sábado, 1 de mayo de 2010

Heber Esquivo se fue en su bicicleta




Era el año 1965, nos encontramos esa vez, en calle Arenal Grande. Los dos íbamos en bicicleta al Parque 25 de Agosto, porque jugaba él en el glorioso Cerrito y yo en mi querido Atenas. Fuimos todo el camino hablando de enseñanza y de formación deportiva. Cuando llegamos a la bajadita sombreada de grandes eucaliptos, rumbo al Parque, nos separamos porque él entraba por la parte de abajo del lado de los puentes y yo lo hacía por el lado de la boletería. Durante el viaje coincidimos en todo. Que valioso resultaba hablar con un ser de ideas tan claras, con la seguridad, convicción y tremenda sencillez que abordaba un tema; claro él era maestro. Un maestro que a su valiosa formación, le había adherido su experiencia de trabajo social en el barrio, en los tablados, en las caminatas por las arenosas calles del Barrio La Palma citando compañeros para levantar paredes o quinchar un rancho para un vecino. Él sí, que fue un maestro.

¿Qué cosas que tiene la vida? Un hombre que vivió para elevar cometas de esperanzas, marcar el ritmo de la vida con el compás de los parches templados, transitar caminos en el campo rumbo a las escuelitas, para ensanchar sendas de conocimientos en las cabecitas, de aquellos, sus niños rurales… Y pensar, que andando, transitando esos caminos en su bicicleta, se arrepintió de hacerlo, y voló hacia el infinito.

Cuando hablaba de su ausencia de este, su querido pueblo, decía que “durante su licencia…” y nunca comentó de haber sufrido allí; solo lo mencionaba como algo que le sucedió. Y todos sabemos cuánto sufrió su conformación física. Decimos en lo físico, porque en lo espiritual, regresó intacto. La misma capacidad de trabajo, la gran sencillez y humildad con que trataba los temas sociales y políticos, sin que nunca lo inflara ser dueño de una idea, porque como él decía, la idea que es tomada por los demás, dejar de tener ideólogo.

Heber Ismael Esquivo Mello se fue el viernes 19 de junio, en un viaje sin regreso. Se fue es un decir, porque de este pueblo y del Barrio La Palma no se irá. Queda su presencia compañera y su filosofía de vida, como un canto de muchas voces.

“Guito” Marrero

ESQUIVO: Algo de su historia

En la historia social de nuestro pueblo el retorno de Heber Esquivo a Tacuarembó tras más de una década en una de las cárceles política más crueles de América Latina, fue un gran acontecimiento por el caudal de gente que alegremente lo fue a esperar y lo acompañó hasta la sede del Cerrito, un hecho que había que escribirlo para el mejor recuerdo de nuestra ciudad. Lector del primer momento de TACUAREMBO 2000 y siempre alentando. En 1991 le hicimos un reportaje en Semanario Batoví y aquí va un pequeño fragmento. Cuesta creerlo, pero hace unos días se nos murió, en su sepelio había tanta gente como la que lo recibió, pero esta vez la gente estaba triste.

- ¿Qué tiempo tuviste recluido?

Trece años.

- Trece años en el Penal de Libertad significan mucho en la vida de un individuo .

Significan cientos de años; por lo menos un mundo de años de los cronológicos, de los reales.

- En esas circunstancias límites, ¿por dónde anda el pensamiento de un hombre?

Siempre anda en las raíces, es inevitable. A pesar de que eso nosotros teníamos que obviarlo a efectos de subsistir, había que hacer una vida independiente del mundo exterior, porque eso te sumía en cosas que había que evitar. Era necesario fabricarte una vida para ese momento, para allí y para ese ámbito y olvidarte de lo de afuera, tratando de que el sentimiento no te afectara a pesar de que la profundidad del mismo era cada vez mayor hacia tus seres queridos, hacia el barrio… Muchas veces, en momentos difíciles y cuando veía que la mente se podía alterar – porque andaba por el límite entre lo normal y lo anormal -, fue el recuerdo del Cerrito el que me rescató. Yo hacía funcionar la mente en la historia y en la gente del Cerrito, y era todo eso lo que me ayudaba a superar los malos ratos.

- Luego de ese tiempo de ausencia, tu retorno fue algo singular.

Uno nunca espera una cosa de esas. Yo lo que ansiaba era meterme en el último rincón a descansar, y cuando me encontré con toda esa gente fue un impacto emocional. El pueblo fue quien nos sacó, y el pueblo estaba ahí.

- …Hablemos de otra arista del Cerrito: la murga .

La murga fue una necesidad desde punto de vista educativo y cultural, prácticamente pensada cuando estaba Juan Samusenko, que integró el primer conjunto con su guitarra, que fueron “Los Bermudas Rurales”. Se encaró la murga como medio de alfabetización de compañeros que habían quedado “analfabetos” por desuso. No fue para desarrollar una necesidad personal o artística. Además la murga en sí, tiene una complejidad y una riqueza como síntesis permitiéndole al tipo proyectarse en varias direcciones. Muchos se alfabetizaron en el grupo, las letras surgían de todos; junto con Carlos agarrábamos lápiz y papel y transformábamos en versos las ideas de cada uno, varios de ellos aprendieron a leer y luego ellos mismos escribían letras. Esas son cosas increíbles producidas por la motivación generada por el hecho artístico de la murga.

Gustavo Bornia

El más justo de los homenajes a esta murga mensajera, pasa por uno de los propulsores de esta lucha cultural y es el Sr. Heber Esquivo, al cuál ninguna reja de por medio prohibió que en cada carnaval de Tacuarembó, escucháramos la poesía de este escritor humilde y respetuoso al que todos estiman.




Saludo al petiso Esquivo , UN IMPRESCINDIBLE!


Ayer, domingo de mañana, 21 de junio, mi hermano Pablo me alcanzó la noticia de que había llegado a su fin, la vida física del Heber Esquivo . Confieso que me impactó y enseguida se me arremolinaron, las imágenes que hacen al recuerdo de este SER HUMANO, (sí así con mayúsculas ¡!!) del que supimos su compromiso hasta la cárcel, por poner sus acciones al servicio de su pensamiento, y al que llegamos a conocer en nuestra vuelta a Tacuarembó, a partir de 1988.

Cuando recibí el llamado, estaba en el santuario de un vestuario, con los niños de las Formativas de Welcome en la cancha de Tabaré, santuarios que frecuentaba el Petiso, en las heladas mañanas domingueras de Tacuarembó, en el Parque 25, o en el Estadio de Central o en el Dardo López, o sobre el manto blanco al descampado en la cancha de Funcionarios o su vecina la de Veteranos, con su querido Cerrito, lugares a los que llegaba siempre en su inseparable “chiva”.

Desde el barrio La Palma , trabajó incansablemente para ayudar a levantar la Sede Social de Cerrito , la biblioteca, la policlínica y por supuesto le puso su pluma de poeta popular a las canciones carnavaleras de su también querida Sencillita , todo hecho SIEMPRE para lograr con HECHOS, sin discursos, una sociedad con EQUIDAD Y HUMANISMO.-

Supongo, que como padre, habrá sentido el legítimo orgullo de saberse continuado en los ideales por su hijo “El Lula” y digo supongo porque el Petiso siempre ha sido, lo que ahora llaman de “perfil bajo” y antes se consideraba auténtica HUMILDAD, y era muy difícil sacarle algo más que una sonrisa buena, ante cualquier halago.

Les pido disculpas a mis amigos de Cerrito, por el atrevimiento de homenajear a Esquivo sin pedirles permiso, pero pasa que “El Petiso”con su auriverde de Cerrito como la querida “Ana Inés” con la azulgrana del Ferro son PATRIMONIO del presente y el futuro de la sociedad Tacuaremboense, SERES HUMANOS que han luchado toda su vida SIEMPRE por la sociedad del “pan y de las rosas o los jazmines”.

Por eso, en cada lugar de los que frecuentaba Heber, o desde la “chiva” en la que lo encontró la despedida, nos recibirá su saludo cálido y fraterno: “¿cómo andan GURISES?”

LUIS INTHAMOUSSU

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