jueves, 9 de agosto de 2012

Borrador 4: Acción autónoma y coordinadora



Ángela Álvarez MILITANTE REVOLUCIONARIA, NUNCA OFICIALISTA
Enviado por Ricardo


Justamente, en 1970, cuando Ángela y su círculo más próximo de compañeros actúa en forma autónoma con respecto a “la Orga”, ya se encuentran (nos encontramos) a contracorriente. Si en los años 68/69 los Tupas aparecían como una expresión más (tal vez la más potente, pero con seguridad la más espectacularizada) de la resistencia a la dictadura de Pacheco, que se la enfrentaba por doquier, durante los años 70/71… se fue imponiendo socialmente la idea de que sólo quedaba la alternativa electoral o la Tupa (y secundariamente las otras organizaciones armadas). Hasta personajes como Fidel Castro con sus declaraciones contribuían a ese proceso, por el cual el proletariado mismo se desdibujaba: ¡o el Frente o los Tupas! Declaraba Fidel desde Chile, suscitando un gran escándalo.

Pero es preciso señalarlo que fue un fenómeno que nos superó a todos: socialmente la visibilidad de la revolución social se fue opacando y sólo aparecía como alternativa el frentepopulismo y el aparatismo (que estaba de parabienes, ¡es el apogeo de la Columna 15!).

Las estructuras de base agrupacionales, de fábrica, de estudiantes (¡incluso el querido FER!), de barrio, etc. van perdiendo fuerza en relación a las “organizaciones políticas” (¡cómo si las otras no lo fuesen!), y cuando subsisten los grupos de acción, luego de la tormenta se plantean de una u otra forma “integrarse” a las “fuerzas combatientes”, lo que se va haciendo cada vez más sinónimo de ingreso al aparato. Socialmente aquellas estructuras no conciben el salto de calidad en lo armado por sí mismas (como por ejemplo sucedió en Rusia con los Soviets o con las UHP, Uníos Hermanos Proletarios, en España), sino renunciando a su propio accionar.

Las armas mismas que circulan son cada vez menos, por la creciente represión, porque el terrorismo de Estado va imponiendo el monopolio de las mismas, pero también porque los Tupas piden hacer inventario de poseedores de armas y lugares de depósito para expropiarlos o poder utilizarlas en un momento dado, y después porque se pide a todos sus contactos y colaboradores que por las vías que se puedan, hagan que todas las armas vayan a parar a “La Orga”. Justamente esta era otra discrepancia general entre los oficialistas y aparatistas y todos los grupos de acción independientes de cualquier tipo. Pero repito, en esto quienes iban ganando eran los aparatistas. Tanto es así que esa línea triunfaba también en los organismos de masa: “aquí no se viene a hacer política”, “en el sindicato no se puede organizar la violencia, para eso está la organización política de cada uno” e inclusive: “este que viene con ese discurso incendiario, no es del sindicato, para hacer la revolución que se haga guerrillero” Sí además, se filtraba la noticia hacia el aparato que tal o cual estaba organizando un “grupo armado diferente”, se hacía una campaña contra el mismo y muchas veces, la Orga misma, se encargaba de enchastrar a los compañeros concernidos.

Es decir que por todas partes se reprimía que la clase se constituyera como clase en fuerza contra la fuerza y represión del Estado.

Los comités barriales hubiesen podido ser algo diferente. Los partidos del frente los temieron y trataron de impedir su funcionamiento al principio. Cuando la realidad los superó y los comités se desarrollaron contra su voluntad, aquellos partidos, que no los querían ni reconocer, se largaron a imponerles la línea electoralista y a oponerse a que fueran cualquier otra cosa. Por eso los comités del Frente fueron electoralistas, algunos desde el principio y otros poco a poco, la tendencia revolucionaria no tenía cabida dentro de esas estructuras y fue perdiendo fuerza. Así como la Tendencia Revolucionaria fue perdiendo peso social (la posición ambigua de los Tupamaros y casi colaboracionista con el Frente Amplio contribuyó a eso), en los comités mismos resultó imposible organizar la resistencia a la dictadura de Pacheco. La estructuración de una fracción que organizara la violencia minoritaria de clase fue saboteada por todos los partidos políticos del Frente Amplio (a excepción de grupos minoritarios de  militantes independientes, el MRO, las juventudes de Michelini, Roballo, algún compañero del grupo de Erro, parte del 26 de marzo, etc.).

Hubo conflictos de todo tipo entre quienes querían concentrar el armamento y quienes nos oponíamos… Conocí y viví varias experiencias nefastas en este sentido, y Ángela, Mario, y varios otros compañeros a los que fui (fuimos porque también yo fui acercando otros compañeros de otros horizontes) conociendo junto a ellos ya estaban tan enojados con el tema, que habían decidido actuar abiertamente contra ese tipo de prepotencia aparatista. Además decían “el Bebe está con nosotros contra todos estos, más de una vez nos envía mensajes desde Punta Carreta diciendo que no había que aceptar esa línea”.

Es así que se concibe un proyecto mucho más general que consistió no sólo en oponerse al desarme de los grupos autónomos para armar el aparato Tupa, sino por el contrario en armar a “la gente que lucha”. Algunos compañeros lo expresaban más explícitamente “no hay que aceptar desarmar al proletariado para armar al aparato, sino al contrario poner la fuerza de todos los aparatos para armar al proletariado”.
Ya a esa altura había un conocimiento mutuo entre varios grupos que hacían sus acciones en sus respectivos lugares de militancia y que se reunían para apoyarse, para asegurar por ejemplo el servicio de sanidad o para prestarse armas, pero que se reconocían como autónomos de cualquier “organización política” u “organización centralizada”. En ese contexto Ángela y 3 compañeros más nos presentan un proyecto de operar juntos, varios grupos autónomos, con el objetivo declarado, de “armar las luchas”. Explícitamente nos dicen “no se trata de hacer otra organización, tampoco de conseguir armas para nosotros”, sino de “contrarrestar la tendencia actual de llevar las armas hacia el aparato” con un proyecto que consiste en “expropiar armas para armar a la gente que pelea”. Armar las huelgas, armar los gremios en lucha, armar las bases que pelean, armar los cantegriles y otros barrios proletarios.
La argumentación era bastante más desarrollada y profunda, se sostenía explícitamente que las armas en los locales tupas, se usaban ahora sólo para acciones grandes y que el resto del tiempo quedaban paralizadas, que así cuando caen, caen cada vez más rápido y más juntas…, que se estaba traicionando aquel principio de base de años anteriores de la descentralización logística…, que ahora la centralización burocrática y oficialata había degenerado en una centralización de infraestructura y operativa lo que, decían con razón, es “directamente liquidacionista, no sólo porque es cada vez más pesado hacer operaciones si no las aprueba la burocracia, sino porque es a largo plazo suicida frente a la represión”. Además, se decía, lo que están haciendo los que mandan ahora en los Tupas, es justo lo contrario. El aparato centralizado quiere controlar y dirigir todo y eso es suicida, como fue probado en Argelia (todos habíamos visto la película prohibida en Francia: “La batalla de Argelia”).
Lo que se necesita es la independencia de acción y de logística de cada grupo de compañeros, como lo había defendido Marighela. El diario del Guerrillero que hacían circular Ángela y otros compañeros discrepantes decía: “Ningún grupo de fuego puede permanecer inactivo esperando ordenes de arriba. Su obligación es de actuar. Cualquier guerrillero urbano que quiere establecer un grupo de fuego y empezar acción puede hacerlo y de esta forma hacerse parte de la organización. Este método de acción elimina la necesidad de conocer quien esta llevando acabo que acciones ya que hay libre iniciativa y el único punto de importancia es aumentar sustancialmente el volumen de la actividad guerrillera para desgastar al gobierno y obligarlo hacia la defensiva. El grupo de fuego es el instrumento de acción organizada. Con él, las operaciones de la guerrilla y las tácticas son planificadas, lanzadas, y llevadas acabo con éxito… La organización es una red indestructible de grupos de fuego, y de coordinaciones entre ellos, que funciona simple y prácticamente con el comando general y que también participan en los ataques; y organización que existe con el único propósito, simple y puro, de acción revolucionaria”.
Nos proponen concretamente enviar 2 delegados para participar en una acciones de pertrechamiento y apoyo a los grupos de acción.... Dicha coordinadora asegurará antes que nada un servicio de sanidad y planificará y llevará a cabo algunas expropiaciones de dinero para comprar un gran número de armas. Del pequeño grupo de jóvenes compañeros (del cual yo formaba parte) fuimos a esa coordinadora Alejandro Mosca (compañero ya muerto) y yo.

La coordinadora en realidad ya estaba funcionando, así como el aparato de sanidad con Navillat y otros médicos compañeros y la propia Ángela que tenía gran experiencia como nurse. Durante años habían constituido equipos de sanidad en los Tupas y también habían curado a combatientes que no estaban en la Orga. Ahora veían que cada vez era más difícil para combatientes no centralizados por la Orga ser recurridos sanitariamente y se habían organizado y actuaban para ello.

Tal vez, en ese sentido, la coordinadora haya surgido antes por la necesidad de organizar un equipo de sanidad con compañeros no aparatistas y sólo luego, haya impulsado acciones militares de pertrechamiento por las mismas razones.

A tantos años de lo sucedido me parece importante subrayar esto que fue, a mi ver la única tentativa de armar al proletariado, en vez de armar a su propia organización, que hubo en el Uruguay, o si se quiere, de contrarrestar una tendencia aparatista que nos llevaba a la ruina.

En realidad ya era muy tarde, ya la cuenta atrás se había iniciado, pero a tantos años de lo que sería nuestra gran derrota y la liquidación durante décadas de la lucha revolucionaria del proletariado en nuestro país, me parecía importante dar a conocer este precedente histórico, por el que muchos compañeros que ya no están, pelearon y dieron lo mejor de ellos, como la Negra Ángela, Mario Navillat, Fernando O’Neill, Arazatí López López, Alejandro Mosca, Bernardo Arnone… y muchos más cuyos nombres no conozco y que tal vez nunca serán conocidos.

Cabe señalar que entonces yo no conocía los nombres de muchos de estos compañeros que ahora menciono. Los fui averiguando muchos años después de que hubieran muerto o hayan sido asesinados como Arazatí Lopez en Chile en 1973, Bernardo Arnone en 1976 Argentina…y que fueran enterrados como Tupas o militantes de la FAU.
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