viernes, 22 de marzo de 2019

Donde esta la lucha, está el Bebe Sendic








Fin del siglo XX, el siglo de las insurrecciones armadas en toda América Latina, el siglo del terrorismo de Estado para volver los pueblos al redil del capitalismo. La izquierda nucleada en torno al MPP estaba enzarzada en el debate que enfrentaba a la corriente de militantes que mantenía una intención revolucionaria y el sector que apuntaba a la conciliación de clases y el olvido y el perdón a los criminales del terrorismo de Estado. No era poca cosa lo que estaba en juego: una década después se empezarían a ver los frutos de las ideas conciliadoras con el gobierno presidido por Mujica y, poco más tarde, con Huidobro de portavoz de los militares y Bonomi en el mismo papel, pero con los policías.
En ese contexto se cumplieron diez años del multitudinario cortejo que acompañó los restos de Raúl Sendic Antonaccio al cementerio de La Teja. Fue impresionante sentir como aquella muchedumbre penetraba en nuestra piel. Al equipo MPP de la Junta Departamental se nos ocurrió rescatar la memoria de sus ideas y su práctica que muchas y muchos habíamos acompañado en los años guerrilleros. Donde estaba Raúl estaba la lucha social y la revolución: era imposible asociarlo a la conciliación de clases, a las transas partidarias pata favorecer la extranjerización de la economía y a la impunidad de los asesinos que hicieron desaparecer tantas y tantos militantes por la fuerza. Como nunca encontraron algún dicho de Raúl que convalidara su disposición a la entrega, los que transaron con los enemigos del pueblo asalariado y marginado no pudieron citarlo en sus discursos electoralistas y lo enterraron en el olvido, o distorsionaron su memoria con la imagen del ‘paisano bueno’, En la lucha de su noche de doce años mantuvo una actitud combativa que merece algo más que una película.
Me escucharon con cara fea los dos ediles pachequistas, algunos de los blancos y muchos de la mayoría frenteamplista. Recuerdo sentir que la emoción de cuerpo entero y que, luego de terminar, me fui casi corriendo al despacho, a dejar que terminara de salir la bronca, llorando conmigo mismo.
En el plenario del ‘Colectivo Viejo Bebe Sendic’ entendieron que esas palabras merecían ser reproducidas cuando, en condiciones muy diferentes, con la conciliación ya instalada en las instituciones de la democracia liberal, estamos coordinando la realización de actividades a 30 años de la muerte de quién está identificado con el grito peludo de ‘Por la tierra y con Sendic’.
En la tapa del folleto publicado en aquél entonces puede leerse su título:
RAÚL SENDIC, LUCHA SOCIAL, REFORMA AGRARIA Y GUERRILLA.
1. «Como ves compañero, nuestra vida se parece a la tuya, la ropa se parece a la tuya, nuestras manos se parecen a las tuyas, nuestra muerte en un hospital o en una desgracia, se parecerá a la tuya, y nuestra tumba, como la tuya, estará al borde del cementerio, como nuestro rancho está al borde del pueblo.
Y nosotros te preguntamos compañero: ¿Por qué tenemos que vivir así? Si la tierra uruguaya es rica, capaz de producir pan, bienestar y mejor vida para que los trabajadores. ¿Es justa nuestra pobreza?
Queremos que sepas esto, compañero. Esa justicia no es obra de Dios, ni del destino; es obra de los hombres, es obra de la mala organización social, que hicieron los ricos, para vivir ellos bien, a costa de los pobres que vivimos mal. (...)
Esto no debe continuar así. Hay que levantar la frente, compañero; hay que enderezar el lomo, compañero. Si la patria es pobre, que sea pobre para todos, si la patria es rica, que sea rica para todos»
1968.Primero de Mayo. Manifiesto de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA)
2. Las cosas tal como son, tal y como se perciben desde lo más explotado de la clase trabajadora; mostrando cómo, en el Uruguay batllista de mediados de siglo, no todo era idilio de clase media, que existían sectores enteros donde no regían las leyes laborales, donde la ley la hacía el patrón y la policía a su servicio.
La realidad social más descarnada traída a Montevideo desde la lejana Bella Unión, en brazo de aquellas mujeres con sus criaturas a cuestas, de sus hombres envejecidos antes de tiempo y los adolescentes hechos adultos a fuerza de tumbar caña. Fue una marcha de familias enteras, reclamando tierra para trabajar y tiñendo con su rebeldía el acto de la CNT.
Así fue el llamado del Norte cañero. El llamado de los «peludos» La convocatoria a la solidaridad y la lucha, a cambiar la patria, a hacerla para todos... a la Revolución, en definitiva.
3. En otra parte de aquel manifiesto se puede leer:
«Pero algo ocurrió hace 6 años en Bella Unión.
Todo parecía tranquilo, porque los gringos mal acostumbrados y prevalecidos, abusando de nuestra ignorancia, no pagaban los salarios mínimos, ni licencia, ni aguinaldo, ni indemnización por despido.
Se reían de las leyes uruguayas. Y un grupo de uruguayos, traidores a su patria, se juntaban con los gringos para explotarnos.
Entonces llegó un hombre a Bella Unión.
Era un estudiante de abogado, que no quiso ser doctor, que dejó la carrera y se vino al campo. Le falta un solo examen para recibirse de abogado. Era un hombre manso y tranquilo, de ojos claros, limpios, que hablaba fácil y despacio, para que todos lo entendieran.
Había dejado en la ciudad su esposa y a sus hijos, se largó al campo, y apareció en los cañaverales. Este hombre se llamaba Raúl Sendic.
Él nos abrió los ojos; nos explicó nuestros derechos y gracias a él nos agremiamos, y presentamos a los gringos nuestros reclamos. Fuimos tratados con desprecio, como en tiempo de los esclavos.
No hubo arreglo, y nosotros los cañeros, los «peludos» como nos llamamos, fuimos con Sendic a la cabeza, a acampar a los montes del Arroyo Itacumbú, cerca de las azucareras. Vivimos bajo carpas de ramas, bajo la lluvia, con nuestras familias. También Artigas un día, tuvo que salir de su pueblo a la intemperie, para salvar sus derechos, desconocidos por los extranjeros.
Pero no fuimos a escondernos al monte, sino que, desde nuestro campamento, con la ayuda de Raúl Sendic, reclamamos nuestros derechos, con más energía que nunca.
Eso fue el 4 de enero de 1962.»
4. Allá por los años de Maracaná, muchos fueron los militantes sindicales que decidieron emigrar hacia las concentraciones de trabajadores agrícolas, con la idea de sumar experiencia a la tarea de organizar el movimiento sindical en el campo uruguayo. Recordamos entre otros a Orosmin Leguizamón, Pedro Aldrovandi, Washington Rodríguez Belletti y Andrés Cultelli.
Pero en el imaginario popular, el paradigma de la lucha social en el campo fue Raúl Sendic, con su papel en la formación de los sindicatos de remolinos en San Javier y Paysandú de URDE (Unión de Remolacheros y Destajistas del Espinillar), y en especial, por su participación en el nacimiento de UTAA y en sus primeras marchas. El llamado del Norte cañero cambió para siempre el destino de Raúl Sendic. En adelante sus compañeros y compañeras, sus amigos y amigas, fueron siempre los más humildes, aquellos que nadie escucha y cuyas opiniones fueron, desde ese momento, decisivas en las actitudes políticas de Raúl Sendic.
Tan fuerte se hizo el vínculo del individuo con la lucha de los cañeros, que todavía hoy, medio siglo después, la identidad del personaje se la asimila a la identidad colectiva. En muchos momentos la imagen de Raúl Sendic se nos presenta totalmente asociada con aquellas históricas marchas de UTAA, y a su vez UTAA, en la leyenda de los 60, aparece identificada con el recuerdo de Raúl Sendic.
A partir de la integración a la lucha de los cañeros, Sendic se transformó en el símbolo uruguayo de la opción política y filosófica por los más desamparados y explotados. Y esa opción la condujo a recorrer la misma senda que el Che Guevara y Camilo Torres recorrieron: desde los sentimientos y la práctica de solidaridad con los trabajadores más pobres a precursores de la Revolución socialista en América Latina.
Opción revolucionaria que compartió con cientos de miles en los 60, pero que acabó modelando el personaje histórico destinado a desarrollar el rol que la historia le pedía, donde Raúl Sendic representará para siempre el luchador social del campo uruguayo, el símbolo de la lucha por la tierra en el Uruguay y el guerrillero tupamaro de los años 70.
5. El manifiesto del 68, también proclamó a los cuatro vientos que: «los peludos queremos ser dueños de las 33 mil hectáreas de Silva y Rosas para hacer una gran cooperativa, trabajar todos en común, y donde no hay explotados y explotadores»
Al grano. Directo a la cuestión de fondo. El monopolio latifundista de los campos denunciado en una consigna: ¡TIERRA para trabajar!, que también tomaba la forma de: ¡Por la tierra y con Sendic!
En el año 1966, como ocurría cada cuatro años, la vida política entró a girar alrededor de las elecciones nacionales. Fue entonces que UTAA, se propuso contrapesar el electoralismo dominante poniendo sobre la mesa el problema de la propiedad de la tierra en el Uruguay.
No quisieron ser otra voz más en el coro de las promesas electorales, sino hablar con la voz clara de la clase trabajadora, planteando las medidas de cambio profundo necesarias, para terminar con la justicia social y la opresión.
Porque, en definitiva, mientras no cambie el sistema de propiedad de la tierra, el fomento de la producción agropecuaria con créditos y exoneraciones fiscales termina engrosando las arcas de los latifundistas y de los grandes intermediarios. Los dineros volcados desde el Estado no aseguran el aumento del poder adquisitivo de los asalariados del campo. Ni siquiera puede decirse que asegura realmente las fuentes de trabajo. No resuelve nada, es pan para hoy y hambre para mañana. Son parches que no eliminan la miseria y la explotación del pueblo trabajador.
Por eso mismo, para que el destino de los fondos volcados al campo fuera otro, junto a las medidas de fomento, UTAA siempre bregó por las 8 horas, por salario y por tierra para trabajar. Así fue, que, en los tiempos de la epopeya cañera, UTAA y Sendic se hicieron sinónimos de Reforma Agraria, de cambios sociales revolucionarios.
6. Veinticinco años más tarde, recobrada la legalidad en el Uruguay, rescatados de las catacumbas los rehenes de la dictadura, Raúl Sendic desde su «Movimiento por la Tierra» replantea con insistencia la cuestión agraria.
En el reportaje que le hicieron para «La República» en octubre de 1988 explicaba que: «Hace 20 o 30 años, el primer punto de todas las plataformas de los movimientos avanzados era la reforma agraria, hoy en día hay una conspiración de silencio en torno a este tema y nadie habla de reforma agraria» (...) «Yo creo que porque no es redituable. El éxodo rural ha sido tal que hoy en día no hay electores en el campo, la gente radicada en el campo es poco más de 250.000 personas, entonces se ha descuidado el problema rural porque es poca gente que hace oír su voz. Eso, por un lado. Y después porque ha venido esa atenuación, digámoslo así de todas las plataformas políticas, incluso de la izquierda.
Creo, en resumen, que las causas del silencio son dos: el que no hay una enorme cantidad de pueblo reclamando por la tierra y esa especie de desmonetización de las plataformas»
Aún en el mundo globalizado del neoliberalismo Raúl se negó a silenciar el reclamo de tierra para trabajar. Hasta el final de su vida insistió tozudamente en la necesidad de cambiar la estructura de propiedad de la tierra. No le importaron las consideraciones electorales para seguir luchando por la más justa de las causas. No creyó que, para alcanzar acuerdos políticos con otros sectores en el Frente Amplio, hubiera que dejar de hablar de Reforma Agraria, nacionalización de la banca y no pago de la Deuda Externa.
7. Como tampoco entendió que la amplitud de un Frente Grande construido desde abajo por los de abajo, estuviera contrapuesta con la lucha por el socialismo y los grandes cambios en la estructura social del Uruguay,en el Franzini, en ese 1987 Raúl Sendic terminaba su discurso con un planteo político muy firme:
«Volver a la unión del pueblo por abajo y profundizar esa conciencia solidaria y socialista que permitió salir colectivamente de la dictadura y de la miseria que nos trajo. Construir en los hombres millones de columnas donde se puede acentuar esa sociedad socialista. Para terminar, compañeros, nuestros frentes de lucha están ahí:
• Distribución de la tierra y mejoras para el trabajador rural;
• Terminar con la banca privada en mano de los extranjeros;
• Terminar con la sangría del pago de la deuda externa;
• Volcar esos recursos y lo quitado a los especuladores, para un aumento general del salario que traiga el consiguiente ensanchamiento del mercado interno.
Amplitud sí, pero sin diluir la plataforma de lucha. Participación en la lucha electoral sí, pero sin postergar un instante los reclamos de fondo. Participación en la lucha institucional también, pero sin renegar de la puesta a la conciencia solidaria y socialista de ese pueblo que siempre ha sido el mejor estratega.
El 16 de diciembre de 1987, desde las páginas del «Mate Amargo», Raúl reafirmaba su concesión de un Frente Grande nucleado en torno al Frente Amplio: «Luego de nerviosas acusaciones y presurosas aclaraciones ha quedado bien establecido que estamos hablando de lo mismo, por lo menos materia de composición de ese frente, que se podría llamar Grande, Opositor, de Alternativa, etcétera -no importa- con tal de que tenga una buena cuota de todo esto. Ahora queda la inquietud: ¿Unidad para transar o unidad para cambiar?»
Esa columna de Raúl, titulada «La larga marcha hacia el Frente Grande» finalizaba reafirmando en cuanto a la lucha contra la Impunidad, Tierra, Deuda, Banca y Salario: «Nada de esto se puede negociar. Ha habido demasiado diálogo con los entreguistas, ha habido demasiado diálogo con los militares fascistas. Y ha habido demasiada poca concertación para el cambio»
En ese mismo discurso del Franzini Raúl Sendic señalaba con claridad y simpleza: «Estamos por la unidad sin exclusiones. Pero reunirnos para transar, para contemporizar con el gobierno...Tampoco estamos para transar con el que tranza. Como se ve somos bastantes ‘imbancables’ compañeros»
En ese 1987 en que los tupamaros esperábamos pacientemente el reingreso a las filas del frente amplio en cuya conformación había participado activamente, Raúl Sendic definió sin duda el trazo más profundo del para qué la unidad, el Frente Grande y cómo debía ser el rol de los tupamaros en ese conjunto político. Se pueden hacer todos los juegos de palabra y conceptos que se quiera, pero más claro, echarle agua.
8. Raúl Sendic después fue radicalmente desmitificador de los dogmas en el plano de las ideas. No aceptaba padrinos ideológicos, ni libros transformados en biblia, para escándalo de todos los que creíamos ver sus escritos la santa palabra revelada, no sintió el menor temor en discrepar abiertamente con Marx y Lenin
Es que, en cierta manera, Raúl nunca dejó de ser el gauchito nacido y criado en Chamangá, en los límites entre Flores y su Durazno, lejos del vivir civilizado. Irreverente en su modo de ver y hacer la política, fue el orejano por antonomasia, nunca reconoció marca o señal y nos desconcertó profundamente a quienes solamente mirábamos la vida a través de los esquemas de moda.
Confrontó ideas con Don Emilio Frugoni, y en 1957 representando la Juventud Socialista Uruguaya, de la que era el secretario general, protagonizó el choque con el socialismo europeo, ocurrido en el Congreso Internacional de las Juventudes Socialistas donde predominaba la visión satisfecha de los países escandinavos y se aceptaban las políticas imperialistas de los socialistas franceses en Argelia y Vietnam. Confrontación ideológica que condujo a la desafiliación de los socialistas uruguayos de la Internacional
Sin embargo, Raúl nunca fue hombre de perder tiempo en las discusiones de la izquierda. Supo dar la lucha de ideas alejándose de la polémica -que siempre consideró estéril- y embarcándose en la acción, convencido de que los hechos prácticos eran el mejor instrumento para incidir en las «orgánicas» del Partido Socialista o del MLN (Tupamaros), a las que siempre vivió como una especie de corset para su espíritu tempestuoso.
En aquel acto del estadio Franzini, Raúl explicaba que: «La táctica de copar aparatos se viene practicando desde que nosotros estamos militando y desde mucho antes. En nuestro país el resultado siempre es el mismo: se copan sindicatos, se copa un frente y se quedan con la cáscara vacía, porque los marginados se retiran silenciosamente. Copas y copas y siempre estás en el mismo sitio sin avanzar un milímetro»
9. En 1987, Raúl Sendic participó en varios homenajes Al Che Guevara a 20 años de lo que lo asesinaran en Bolivia, realizados en distintas ciudades de Europa. Al regresar escribía en su columna de «Mate Amargo»:
«Es la sociedad del consumo. La cantidad de cosas que se pueden comprar sustituye a la calidad de vida que se perdió. Les falta el aire, el sol, el cielo, la noche, pero no se sienten miserables sino privilegiados por la cantidad de artefactos que se pueden comprar. Es una sociedad decadente y enfermiza que te compra por todo lo que te permite comprar. Esto nutre el conformismo mayoritario en Europa, pero hay una creciente rebeldía contra la sociedad de consumo. Y es cuando aparecen los valores que sembró el Che Guevara. El hombre nuevo, solidario, generoso, austero,
Los actos de homenaje Al Che en París Barcelona a Zúrich, Oviedo y Madrid contaron con un público siempre desbordante y predominantemente joven, lleno de inquietudes e interrogantes. Nuestro aporte trató de incentivarlas más que aplacarlas: Los ideólogos del capitalismo sufrirán un revés en sus cálculos optimistas, tal vez en los próximos meses. Pero es necesario que también nosotros nos preguntamos a esta hora qué hacer. Qué hacer con un proletariado que pierde sus derechos día a día. Es la médula de toda revolución, ¿cómo lo vamos a sacar adelante? Qué hacer con los marginados que ya hoy son más y más pobres que los proletarios en muchos países. Qué hacer con el capital especulativo y con la deuda que nos reclaman. Y otra vez la visión del guerrillero caído en Bolivia tal vez no de una mano. Diciéndonos que no tenemos que esperar que teorías y prácticas nos vengan de otros, sino que tenemos que hacerlas nosotros mismos. Diciéndonos que, sin hombre austero, sin hombre solidario, sin hombre nuevo, no se puede construir el socialismo.
Hoy ya no somos tan ingenuos como a principios de siglo. Ya no creemos en el cambio de un régimen por otro traiga automáticamente el cambio del hombre. Ya no creemos que el individualismo, la mezquindad, la codicia, cesen automáticamente al cambiar el régimen. No, la cosa no es así de simple. Tenemos que cambiar al hombre, tenemos que hacer, fabricar un hombre generoso, solidario, socialista. Sólo sobre ese pilar se podrá construir el socialismo. Sobre éstas millones de sólidas columnas, se puede sí construir una sociedad socialista. Y así otra vez, como en la década de los 50, nos encontramos con que el socialismo no es algo que lo va a construir un ente abstracto, sino que debemos construirlo hoy en nosotros mismos»
En Raúl no se encuentra la idea de resolver los problemas de la humanidad produciendo cantidades cada vez mayores de bienes cada vez más sofisticados, siempre fue muy crítico con el consumismo, transformado en norte de la humanidad. Se encuentra sí la idea de apostar a la producción de mujeres y hombres capaces de pensar críticamente la realidad, no adocenados autómatas del consumo, sino irreverentes transgresores y rupturista con la filosofía del capital. Y esa concepción de la condición humana como eje y objetivo del socialismo, lo llevó a discrepar en lo que veía en el campo socialista y la URSS, a suscribirse a la revolución en la revolución del Che Guevara, y enamorarse de la Nicaragua sandinista que todos creímos una puesta a formas nuevas del socialismo.
10. En el Uruguay de principios de los 60, imaginarse la posibilidad de un cambio revolucionario las estructuras sociales contra el sistema del poder, contra las Fuerzas Armadas, era simplemente inconcebible, algo que no existía, que no podía ser, que iba contra las leyes de la lógica. De locos.
En su imbancable tozudez Raúl encontró la fuerza espiritual para afrontar la proeza de romper con la dinámica rutinaria de la izquierda uruguaya. Salirse de la mentalidad dominante en aquel Uruguay tan batllista fue una hazaña en el plano de las ideas, y mucho más todavía transgredir los hábitos que una lucha social y política acostumbrada a girar en torno al parlamento, los congresos y los editoriales de la prensa.
Así, en esa actitud de transgresión y ruptura, fue que Raúl Sendic logró dar el puntapié inicial de una forma de lucha guerrillera la uruguaya. Lucha que mientras pudo conducirla se pauta por lo que él llamaba la regla de oro de la acción armada: «no hacer nada que no pudiera ser comprendido por los más humildes, aún por aquellos que no compartían para nada la lucha de los tupamaros»
A fines de 1988, en esa entrevista publicada en «La República» que le hiciera Hoenir Sarthou, Raúl Sendic reflexionaba: «Fueron épocas en que hubo lucha armada en toda América Latina y luego dictaduras como respuesta a un ascenso de las luchas populares, independientemente de que hubiera guerrilla o no. Fue una etapa épica de las luchas en Latinoamérica que le dejaron un legado que a veces se resume en la figura del Che Guevara y que está llamando siempre a la rebeldía. Porque en todas las grandes luchas siempre hay precursores; porque Artigas no culminó su lucha, ni Tiradentes ni tantos otros. Es como si estuvieran golpeando en la conciencia de las nuevas generaciones diciendo: Yo llegué hasta acá, ahora les toca a ustedes llevar a destino la lucha»
Recordar a Sendic es homenajear a un revolucionario. Antes que nada y por encima de todo, un revolucionario. Alguien capaz de soportar las peores infamias y torturas con la frente bien alta: jamás tranzo con los torturadores, ni dentro ni fuera de los calabozos. Cuando se le planteó la posibilidad de una tregua al 1972, puso bien por delante de los suyos, los intereses generales del pueblo uruguayo, condicionando la paz a soluciones de fondo. Y en febrero de 1973, ante la maniobra de los golpistas que pretendían disfrazarse de militares progresistas, no dudó ni un instante en negarse a caer en la trampa de los famosos documentos 4 y 7. Nunca pudieron engañarlo con sus falsos nacionalismos. Esa intransigencia con los militares de la tiranía, llevada al extremo de no hacer concesiones hasta en las más pequeñas cosas cotidianas, le acarreó consecuencias nefastas en el trato que le dieron los carceleros y, en definitiva, fueron las condiciones que dieron origen a la enfermedad congénita que hace años lo condujo al Cementerio de La teja.
11. Durante veinte años Raúl Sendic, actuó por fuera del sistema, perseguido por la policía y el ejército como un criminal. Durante 20 años fue satanizado en las primeras planas de los grandes medios de comunicación.
Después de tantos años de ser mostrado como demonio volvió a la vida en marzo de 1985, y cuatro años más tarde -sólo cuatro años más tarde duró su vida libre- Raúl fue acompañado a La teja por una multitud dolorida y respetuosa, una muchedumbre pocas veces vistas lleno las avenidas de Montevideo.
¿Por qué Raúl tuvo tamaño cortejo?
¿Por qué tantos otros seres políticos, que se atuvieron cuidadosamente a las reglas del sistema, fueron enterrados en la soledad? Vivieron en el poder y terminaron en la más completa soledad.
¿Cuáles son los caminos por dónde camina el sentido de la gente?
Raúl Sendic encontró su hora de mayor gloria cuando la vida lo abandonó y se convirtió en símbolo y emblema de la lucha social, la lucha por la Tierra y la revolución socialista.
Raúl Sendic fue de la estirpe del Che, de Fonseca y Camilo Torres, de Turcios Lima y De la Puente Uceda, de Miguel Enríquez y Santucho, de Marighela y tantos otros que conformaron la generación del 60, la generación de los precursores de la revolución social en América Latina.
Seguramente la clave del misterio debe encontrarse en esa vida de entrega generosa, de lucha incansable, de coherencia para resistir y resistencia para ser coherente, momentos heroicos y momentos increíbles de dulzura y sonrisas tiernas, de mantener siempre aquella pícara ingenuidad del paisano y la tozuda firmeza para confrontar con los dueños del Uruguay.
Recordar a Sendic es sentirlo en todas sus dimensiones humanas, sin esconder tras pudorosas hojas de parra su dimensión esencial: la de un revolucionario, la de irreverente transgresor de los dogmas y el imbancable sustentador de sus principios.
Porque, siendo apenas un botija, nos metió en la lucha revolucionaria, lo sentimos como un padre, lo obedecimos como a un padre, y porque lo sentíamos con un padre nos peleamos duramente con él.
Así como fuimos tras un mítico Sendic a los campamentos de los «peludos», hoy quisiéramos que su lucha revolucionaria nos siga dando razón para vivir y para seguir peleando por una sociedad libre y justa, por un Uruguay para todos, por la Revolución socialista, en definitiva.

Jorge Zabalza Junta Departamental de Montevideo 15 de abril de 1999







2 comentarios:

  1. se ve que zabalza no leyo a sendic cuando fundo el mpp policlasista y partidista para estar junto a la nesesaria vision eurocomunista de seregni fase que el uruguay ahun no a podido transitar por razones obvias . viva el frente amplio !!!

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  2. Bebe Sendic NO fundó el MPP.
    Informarse por favor.

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