lunes, 4 de noviembre de 2024

Contra el mundo cleptocorporatocrático

Salle: el persistente Quijote



Votos que juegan su partido

3 noviembre 2024, Caras&Caretas
Ricardo Pose

El partido que lidera Salle logró dos lugares en la Cámara de Diputados, en un escenario donde sus votos se pueden convertir en la llave para habilitar o cerrar proyectos de ley.
Quienes conocen de hace tiempo al Dr. Gustavo Salle conocen su estilo confrontativo e impulsivo desde que era un abogado penalista con melena que discutía en la baranda de los juzgados con actuarios y jueces, pero se hizo más conocido cuando saltó a la palestra política y hoy se alza con este resultado electoral.

El sistema político en su conjunto lo subestimó por su particular forma de expresarse políticamente y por una imagen “construida” desde los medios de comunicación y algunos programas de humor que encontraron en Salle al personaje que llamaba la atención e irrumpía desde los márgenes de la política tradicional.

Se consolidó con un grupo político heterodoxo donde milita desde alguien que reclama que no se desmantele la UTU hasta un soldado que participó de actividades en el Congo, que critica a la conducción del Pit-Cnt pero impulsó el plebiscito por el SÍ a la seguridad social y en contra de los allanamientos nocturnos.

Sin embargo, logró dos lugares en la Cámara de Diputados, en un escenario donde sus votos se pueden convertir en la llave para habilitar o cerrar proyectos de ley del oficialismo o de la oposición.

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¿Cómo se define, Salle?

Ideológicamente, antiglobalista, antioligarquía, un hombre que busca la soberanía nacional y procura la libertad individual del ser humano, sin perder de vista que el ser humano vive en el contexto social y que ese contexto social obliga a conductas solidarias, empáticas, gregarias.

No entro dentro de las definiciones izquierda a derecha, que lo considero una terrible y nefasta manipulación.

¿Todo eso estaría también dentro de esta definición del grupo político de Identidad Soberana?

Correcto. El nombre hace referencia a atributos ideológicos.

¿Y cuáles serían los rasgos de identidad en este caso del grupo político?

Fundamentalmente, poder hacer algo que no hace: autodeterminarse, gobernar para los intereses del pueblo y no de las corporaciones.

Se está gobernando desde hace mucho tiempo para las grandes corporaciones internacionales. El espacio de incidencia gubernamental es muy reducido, 5 % o 10 %, todo lo demás viene digitado desde el poder.


¿Cuál es el espacio político que ocupa Identidad Soberana?

Enorme, todo el que dejan las dos coaliciones vendepatria. Enorme. No hay proporción entre ese enorme espacio y el caudal de los pueblos, lamentablemente, sobre todo el latinoamericano; han sido degradados en su educación, no te olvides que la educación latinoamericana está financiada por el Banco Mundial que tiene más espacio de decisión militar; sanitaria, educativa, pero fundamentalmente es una agencia militar.

¿Ese es el poder global?

En mi mirada, sobre todo en geopolítica existe una élite mega rica, ancestral, que es la dueña de las grandes corporaciones y que da lugar a que nosotros caractericemos este sistema como el sistema “cleptocorporatocrático”, que significa el poder de las corporaciones ladronas y que tiene una herramienta muy potente: las agencias calificadoras de riesgo, que es el Banco de Pagos Internacionales, en Suiza, presidido por el mexicano Agustín Carstens.

¿Pero hay en el Uruguay grupos económicos nacionales con desarrollo económico para pensar en una economía que pudiera no depender de la inversión directa extranjera?

No, los compraron todos. Había capitales locales, había cierta industrialización, cierta ruralización, y el Frente Amplio tuvo un rol protagónico viabilizando las políticas colonialistas, reprivatizadoras, imperialistas, desindustrializadoras. Por supuesto que ellos también (la Coalición Republicana), pero nunca prometieron nada. Ellos nunca dijeron: “Las clases trabajadoras, el proletariado”... los otros siempre te dijeron: “Inversión extranjera, bancos, burguesías”, pero el instrumento más eficaz y sofisticado que ha tenido el imperialismo aquí en Uruguay fue el Frente Amplio y dos personajes nefastos, los dos presidentes, Tabaré Vázquez y Mujica.

Cabildo Abierto en algún momento ha planteado que se quería reconocer como una tercera vía entre la Coalición Republicana y el Frente Amplio. ¿Es el espacio en que se ubica Identidad Soberana?

Cabildo Abierto, mirá los votos, ahí pagó; desapareció casi, pagó el engaño, el embuste, la traición porque, efectivamente, el senador Manini cuando abandona la comandancia del Ejército, tiene un discurso soberanista, antiglobalista, pero después viabilizó el procedimiento de control sanitario, social, político y económico más importante de la historia, el embuste del covid. Pagó el precio, se lo merece.

¿Imaginaban este resultado electoral que tuvieron?

Bueno, fue paulatino. Empezamos con una gran ilusión de entrar al Parlamento. Después, las encuestas empezaron a mostrar un poquito más y finalmente logramos dos diputados.

Ahora, cuando conoció los resultados, dijo que entraban a la cueva de los vendepatria. ¿No hay riesgos de que esa institucionalidad termine también absorbiendo Identidad Soberana?

No, tengo 66 años, estoy jugado; quiero dejar un camino ético y político que no ha existido.

Nadie en una campaña electoral se mete como nosotros con los masones, con los sionistas, con los jesuitas, con las grandes corporaciones y la más importante del mundo: el narcotráfico.

¿Ustedes piensan que esta diputación es una primera plataforma de crecimiento de este espacio, o va a tornar un poco el derrotero de otros grupos, como el PERI, Unidad Popular, grupos que ingresaron por un período del Parlamento?

Es el comienzo de un gran partido de caras a la clase trabajadora, a los humildes, pero no para asistencialismo, porque el asistencialismo es un instrumento de coacción para convertir al pobre en estructuralmente pobre, en rehén de la oligarquía apátrida. Entonces, no sabemos si vamos a crecer mucho, pero la gente se va a sorprender con nuestra ética y, por supuesto, vamos a enfrentar todo tipo de ataques.

¿Cuál va a ser el rol de sus diputados en el Parlamento, sobre todo en este escenario de equilibrio entre los dos bloques de oficialismo y oposición?

Esto es muy sencillo. Los temas macropolíticos de obsecuencia a la oligarquía internacional los acuerdan el Frente Amplio y los multicolores, no nos precisan.

Es en contra de la politiquería barata, accesoria, poco trascendente, donde nosotros vamos a poder incidir, lamentablemente, ¿no? Y esto es así. Todo lo que ves de la oposición de multicolores y Frente Amplio es un verso, es un teatro, es un circo, una mentira, un embuste, una estafa intelectual; son lo mismo. Yo le llamo partido único del nuevo orden mundial.

Y en ese sentido, ¿cuáles van a ser dos de los tres temas que se imaginan impulsar a través del proyecto de ley?, ¿o solamente va a ser una caja de resonancia en el Parlamento?

Proyectos de ley vamos a presentar todos los que haga falta para introducir una verdadera revolución. No me lo van a votar porque ellos quieren el estatus cubano, pero vamos a cuidar la manipulación de los pueblos por los laboratorios psicosociales, como por ejemplo el Tavistock de la Bretaña, que es muy eficiente. (Según el autor Daniel Estulin, con este grupo “todos estamos expuestos a los oscuros mecanismos creados por un grupo de psicólogos, psiquiatras y antropólogos pagados por la oligarquía internacional que controla el mundo a fin de favorecer sus propios intereses”).

Uruguay votó hace poco el plebiscito de la seguridad social y tuvo una conducta autodestructiva. Es cierto que el Frente Amplio traicionó, es cierto que la cúpula del Pit-Cnt traicionó y trabajó a media máquina o menos. ¿Y sabés por qué no había interés? Porque aquí vino Standard & Poor’s y dijo: “La elección es un trámite, gane este o gane este no importa, la macroeconomía no se modifica”. Parece que los muchachos ven mis videos, pero ellos dicen: “Lo que nos importa son los fondos de las AFAPs”, porque esas van al sistema financiero internacional, esas van a las grandes corporaciones, esas van a las empresas apalancadas con préstamos baratos. Y cuando el trabajador se queda el 15 o el 20 sin dinero, golpea la puerta del sistema financiero y el sistema financiero le cobra más interés que el que le paga por concepto de rentabilidad. Perverso, estafador.

Algunos proyectos de ley no se han votado en este periodo legislativo, entre ellos uno que va a tener que ver con todo el capítulo de derechos humanos de nuestra historia reciente. ¿Cómo se posiciona, particularmente, con el tema búsqueda de restos de detenidos desaparecidos y la posibilidad de la ley de prisión domiciliaria para quienes están cumpliendo cárcel en Domingo Arena?

Es un tema muy interesante y profundamente manipulado, es el caballito de batalla que tiene el Frente Amplio; pero el Frente Amplio torturó, el Frente Amplio violó los derechos humanos… Yo denuncié a Vázquez, denuncié a Mujica, yo como abogado penalista conozco las cárceles del Uruguay. Este Gobierno también tortura y no pasa absolutamente nada.

Pero, en cambio, no niego la crueldad del terrorismo de Estado al servicio de los mismos amos a los cuales le sirve hoy la izquierda que habla de los desaparecidos. Esto es toda una manipulación perversa, ¿no? Porque la agenda 2030 es la agenda de Kissinger, el responsable del terrorismo de Estado por el Plan Cóndor. Dos abogados en el mundo pidieron la extradición de Kissinger, uno francés, Royal; ¿sabés quién es el otro? Yo. (A pedido de la fiscal Mirtha Guianze, el juez Luis Charles archivó el pedido de detención internacional con fines de extradición del ex secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, presentado por el abogado Gustavo Salle el día antes de que George Bush visitara Uruguay).

No me dieron pelota los fiscales del Frente Amplio. ¿Saben que somos el patio trasero?

Es un tema manipulado desde el punto de vista técnico jurídico; se está aplicando el derecho al enemigo, se está violando la Constitución y los principios básicos del derecho penal liberal, se está aplicando la ley penal con efecto retroactivo. Y eso no quiere decir que el Ejército no haya torturado o realizado actos de crueldad sin límites.


En su relato aparece varias veces el término de la casta política. ¿Esto es una concepción de Salle? Porque se asemeja al discurso de casta política de Milei en Argentina.

Milei es casta. Milei es un agente del Mossad, un individuo que enarbola la bandera de Israel antes que la de Argentina, ¿dónde está su corazón? Un individuo que festeja el terrorismo de Estado del Estado sionista de Israel, con el criminal genético, porque ya el abuelo era terrorista, el padre era terrorista y él es terrorista: Benjamín Netanyahu.

Yo no tengo absolutamente nada que ver con Milei, un individuo que gobierna para las grandes corporaciones, un tipo que lleva el oro de Argentina a Inglaterra, que mató cientos de botijas argentinos defendiendo las Malvinas argentinas, que es un grano que tenemos del imperialismo británico en América del Sur y que lo tenemos por la traición que se realizó en 1982 con respecto a la flota británica. Claro, la legitimidad del gobierno que buscó la recuperación de las Malvinas era cero, porque era el ebrio criminal torturador de Galtieri y la junta de criminales.

La historia de América del Sur es una historia muy enrevesada y con mucha traición, con mucha manipulación.

Algunos legisladores actuales sostienen que el nuevo Parlamento debe ver cómo va a controlar a Salle para que se ajuste al reglamento.

Déjame pagar el derecho de piso, pero el que fue más enfático en eso (Jorge Gandini), el pueblo le aplicó el reglamento a él y no lo votó. Así que ese no me lo va a poder aplicar.

 

 

 

 

sábado, 2 de noviembre de 2024

Un millón de convicciones

SERGIO SOMMARUGA


1 noviembre 2024, Caras&Caretas
Por Alfredo Percovich

 

El integrante del Secretariado Ejecutivo del Pit-Cnt y miembro del comando de campaña a favor del Sí a la papeleta blanca realizó un balance profundo sobre el resultado del plebiscito. «No hay que subestimar a los trabajadores», reflexionó.



Invoca a Sócrates, Aristóteles o Platón para contrarrestar la lógica inquisidora predominante que busca amedrentar, secuestrar y, si es necesario, exterminar las ideas díscolas. En tiempos donde se imponen las nuevas razias —menos visibles, más sutiles, distintas pero igualmente feroces que persiguen el pensamiento crítico—, no debe resultar sencillo salir a la intemperie —allí donde la hostilidad es la ley— para defender una causa en clave de derechos humanos, impulsada por el movimiento sindical, que nació con ruidos y diferencias, pero que terminó siendo una iniciativa respaldada por casi un millón de personas que, a pesar de los augurios tenebrosos de las calificadoras de riesgo y de unos cuantos más, optaron por colocar la papeleta blanca del Sí. 

Sergio Sommaruga es profesor de Filosofía, integrante del Secretariado Ejecutivo del Pit-Cnt, dirigente nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Enseñanza Privada (Sintep) y desempeñó un rol determinante en la campaña por el Sí, recorriendo el país con brigadas sindicales integradas por técnicos y militantes. Concurrió a cientos de entrevistas de prensa y participó en debates con representantes del gobierno herrerista, particularmente con el redactor de la ley 20.130, el doctor Rodolfo Saldain. Sommaruga estudió, preguntó, repreguntó, se asesoró mucho con algunos detractores de la papeleta blanca del Sí, «para saber qué pensaban y cuáles eran sus cuestionamientos» y se fue transformando en un experto en las normativas vigentes, en los fallos del sistema, en las promesas incumplidas y, de manera casi natural, se convirtió en un defensor del derecho de las y los trabajadores en soñar algo mejor que lo que disponía el sistema para ellos. Porque Sommaruga está convencido de que no es verdad que las manos, espaldas, piernas y almas deban trabajar hasta no poder mantenerse en pie, y que tampoco es verdad que haya que resignarse, calladitos, para no incomodar al gran capital al que —según dicen— no le gustan las impertinencias sindicales. Casi un millón acompañó la papeleta blanca con sus tres ejes y ahora el sistema político deberá actuar en consecuencia. «No hay que subestimar a los trabajadores», advirtió.

Sommaruga habló en asambleas y fábricas, debatió con mucha altura en la Facultad de Ciencias Sociales y en el prestigioso escenario periodístico del periodista Emiliano Cotelo, En Perspectiva; recibió en calles y pueblos el agradecimiento de cientos de familias y de gente de todas partes, gente común, y hasta obtuvo confesiones en voz baja de quienes adelantaron su voto por el Sí, sin aspavientos, para evitar estigmatizaciones y eludir a los francotiradores del pensamiento. Durmió poco, siguió estudiando, pidió consejos, estudió otras horas más y se rió a carcajadas en noches de retorno a la capital por las carreteras perdidas, luego de jornadas militantes agotadoras. Dice que va a pelear hasta que tenga oxígeno en sus pulmones para refutar aquello de «los ilustres y los salvajes». Y que, en tal caso, habría que discutir quiénes son las bestias.

Transcurridas algunas horas de la votación y a cartas vistas, Sommaruga realizó un balance sobre el resultado de la convocatoria popular, tras lograr la papeleta blanca del “Sí” un total de 935.029 adhesiones. Al respecto, afirmó que se trató de “una derrota electoral que consiguió triunfos políticos importantes” y aclaró que esto “no es una forma de ocultar que el objetivo principal no se alcanzó. Me refiero a triunfos en el sentido de que se logró instaurar un espacio argumentativo sólido y un debate público que profundizó la reflexión sobre la seguridad social, los perjuicios de la ley 20.130 aprobada por el Gobierno, y los fundamentos no sólo técnicos y conceptuales, sino también de viabilidad para implementar los derechos cautelares que planteaba la papeleta”, explicó.

En ese sentido, afirmó que “el movimiento sindical hizo una contribución que enriqueció el debate democrático en una campaña que no llegó a proyectar una visión sobre el Uruguay del futuro. Ese es un logro; benefició al movimiento social y también al país, a la sociedad en su conjunto. Además, creo que logramos otro aspecto muy significativo: la transversalidad. Logramos que, como trabajadores, pudiéramos hablarles a otros trabajadores, sin importar por quién votaron. Tenemos 120.000 trabajadores que votaron al Partido Nacional y al Partido Colorado que apoyaron la papeleta, y eso es relevante, considerando que las dirigencias de esos partidos adoptaron una postura muy cerrada y hostil hacia la iniciativa, centrada más en la estigmatización y la descalificación que en el argumento y la asertividad”.

Agregó que, en ese contexto, el hecho de que 120.000 personas que votaron al Partido Nacional y al Partido Colorado también hayan apoyado la papeleta blanca “es una información relevante, especialmente cuando se analiza de dónde provienen esos votos, que son fundamentalmente del interior del país. En Rivera y en Soriano, por ejemplo, el Frente Amplio obtuvo muy buenos resultados, pero el ‘Sí’ superó incluso la cantidad de votantes del Frente Amplio. ¿De dónde provienen esos votos? Ahí está la transversalidad, y que haya sido impulsada por el movimiento sindical —que enfrenta una campaña histórica de descalificación desde el discurso hegemónico de la derecha y de los principales medios de comunicación— muestra un logro significativo en términos de legitimidad. Me parece que eso también es un triunfo”, añadió.


Representatividad social del movimiento sindical

Por otra parte, destacó como un logro haber alcanzado casi un millón de votos, lo que refleja una “representatividad social”. Resaltó que esta representatividad social tenga al movimiento sindical como actor central, ya que “le otorga respaldo no solo en el tema de seguridad social, sino también en términos de representatividad como interlocutor social relevante”.

En referencia a la estigmatización que enfrentó el movimiento sindical durante la campaña electoral, Sommaruga afirmó que este es uno de los elementos “más fuertes del pensamiento conservador que tiene clivajes esenciales como el caos frente al orden. Para el pensamiento conservador, ellos representan el orden, y todo lo que cuestione su paradigma único es caos. Quienes defienden el orden son los ‘ilustrados’. Esto se observa claramente en el pensamiento de Sarmiento, por ejemplo, quien dividía el mundo entre orden y caos, entre ilustres y salvajes. ¿Y quiénes son los ‘salvajes’? Son aquellos que realizan el trabajo pesado, quienes en última instancia aseguran la producción de bienes y servicios y el funcionamiento de las cosas, pero que carecen de estatus político o intelectual para pensar en la dirección social, el debate moral, las decisiones estratégicas, el rumbo del país, o en imaginar y construir el futuro. Los trabajadores, en términos ontológicos, están relegados a una subcategoría política: son quienes hacen las cosas, pero ‘no saben’ lo que deberían hacer. Así, cuando los trabajadores cuestionan un tema tan complejo y técnico como la seguridad social, ese pensamiento conservador, aunque provenga de personas que no necesariamente son conservadoras, impregna el discurso. No hace falta ser conservador confeso para recurrir a esos clivajes conservadores, y creo que eso estuvo muy presente”, explicó.

Recordó un debate en la Facultad de Ciencias Sociales con dos referentes que se oponían a la reforma, en el que ese mensaje y discurso quedaron claramente evidenciados. “En esa ocasión, dije: ‘No subestimen a los trabajadores. No se puede subestimar a los trabajadores’. Primero, porque es fundamental reconocer el valor que tiene para la sociedad la categoría de trabajo, que es sociológicamente fundante. Sin trabajo, no hay quien cure a los enfermos, quien enseñe a leer o escribir, quien produzca ladrillos, quien moldee metales o garantice la potabilización del agua. El trabajo es la base de todo lo que la sociedad genera. Sin trabajadores, no hay arte, no hay música, no hay periodismo. Así que no subestimen a los trabajadores”, enfatizó. “Los trabajadores han sido generadores de conocimiento en todos los ámbitos. Incluso han dotado a la Universidad de la República de profesores grado 5 con formación autodidacta, y no hablo de un pasado remoto; no me refiero al siglo XIX. Estoy afirmando que los trabajadores construyen conocimiento, y esa construcción tiene tanto valor epistemológico como político. Aquí entramos en otro problema: el estatus de los sujetos políticos para participar en la democracia. Nadie discute hoy que cada ciudadano tiene derecho al voto; ya no estamos en una democracia censitaria. Sin embargo, para la clase trabajadora ser sujeto político del proceso social parece implicar un umbral aristocrático invisible, un techo de cristal”, remarcó.

También se refirió a la oposición que surgió desde algunos sectores progresistas, que firmaron una carta contraria a la iniciativa popular. “Siempre he tratado de ser muy claro en esto. Yo defiendo la libertad de expresión porque defiendo la libertad de pensamiento. La libertad de pensamiento, primero, es un derecho humano, y segundo, nos beneficia como sociedad. Nos hace bien pensar; mientras más y mejor pensemos, mejor. Aporta culturalmente. Pero eso no implica que, detrás de esa libertad de pensamiento y expresión, no esté el derecho a la crítica. Defiendo tu derecho a expresar lo que piensas, pero también defiendo mi derecho a criticar lo que tú estás diciendo, en tanto eso que afirmas contradice lo que considero es la legitimidad política de la clase trabajadora, es decir, los intereses históricos de la clase trabajadora. Ahí es donde surge la controversia. También hay un problema de orden civilizatorio en la construcción de la democracia. ¿Por qué? Porque si la autoridad política para discutir determinados temas recae únicamente en los técnicos, entonces la democracia se limita a votar sobre opciones reducidas que sólo pueden ofrecer los expertos. Esto es crucial, ya que la crisis de las democracias contemporáneas tiene, entre otros factores, este componente: quién siente la gente que es la democracia. Para que las personas sientan que la democracia les pertenece, deben poder ejercer su voz en el ahora y participar en el debate político. No se trata de desconocer el necesario aporte de la ciencia, la técnica y los saberes procedimentales; sin embargo, es fundamental poner las cosas en su lugar. Ha existido una subversión, una subordinación de la política a la técnica, cuando en realidad es la política la que debe definir los objetivos”, agregó.

Recordó que el contador Bruno Gili, socio del economista Gabriel Oddone —futuro ministro de Economía en caso de que triunfe el Frente Amplio— cuestionó su visión porque el dirigente sindical hablaba en términos morales sobre el problema de la seguridad social. “Y sin ser el dueño de la verdad, como en ningún aspecto, yo creo que ésta sí es una discusión moral. Y esa discusión moral es el centro de la discusión política. ¿Sobre qué versa la discusión moral? Sobre lo justo, lo correcto, sobre lo que está bien y lo que está mal. ¿Cuál es el ámbito propio de la política y del derecho de la gente a opinar sobre política? Sobre los fines, valores y procesos que permitan construir una sociedad justa, igualitaria y libre. Después, la técnica debe venir a auxiliar esa discusión para decir: ‘Esto es lo que quiere hacer la sociedad’ y en arreglo a ese mandato político ponemos nuestros saberes a disposición para viabilizarlo. No es la técnica la que debe someter a la política, diciendo: ‘Esto no se puede hacer; lo único que se puede hacer es esto’. Porque ahí se impone la dictadura del pensamiento único, y la discusión sobre los medios termina ganando a la discusión sobre los fines. Si esto se consolida, sería el fin de la historia. Si el pensamiento único se afianza, siempre oscuro, termina siendo profundamente dictatorial, con una eficiencia mayor que la de una dictadura tradicional, porque no parece una dictadura. Es más eficiente, más sofisticado”.

Rebelión ética

Por otro lado, Sommaruga aseguró que durante la campaña electoral aprendió mucho sobre seguridad social. “Creo que estudié más sobre seguridad social que para los exámenes en el IPA. Además, tuve la generosidad de técnicos, economistas y abogados a quienes consulté, porque uno nunca puede saberlo todo. Por ejemplo, hablé con personas que pensaban diferente a mí. Algunos economistas, aunque no estaban de acuerdo con la papeleta, se pusieron al servicio de los trabajadores y de la causa, a pesar de sus diferencias con algunos contenidos de la misma. Y eso me pareció un valor impresionante. Cuando empezamos a discutir en el Pit-Cnt sobre el tema, y vislumbrar la relevancia, el impacto y la trascendencia que iba a tener, comencé a estudiar. Quería entender por dónde iba la discusión, qué significan términos como ‘cobertura’ y ‘suficiencia’, entre otros, y qué decía la Organización Internacional del Trabajo. Una vez que la discusión pública comenzó a tomar volumen, y al ver la ofensiva de los detractores, que hablaban de ‘confiscación’, ‘ruina’ e ‘irresponsabilidad’, me enojé y consideré que, a pesar de mis limitaciones, debía dar la cara y defender a la clase trabajadora, como lo estaban haciendo otros compañeros. Empecé a estudiar sobre seguridad social durante cuatro o cinco horas al día. Sentía la obligación de que se respetara a la clase trabajadora. Me pregunté: ‘¿Qué puedo aportar yo?’. Así que dediqué horas al estudio y traté de hacer lo que hago en clase: transmitir lo que aprendí de la forma más clara y comprensible para quienes no han podido dedicar tanto tiempo y que, de haberlo hecho, habrían llegado a la misma claridad que yo”, contó.

Aseguró que lo movilizó mucho “la agresividad” y los términos incluso “desleales” en los que, en ocasiones, se desarrolló la discusión pública. “Sentí que había una agresión cuando nos señalaban como confiscadores y una descalificación hacia el movimiento sindical, además de que no se estaba aportando al debate público. Estoy en contra del modelo AFAP, pero entiendo que hay quienes pueden estar a favor y defiendo su derecho a tener esa opinión. Sin embargo, no acepto que se tergiverse la discusión. Cuando comenzaron esas dicotomías, como la idea de que estábamos defendiendo a las personas mayores en detrimento de los niños, sentí una rebelión ética y supe que tenía que salir a discutir. Para ello, debía prepararme y hacerlo con decoro, no sólo por mí, sino por la clase trabajadora que tanto quiero y por el movimiento sindical que siento profundamente en mi conciencia”.


El Uruguay del futuro

Por otra parte, se refirió al Uruguay del futuro y al debate que debe emprender el movimiento sindical, luego de que la papeleta por el “Sí” lograra un importante caudal de votos.

Casi un millón de votos representa un capital político importante que el movimiento sindical debe utilizar para impulsar discusiones sobre el Uruguay del futuro. Hay temas que el movimiento sindical debe abordar más allá de la disputa distributiva, el aumento salarial y la defensa de los derechos laborales, que son su función primaria. Debemos debatir sobre la inserción laboral de los jóvenes, la incorporación de trabajadores en situación de precariedad o informalidad al empleo formal con derechos, y sobre cómo va a crecer el país, en qué áreas se agregará valor y con qué matriz productiva. Al mismo tiempo, es crucial discutir qué modelo redistributivo se adoptará para que el crecimiento económico sea realmente una herramienta al servicio de una sociedad más integrada, que garantice más derechos y mejores condiciones para el ejercicio de las libertades individuales”, subrayó.

“Tenemos muchas tareas por delante, pero hay una idea que me gusta mucho: el movimiento sindical debe imaginar el Uruguay del futuro. En este contexto, integramos la continuidad de la lucha por la seguridad social como un derecho humano fundamental. La ley 20.130 ha generado daños y perjuicios que se notarán en el futuro, especialmente en materia de desempleo juvenil y para las personas mayores de 50 años. También afectará la cobertura y la pérdida de aquellos que la seguridad social debería proteger, así como la eficiencia social, ya que las remuneraciones tenderán a la baja, lo que generará problemas en el mercado interno y afectará la calidad de vida. Además, es una ley obsoleta, que no entiende ni interpreta el proceso de transformación del mundo del trabajo”, remarcó.

Sommaruga afirmó que el movimiento sindical debe trabajar con fuerza en la construcción del Uruguay del futuro, ya que tiene una función inherente que es tan esencial como el aire para la vida: garantizar el salario, los derechos laborales y las condiciones de trabajo. Para cumplir con esta función primordial, es necesario contextualizarla en las coordenadas históricas. “Discutir estos elementos es poner la mirada en el futuro de Uruguay, especialmente porque estamos inmersos en una revolución tecnológica en curso y enfrentamos dos problemas fundamentales: la dependencia tecnológica y la desigualdad social. Debemos repensar el rol del Estado y su función social, considerando cómo agregar valor para que el crecimiento económico genere condiciones propicias para el desarrollo de políticas públicas que aborden el problema del trabajo. En la medida en que avance la revolución tecnológica, en un sentido capitalista, muchas personas quedarán excluidas. Hay que repensar todo esto, y para ello es fundamental que imaginemos el futuro; esa es una función muy importante del movimiento sindical”.

“Siempre digo que los Mártires de Chicago, en 1886, tal vez no tenían plena conciencia de que estaban discutiendo el futuro cuando estalló la huelga por las ocho horas de trabajo. Seguramente su lucha respondía a la urgencia de vivir bajo el agobio de jornadas de 14 o 16 horas diarias, en condiciones de explotación extrema, mientras veían que su vida se desvanecía trabajando y viviendo de manera miserable. Sin embargo, terminaron imaginando un futuro, a pesar de que les dijeron que, si se implementaban las ocho horas, la sociedad sucumbiría y que habría una crisis irreversible. Y eso no sucedió. Levantaron una reivindicación que creó un futuro posible y ha llevado a la humanidad a un estado de mayor prosperidad, bienestar y derechos. Esta tradición de usar la imaginación para diseñar hojas de ruta es fundamental para que el movimiento sindical desempeñe un papel relevante en la sociedad y para la clase trabajadora. En la discusión sobre el Uruguay del futuro, el fortalecimiento de la unidad es clave”, puntualizó. 

 

 

 

 



viernes, 1 de noviembre de 2024

Dale tranquilidad al amo



Tranqui que acá no pasa nada

Al servicio del capital extranjero internacional

Azucena Arbeleche y Gabriel Oddone viajaron a EEUU y han tenido distintas participaciones en Washington en el contexto de sus roles actuales y proyecciones futuras en el ámbito económico uruguayo.

Arbeleche asistió a eventos en Washington para presentar los avances de Uruguay en desarrollo sostenible y financiamiento climático. Su agenda incluyó actividades relacionadas con la Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde Uruguay destacó su progreso en sostenibilidad y política económica con enfoque en la inversión y el desarrollo social. Este viaje fue parte de una serie de intervenciones de la ministra en foros internacionales, donde también abordó temas de política fiscal y laboral para atraer inversiones extranjeras y promover el crecimiento económico sostenible del país.

Por otro lado, Gabriel Oddone, como asesor económico y eventual ministro en un gobierno del Frente Amplio, ha estado participando en discusiones y consultas internacionales, aunque los detalles específicos de su agenda en Washington no se han divulgado ampliamente. Sus recientes declaraciones en foros y medios de comunicación reflejan su postura crítica respecto a temas como la reforma de la seguridad social y el rol de Uruguay en el Mercosur, lo que sugiere que sus encuentros pueden estar relacionados con las políticas económicas y comerciales que anticipa para Uruguay en caso de un cambio de administración

En las últimas horas se anunció que el economista Gabriel Oddone habría viajado a Washington para buscar contactos y llevar tranquilidad a agentes económicos globales.

 


Gabriel Oddone viajó a Nueva York en el marco de sus actividades como economista y asesor económico del Frente Amplio de Uruguay. Aunque no se registran detalles específicos de una agenda oficial o eventos puntuales en Nueva York, su participación se enmarca en su rol de eventual ministro de Economía en caso de que el Frente Amplio gane las elecciones. Oddone ha estado abordando temas críticos en debates y entrevistas, destacando asuntos de la política económica del país y posibles ajustes en la estrategia fiscal y social en un contexto de cambio de administración. En los últimos meses, ha enfatizado la necesidad de resolver "disfuncionalidades" en la economía de mercado y de adoptar una política que se enfoque tanto en la equidad social como en la eficiencia económica, temas claves en la actual coyuntura electoral uruguaya.

Aunque el viaje a Washington D. C. que hizo la semana pasada Gabriel Oddone tuvo como propósito presentar un informe sobre financiamiento “verde” que, como consultor internacional, coordina desde hace un tiempo, el designado ministro de Economía en un eventual gobierno del Frente Amplio aprovechó la ocasión para mantener reuniones con autoridades del Fondo Monetario Internacional —que por esos días celebraba su asamblea semestral— y de otros organismos internacionales. Además, habló con ejecutivos de fondos y bancos de inversión internacionales. De esos contactos se trajo una percepción distinta a la que recogió Azucena Arbeleche, la actual ocupante de ese cargo, quien también estuvo en la capital estadounidense: no hay “preocupación” por el ciclo electoral uruguayo.

En conversación con Búsqueda, Oddone contó sobre esos contactos que mantuvo y, respecto del resultado del plebiscito de la seguridad social, dijo que “es un mandato que el próximo gobierno va a recibir”, cualquiera sea el partido que triunfe en la segunda vuelta del 24 de noviembre. “Afortunadamente, el Frente tiene en su programa de gobierno el mandato de convocar a un diálogo social que va a permitir canalizar esos temas que quedaron pendientes de la reforma y otras inquietudes que están claramente planteadas en la población”, señaló el economista.


 

La ministra Arbeleche, que también estuvo en Washington, dijo en El Observador, citada este miércoles 30, que recogió expresiones de preocupación de inversores internacionales por “eventuales propuestas” del Frente Amplio en materia de seguridad social. ¿Qué le transmitieron a usted sus interlocutores?

—A no ser que hayamos tenido reuniones con personas distintas, yo con las que estuve no recibí ninguna preocupación. En ningún caso me fui de la reunión con una sensación de preocupación (de la otra parte), y más bien la percepción que tuve es que el escenario era desafiante para gente que nos miraba desde allí en términos del plebiscito, pero en todo lo demás escucharon con atención, tomaron nota e hicieron preguntas. Ni sus comentarios ni ninguna pregunta me permitieron identificar preocupación; capaz que a ella le dijeron cosas distintas. O capaz ella tiene algún interés en comentar cosas de este tipo, que no está bueno que una ministra haga.

Arbeleche mencionó como una inquietud específica la posible “nacionalización” de las AFAP sobre la que habló el jefe de campaña frenteamplista, Alejandro Sánchez. ¿Le preguntaron por eso?

—Preguntaron porque el comentario justo había sido hecho ese día y, como el propio Alejandro Sánchez aclaró, fue una expresión que en la jerga financiera una nacionalización tiene una acepción distinta a la que él le quiso dar, y que eso no era así. Yo me encargué de plantear lo que el Frente Amplio tiene en su programa de gobierno, que es que se mantiene un sistema previsional multipilar, y, por lo tanto, el pilar de capitalización está totalmente vigente, mucho más después del resultado del plebiscito. Y, en todo caso, lo que hay son temas para discutir en la agenda previsional; teníamos la percepción de que el resultado sería adverso al plebiscito, pero sería importante el voto por el Sí —que fue lo que finalmente ocurrió— y esto obliga al próximo gobierno a tratarlos. Yo no creo que gane quien gane la elección del 24 de noviembre pueda ignorar que un 40% de la población votó a favor de una papeleta proponiendo cambios importantes. Este es un mandato que el próximo gobierno va a recibir; afortunadamente el Frente tiene en su programa de gobierno el mandato de convocar a un diálogo social que permitirá canalizar esos temas que quedaron pendientes de la reforma y otras inquietudes que están claramente planteadas en la población. Habrá que ordenar una agenda, y habrá que ponerlo en el proceso de transformaciones que tendrá lugar en el período que viene.

Los fondos escucharon. Pero en ningún caso plantearon preocupación. Diría más: las preguntas mayoritarias estuvieron dirigidas al manejo macroeconómico, esencialmente sobre la política antiinflacionaria y, en menor medida, el tema del déficit fiscal. Tenía más relevancia el plebiscito, pero no tanto lo que el Frente se proponía hacer o no.

—Las Bases Programáticas del Frente Amplio citan un documento aprobado por unanimidad en el Plenario Nacional hace un año en el sentido de “impulsar un sistema de seguridad social con tres pilares: solidario (no contributivo), de reparto intergeneracional (contributivo) y de ahorro (no lucrativo)”. ¿Qué interpreta usted sobre este último punto?

—Que el manejo profesional del fondo de ahorro previsional y con base en un mecanismo de asignación competitivo se mantiene vigente con la no aprobación del plebiscito. Y que, en todo caso, lo que hay que discutir son varios temas. Uno, por ejemplo, es el financiamiento, que la reforma previsional del gobierno no acometió, que quedó pendiente y que estábamos todos seguros de que estaba por venir. Es un tema de muy largo plazo, no es urgente resolverlo, pero está claro que un esquema previsional que esté basado esencialmente en aportes relacionados con el trabajo genera problemas de todo tipo. Genera problemas por el incentivo a la no formalización de las relaciones laborales y porque, de alguna manera, es un incentivo a la no contratación de mano de obra. Por tanto, lo que está haciendo el mundo como tendencia hace muchos años es ir migrando a otras fuentes. Esta es otra de las cosas que ese diálogo va a tener que resolver, además de aspectos como cuál será el tratamiento a colectivos para quienes no es conveniente o razonable que sigan trabajando más allá de los 60 años, y otros temas que aparezcan.

Esa es la interpretación que yo le doy al mandato que tenemos a partir del resultado del otro día (con la votación del plebiscito) y, en el caso de que el Frente gane, el que tiene en su programa escrito.

Le pido que sea lo más claro posible sobre el punto del ahorro previsional no lucrativo.

—La definición sobre qué quiere decir eso, cómo se interpreta y cómo se ejecuta, contemplando que se mantiene un pilar de capitalización, que se mantiene una gestión profesional del ahorro previsional, es justamente algo que el diálogo social va a tener que considerar. En todo caso, lo que hay es un compromiso de discutir este tema, y el diálogo social tendrá que canalizar este debate para encontrar una solución que contemple el mantenimiento del sistema multipilar reafirmado por el resultado del plebiscito y, a su vez, está escrito en el programa del Frente, contemplando esas inquietudes que habrá que ver cómo las distintas partes quieren abordarlo. A priori, no estoy en condiciones de dar una explicación clara y contundente respecto del alcance de eso, porque es parte de lo que la sociedad uruguaya va a discutir.

Además, yo revertiría la pregunta. Con el resultado del plebiscito, ¿el gobierno que sea electo no va tener en cuenta que hay temas previsionales pendientes de resolución, como es el financiamiento o de las cajas paraestatales? El tema va a estar arriba de la mesa. El Frente lo que simplemente propuso, con cierta garantía de definición programática, es que, como creía que no estaba laudado —y el resultado del domingo de alguna manera lo insinúa—, previó un diálogo social de puertas abiertas a los actores para completar cosas que la reforma de este período dejó pendientes.

—Sobre la cuestión del financiamiento de la seguridad social, las Bases dicen: “Revisar integralmente el sistema de financiación de la seguridad social, en particular las inequidades en los aportes, siempre bajo la premisa de que aporten más quienes tienen más”. ¿Qué implica eso?

—Sin apuro, sin urgencia, porque no tenemos un problema relevante y aprovechando que habrá un diálogo social convocado en su programa y del pronunciamiento ciudadano sobre el plebiscito, el capítulo del financiamiento es uno importante que habrá que mirar. Eso, de hecho, es un tema que estaba arriba de la mesa, que fue soslayado en la reforma que se hizo, y que el diálogo es una buena oportunidad para acometer.


 

29 de Octubre de 2024

Hay un grupo de medidas que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le recomendó al Uruguay en su último informe, presentado prácticamente al mismo tiempo que se desarrollaban las elecciones en el país. Entre ellas, que reduzca la “propiedad pública” de los entes y empresas estatales.

La Asamblea Mundial del FMI y del BID se desarrolló hasta el sábado 26 de octubre en Washington. Allí se conoció la proyección de crecimiento económico para Uruguay con un pequeño repunte de 3% hacia 2025. Además, la inflación se ubicará en el 5,3% el próximo año. Además, observa que el déficit del sector público no financiero se ubique en 3% del pbi, con una relación entre pbi y deuda del 65%.

Según el informe que realizó Búsqueda del documento, el FMI realizó tres recomendaciones “a favor del crecimiento”, como las denominó.

La primera es “facilitar el acceso al crédito, desarrollando el mercado financiero”.

La segunda es “reducir la propiedad pública (empresas estatales)”.

Y la tercera es “reforzar las políticas públicas y el organismo de competencia”.

Pero hay otras, de menor urgencia. Estas son “eliminar las barreras no arancelarias y mejorar el comercio de servicios no tradicionales dentro del Mercosur”. También “reducir los aranceles” al comercio fuera del bloque regional y “mejorar la infraestructura portuaria y la calidad de las vías”, en referencia al ferrocarril.

El último conjunto de recomendaciones cierra con “diferenciar la negociación colectiva entre los sectores”, “mejorar la educación para mitigar el desfasaje de aptitudes” y “liberalizar la movilidad laboral y las restricciones migratorias”.