viernes, 12 de agosto de 2011

Extranjerización de la tierra




Senador Ernesto Agazzi en La sed y el agua



Daniel Marsiglia - PCU



Como resultado de la concentración de tierras por el agronegocio, los pequeños y medianos productores y familias rurales se enfrentan a graves problemas:

- el precio de la tierra ha subido enormemente, tanto para la compra como para el arrendamiento.

- en algunas zonas del país no les es posible acceder a tierras de los alrededores porque han sido adquiridas por empresas forestales o sojeras.

- el uso de gran cantidad de agrotóxicos en estos monocultivos a gran escala ha resultado en procesos de contaminación que afectan la salud de la gente, de los animales domésticos y de la fauna silvestre.

- a partir de la expansión de la forestación a gran escala, en muchos lugares del país ha disminuido o desaparecido el agua de pozos, arroyos y cañadas.


En un reciente recorrido por el interior del país comprobamos con tristeza estos problemas, pero haber hablado con gente de campo que quiere seguir viviendo de y en el campo nos lleva a redoblar nuestros esfuerzos para denunciar los impactos del agronegocio.


Mejora la economía…¿a favor de quién?

Aguerre afirmó que “este fenómeno generó un crecimiento de la producción y una dinamización de los sistemas productivos (…) hay más agricultura y hay más exportación”. (1) No hay duda de esto si nos referimos a la soja y a la forestación, pero esta riqueza no se distribuye, ni el bienestar prometido se refleja en la población local. La materia prima producto de estos cultivos se exporta sin valor agregado, en forma de granos y rolos de madera.

Estamos frente a un proceso de concentración de la riqueza. Si no: ¿cómo se explica que ante esta mejora económica haya aumentado la desocupación en la mayoría de los departamentos del interior del país y que haya más familias viviendo en asentamientos irregulares, tal como se ha informado recientemente?

Esto da por tierra el argumento de que el modelo del agronegocio con fuerte inversión en el campo trae riqueza y empleo para la gente.


La tierra, nuestra soberanía


Este mes se conmemora un nuevo aniversario del Reglamento de Tierras de Artigas. El 10 de septiembre de 1815 Uruguay se convierte en el primer país de América Latina en sancionar una reforma agraria en vistas a una distribución de tierras y al fomento de la producción, en uno de cuyos artículos Artigas determinó como criterio central el de “que los más infelices sean los más privilegiados”.(2)

Si bien se ha avanzado poco en estos casi 200 años, el reclamo por la tierra ha sido una bandera que levantaron alto los movimientos populares del país a lo largo de toda su historia. La tierra como elemento integral de la soberanía, como sustento de nuestro alimento, nuestra salud y nuestro futuro.

Esa bandera de lucha artiguista es hoy más necesaria que nunca. No podemos permitir que el desarrollo del país, la mejora en la calidad de vida de su gente y el cuidado de sus recursos naturales quede en manos de empresas trasnacionales del agronegocio, que concentran tierras con el único objetivo de incrementar sus ganancias.

Tenemos otros caminos. Los emprendimientos productivos a pequeña y mediana escala en distintos puntos del país, el cuidado y utilización de semillas criollas, la producción diversificada, entre otros, sólo necesitan ser promovidos y apoyados para que puedan convertirse en realidad.

Esto nos lleva una vez más a plantear la urgencia de un debate nacional sobre los usos, propiedad y concentración de la tierra y sobre el modelo productivo que queremos para nuestro país que es, en definitiva, debatir sobre nuestra soberanía.

Grupo Guayubira
Setiembre de 2010

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