jueves, 19 de noviembre de 2015

Cinismo

La huelga del personal de tranvías en 1911, provocó el paro de casi todos los demás gremios obreros. En Montevideo, la aparición de la "cuestión social" fue la novedad. Aunque el ascenso social aún era posible, las condiciones de vida del proletariado industrial eran duras. Las jornadas de 11 o 15 horas ambientaron la prédica anarquista y la fundación de los primeros sindicatos.



El gobierno, el Parlamento, la derecha, los partidos burgueses y el progresismo, todos a una, conmemoran los 100 años de la ley de 8 horas en medio de un cinismo generalizado que no por casualidad deja de lado la mención de lo fundamental: LA LEY DE LAS 8 HORAS SE LOGRA GRACIAS A LA LUCHA SACRIFICADA E INCLAUDICABLE DE LOS TRABAJADORES Y SUS ORGANIZACIONES SINDICALES.
 

Si no hubiesen mediado esas heroicas luchas que debieron enfrentar represión y persecusión patronal y gubernamental, todavía se estarían trabajando la mencionadas 12 y hasta 15 horas diarias que era lo imperante entonces, antes de promulgarse la Ley. Los motivos son claros: la prolonganda batalla internacional y nacional por las 8 horas continúa siendo un mal ejemplo para las clases dominantes y sus instrumentos. Aquella lucha sin desmayos permitió mostrarle a los millones de explotados en todo el mundo que la burguesía jamás iba a entregar dócilmente las  reivindicaciones y reclamos del pueblo trabajador. Mostró que solo a través de la lucha colectiva, consecuente y prolongada, los trabajadores podrían mejorar las tremendas condiciones que les eran impuestas por el capitalismo.

El que a determinada altura de la confrontación de clases, gobiernos o sectores de la burguesía hagan concesiones para atenuar el enfrentamiento de clases y evitar un conflicto más global y profundo, no significa que de por sí y por propia iniciativa la burguesía se apiada de la situación de los esclavos del capital, por el contrario llevan adelante este tipo de reformas sea de manera preventiva o al borde ya de un choque social más contundente, precisamente para tratar de evitarlos, por eso los políticos más astutos del sistema lo implementan para amplificar su base social de apoyo y concentrarse en lo fundamental para ellos que siempre será el crecimiento de las ganancias del capital.

Cuando hoy en día los que piden garrote, los que hablan de la dictadura de los sindicatos por meros reclamos y mejoras, y los progresistas que se han puesto al servicio del sistema de explotación y ven al trabajador organizado y a sus instrumentos de lucha, los sindicatos, su única herramienta propia para defender sus intereses, como un enemigo a combatir de manera contundente, conmemoran la Ley de 8 horas como un engendro parlamentario y no producto de la lucha de los trabajadores revelan todo su descarado cinismo. Ahí están los que llevan adelante las brutales represiones implementadas por el exguerrillero Bonomi al frente del Ministerio del Interior, o cuando vemos que también allí están los partidarios del descarnado reconocimiento de Mujica de que a los sindicatos de los educadores había que hacerlos mierda,  es que cuando los representantes de la burguesía y las patronales junto a los autodenominados progresistas rinden homenaje al centenario de las 8 horas de trabajo no deja de ser una burla macabra y expresión de un cinismo sin parangón por parte de los mismos que andan proclamando la mano dura contra los sindicatos como le llaman a la represión de siempre, la eternamente llevada adelante por la patronales con un solo fin, debilitar o aplastar a la organización del pueblo trabajador para de esa manera garantizarse aún mayores ganancias.

La lucha ha dejado bien claro que es fundamental para los trabajadores el contar con sus propios instrumentos de clase, independientes del Estado, los patronos y los partidos. Es fundamental contar con instrumentos que logren el apoyo y la unidad de todos los trabajadores y aborrecer cualquier acción de corte divisionista, sea que venga dese la cúpula, desde abajo o aún desde el costado y desde afuera. La ley de 8 horas no es algo a conmemorar junto a los representantes patronales, es un homenaje a los millares de trabajadores que fueron reprimidos y aún muertos por conquistarlas, Para los trabajadores es y debería ser un homanaje a sus instrumentos de lucha, un homenaje propio, con la dignidad que nos han legado los miles y miles que han luchado por esta reivindicación. Mejor hubiera sido que los sindicatos promovieran actos ante las tumbas de los hermanos que han dejado su vida por este logro que el sistema pretende presentarlo como su propia iniciativa en un muestra del cinismo de esta gente.

GLORIA ETERNA A LOS MÁRTIRES OBREROS QUE OFRENDARON SU VIDA POR LA CONQUISTA DE LA 8 HORAS!

COLECTIVO DE NOTICIAS URUGUAYAS


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