando de hablar del compañero que sufrió, luchó o murió para que algunos estuviesen en el lugar que están.
  • 3- Seamos respetuoso del otro, porque la violencia no pasa sólo por lo físico, pasa también y es mayor aún cuando dejas de ser una persona para convertirte en un “caso”.

Muchas veces permanecí alejada de esta forma de manipulación, pero siempre aparecía en mi el “no puede ser”. Traté de sembrar la semilla que germine en la verdad. Mi vida casi entera fue dedicada a eso. Fue una constante, sólo sabiendo la verdad de los acontecimientos, separando la maleza de la buena siembra, podremos construir una sociedad que merezca ser vivida.

No bajo los brazos, mis ideas están firmes, lo que me tambalea es si entro o no en esa “rosca” burocrática de querer socializar a medias la verdad.

En eso estoy hoy, los hechos vividos en estos días me lo han hecho pensar. La condición humana no es perfecta, pero si perfectible. Entonces, a trabajar para poder aproximarnos y no caer en la misma violencia con que los que sustentan el poder temporalmente pretenden llevar el “rebaño”.

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