viernes, 11 de mayo de 2012

Las miserias de Haití y las tropas de "paz"


Mientras el joven haitiano presentaba sus descargos algunos manifestantes se agruparon fuera del juzgado para protestar contra la presencia de tropas de la ONU en Haití. 
 Un joven haitiano que reside en Montevideo, que fue apoyar a su compatriota y dio su opinión sobre las misiones de paz en su país: "Es mentira que la ONU está ayudando en Haití. Manda cualquier persona y hay gente racista que no quiere hablar con el pueblo, responde al servicio de la oligarquía haitiana y de las intenciones de Estados Unidos". En el lugar habían cuatro inspectores de tránsito, 15 policías de la fuerza dechoque y un vallado ordenado por el juez.

Un grupo de manifestantes de la Coordinadora por el Retiro de las Tropas de Haití mostraron su apoyo al joven y aprovecharon para denunciar la presencia militar internacional en el empobrecido país caribeño.

"Los haitianos dicen que las tropas de la ONU solo están para reprimir al pueblo, un pueblo que no acepta la situación de miseria y explotación tan grande que vive. En las zonas francas del país, las empresas textiles de los EE.UU. pagan dos dólares por jornadas laborales de doce horas, una explotación que se agravó con el terremoto", dijo Mónica Riet, portavoz del colectivo. Para Riet, el caso de la supuesta violación de Jean constituye "un acto execrable que solo es una muestra de lo que realmente sucede en Haití y lo que representa la presencia de las tropas de la ONU en el país.


Manifestantes piden fin dela "mision de paz"en Haití bajo la lluvia 
las miserias de Haití y la MINUSTAH Otro video muestra que fue violación 
 Según señalan los abogados, existe una versión militar del video, sin cortes, que permite ver claramente que hubo violación por parte de los marinos uruguayos. “Espero que todos tengan la oportunidad de ver este video, no solo el que está en los blogs e internet, sino el video militar sin cortar” El abogado del haitiano abusado Johny Jean


Movilización contra la Minustah en la puerta del juzgado penal

Durante toda la tarde de ayer, frente al juzgado donde declaró Jonhy Jean, ubicado en la calle Mercedes casi Ejido, se movilizaron manifestantes integrantes de organizaciones sociales uruguayas que reclaman el cese de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah) desplegada en ese país en 2004.
Con cánticos y pancartas contra la Minustah y de apoyo a Jean, los manifestantes recibieron al joven haitiano cuando llegó a la sede judicial a las 13.50.
Entre los presentes -que llegaron a ser unos 30- se encontraban el dirigente sindical de UTU, Andrés Olivetti, la activista radical Irma Leites y los hermanos y exfutbolistas Diego y Eduardo Jaume.
Rony Joseph, de 26 años, es un haitiano que vive en Uruguay, donde estudia Relaciones Internacionales, y ayer llevó la voz cantante contra la Minustah.
En un español muy rudimentario, Joseph dijo que la misión de la ONU realiza asistencialismo en Haití pero no colabora en la mejora real del país.
"El pueblo haitiano vive en la miseria y la ONU gasta millones de dólares para mantener tropas de la ocupación en Haití", dijo. Agregó que "la propaganda muestra que la ONU está haciendo una cosa seria en Haití y no es verdad. Podemos ir a Haití para ver cómo la gente vive en la miseria extrema"
Según Joseph, "el pueblo está manifestando contra un gobierno pacíficamente y la ONU dice que por la paz mundial hay que reprender a los negros".
"Pero en Haití la gente manifiesta en la calle porque tiene hambre, no es porque sí. La ONU no va a la fuente del problema", acotó.
Agradeció a Uruguay por cooperar en traer a Jean a declarar. "Si la Minustah se va, por el tema de asistencia y no de ayuda humanitaria Haití va a quedar igual. Porque después de 9 años de Minustah en Haití nada ha cambiado, no es una ayuda humanitaria, es una asistencia".
El País Digital 11 de mayo 2012


Comité Democrático Haitiano pide retirar las tropas uruguayas de Haití

Exhorta que la solidaridad con ese país no sea militar sino sea enviando energía, agua potable, entre otras cosas 
 El Observador - 10.05.2012
 El responsable del Comité Democrático Haitiano, Henry Boisrolin, pidió al Ministerio de Relaciones Exteriores para este viernes a las 11.30 una reunión con el presidente de la República, José Mujica, con el objetivo de pedirle el retiro de las tropas uruguayas en su país.

Boisrolin pidió que la solidaridad de Uruguay no sea militar, sino que sea enviando energía, agua potable, que permita el intercambio de estudiantes y otro tipo de relacionamiento entre ambos países.

"La participación de soldados en suelo haitiano es una violación a la soberanía del país porque según los únicos soldados que pueden estar armados son los de las fuerzas armadas de Haití", expresó Boisrolin a El Observador.

El representante social espera una respuesta de la Cancillería, la que se estima llegará en las próximas horas.

Los Supersoldados y las bromas pesadas

Está declarando en Montevideo Jhony Jean, el joven haitiano que acusa a cinco marinos uruguayos integrantes de la Minustah de haberlo violado en la Base de nuestro país en Haití. Además, está en Uruguay un equipo de 15 militares de la Navy SEALs, con la misión de entrenar durante un mes a nuestros Fusileros Navales.
Sobre la presunta violación de Jhony Jean se ha hablado mucho, pero no lo suficiente. Los marinos uruguayos han insistido en que no violaron al joven, sino que se limitaron a gastarle una broma pesada.
La filmación por la cual el asunto tomó estado público y ameritó una investigación judicial muestra a los marinos sosteniendo al chico contra un colchón en el piso, mientras se ríen a carcajadas y juegan a violarlo.
El video es muy breve, y no muestra, efectivamente, que el joven haya sido penetrado sexualmente por los agresores. Pero muestra inequívocamente que varias personas inmovilizan a otra y se divierten haciéndolo, y que además filman la escena.
La idea de una broma que tienen estos soldados es extraña, pero más extraña fue la reacción de la prensa uruguaya y de las autoridades que, en su momento, se apresuraron a aclarar que no podía hablarse de violación, y repitieron la versión de que, en todo caso, los marinos le estaban haciendo la “morta”, algo que como todo el mundo sabe, no tiene nada de malo.
Es extraño, en un país que, afortunadamente, ha comenzado a reconocer figuras como la de acoso sexual, el discurso permisivo ante una actitud francamente abusiva y violenta cuya finalidad, en broma o no, es la de humillar a alguien que no está en posición de defenderse. Es evidente que si imágenes similares hubieran tenido como protagonistas a cinco planchas en una esquina haciéndole una broma semejante a una jovencita de la misma edad de Jhony Jean (no hablemos de lo que habría pasado si hubiera tenido uno o dos años menos), estaría buena parte de la población, secundada o habilitada por la prensa, pidiendo castración o linchamiento para los abusadores. Sin embargo, entre varones, y en ambiente cuartelero, hay cosas que parecen aceptables.
No es infrecuente que en nuestro país se hable de corporativismos. Por lo general la expresión se usa para referirse a los sindicatos y a su antipática tendencia a desconocer el bien común cuando se trata de defender reivindicaciones sectoriales. Sin embargo en este caso nadie ha hablado de corporativismo, y la cosa parece discurrir por ese resbaladizo universo de los códigos y el espíritu de cuerpo.
Hace unos días, cuando un policía fue atacado dentro de un establecimiento penitenciario por un preso que tenía un arma, se escuchó la versión de que un código carcelario que hasta el momento había sido respetado establece que la tolerancia a la presencia de armas en las prisiones se sustenta sobre la condición de que nunca serán usadas contra los guardias. Es claro que no es posible (hasta donde yo sé, al menos) probar esa versión, pero también hay que admitir que la mayoría de esos acuerdos infames que muchos celebran con el rótulo pendenciero de “códigos” son, por definición, imposibles de probar. Se basan en la complicidad para tolerar o facilitar acciones que la ley o la moral desaprueban, pero que cobran cierto sentido marcial, cierta nobleza épica en ámbitos regidos por la palabra, la autoridad de un jefe, la lealtad y la pertenencia.
Sería fácil caer en la tentación de vincular el peso que esta ética territorial tiene últimamente, con la fuerte presencia de los tupamaros en el poder. Pero más sensato sería pensar que, al revés, el fuerte arraigo de la impronta tupamara en la voluntad electoral de los uruguayos no es causa sino consecuencia de ese corrimiento hacia las formas más superficiales y gritonas de la lucha.
Hay una urgencia de hacer cosas. No de pensar cosas, ni de problematizar cosas, sino de hacer cosas. A esa urgencia se oponen, como siempre, la pesadilla de la burocracia, el corporativismo de los sindicatos y la charlatanería de los intelectuales, pero en su defensa siempre pueden venir las emociones, los himnos, el espíritu de cuerpo, la deliciosa euforia de ser parte de algo.
Ahora vamos a recibir lecciones de defensa nacional impartidas por el cuerpo de élite que cayó sobre Paquistán para cazar a Bin Laden y hacerlo desaparecer para siempre de la faz de la Tierra. ¿Por qué podríamos necesitar que semejantes súper soldados entrenaran a nuestros marinos? Pues porque tenemos fronteras. Una verdad redonda como la luna, equivalente a la que nos podría llevar a pensar que tenemos que tener rejas porque tenemos ventanas. Tenemos fronteras y tenemos aguas territoriales y tenemos un idioma que defender, y mal podríamos cuidar todo eso si no tenemos un cuerpo de élite capaz de caer sobre las amenazas y aniquilarlas.
Tenemos también soldados cuidando los ingresos a las cárceles, porque antes teníamos policías pero parece ser que no fueron suficientes para mantener el frágil equilibrio que aseguraba que los presos podían morir mientras no murieran los guardias. Así que ahora los soldados cuidarán las cárceles, además de cuidar nuestras aguas territoriales y nuestro idioma (lo del idioma no se me ocurrió a mí: lo mencionó el ministro de Defensa no hace mucho tiempo). Y cuando los soldados no sean suficientes es probable que tengamos que tener equipos privados de seguridad. Los Estados Unidos (esos que ahora, como antes, nos mandan asesores y entrenadores) hace tiempo que han privatizado esos servicios, tanto dentro como fuera de sus fronteras (un concepto, el de “frontera”, que no es muy claro para los Estados Unidos).
Pero mientras tanto, mientras las fuerzas que nos cuidan adentro y afuera no sean privadas, deberemos saber honrarlas, protegerlas de acusaciones livianas y hacerlas sentir que contamos con ellas aunque tengan cierta tendencia a gastar bromas pesadas y a olvidar que lo que pasa en los cuarteles también puede ser asunto de la Justicia.

Soledad Platero, para Uypress

Chifflet: "el caso Haití reafirma mi renuncia a la banca"

07.09.2011 |

 El exdiputado socialista Guillermo Chifflet, quién en 2007 renunció a su banca por discrepancias con el Gobierno de Tabaré Vázquez respecto al envío de tropas uruguayas a las misiones de paz de ONU, le dijo a Espectador.com que la decisión tomada fue la correcta y que "hechos como los que acaban de ocurrir en Haití lo reafirman".

 
“Los hechos actuales creo que reafirman mi posición de aquel momento, yo hice lo que creo que correspondía desde los principios que he sostenido. Todo ese proceso que durante años el FA denunció ha culminado en hechos propios de un ejército que ocupa un país”, expresó Chifflet.
El exdiputado del Partido Socialista recordó que las tropas uruguaya “fueron a cumplir las órdenes del imperio norteamericano” y que, por tanto, “no honraron al país por esa actitud ni por los sucesos hechos supervinientes”.
“La primera sanción se la esta dando la opinión publica mundial, la cual confirma las sospechas sobre lo que son estos ejércitos y para que sirven”, señaló Chifflet.
Consultado sobre la información que el FA ya tenía en los años que era oposición respecto a las misiones de paz en países como el Congo o Haití, Chifflet recordó que “en aquellos años no nos llegaba mucha información oficial pero si investigábamos y sabíamos en demasía que iban a cumplir la misión del imperio y esto era lo deshonroso para el país y lo indigno para las Fuerzas Armadas -FFAA-”.
“Todos tenemos idea de en que consiste la actitud de los ejércitos en estos lugares, los riesgos a los que se expone un país cuando va cumplir órdenes del imperio”, declaró Chifflet, y agregó que con actitudes como las que fueron filmadas “no se enaltece la tradición que el país debió respetar”.
MovilizaciónMientras a cada minuto surgen novedades y también especulaciones entorno al video en el que cinco militares uruguayos aparecen cometiendo abusos sobre un joven haitiano, la Coordinadora por el Retiro de las Tropas de Haití convoca (...) a una movilización.
Consultado por Espectador.com sobre su presencia en la movilización, Chifflet respondió: “no me invitaron especialmente pero acompaño toda actitud que tenga esos objetivos”.

  Publicado el 11 de mayo de 2012

El Jueves 10 de Mayo llegó a Uruguay el haitiano Jonnhy Jean, a ratificar la denuncia que realizara en 2011 contra cinco cascos azules uruguayos que violaron, torturaron y vejaron al joven. Mientras declaraba en la tarde en el Juzgado de la calle Mercedes, decenas de personas pasaron durante la jornada solidarizándose con Jonnhy Jean y exigiendo el retiro de todas las tropas de Haití.

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