Miguel Ángel Zuluaga acompaña a la selección uruguaya de fútbol desde el año 2000. Su función en el equipo es velar por la seguridad de los jugadores. Durante la dictadura, Zuluaga cumplía otras tareas: era subcomisario de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII). Así lo indican varios testimonios y documentos que fueron presentados ayer por organizaciones de derechos humanos a los dirigentes de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF).
A las 13.00, dos vallas impedían la circulación de personas y autos por la calle Guayabos. Un funcionario salió de la sede de la AUF e improvisó una explicación a quienes habían logrado llegar hasta la puerta: “Nos pidieron una entrevista seis personas, este operativo es una decisión del Ministerio del Interior. La AUF no tiene nada que ver”. A los pocos minutos, el mismo funcionario dejó ingresar a los representantes de Rebeldía Organizada, Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos y a la comisión por la Memoria de los Fusilados de Soca.
Hace algunas semanas, los integrantes de Rebeldía Organizada, con el apoyo de 30 organizaciones (entre ellas Familiares), impulsaron una campaña de recolección de firmas para que Zuluaga sea separado de su cargo por la AUF. La movida se denominó “Hagámosle un gol a la impunidad. Fuera Zuluaga de nuestra selección”. Además, solicitaron a los dirigentes de la AUF una reunión para aportarles información sobre el jefe de seguridad de la selección y pedir su cese. Las tres carpetas presentadas a las autoridades contienen documentos incluidos en la Investigación histórica sobre la dictadura y el terrorismo de Estado en el Uruguay, dirigida por Álvaro Rico, donde figura su nombre, actas de interrogatorios con su firma y testimonios que confirman su participación en las operaciones de la DNII.
“‘Zulu, zulu, zulu’, lo llamaban” los otros policías, cuenta a la diaria Luis Libschitz mientras aguarda a que salgan de la sede los integrantes de las organizaciones sociales. En 1976, Libschitz estuvo detenido cuatro meses en el edificio ubicado en Paraguay y Maldonado, donde funcionaban los departamentos IV y V de la DNII. Allí pudo identificar al actual encargado de seguridad de la selección: “Estábamos encapuchados pero, después de estar varios meses ahí, lo sentía nombrar y lo podía ver”, aseguró Libschitz, y agregó que Zuluaga “no cambió nada, está igual, sólo tiene unas canas”. Su testimonio, junto con los de Ruben Waisrub y Diego Damián, fue publicado en una investigación del semanario Brecha y presentado a los dirigentes de la AUF.
Además, Zuluaga figura en la denuncia presentada por el Observatorio Luz Ibarburu en 2011 ante el juez penal Carlos García Guaraglia. “Aparece firmando documentos, en actas de interrogatorios, en varios departamentos de la DNII. Los sobrevivientes de las torturas no llegan a decir que él practicó submarinos –porque además estaban encapuchados– pero sí que estaba ahí”, aseguró el abogado Pablo Chargoñia. Recordó que hace muchos años se hizo una inspección ocular en el edificio de la ex DNII y en aquel momento “todos pudimos ver que es un espacio en el que, por su distribución, es imposible que alguien que estuviera ahí no supiera lo que ocurría”. Los testimonios mencionados, señaló, decían que por momentos el salón “parecía un establecimiento liceal”, por los “gritos de los jóvenes que estaban siendo torturados”.
Para Elena Zaffaroni, integrante de Familiares, el caso de Zuluaga es “interesante” porque pone en evidencia cómo se camuflan los torturadores y represores al día de hoy: “Es un señor que va y viene con los jugadores”, y como él “hay muchos –docentes, médicos, funcionarios del Estado–”, que viven sus rutinas en la impunidad. Ignacio Errandonea, también de Familiares, agregó que esta iniciativa busca “hacer lo que no ha hecho la Justicia”. En su opinión, la AUF debe “tomar medidas”, porque Zuluaga “tenía un cargo en un sitio que era de tortura. Hay por lo menos un acta en la que figura como interrogador, y nosotros sabemos lo que eso implica: eran los torturadores y los que ordenaban la tortura”. “Nos acostumbraron a convivir con torturadores como si fueran buenas personas, pero vamos a averiguar dónde están y los vamos a denunciar”, agregó. Óscar Urtasún, de la misma organización, manifestó que “un tipo que violó los derechos humanos no puede participar en algo tan popular como el fútbol”. Y subrayó: “Tiene que renunciar”.
A las dos horas, los representantes de las organizaciones sociales salieron de la sede. Las personas que aguardaban tras las vallas comenzaron a cantar: “La selección / la selección / tiene en la cancha a un torturador”. Richard Mariani, integrante de Rebeldía Organizada, explicó que “las autoridades de la AUF se sensibilizaron con el tema” y quedaron “en darnos una respuesta, porque ellos también están comprometidos”. En la reunión estuvieron presentes el presidente de la AUF, Wilmar Valdez, el vicepresidente, Edgar Welker, y el secretario de Selecciones Nacionales, Roberto Pastoriza. “Nosotros planteamos que [Zuluaga] sea separado del cargo”, contó Mariani, y agregó: “La pelota ahora está en la cancha de ellos”.