miércoles, 12 de febrero de 2014

De la tenaza al cedulón


por Hugo Bruschi en el AÑO DE LA DIGNIDAD




Aún conservo en la memoria, aquellas imágenes de un teatro colmado de gente reclamando junto a Viglietti, la Tierra para Pedro, María, Juan y José. La reforma agraria, era tal vez la medida más importante que el país reclamaba a gritos. El país de todos. "La Tierra es de nosotros" era la consigna. Y por fin, cuando creimos que un gobierno surgido de las luchas populares, que tanta sangre dejó por el camino haría suyo el reclamo, la Tierra se extranjerizó aún más. Y hoy ya no somos nosotros quienes gritamos a desalambrar, sino una empresa extranjera llamada ARATIRI que quiere usar las mismas, para su proyecto extractivo. Y para ello necesita desalojar a los propietarios de la misma. Los cedulones van llegando y la situación es muy confusa para quienes deban tomar una decision. Y el gobierno, muchos de cuyos integrantes ayer gritaban "reforma agraria y Tierra pa´el que la trabaja", hoy decide desalambrar para Aratirí. Y han echado a andar una serie de mentiras, entre ellas, la de que se trata de Tierras improductivas. Pero curiosamente, a las grandes extensiones -verdaderos latifundios - por voluntad de sus dueños, jamás los expropiaron.

Yo siempre sostuve que la Tierra a diferencia de los bancos, está llamada a jugar un papel nacionalista y tal vez mañana revolucionario, más allá de la voluntad de sus propietarios. La razón? Muy sencilla: Los bancos pueden trasladar sus ganancias y sus riquezas, con sólo apretar una tecla. La Tierra nó, y tampoco puede ser trasladada en aviones o barcos. Ella siempre estará allí, esperando quien decida hacerla producir, esperando que un gobierno decida repartirla entre la gente dispuesta a trabajarla, expropiando algunas o indemnizando otras, pero en manos de quienes la usaran para felicidad de todos y no de unos pocos especuladores, sean nacionales o extranjeros. Se trata de sueños claro está, pero que mañana pueden hacerse realidad. Todo dependerá de que Uruguay queremos para nuestros hijos y los hijos que vendrán de ellos.


Pero lamentablemente hoy, estamos muy lejos de esos sueños compartidos, con quienes una vez llegados a las bancas y sillones, se olvidaron  de la reforma agraria, para abrirle paso a otras actividades anti-nacionales, disfrazadas de proyectos poco menos que patrióticos. Y aquella izquierda emocional que colmaba los teatros, para cantar el desalambrar de Pedro, María, de Juan y José, hoy justifica con su apoyo,cuando no con su indiferencia, esta entrega de nuestros recursos naturales, esta enajenación de nuestra soberanía. Hoy es Aratirí que se quedó con la consigna, hoy es Aratirí que quiere desalambrar para iniciar el saqueo. Dónde están aquellas guitarras, dónde aquellas voces, dónde aquellas tenazas dispuestas a cortar alambradas? Yo siempre sospeché, que para amar a la Tierra hay que convivir con ella y vivir de lo que ella generosamente nos devuelve. Nunca me equivoqué con los que se levantaban a las 11 de la mañana,luego de un buen desayuno servido en la cama por la empleada, y salían con el libro bajo el brazo a gritar "reforma agraria". LOS QUE HOY DEFIENDEN LA TIERRA SE LEVANTAN A LAS 3 o a las 4. LOS QUE HOY LA DEFIENDEN NO POSAN DE REVOLUCIONARIOS Y TAL VEZ SOLO DEFIENDAN SUS PROPIEDADES AMENAZADAS. PERO DE ALGO ESTOY SEGURO, SÉ QUE CON ELLOS PODEMOS CONTAR EN EL FUTURO, CON LOS OTROS NO. Ya sabemos cuales eran sus inquietudes,cuales sus desvelos, cuales sus ambiciones. Y también los versos que usaron para alcanzar el gobierno. Ya sabemos que aquellas tenazas que vomitaban plomo, sólo fueron "locuras juveniles y falta de consejos", pero que costaron mucha sangre. Sangre de los que verdaderamente creían que esa reforma agraria sería posible, sangre de los que no lucharon para cambiar sillones y bancas ocupadas por otros glúteos, sangre vilmente explotada por quienes salen a recoger votos para luego entregar la Tierra a una empresa extranjera. Pero en el fondo son ingenuos......


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1 comentario:

  1. Qué gran verdad, dicho sencillito y sin vueltas. Sin versos ni escondiendo la leche, como hace el gobierno.

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