LOS “PEORES” 5 AÑOS Y LA GRAN MENTIRA DEL DÉFICIT FISCAL
Crónicas del Este 02 enero 2025
Fernando Gil
Se termina el turno para los multicolores y quedan al descubierto el cúmulo de promesas incumplidas junto a una gran mentira como la del déficit fiscal heredado de las gestiones frenteamplistas. Al caudal de escándalos que acumuló la administración de Lacalle Pou, se le debe sumar esa gran estafa hecha a todos los uruguayos en tiempos de campaña. Se van del gobierno dejando un tendal de deudas públicas que incrementaron nuestra deuda externa y el peso que tiene respecto al PIB. Dejan un déficit fiscal mayor al que recibieron y tanto demonizaron. Por suerte –y porque así lo decidió el pueblo uruguayo- se van los gestores de los peores cinco años de nuestras vidas…
Con el equipo ministerial definido, Yamandú y Carolina se aprestan a definir las primeras medidas de gobierno con cierto rezago producto de la desidia o poco apego al laburo de los que abandonan el gobierno. A pesar de todo, el gobierno electo sigue a paso firme su preparación para asumir, el próximo 1º de marzo, las responsabilidades de encaminar el rumbo hacia un ciclo progresista que restituya todo lo perdido en este lustro.
A pesar de algunas voces amigas que reclaman escarbar hasta el hueso sobre los despilfarros coalicionistas, el tiempo irá marcando el rumbo sin desviarnos del objetivo principal de hacer el mejor gobierno, de manera que no vuelvan más. Eso, sin perjuicio de denunciar lo que haya que denunciar, pero sin que sea el principal objetivo de un equipo que está con las manos prontas para trabajar en beneficio de las grandes mayorías.
Esa es la principal razón que debe impulsar una gestión que no haga de la misma una causa mediática donde en los titulares se resuman todos los contenidos, sino todo lo contrario. Hay que avanzar en hacer una verdadera y genuina tarea de gobierno que cubra las necesidades de la gente que depositó su confianza en el Frente Amplio.
Y como no somos iguales, gestionando se demostrará la gran diferencia entre una administración y otra. Una que no apele al marketing como estrategia principal sino como instrumento para informar lo hecho y con la gente como protagonista. Por ello es que las designaciones de Martín Lees e Iliana Da Silva para dirigir la Secretaría de Comunicación en Presidencia, es una muy buena señal y todo un desafío.
La gran estafa
Los uruguayos nos sentimos estafados al pasar raya a una gestión que llegó abonando discursos plagados de promesas que no cumplieron. Una de las principales y más difundidas promesas fue la de bajar el déficit fiscal, demonizado por demás durante la campaña electoral que los llevó al gobierno. Hoy, con los datos a la vista queda claro que mintieron en cuanto a su relevancia y, lo que es aún peor, lo dejan incrementado en cifras alarmantes. Un déficit de las cuentas públicas que no responde a incrementos en gastos sociales sino todo lo contrario, ya que dejan al país con indicadores escandalosos como el incremento de la pobreza infantil que suma -al deterioro financiero- un déficit social mucho más preocupante que urge atender.
Escuchar a la ministra Arbeleche relativizar las cifras del déficit que deja esta administración es de una hipocresía tal que abruma y escandaliza por cuanto fueron los mismos que demonizaron las cifras de la administración frenteamplista con el compromiso –incumplido- de bajarlo durante su gestión. No solo no lo bajaron, sino que lo dejan peor de lo que lo recibieron con el agravante del deterioro social asociado a dicha cifra.
Para que se entienda bien, el déficit fiscal de las administraciones frenteamplistas tuvo como una de sus razones fundamentales el gasto social que implicaba aumentar los egresos para volcarlo en partidas presupuestales que dieran alivio a los sectores más críticos. Ese esfuerzo presupuestal tuvo su rédito en los indicadores que dieron la razón a esas decisiones políticas de incremento financiero. Un costo que el país asumía para dar alivio y mejoras a los sectores más vulnerables evitando que cayeran a niveles de los cuales, luego, sería difícil recuperarlos.
El gobierno tuvo que aumentar el tope de deuda
Este gobierno, por razones fundamentalmente ideológicas, apostó a beneficiar a los sectores más pudientes de la sociedad uruguaya, esos que el presidente Lacalle Pou denominó “los malla oro”. Fundado en que una vez mejorados esos sectores serían los motores de la reactivación económica. En otras palabras, apostó al derrame tan promocionado de los gobiernos neoliberales, ese que nunca llegó.
Hablar de números del déficit fiscal como la gran estafa, seguramente es hacerle precio a un gobierno que mintió en muchas otras áreas. Por ejemplo, en las cifras de los delitos, porque dejará el peor récord de homicidios en un quinquenio, contando –a favor- con casi dos años de pandemia. Un gobierno que tuvo instalada una asociación para delinquir en el piso 4º de la Torre Ejecutiva, el que le dio un pasaporte a “un narco peligroso y pesado”; el que tuvo a ministros mintiéndole al Parlamento; el que regaló el principal negocio del puerto de Montevideo a una empresa transnacional belga por 12 períodos de gobierno, a cambio de nada. El que deprimió controles en ruta, haciendo lo propio en materia de seguridad pública y vial; el que nos convirtió –en poco tiempo- en un país de acopio de la droga que llega a Europa y que nos tiene como uno de los principales puntos de salida. El mismo que hizo de la salud un gran negocio, regalando una mutualista emblemática como Casa de Galicia a los amigos; el que recortó recursos al punto de afectar la entrega de medicamentos de primera necesidad a lo largo y ancho del país; el que deprimió la atención pública de la salud en beneficio de la privada, en un inexplicable retroceso a lo avanzado con los gobiernos frenteamplistas.
El pueblo fue el encargado de poner las cosas en su lugar y restituir la confianza en la fuerza política que lo supo tener como principal objetivo.
Se termina el tiempo de las mentiras y –también- el de las ruedas de prensa amigables, seguramente, pero serán tiempos de gestión y de trabajo. Tiempos donde deberán hablar los hechos y donde la gente tendrá su lugar para construir juntos la esperanza depositada en las urnas.
Se terminó este gobierno, por suerte y por todos nosotros, le llegó el final.
Como decía en la escena final Miseria, protagonista de la obra teatral de Mercedes Rein y Jorge Curi, “El herrero y la muerte” – “no hay mal que dure 100 años, ni cuerpo (electoral) que lo resista”.
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