viernes, 25 de septiembre de 2015

Santa Catalina, la otra version





Información divulgada por el “El País” (23/09/2015) “A las 14:00 horas de ayer, el barrio Santa Catalina estaba tranquillo. Un peatón, que caminaba por la calle Víctor Hugo, la principal entrada al barrio, fue rapiñado por dos menores. Minutos más tarde, un móvil policial detuvo a dos adolescentes, cuya descripción coincidía con la de los rapiñeros”
 
UNO: La noticia es falsa: invitamos a los periodistas a confirmar si alguien denunció haber sido víctima de una rapiña en Santa Catalina en el día de ayer. No hubo ninguna, ni en la calle Víctor Hugo ni en ninguna otra calle. 
 
DOS: Ayer, martes 22, en la calle Mochuelo entre Las Rosas y Ceibo, un policía que manejaba un tractor detuvo a dos menores, Gustavo Larrosa y Agustín Collazo, quienes empujaban la moto propiedad del primero de ellos. El vehículo se había quedado sin nafta. El policía los obligó a arrojarse al suelo y los esposó en la espalda. Llegó un patrullero y se llevaron los gurises y la moto a la comisaría. Las protestas de los muchachos de la esquina fueron recibidas con total indiferencia. La reacción fue a pedradas. Un policía sacó su arma de reglamento y disparó al aire.

TRES: En ese momento, llegó el padre de Gustavo y pidió a los agentes que les entregaran los gurises, pero ellos los acusaron de haber realizado una rapiña en La Teja dos horas antes. Sin embargo, los acusados no habían salido de Santa Catalina. El padre le dijo “si los reconocen en la rapiña yo mismo los traigo”. Rápidamente se concentraron una cincuentena de muchachos, reclamando la libertad de los arbitrariamente detenidos. De inmediato trasladaron los presos al Prado, a la sede de la Zona 4 de Jefatura de Policía. 
 
CUATRO: La arbitrariedad y la poca inteligencia de los agentes del orden provocaron el desorden. Los muchachos colocaron barricadas con troncos, lanzaron piedras, rompieron los vidrios de un ómnibus. En su actitud jugaba la memoria del asesinato infame de Sergio Lemos y el episodio de los hermanos Bregonis, detenidos y molidos a palos durante cuarenta y ocho horas, falsamente acusados de haber matado un policía y luego dejados en libertad todos lastimados. También jugó la experiencia cotidiana del manoseo policial en las esquinas. Los policías hicieron fuego. Luego, viendo que así no resolvían nada, pidieron refuerzos. Les enviaron unidades del Grupo de Respuesta Táctica... 
 
CINCO: Y allá fueron los padres de Gustavo hacia la Zona 4, donde una oficial de apellido Alzamendi les informó que no sabía que hacer con los dos detenidos porque no estaban acusados de nada en concreto. Llegaron a un acuerdo: el padre de Gustavo fue a calmar las aguas de los que rodeaban la sub-comisaría y Alzamendi dejó en libertad a Gustavo y Agustín. Que les devolvieran la moto. Fue otra transa. El cerco civil se auto disolvió a instancias del padre de Gustavo. Gracias a ello no hubo que lamentar otra muerte de un joven en Santa Catalina.

SEIS: Quiero agregar que el comportamiento de la prensa fue vergonzoso e irresponsable. Vimos varios comunicadores intentando exacerbar la opinión publica en contra de los jóvenes; desde un micrófono, el papel, o la pantalla incentivaban a repudiar a los vándalos y castigarlos. La forma repulsiva en que justifican los actos represivos recuerda a la caza de brujas de la época de la inquisición. Estos fulanos y menganas se olvidan de la responsabilidad que implica ser periodista y comunicador, obvian la investigación de los hechos y ponen mucho de su propia intransigencia e ignorancia en la noticia. Decir la verdad no es necesario cuando se trata de señalar a los marcados por la sociedad y culparlos de la violencia, eso es sin lugar a dudas una salida más fácil que la de analizar el contexto de la situación, o simplemente preguntarse por qué los jóvenes reaccionan así contra la policía. La prensa sensacionalista y barata intenta mostrarnos jóvenes desligados de la realidad social que les fue entregada por quienes construyen las desigualdades. Ojalá la opinión pública sea más inteligente que ellos y no se deje desinformar.


Veronika Engler
Jorge Zabalza




Operativos habituales en Santa Catalina



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