miércoles, 2 de marzo de 2011

¿Quién era Norma Cedrés?


Hoy martes 1 de marzo de 2011, se presentó en el juzgado de la calle Misiones la denuncia penal por el caso de Norma Cedrés de Ibarburu.

¿Quien era Norma Cedrés?

La compañera Norma Cedrés nació, el 9 de setiembre del año 1931 en el Departamento de Lavalleja.
Tenía 47 años de edad, era viuda y un hijo pequeño, cuando fue secuestrada el 22 de octubre del año 1975, en el operativo desplegado por las fuerzas golpistas a gran escala contra el Partido Comunista.
Ella era comunista y militante también del Frente Amplio y había trabajado en el diario El Popular.

“La Operación Morgan”, así llamada por la inteligencia militar fue responsable durante diez años de la represión y destrucción al partido comunista.

.23 DESAPARICIONES, 16 MUERTOS EN TORTURA, UN ASESINATO EN ARGENTINA, 6 MUERTES EN PRISIÓN CÁRCEL Y TORTURA PARA MILES DE PERSONAS fue el triste y siniestro saldo de ese operativo.


Norma llegó al penal de Punta de Rieles, siendo de las primeras detenidas del Partido Comunista
Ese campo de concentración: -Establecimiento Militar de reclusión Nº 2-; fue creado para la destrucción psíquica de las prisioneras políticas.
Debía cumplir la función de disciplinar a los cientos de mujeres jóvenes, entre 18 y 35 años en su amplia mayoría.

Los oficiales y la comandancia que lo regenteaban, eran los mismos que mediante torturas aberrantes, habían interrogado a las prisioneras políticas en los cuarteles y centros clandestinos al ser detenidas.
Es decir: era una extensión de la salas de torturas con una función más sofisticada: destruirlas a largo plazo.

A este lugar llega en los comienzos del año 1976 Norma Cedrés.

Venía del “infierno” “300 Carlos, Centro clandestino.

Dependientes todos, del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas OCOA.
Y el servicio de Información de Defensa. Este organismo fue creado en 1971 por el comando General del Ejército y disuelto en 1985.
Todas las unidades militares disponían de efectivos que integraban este organismo y fue en 1975 que comenzó a registrarse la utilización de centros clandestinos donde se sometían a los detenidos a crueles torturas.
Para tapar los gritos de desesperación y dolor de los cuerpos lacerados, los torturadores ponían una música estridente. Entre esos cuerpos se encontraba Norma Cedrés.

Allí comenzó el camino sin retorno.

“Cuando en el cuartel de Infantería del kilómetro 14 nos permitieron sacar la venda, vi a una mujer extraña: mirada ausente y los tacos de sus zapatos sin forro”
Esa mujer de mirada ausente era Norma Cedrés, estaba convencida de que su hijo de ocho años estaba ahí, un día me dijo:” me trajeron a Pepito.

Luego de un tiempo, fue llevada al penal, allí recibió el alivio entre sus compañeras, que la contuvieron con amor y brindaron cuidados permanentes.

Pero el objetivo de los militares y civiles cómplices; como médicos y siquiatras continuarían su obra macabra hasta el final. La observaron, la persiguieron sin cesar, la aislaron infinidad de veces en los calabozos, la interrogaron en medio de su delirio.

“los oficiales entraban por la noche a interrogarla (...) Una noche, después del “silencio”, se abrió la reja y entró el teniente Mendoza con una soldado. La obligaron a levantarse y prepararse para salir. Norma estaba con un camisón blanco, largo.

Cuando se arrodilló a buscar sus cosas debajo de la cucheta el oficial le dijo:”Levantate, che, apurate”.

Ella se irguió con aquel camisón blanco largo y le contestó: “Sepa que nunca estaré de rodillas ante usted, traidor a la patria”.Quedamos heladas. La llevaron al calabozo,
La angustia se expandió entre todas las compañeras, por la suerte de Norma. la volvían a castigar, una y otra vez, y mil veces más.
Se veía la planificación de demolerla definitivamente.

¡Aferrarla a la vida!; era la consigna del colectivo de compañeras,

“Todas juntas lo podíamos lograr, estábamos seguras.

A su regreso del calabozo, la rodeamos nuevamente y comenzó un leve repunte, se la notaba mejor, alegre, participando de actividades de estudio y realizando manualidades.
Ellos también lo vieron, se aprestaron al golpe final, la trasladan de sector.

Perdiendo su lugar de pertenencia, su confianza.

En ese otro lugar, las nuevas compañeras sabiendo lo que sucedía con ella, se organiza y diagraman urgente, un nuevo dispositivo de contención. Volver a empezar para lograr confianza y aferrarla a la vida. Ya había intentado el suicidio.

La comandancia, los médicos, las milicas, los siquiatras, todos empujándola al abismo.

“El 1º de diciembre de 1977 de mañana estaba muy mal, hablamos y le dije que la iba a ayudar otra vez a salir del pozo. Quedamos en que cuando volviera de Odontología íbamos a caminar y conversar. Esa mañana se colgó de la cadena de la ventanilla del baño. Las compañeras la sacaron con vida y fue internada en el hospital militar. Recuerdo que en medio de nuestro dolor nos hicieron formar y entonces el mayor Vázquez, a quien acuso de ser el cerebro de toda la maniobra que llevó a Norma al suicidio, nos acusó de no haber actuado rápidamente en auxiliar a Norma. Ese día el Mayor Vázquez, había mejorado su imitación a Hitler para aumentar el terror.

El 21 de diciembre me internaron en el hospital militar y pensamos que tal vez la encontraría allí, que no hubiera muerto.

Sí, estaba allí; en estado de vida vegetativa y se hallaba cubierta de tubos. Entonces ocurrió lo más brutal, creo que viví estando presa: se instaló en la sala de detenidas el juzgado militar y, actuando como testigo los enfermeros, le dieron la libertad, fijándole como residencia el hospital Saint Bois.

Ese mismo día; el 16 de enero de 1978 el corazón de Norma dejó de latir.

El fascismo se había cobrado otra vida joven, capaz, en su escalada de muerte”.

Y en el otro sector que había estado Norma sucede esto:

“un día abrieron la puerta violentamente y nos tiraron para adentro del sector todas las pertenencias de Norma Eso solo podía tener un significado y en la visita, los familiares nos confirmaron la muerte de la compañera.

MARTHA PASSEGGI.
       reportera-gráfica.
         Mi blog



Verdad y Justicia! para Norma Cedrés por

Instigación al suicidio y finalmente el homicidio político.

2 de marzo 2011
Apuntar a la mente

Se presentó ayer denuncia contra civiles y militares por “instigación al suicidio” de presa política durante la dictadura.

Norma Cedrés, militante del Partido Comunista, falleció en el Hospital Militar el 16 de enero de 1978 a consecuencia de un intento de suicidio en el penal de Punta de Rieles. Su hijo, José Ibarburu, y las tres compañeras de prisión firmantes de la denuncia presentaron ayer el escrito ante el juzgado penal de 7º Turno a cargo de la jueza Mariana Mota y la fiscal Ana María Tellechea.

Uno de los cometidos de esta denuncia es abordar penalmente la actuación de los médicos y psicólogos en los centros de reclusión durante la dictadura y su responsabilidad “por acción u omisión” en los crímenes de lesa humanidad relacionados con “la detención ilegal, las torturas, las instigación al suicidio” y específicamente “el homicidio político” de la militante comunista.

En el escrito, al que accedió la diaria, la abogada querellante Pilar Elhordoy alega que si bien Cedrés “fue la única mujer prisionera política” durante la dictadura que muere a consecuencia de un intento de suicidio, “el patrón para su eliminación física y psíquica fue utilizado en todas las detenidas” con el fin de “lograr la muerte, la enfermedad y/o el deterioro mental”. Cedrés se intentó suicidar en uno de los baños de la barraca “bajo la mirada de la custodia que nada hace y tampoco alerta, queda en estado inconsciente porque la rescatan sus compañeras”. Luego es trasladada y atendida “tardíamente” en el Hospital Militar, donde fallece un mes después.

“El hostigamiento permanente fue la clave y estuvo en manos de los psicólogos y médicos/as [que tenían] a su cargo la tarea de buscar ‘las fallas’ de Norma para que ella misma lograra lo que ellos buscaban, esto es: o la locura total o la muerte”, señala el escrito. Según la denuncia, Cedrés fue “hostigada hasta el cansancio” y “claramente inducida a la locura extrema” mediante la tortura física y psicológica, el aislamiento, la negación de dejarle ver a su hijo y el suministro de medicamentos que “la desequilibran una y otra vez”. Por ese motivo, se concluye que “se torna inadmisible aceptar” que la detenida “es responsable de su muerte”. Elhordoy enmarca estos hechos en la comisión de delitos de lesa humanidad -y por lo tanto imprescriptibles- y cita el artículo 315 del Código Penal, que establece que “el que determinare a otro al suicidio o le ayudare a cometerlo, si ocurriere la muerte, será castigado con seis meses de prisión a seis años de penitenciaría”, pero que “este máximo puede ser sobrepujado hasta el límite de doce años, cuando el delito se cometiere respecto [...] de un sujeto de inteligencia o de voluntad deprimidas por enfermedad mental”.

“Su patología psiquiátrica fue utilizada como la herramienta más eficaz para la eliminación física de la prisionera política”, afirma la denuncia. Numerosas páginas del escrito argumentan el “papel fundamental” que tuvieron los psicólogos y psiquiatras en los penales de Punta de Rieles y Libertad. Este tema fue colocado en la opinión pública a fines de 2010 mediante un escrache al psicólogo Marcelino Dolcey Brito y al psiquiatra Martín Gutiérrez Oyhamburo (ver la diaria del 31/01/11). Ambos son señalados por los ex presos políticos como los principales artífices del plan de aplicación de tortura psicológica durante la dictadura.
Lourdes Rodríguez

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