Fue uno de los cabos quien denunció ante sus superiores de la unidad los apremios físicos por parte del militar. Según dijeron familiares de las víctimas a Subrayado, el lunes por la noche el sargento sacó a varios cabos al patio, los mojó con agua fría y les aplicó electricidad con una picana.

Esto no supone una práctica habitual en el entrenamiento de los soldados.

Esa misma noche uno de los cabos logró llamar a su madre desde el batallón y le contó “que no podía más” y la mujer llamó a la policía. Indicaron las fuentes del caso que los efectivos acudieron al batallón y posteriormente se retiraron.

Desde el Ministerio del Interior indicaron que la intervención policial tuvo que ver con “un problema con la campera de un soldado”.

Cinco días después de este episodio en la unidad militar, el sábado por la tarde, el ministro de Defensa Javier García tomó conocimiento de lo sucedido y le ordenó al Comandante en Jefe del Ejército que denunciara el hecho ante Fiscalía. Éste contactó al Jefe del Batallón quien dio cuenta telefónica a la Fiscalía de Salto sobre la denuncia contra el sargento y posteriormente lo hizo de forma escrita.

Además se inició una investigación interna de urgencia que supuso el arresto a rigor del sargento denunciado. La versión oficial indica que se constataron varias actuaciones fuera del programa habitual de instrucción militar por parte del sargento.

Por este episodio hubo contactos políticos entre el ministro de Defensa y el ministro del Interior, Luis Alberto Heber para coordinar acciones.

A nivel penal la investigación le corresponde en primera instancia a la Fiscal de Salto Claudia Natalia Altez.

La tanda de quince cabos que era instruida por el sargento denunciado fue enviada a sus respectivos domicilios, se trata de jóvenes de entre 18 y 25 años, que están en buen estado de salud, según pudo saber Subrayado. Solo dos de los reclutas permanecen en la unidad militar porque tienen coronavirus.