viernes, 4 de octubre de 2013

Haití: No nos ayudan, nos ocupan

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El presidente José Mujica recibirá hoy por la tarde en la torre Ejecutiva al senador haitiano Moise Jean-Charles que se encuentra en Uruguay en una gira por los países de la región en reclamo del retiro de las tropas militares que están presentes en Haití bajo el paraguas de la ONU.
El legislador que fue recibido ayer por la comisión de asuntos internacionales del parlamento, sostuvo a LA REPÚBLICA que pretende sensibilizar a los países que tienen tropas en su país de la importancia de retirarse de las operaciones.
“La ocupación es rechazada por mi pueblo” dijo Jean-Charles destacando que el senado haitiano “ha reclamado el retiro paulatino de los militares” enmarcado en la Minustah. Haití pidió también que “esos 900 millones de dólares que malgastan las naciones unidas en la Minustah se usen para reforzar la Policía haitiana, construir escuelas, hospitales y rutas, y cambiar a los vehículos militares por tractores que necesitan nuestros campesinos”.
“Los países que tienen tropas ocupándolo, jamás se podrán desarrollar” sostuvo, aclarando que “los militares de Brasil, Argentina y Uruguay no son realmente los que ocupan mi país, sino que son los que han enviado Francia, Canadá y los norteamericanos”.
“Un país que ha obtenido su independencia desde hace mucho tiempo hoy no es posible porque está siendo humillando su suelo y mi pueblo. Tenemos que encontrar el camino de la autodeterminación” dijo.
El senador haitiano está acompañado por Henry Boisrolin, integrante del comité democrático haitiano y por el ex diputado del MPP por el departamento de Canelones, Esteban Pérez.

Moises Jean Charles homenajea a Guillermo Chiflet. en Parlamento uruguayo .

Haitianos: foto Fede Gutierrez

04 Octubre 2013 Escrito por: Daniel Gatti
Con el senador haitiano Moïse Jean Charles .

“Cuando un país mantiene tropas en otro sin que este último lo quiera se está ante una ocupación. No hay otra manera de llamarlo, y algo así no debería ser muy difícil de entender para gobiernos o fuerzas políticas que se declaran de izquierda”, dijo a Brecha Moïse Jean Charles, senador progresista haitiano llegado a Montevideo para reclamar el retiro de su país de los soldados de la Minustah, entre ellos varios cientos de uruguayos.
Moïse Jean Charles fue en dos ocasiones alcalde de Milot, una ciudad del norte del país, la segunda de ellas, hasta el golpe de 2004 contra el presidente Jean Bertrand Aristide, ya derrocado una vez en 1990, en ambas con intervención apenas solapada de Estados Unidos. Fue también integrante del gobierno del “aristidista” René Preval y hoy está en la oposición al presidente Michel Martelly, arribado al poder de curiosa manera.
Jean Charles desembarcó en Montevideo en el marco de una gira por países de la región que desde 2004 mantienen tropas en Haití. Aquí se reunió con integrantes de las comisiones de Defensa y Relaciones Exteriores del Parlamento, el jueves se entrevistó con el presidente José Mujica, y participó en actividades promovidas por organizaciones sociales uruguayas, entre ellas un homenaje al ex diputado socialista Guillermo Chifflet, ayer en el anexo del Palacio Legislativo. “Los haitianos le estamos agradecidos a gente como Chifflet”, dijo por su lado a Brecha Henry Boisrolin, presidente del Comité Haití Democrático y residente hace años en Argentina, también llegado a Montevideo por estos días, recordando el retiro del socialista de sala y la posterior renuncia a su banca cuando el Parlamento votó el envío de tropas a la isla caribeña.
En todo momento Jean Charles estuvo acompañado por representantes del Servicio Paz y Justicia, el pit-cnt, la feuu, la Fundación Vivian Trías y otros grupos, que a mediados de mes auspiciarán la presencia en Uruguay de dos militantes sociales haitianos y en noviembre de otro legislador, algunas semanas antes de que el Parlamento uruguayo trate el tema de la renovación de la participación nacional en la Misión de las Naciones Unidas por la Estabilización de Haití (Minustah).
La semana próxima, Jean Charles estará en las Naciones Unidas. Pocos días después el Consejo de Seguridad de ese organismo deberá votar la prolongación o no del mandato de la Minustah, que vence el 15 de octubre.

—El tema dominante hoy en Haití, y que está relacionado con todos los otros, es precisamente la campaña que está teniendo lugar contra la Minustah. Todo el mundo está detrás de esa campaña en Haití: abarca por supuesto a la oposición pero también a partidarios del gobierno, al punto que hace unos meses el senado votó una resolución que exige el retiro gradual de las tropas extranjeras del país. Lo hizo en función de los principios de soberanía nacional y de respeto a la integridad territorial y de autodeterminación de los pueblos y de toda una serie de convenciones y tratados firmados por el país y que deben regir la convivencia entre las naciones. Y lo hizo también en función de que la misión no ha cumplido ninguno de sus supuestos cometidos. Se dijo que venía a estabilizar el país y a contribuir a la consolidación de la democracia. No ha estabilizado nada y ha contribuido en cambio a instalar y consolidar un gobierno como el actual, que va camino a una dictadura. Peor aun: los soldados de la Minustah han violado los derechos humanos de los haitianos en muchas oportunidades, y tropas nepalesas de la misión propagaron el cólera en el país, causando la muerte de 9 mil personas al contaminar un río, sin que la onu haya tomado ninguna medida al respecto a pesar de las pruebas existentes.
La Minustah nos fue enviada por seis meses. Ya va para diez años y tienen intención de prolongarla. Casualmente, cada vez que se aproxima una votación en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para prolongar el mandato de la misión, como es el caso ahora, se crea una situación de inestabilidad, de inseguridad, de auge de la delincuencia en el país. Eso está pasando en estos momentos. Se habla de caos, como se habló en 2004, cuando se la envió por primera vez. Los haitianos aparecíamos entonces como un pueblo que no se podía autogobernar, incapaz de manejarse por sí mismo, y ahora vuelta a la misma situación. Cuando nos manejábamos por nosotros mismos nos iba mejor. Ahora pretenden “ayudarnos” de todos lados, pero la plata no llega a donde debería ir, a mejorar la situación de la gente, sino a mantener tropas de ocupación y a apoyar proyectos de inversión cuyos mayores beneficiarios no son los haitianos.
La resolución del senado, del 28 de mayo, contempla un retiro gradual de las tropas de Haití, hasta que el 28 de mayo del año próximo no quede un solo soldado de la Minustah en el país; y ya que todos dicen querer ayudar a Haití a recuperarse y a salir de la miseria, se dice que los tanques de la misión sean remplazados por tractores y que los 900 millones de dólares que la onu gasta anualmente en mantener a la Minustah vayan a educación, a salud, a inversión en agricultura y a mejorar la situación, salarial, de formación y de equipamiento, de la policía nacional haitiana.
Lo que queremos hacer entender a los gobiernos de los países sudamericanos, a sus pueblos, es que la comunidad internacional se está, de hecho, burlando de Haití.
Veamos por ejemplo en qué consisten las ayudas que con tanto ruido dijeron que nos iban a hacer llegar después del terremoto de 2010, que mató a más de 250 mil personas. Estados Unidos, el principal “donante”, nos prometió 450 millones de dólares en asistencia. Pues bien: de esos 450 millones, el 30 por ciento fue a la usaid, la agencia de asistencia al desarrollo del propio Estados Unidos, otro 30 por ciento a los productores agrícolas estadounidenses que exportan a Haití, un porcentaje algo menor a agricultores instalados en República Dominicana (que en su mayoría son también norteamericanos), por ejemplo los arroceros, 20 por ciento a los marines que desembarcaron en el país y apenas 10 por ciento fue para los haitianos. Por otro lado, formaron una comisión para ayudar a la reconstrucción del país y darle vivienda a la gente que se quedó sin nada, y esa comisión muy poco ha hecho: todavía hay bastante más de 200 mil personas en campamentos, que además se han ido deteriorando con el paso del tiempo.
—¿Qué les dicen a los gobiernos “progresistas” de países sudamericanos que tienen presencia en la Minustah?
—Que están profundamente equivocados, que están sirviendo a intereses que no deberían ser los suyos. No dudamos de que nuestros amigos latinoamericanos piensen que están ayudando al pueblo haitiano, pero a esta altura tienen que darse cuenta de que están ocupando un país extranjero, y para peor dirigidos por otros. Los soldados sudamericanos son los que van al frente, algunos de ellos han estado involucrados en situaciones de violaciones a los derechos humanos, como ha pasado con militares uruguayos, pero quienes manejan en realidad las tropas, los que dirigen la misión, son las potencias occidentales. De los 20 miembros del estado mayor de la Minustah sólo dos son sudamericanos. Los restantes son estadounidenses, franceses, canadienses. Son ellos los verdaderos ocupantes, los principales ocupantes, porque fueron allá a quedarse con los recursos de Haití, a invertir para sacar, y es a ellos a quienes les están sirviendo los sudamericanos. Se han metido en un baile del que deben salir. En Brasil, que tiene 1.200 soldados allá y es uno de los principales componentes de la Minustah, se nos dijo que estaban dispuestos a retirarse de Haití si el pueblo haitiano así lo quería, que ellos habían ido a ayudar. Bueno. Veremos qué hacen.
Lo que es claro es que estamos ante fuerzas de ocupación, que la Minustah es una fuerza de ocupación. No se puede llamar de otra manera a tropas extranjeras presentes en un país que no las quiere, cuyo parlamento les pide soberanamente que se vayan. Lo que nosotros queremos es tomar en nuestras manos nuestro propio destino, algo que no sería muy difícil de entender por alguien que se dice de izquierda. Hace más de 200 años que los mismos sectores sociales, grosso modo, controlan nuestra economía y que las potencias occidentales se van turnando para dominarnos. Queremos el cese de esta situación, de la que la Minustah es uno de los símbolos. Es una batalla excepcional la que estamos librando, que debería ser acompañada por todas las fuerzas de izquierda, progresistas. Es momento de que los pueblos de esta parte del mundo se coloquen del lado nuestro, como lo hizo el pueblo haitiano cuando las luchas por la independencia sudamericanas.
En una palabra: hace falta un replanteo de parte de los gobiernos de esta parte del continente. Y si los gobiernos no lo ven o no lo quieren hacer, deberán ser sus pueblos los que se los exijan y se levanten.
—Usted decía que Haití marcha hacia una dictadura.
—La situación en Haití es muy compleja desde todo punto de vista. En 1986, luego de la caída del régimen de los Duvalier, la comunidad internacional programó una suerte de agenda para Haití, y desde entonces el país vive de hecho bajo control internacional. Sólo en 1990 el pueblo haitiano pudo pasar por encima de esa agenda, al imponer a Jean Bertrand Aristide en la presidencia, contra todas las potencias. No pudieron resistirlo, era demasiado fuerte la demanda de algo distinto. Pero apenas duró siete meses, y después hubo un golpe de Estado teledirigido desde las potencias occidentales.
Aun así, lo más grave de lo sucedido en el país ocurrió últimamente, con las elecciones de 2010-2011, en las que resultó vencedor quien había salido tercero en la primera vuelta, y tras un proceso plagado de irregularidades: Michel Martelly llegó a la presidencia luego de que la embajada de Estados Unidos emitiera un comunicado, una simple nota de prensa, en que lo reconocía como ganador de los comicios. Resulta que Martelly tiene nacionalidad estadounidense, y que su primer ministro también tiene nacionalidad estadounidense, y sobre todo que las políticas que ha aplicado este señor desde que llegó al gobierno tienen profundas raíces estadounidenses.
La situación institucional es terrible, de una irregularidad flagrante. Un tercio de la Cámara de senadores debió haber sido renovado hace dos años, y no se lo hizo, sus mandatos caducaron; los intendentes no fueron elegidos sino remplazados por decisión del presidente. Pero como además Martelly no controla a sus propios legisladores, ahora quiere acortar el mandato de senadores y diputados. El senado no sólo ha votado en contra de la Minustah, también se negó a aprobar el presupuesto presentado por el gobierno.
Hace poco se produjo un incidente insólito que demuestra el grado al que ha llegado el presidente. La justicia decidió investigar denuncias de corrupción que involucraban a su esposa y a su hijo mayor. Pues bien, el presidente convocó al juez a cargo del caso a una reunión. Dos días después el magistrado aparecía muerto. Se solicitó la formación de una comisión investigadora en el parlamento, porque el gobierno negaba que el presidente hubiera estado en reunión alguna con el juez. El informe de la comisión confirmó la realización de esa reunión y que en ella habían participado, además del presidente, también el ministro de Justicia y el primer ministro. Se probó que Martelly le había mentido a la nación y que no había respetado la independencia de un poder autónomo como el judicial. La comisión de investigación recomendó que la Cámara de diputados le entablara juicio político al presidente. La resolución no salió, porque cada vez que había que votar al respecto los legisladores del gobierno se retiraban de sala y dejaban a la Cámara sin quórum. De todas maneras, Martelly encontró en este episodio un motivo suplementario para disolver el parlamento o acortar el mandato de diputados y senadores.
Es un hombre salido de filas duvalieristas, que tuvo participación activa en el golpe contra Aristide. Desde que está él al frente la miseria ha batido récords, en un país en que ya era terrible. La economía, que bajo el gobierno precedente de René Préval había crecido entre 5 y 6 puntos anuales, pasó a crecer menos de 2,5, mientras la inflación pasó de 4,5 a 7,3 por ciento y la producción nacional prácticamente se paralizó. Comenzaron en cambio a llover las inversiones extranjeras, dirigidas al sector minero, al turismo. El presupuesto que presentó el gobierno al parlamento era generador de mayores injusticias sociales aun: un verdadero asalto fiscal al poder adquisitivo de la clase media y de los trabajadores. Comprendía también una reducción drástica de la inversión en educación, que pasaba de 19.000 millones a 15.000 millones de gurdas, y de la inversión en agricultura, en un país en que la producción se ha desmoronado y la gente, que se está muriendo literalmente de hambre, necesita alimentos.
Otro acto criminal de este señor: el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional para que Haití no pueda producir arroz. Por supuesto que el texto del acuerdo no lo dice así: dice que es mucho más factible, dadas las condiciones económicas del país, que el arroz sea comprado en Estados Unidos…
Bajo la conducción de Martelly se están instalando en Haití compañías mineras para extraer las riquezas del subsuelo en condiciones escandalosas. Las fuerzas progresistas presentaron en el senado una resolución para que estas empresas paralicen sus actividades hasta que su situación se regularice y se discuta globalmente el tema. El senado votó esa resolución, pero el presidente Martelly la ha desconocido.
Es a este gobierno, a este Haití, que le son funcionales las tropas de la Minustah, que cuando hay sublevaciones populares, protestas callejeras de gente que ya no puede más, salen a reprimir. Parece paradójico que gobiernos, fuerzas de izquierda se presten a jugar un juego de este tipo.
Mujica a los haitianos
Si fuera por mí me hubiera ido
El presidente José Mujica recibió en la tarde de ayer jueves en la Torre Ejecutiva a la delegación haitiana. “Nos escuchó atentamente, tomó nota de todo lo que dijimos, nos dijo que iba a tener que ir a Haití para ver con sus propios ojos lo que allí sucede, y fundamentalmente que si de él dependiera Uruguay ya se habría ido  de Haití. Pero tiene que consultar con Argentina y Brasil sobre los pasos a dar”, contó a Brecha Henry Boisrolin al salir de la reunión. “Y dijo también que se mantendrá en contacto con nosotros y que nos tendrá al tanto de la evolución de sus contactos.”
¿Algo más? “Sólo eso.”



viernes, 4 de octubre de 2013

MINUSTAH: Venían por 6 meses y están hace 10 años

 

Mario Hernandez (especial para ARGENPRESS.info)

Palabras pronunciadas por el senador haitiano Jean Charles Moïse en la sala Paulina Luisi del anexo de Diputados del Palacio Legislativo de Uruguay, en nombre de las organizaciones sociales haitianas, en homenaje al ex diputado Guillermo Chifflet.

Henry Boisrolin: Va dirigirles la palabra el Senador Moïse que va a hablar en creole por la simple razón que el video que están filmando lo vamos a pasar a Haití, donde la enorme mayoría del pueblo haitiano, todos, hablan creole y no francés. Yo voy a tratar de traducir al castellano.

Jean Charles Moïse: Buenas tardes a todos. Estoy emocionado por el recibimiento tan caluroso desde que llegué aquí. Tengo una vida política larga. Empecé a luchar desde el liceo, después continué con algunos grupos campesinos. Fui intendente de mi ciudad en 3 oportunidades y dirigente de la Asociación Mundial de intendentes y durante dos años asesor del presidente Preval. Hoy soy senador de la República de Haití. Tenemos una posición muy clara respecto de la situación actual del país, pero no vamos a detenernos en este tema, sino sobre la cuestión de la Minustah.

Es un honor homenajear al diputado Guillermo Chifflet por su decisión de tanto coraje (renunció a su banca en repudio al voto positivo del Parlamento uruguayo para enviar tropas a Haití). Sr. diputado, en nombre del pueblo haitiano y en el mío personal le damos las gracias por su acto de grandeza. Es un gesto que no encontramos tan fácilmente sobre esta Tierra. No hace falta esperar la muerte de alguien para rendirle homenaje. Estaba en Haití cuando escuché hablar de su acto, y nunca pensé que podría encontrarme con Ud. Su acción me dio más coraje para seguir luchando. una vez más, en nombre del pueblo haitiano le damos las gracias.

Ahora, vamos a hacer un pequeño resumen del accionar de la Minustah. Eso quizá va a ayudar a familiarizarnos con lo que está ocurriendo. Desde 1986 la comunidad internacional tiene un plan para Haití. Salvo en 1990, el pueblo haitiano no pudo desarmar ese plan. Habíamos elegido democráticamente como presidente a Jean Bertrand Aristide. Siete meses después, la comunidad internacional y la oligarquía haitiana lo derrocaron. Destruyeron el sueño del pueblo. También en 2004 el pueblo haitiano volvió a elegir a Aristide y Francia, Canadá y Estados Unidos con un sector de la oligarquía, organizaron un grupo armado en República Dominicana, repartieron dinero en la Universidad y movilizaron a los narcotraficantes para masacrarnos y luego secuestraron al presidente Aristide y lo sacaron del país.

Esta misma comunidad internacional dijo que iba a yudar al pueblo haitiano. Dijeron que iban a mandar tropas para estabilizar el país, que no nos intranquilizáramos porque se trataba de un pequeño grupo que iba a ir nada más por 6 meses. Esos 6 meses se transformaron en 10 años. Así Uds. pueden darse una idea de la situación en la cual nos encontramos.

¿Cuál es el resultado de esta permanencia?

Violación de los Derechos humanos, en Cabo Haitiano, por el supuesto robo de U$S 30, los soldados de la MINUSTAH colgaron a un joven haitiano, en Port Salud violaron a un joven, en Gonaives a otro. Todos los años cambian los contingentes y quedan centenares de mujeres embarazadas de esta gente. Imagínense la cantidad de mujeres que parieron y los chicos que no tienen a sus padres.

Cuando se presenta algún problema de inseguridad en una zona, la Minustah responde que no están para hacer ese trabajo, pero cuando el pueblo se levanta contra el hambre o reclama el derecho a votar, aparecen para reprimir.

Hay un grupo de soldados nepaleses que defecaron en baldes y aunque la Minustah tiene suficientes herramientas para hacer un hueco y enterrar este material, sin embargo lo tiraron a un río donde la gente toma agua y se baña. Así trajeron el cólera. En Haití no es como acá que la gente dispone de baños, no hay agua potable para todos, entonces utilizan el río. esta enfermedad ya ha matado a varios miles. la Minustah nos trajo el mal.

Haití fue el primer país independiente de la región y hemos ayudado a varios a tomar su independencia, hoy nos hace mal ver que esos mismos países han enviado tropas para ocuparnos. Evidentemente eso afecta nuestra dignidad como pueblo.

Considerando todos estos casos presenté una resolución en el Senado de la República de Haití y tanto los senadores próximos al gobierno como los opositores la han votado a favor por unanimidad. La misma aclara que la decisión de enviar la Minustah no fue pedida por Haití, sino una resolución de la ONU.

Ellos votaron la Convención de Viena que dice que no se pueden enviar tropas a un país sino está en guerra. En Haití no había guerra. La resolución tiene 15 considerandos y 6 artículos. Uno de ellos dice que el 23 de mayo de 2014, la Minustah tiene que dejar Haití. Con los U$S 900 millones que gasta la ONU en el mantenimiento de las tropas, sería preferible construir hospitales y escuelas y la cantidad de carros de asalto que pululan en la calle intimidando al pueblo haitiano, reemplazarlos por tractores para ayudar a los campesinos.

En la Policía Nacional, que ellos dijeron que iban a ayudar, hay dos promociones que salieron de la Academia de policía y no cuentan con armas. Un policía haitiano cobra U$S 250 mensuales, si hubieran tenido realmente intenciones de ayudar, hubieran aumentado los efectivos, lo que hubiera permitido dar seguridad en todo el país.

Por todo lo que hemos dicho, consideramos que la comunidad internacional se está burlando del pueblo haitiano.

 Las tropas brasileras, argentinas y uruguayas están en Haití para reprimirnos

Aparte de plantear esta resolución, nos transformamos en peregrinos para difundirla y viajamos a Brasil, Argentina, siete países africanos, próximamente estaremos en la ONU y hoy aquí. Esta es una batalla que no solo debe ser llevada adelante por el pueblo haitiano, sino pueblo con pueblo. Creo que se trata de una batalla difícil, pero nosotros tenemos determinación y los pueblos de la Tierra también, particularmente los pueblos cuyos gobiernos enviaron tropas a Haití.

La cuestión MINUSTAH no es simple. Hay una serie de intereses detrás y esto entra directamente en un plan global de la comunidad internacional.

Brasil, Argentina y Uruguay están ahí para reprimirnos, pero las minas son para Francia, Canadá y Estados Unidos Esos países tienen compañías mineras nacionales explotando las minas haitianas, entre tanto, la situación está degenerando y nosotros nos estamos organizando. Saben muy bien que la cuestión de la ocupación, va de la mano con la globalización y el neoliberalismo. Los países que creen que fueron para ayudarnos, no lo están haciendo.

Hoy estamos en un momento que todos tienen que alzar la voz muy fuerte sobre esta cuestión. Cuando los veo a todos Uds. reunidos aquí me da una gran alegría porque significa que tienen en cuenta la situación del pueblo haitiano. Imagínense que después del terremoto que costó la vida de 200.000 personas, un año después desataron la enfermedad del cólera, imagínense en qué situación nos encontramos.Cuando escuchan hablar a la comunidad internacional que vienen a ayudarnos, sepan que es mentira. Todos esos millones que dicen que nos van a dar, es mentira. Pueden ir a Haití y ver cuántas personas todavía viven en carpas, cuántos chicos están en las calles y no pueden ir a la escuela, pero todos dicen que nos están ayudando. Eso nos parece ridículo. Estados Unidos ofreció dinero después del terremoto, todas las cadenas de TV estadounidenses se refirieron a U$S 450 millones para Haití y resultó ser un 30% para USAID, otro tanto en subsidios para los granjeros norteamericanos que exportan arroz y porotos, un 20% para los marines que dicen que fueron a ayudarnos, 10% para la República Dominicana que también está mandando ayuda. Solo queda 10% para los haitianos. es ridículo.

Frente a todo esto necesitamos abrir los ojos. Para colmo Estados Unidos nos ha impuesto un presidente y un primer ministro. Ambos con nacionalidad norteamericana. En cambio, el pueblo fue a votar y el Consejo Electoral haitiano dio los resultados diciendo la posición de cada candidato. Mediante una nota de prensa, la Embajada de Estados Unidos aclaró que no estaba de acuerdo con este resultado y pusieron a alguien que salió quinto como presidente, y ese hombre está hoy entregando nuestras minas a las compañías mineras extranjeras.

Si no nos sentamos juntos para hablar, concertar pueblo con pueblo, corremos el riesgo de perder esta batalla. Con el apoyo de todos los pueblos la ganaremos. Muchas gracias.

Desgrabación y edición: Mario Hernandez





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