martes, 18 de febrero de 2014

Tareas sanitarias

se pudrió todo 


por Hugo Bruschi en el AÑO DE LA DIGNIDAD



 El lector desprevenido pudiera pensar, que luego de las intensas lluvias que anegaron buena parte del territorio nacional, las empresas de saneamiento o las mismas comunas cloro en mano, estén abocadas a la limpieza de los hogares, muchos de ellos inundados y no solamente con agua. Cloacas desbordadas y pozos "negros" paralelos a las viviendas, hicieron su contribución obligatoria, una vez superada su capacidad. Pero no se trata de esto, sino de otros saneadores que han entrado en escena, para higienizar un poco las contaminadas relaciones bilitaterales. Tal cual gobierno paralelo, la central de trabajadores uruguaya ha tomado una iniciativa, que seguramente no tiene referentes en la región y tal vez en el mundo. En otras palabras, la central trata de reparar los daños causados por el gobierno, a las relaciones con la República Argentina y para ello asume funciones propias, de algún otro estado mediador. Y como si esto fuera poco, ahora son también los industriales y empresarios, que se sientan junto a los representantes de los trabajadores, a buscar una salida a esta situación. En pocas palabras,podríamos afirmar que el gobierno ha capitulado como interlocutor de los intereses nacionales. Y esto es muy grave.

Y para ello, han tenido la brillante idea de discutir el problema, con la dirigencia obrera Argentina que a su vez no tiene relación alguna con su gobierno. A mi juicio comenzaron al revés, porque en la búsqueda de un acercamiento que ponga fin al diferendo, no serán precisamente los enemigos de la presidenta y su gobierno, quienes mejor puedan ayudar. Y conste aquí, que esto va más allá de las legítimas diferencias que esos dirigentes obreros,  puedan tener con el gobierno argentino. Sencillamente porque las danzas sobre rosas, sólo existen en la fantasía triunfalista de los beneficiarios de cualquier sistema. Pero he aquí, que uno de esos dirigentes les hizo saber en lo referente al problema portuario, que apoyaban  la decision  del gobierno de su país, dado que se trata de productos elaborados en la Argentina, teniendo ésta todo el derecho de desembarcar donde más le convenga a sus intereses. Pero más allá del éxito o fracaso de las gestiones, uno se pregunta a quien votó el Pueblo uruguayo para representar los intereses del país? Y que ha hecho éste para preservar las relaciones con el país hermano? Acaso jugarse a una pastera extranjera y luego amenazar con ayuda imperialista como lo hizo el casi-futuro presidente? Luego aumentar - violando acuerdos - la producción y por ende la contaminación del Río Uruguay tal cual lo hizo el actual presidente? Mofándose - como lo hace con los trabajadores uruguayos - de una presidente y también de su esposo ya fallecido? Y qué esperaban como respuesta, acaso la mejor dispocisión para resolver problemas que las medidas económicas legítimamente tomadas, puedan ocasionar a la precaria economía uruguaya, pero sobretodo de un país que jamás se sabe a qué juega? A un país que obligado por el conjunto y tal vez haciendo honra a su tradición, dice apoyar el viejo reclamo argentino sobre las Malvinas, pero luego trata de hacer negocios con el colonialismo británico? Y que dirán estos mediadores, si la contraparte Argentina les hace notar estas conductas poco fiables? No será mejor que en lugar de mediar en un conflicto que no es de su competencia, le exijan a su propio gobierno que busque una solución, aunque ella implique reconocer que no se puede jugar a los niños malos, para luego esperar que otros acudan en su ayuda.? No será más saludable que la central de trabajadores, se aboque a otros temas - esos sí de su competencia - en lugar de "sacar las castañas del fuego" a un gobierno que se ha caracterizado por crear problemas permanentes a la verdadera integración - no la declarativa - de los Pueblos de la región?


Pero lo más lamentable es, que el propio gobierno dejando en manos de segundos las negociaciones, acaba de reconocer su fracaso. Su incapacidad para llevar adelante una política de estado seria y confiable. Y en este sentido, la famosa pero casi inexistente "oposición" tendría que llamar a sala al canciller Almagro. No para preguntarle como andan las cosas, sino para preguntarle a qué están jugando, pues no es entendible que hoy se siente con sus pares argentinos a buscar una solución y luego venga al parlamento a decir que "todo se pudrió" o "que las medidas que el gobierno argentino toma, son destinadas a perjudicarnos" tal vez como revancha por UPM. Y hacerle ver a este canciller, que su forma de actuar está reñida con las buenas costumbres y carece de seriedad. Y además hacerle saber a él y a su presidente, que estos temas no pueden manejarse como si se tratara de dos hinchadas, que se agredieron mutuamente. Pero la llamada "oposición" lamentablemente alimenta aún más estos comportamientos y arroja más leña al fuego  en el entendido tal vez, que están haciendo un trabajo que otros desde muy lejos, le agradecerán. Y esa visión antinacional y entreguista llevada a la política menuda y subalterna, no puede arrojar otros resultados que la desconfianza argentina sobre nuestro papel en el contexto latinoamericano. Si así lo entendieran, no les faltaría razón.





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