jueves, 28 de febrero de 2013

La ley divina del Uruguay



 CUANDO LAS LEYES SON MAS IMPORTANTES QUE LOS DERECHOS HUMANOS

La Justicia en su laberinto

Jue 28.02.2013
  Por Emilio Cafassi, Eduardo Galeano, Juan Gelman y Jorge Majfud

La Suprema Corte de Justicia de Uruguay acaba de consolidar la consagración de la impunidad para los peores criminales de lesa humanidad de la historia moderna de ese país.
El proceso que ha llevado a este resultado es claro.
Un primer paso consistió en la decisión de trasladar a la Dra. Mariana Mota al ámbito de lo civil, desafectándola de su titularidad en el Juzgado Penal. La Dra. Mota tenía en su sede más de cincuenta causas referidas a las gravísimas violaciones a los derechos humanos durante el período del terrorismo de Estado en los años ’70. El Estado y el propio Poder Judicial pusieron toda clase de obstáculos a sus investigaciones, además de cuestionar su compromiso con la lucha por la vigencia de los derechos humanos, cuando deberían ser su principal garante. Con esta medida, la Corte de Justicia confirmó la ausencia de justicia que víctimas, allegados y la sociedad toda viene padeciendo desde hace décadas. Al mismo tiempo, la Corte uruguaya ignoró la sentencia pronunciada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Gelman vs. Uruguay, además de cuestionar la independencia del Poder Judicial.
En línea con el mismo propósito o resultado, la Suprema Corte acaba de declarar inconstitucional la recientemente promulgada ley interpretativa que intentaba superar la llamada “ley de Caducidad” que desde 1986 impide el proceso de todos los autores de crímenes amparados por la pasada dictadura militar. Esta ley fue declarada inconstitucional por la misma Corte años atrás.
El argumento sobre el cual se basó esta nueva decisión radica en que no se puede aplicar una ley de forma retroactiva, cosa que sí realiza la propia ley de Caducidad. Se ha argumentado que la retroactividad se aplica sólo cuando la ley beneficia al reo. No es posible condenar retroactivamente a alguien por algo que hizo cuando en su momento no era definido como delito. No obstante, la ley de Caducidad es retroactiva desde el momento en que contradice las leyes que regían cuando se cometieron los delitos.
En otro momento, la misma Corte Suprema de Justicia de Uruguay define las violaciones cometidas en una dictadura y con la complicidad del Estado de la época como “delitos comunes”. Lo cual automáticamente transforma un delito de lesa humanidad en una causa prescriptible. No obstante, estos “delitos comunes” fueron cancelados, precisamente, por una ley promulgada para proteger a un grupo específico de criminales, la ley de Caducidad de 1986. Ni siquiera se otorgó un perdón a reos condenados por sus crímenes: el Estado renunció a someterlos a investigación y a juicio.
No obstante, más allá de una disputa técnica y sobre la filosofía que rige y cambia cada cierto tiempo las obviedades jurídicas, nuestro reclamo se basa en valores más universales y permanentes, como lo son la garantía de los derechos individuales más básicos, como la integridad física, la libertad y la reparación moral.
Por lo expuesto, como intelectuales y trabajadores de la cultura y el conocimiento, repudiamos estas decisiones de la SCJ y exigimos el fin de la impunidad y la condena de todos los criminales del terrorismo de Estado en Uruguay.
Todo Estado y toda institución de cualquier país existen para proteger la integridad física y moral, el derecho a la libertad y la verdad de cada uno de sus ciudadanos. Nunca al revés. Aceptar la violación de uno solo de los derechos humanos contra uno solo de los ciudadanos de un país con la complicidad del Estado o de alguna de sus instituciones, afecta y lesiona la legitimidad de todo el Estado.
Rechazamos cualquiera de las excusas que niegan el derecho a la justicia y la verdad. Sin verdad no hay paz; sin justicia no hay democracia.
Los derechos humanos no se mendigan. Se exigen.



Constanza Moreira y el Senador José Amorín






MPP se tambalea

Gigante estúpido.(según el viejo Julio Marenales antes de irse)


Diputado Pérez renunció al MPP
El diputado del MPP, Esteban Pérez, anunció que se ya no formará parte de ese sector político del Frente Amplio (FA) y que además renunciará a su banca en el Parlamento. A fines de 2012, Pérez se retiró denunció ciertas irregularidades en el uso de las lanchas de la Armada en Haití y se retiró de la sala de Diputados.

Como la Dirección del MPP entendió que el legislador desacató el mandato de votar a favor de extender la permanencia de los cascos azules en Haití, se había resuelto que su caso pasara a la Comisión de Ética del sector y al Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio.
En declaraciones al diario La República, Pérez dijo que “el MPP es una cueva de lobos. El compañero es el lobo del compañero”.
En tanto, Montevideo Portal dialogó con Ernesto Agazzi, dirigente del sector y senador, que declaró que “el compañero Pérez cometió una indisciplina al no acatar la resolución del Ejecutivo del MPP, la bancada del FA y la mesa política del FA. El MPP resolvió pasarlo a la Comisión de Ética y este presentó su renuncia. El sector utilizó los mecanismos previstos. El que comete una indisciplina tiene que someterse a los mecanismos que prevé la organización”.
 .



27 de febrero del 2013

“El MPP es una cueva de lobos”
El diputado Esteban Pérez dejó ese sector del Frente Amplio en el que “el compañero es el lobo del compañero”, según dijo
 
El diputado por Canelones Esteban Pérez oficializó este martes su renuncia al Movimiento de Participación Popular (MPP) y abandonará su banca en el Parlamento, al mantener diferencias con el sector.
“El MPP es una cueva de lobos, el compañero es el lobo del compañero”, dijo Pérez a La República.
El diputado había desacatado la posición del gobierno y del MPP sobre la permanencia de tropas uruguaya en Haití y defendió su posición contra “la intervención y represión obrera” en ese país.
El pasado sábado el MPP había decidido pasar a su Comisión de Ética el caso de Pérez. Al escuchar las críticas que se le hicieron por su postura, Pérez anunció de forma verbal su renuncia y este martes la oficializó.
El representante canario indicó que cuando comience la legislatura dejará la banca.
Otro que se va
Otro diputado del MPP que dejará su banca en el Parlamento será Álvaro Vega, quien ya anunció su renuncia.
El pasado lunes el senador de ese sector, Ernesto Agazzi, dijo a la diaria que la situación de Pérez es diferente a la de Vega. “Es una situación que merece un tratamiento diferente porque hay que sopesar el carácter negativo” del desacato con “los aspectos positivos de su vida militante”, en la que ha sido “muy consecuente”.



Miércoles 27.02.2013

"El MPP es una lucha interna por los cargos" . .
El diputado del MPP por Canelones renunció al sector y a la banca el pasado sábado 24, durante una sesión de la Dirección Nacional. Posteriormente, la dirección del sector resolvió pasar su caso y el del diputado Álvaro Vega a Comisión de Ética del Frente Amplio. Pérez dijo que no se va porque se lo sancionara, sino porque el MPP "perdió su condición revolucionaria" y en lugar de defender a los más humildes se ha vuelto un "potente aparato electoral". "Se ha convertido en una empresa con muchos lugares de trabajo", afirmó.
VALERIA GIL
-¿Por qué decidió renunciar al Movimiento de Participación Popular (MPP) y dejar la banca en Diputados?
-Estoy de acuerdo con que me pasaran a la Comisión de Disciplina por no haber acatado una resolución y no haber votado la permanencia de tropas uruguayas en Haití. Pero elegí la ética y los principios; por eso dejo mi banca y me voy del MPP. Lo anuncié el sábado en la Dirección Nacional. Lo hago porque entiendo que el MPP ha perdido su intención revolucionaria y ya no representa a los explotados. Por tanto, no tengo nada más que hacer ahí.
-¿Cómo seguirá ahora su militancia?
-Me dedicaré a ser un buen vecino, que es también una tarea revolucionaria, pero no me voy a ningún otro sector. Voy a votar al Frente Amplio porque no hay otra opción seria y posible para el pueblo hoy.
-¿Por qué entiende que el MPP perdió su esencia revolucionaria?
-Creo que el MPP se ha convertido en una empresa con muchos lugares de trabajo y con posibilidades de hacer carreras personales. Está siendo asimilado por el sistema, que tiene muy buenos jugos gástricos. Ya no es algo revolucionario y la lucha pasó a ser por el poder interno y por los cargos. Los compañeros se convierten en lobos de los compañeros. No es aquello en lo cual colaboré para fundar y por lo tanto me voy. Ya no es más mi casa.
-El diputado Álvaro Vega dijo que se perdió la austeridad en el MPP ¿Coincide con eso?
-Creo que tiene razón. Se perdió el principio de austeridad, eso de entregarse a una causa sin intereses personales y sin amontonar beneficios personales. Se ha convertido en un lugar donde se puede hacer carrera política y se puede conseguir un buen trabajo. Hay que hacer buena letra en la interna y si hay que pisarle la cabeza a un compañero para llegar a eso, se la pisa. No es una lucha por el poder para las clases oprimidas, es una lucha por el poder en sí mismo y personal.
-¿Esta conducta que describe se ha generalizado en el MPP?
-Obviamente hablo en general. Hay muchos compañeros que lo siguen dando todo por la causa, pero esos son pisados por otras ambiciones.
-¿En los últimos meses hubo un cambio en la dirección del MPP?
-El cambio en la dirección es relativo, porque en general nos mantenemos los mismos compañeros. Lo que sí hubo fue un desplazamiento de los lugares de decisión. Muchos compañeros que están en el Parlamento, que son los compañeros de más experiencia política y entrega de vida, no son tenidos en cuenta en esas decisiones. También se da que hay muchos compañeros que se transforman en personajes y cuando declaran deciden en nombre de toda la organización y eso nos trae problemas internos.
-¿Cambió la ideología del MPP?
-No se analiza la política desde el lugar de los más humildes de este país, sino que se ha convertido en un maravilloso y potente aparato electoral que sabe medir muy bien los tiempos y el cálculo de los votos. Se ha perdido el tema político de fondo. Cuando hay que asumir decisiones de riesgo en favor de los más humildes, se elige la calculadora electoral.
-¿Cree que el MPP sufrirá un revolcón electoral en el 2015 como advirtió el diputado Vega?
-Me parece que no votará mal por inercia, no por contenido o por sustancia. Pero creo que sería sano que el MPP reciba un golpazo para que se purifique. Cuando no queden cargos para repartir, quedarán pocos pero bien montados.
-¿Tiene pensado hablar con el presidente José Mujica? ¿Cómo cree que lo afectan estas discrepancias internas?
-No voy a hablar con él. Mujica es un revolucionario íntegro muy condicionado por las circunstancias. Seguramente estará muy dolido por lo que está pasando hoy en el MPP.
-¿Cómo evalúa la gestión del gobierno?
-Tenemos debes importantes. Se habla que la inflación es poca, pero es mucha en la comida y la comida es el principal problema de 800.000 trabajadores y 300.000 jubilados que ganan $ 10.000 o menos. Eso es pobreza y se está empezando a sentir. Si bien se redujo la desocupación, los niveles salariales son de pobreza y esa es una espina que tengo.
El País Digital
 
 

miércoles, 27 de febrero de 2013

Juan Almiratti, ingeniero de la libertad



A Juancito no le hubiera gustado nada algo así como una apología póstuma sobre sí mismo, y mucho menos un responso majadero, o un inútil minuto de silencio, o, qué se yo, algo que se parezca a esa verborragia funebrera que nos habla de un muerto fuera de serie, paradigma de la perfección y las buenas costumbres, amado por todo el mundo, súper afable, re piola en todas las circunstancias de la vida y de la muerte...

Nada que ver.

Juancito fue –seguirá siendo- un tipo sencillo, un tipo común y corriente, poco amigo de la grandilocuencia, nada amigo de las lisonjas y las palmaditas en el hombro, buen compinche, leal, franco, sin pelos en la lengua, sin esos dobleces que algunos especímenes de derecha, de centro y de izquierda, consideran “propios de la política” en estos tiempos de esmerado profesionalismo “militante”.

Juancito era nada más y nada menos que éso, y, además, un revolucionario de la punta del dedo gordo del pié hasta la punta del mate, incapaz de presentir siquiera cuánto influenciaron sus hechos en las conciencias de los más jóvenes que en la segunda mitad de los surrealistas ´60, íbamos arrimando al fogón esperanzador de la confrontación directa con una burguesía a la que él solía llamarle ya a comienzos de los ´70 “pequebú”, anticipándose a la percepción muy clara hoy de los despojos decadentes y semilumpenizados de una clase dominante que por vía del parasitismo crónico y la sujeción total a los dictados del Tío Sam, se iba convirtiendo en caricatura ridícula de sí misma y en taimada cofradía de mafiosos de poca monta siempre listos para obedecer a los que cortan grosso el bacalao y para sicariar a los que se rebelan.

En aquella bisagra turbulenta de las dos décadas de rebelión popular y de fascismo dependiente con viento maula en la camiseta, Juancito sería el primero en mostrarnos fácticamente que la “justicia” y las “fuerzas del orden” de la vacunocracia bancarizada, no sólo eran una fantasmada fabricada para amedrentar y anular a “la gilada” –como él mismo diría-, sino también una monumental fábula de inexpugnabilidad absoluta a prueba de todo intento plebeyo de alcanzar la libertad.

Juancito (el Ingeniero Juan Almirati Nieto), detenido unos días antes y con chance de quedarla hasta las pelotas a manos de un fallo judicial muy severo, burló en 1971 a pura corazonada la guardia policial que lo había conducido amarrocado al juzgado, ganó la puerta de la sede penal, miró para un costado y para el otro, y, sencillamente, se tomó las de Villadiego en un santiamén, mezclándose entre los peatones y los autos del Centro de una ciudad que apenas unos minutos después estaría unanimemente comentando la fuga del Inge y tejiendo casi que una justificada leyenda sobre uno de los personajes de nuestra historia contemporánea sobre el que no se ha escrito nada, casi, y que muy bien podría haberse otra que acomodado al frente de algún buen ministerio o algún ente estatal del “proceso progresista” (pero no, prefirió seguir siendo el tipo común y corriente sin pelos en la lengua, libre, revolucionario, imposible ya de ser atrapado por los largos brazos del tecno-burocratismo parado en los pedales del gran salvataje de lo que Juancito juró hacer pomada, de por vida)…

La fuga del penal de Punta Carretas de fines del ´71, conocida como “El Abuso”, fue naturalmente una obra maestra colectiva emprendida por un centenar de revolucionarios resueltos a salir para seguir la pelea. Ella tuvo en la performance de Juancito, sin embargo, ese aporte individual especial que parecen reclamar siempre los grandes momentos de la historia; su planificación milimétrica, a veces muy intuitiva, por momentos con obstáculos más bien deprimentes, tuvo en Juancito un Compañero que prácticamente no dormía obsesionado con el asunto, haciendo cálculos permanentemente, trazando posibles itinerarios subterráneos sin parar, elaborando ese momento sublime y grandioso que representa para cualquiera en prisión, la fuga, la LIBERTAD QUE NO SE PIDE NI SE DA…

Juancito murió esta tarde, y ahora no, ahora me voy a donde hubiera querido ir él (a la acampada de los cañeros), pero es casi seguro que esta noche, cuando los sentidos parecen prepararnos para nuestra propia muerte y los sentimientos libres preceden al sueño, es casi seguro que la sonrisa inolvidable y la entrañable forma de ser de Juancito, me arrancarán dos o tres lagrimones y me levantaré a fumarme un 51 y a ver qué pasa con la cachorra de mi perra Canela, recién nacida, y a mirar para arriba, tratando de reubicar esa imponente estrella de cinco puntas que el Inge tuvo metida en las sienes hasta su último suspiro, lo sabemos bien.

(Sé que es muy larga, pero vale la pena detenerse unos minutos para leer la entrevista que transcribo, hecha a Juancito hace unos siete años, y que recién hoy descubro en la internet).

Cháu, Juan. ¡Venceremos, perdé cuidado!!!

Gabriel –Saracho- Carbajales, 27 de febrero de 2013

La burra de oro
Samuel Blixen


El túnel del "abuso" (la fuga de Punta Carretas de 111 tupamaros)


Contacto con Juanshito

A Juan Almirati


         ...”dejate ´e cosas, cristo, dejá que la gilada vote,

           tarde o temprano les daremos pa´tabaco...”

                                                                               J.A.
si por vos fuera
te habrías quedado con el nombre juan
por lo sencillo
pero no sería un alias...
entonces elegiste “josé” y te quedó perfecto:
ser uno más entre la gente simple
un josé más entre los hombres de tu pueblo...

y de clande duraste como el mejor
volviste
una y otra vez
reincidiste
por amuebladas y bucos
por rajes y alambrados
por gambuseadas y operetas
insististe
tan ingeniero como bandido
tirando ideas y dando en el centro del blanco...
siempre certero –juan- siempre eficiente
el túnel el atajo el enroque largo tus aportes sabios
a la T1 al blindaje al amonal a los carritos a las granadas
las bolsas numeradas de herramientas para la burra de mailhos
el balde de poxipol para el eje partido del camioncito citröen
tu antojo de café (¡!) en puntacarretas el día de tu fuga del juzgado
dejar tu campera acribillada colgando del alambre de la ruta 9
mientras ganabas campo y te tiroteaban por la espalda
después de la cagada del gringo malikosky viniendo del caragua...

ahora todo es historia mal contada –juan-
parece un tango
de aquellos que escuchábamos juntos en el sótano de la guardia nueva
mientras se preparaba la milonga grosa...
ahora te están velando –“josé”- ahora te están llorando
los pocos ñeris leales que van quedando...

(...yo esperaré la tardecita
me arrimaré al circuito de la calle pando
entraré chiflando gallo ciego de bardi
te veré venir hacia el contacto
nos diremos lo mismo de siempre:
“los tupas shomos lo mejorshito del mundo...”
y continuaremos conspirando...)

la única lucha que se pierde es la que se pierde...
y nosotros -aún- en eso andamos...

chau “ingeniero de la libertad”
 -como dijo saracho-
adiós “juanshito”
hermano
nos vemos en un rato...


                                       miguel ángel olivera

                                            “el cristo”

                                           28 febrero 2013.

                                 28 FEBRERO 2013.




24.07.2006
 JUAN ALMIRATI
¿Si me arrepiento? No. Yo soy ingeniero, una cosa medio cuadrada. Creo que hay que mirar para adelante y trabajar

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Por Gerardo Tagliaferro

1) Usted supo tener una empresa constructora. ¿De qué tamaño?
Para la época (entre 1958 y 1969) una empresa mediana. Llegué a tener cien y pico de obreros. Tenía transporte de arena y pedregullo también. Al principio con un socio y después solo, aunque casi siempre fue mía. El nombre era Juan Almirati. Empresa constructora . Hice desde una casa en Punta Ballena, arriba de las piedras, hasta en San José. Hacía viviendas y construcciones para fábricas, silos y esas cosas.

2) ¿Fue una empresa exitosa?
Era una empresa mediana. Hoy no se ven muchas así, se ven grandes transnacionales. Cuando quedé requerido se cerró sin problemas. Todavía me encuentro con gente que trabajó conmigo y con proveedores y con todos tengo buena relación.


3) ¿Venía de una familia de buena posición económica?
No. Mis viejos eran los dos funcionarios. Eran un matrimonio clásico de aquella época: mi padre militar y mi madre maestra.


4) ¿Siempre fue un hombre de izquierda?
No, no. Durante un tiempo voté a un partido tradicional. En determinado momento cambié mi voto y me volqué a la izquierda. Pero nunca hablaba de política, era una época muy intensa de trabajo y de estudio, no había tiempo para hablar de política ni de fútbol, más allá de que el deporte me gustaba. Jugué al básquetbol en Sporting.

5) ¿Cual fue el proceso que lo llevó primero a volcarse hacia la izquierda y luego a integrarse al MLN-Tupamaros?
Y bueno, me acerqué al MLN porque veía que la economía del país era muy difícil para los que trabajaban y porque veía que había alguien que me parecía que podía hacer un cambio. El Banco República era un banco de fomento, pero a una empresa constructora como la mía no le prestaba, tenía que ir a la banca privada. Llega un momento en que a uno le parece que tiene que trabajar demasiado para sobrevivir y el país iba cada vez más atrás. Entonces vi algo que podía servir para un cambio y me sumé a ese algo.
6) ¿En qué año se integró al MLN?
En el 68.
7) ¿Cómo fue?
Yo qué sé... ves pasar a uno, hablás con él y de alguna manera te vas vinculando.
8) El suyo es un caso poco común: el dueño de una empresa de cien trabajadores que se hace guerrillero. ¿Hubo otros en el país con su grado de involucramiento?
Hubo, cómo no. No sé si en ese grado. Depende. Pero hubo varios requeridos e incluso presos. El problema se ve hoy también: basta ver cómo es postergado el empresario y el trabajador de industria y comercio, los que crean la riqueza del país. Hoy se está viendo lo mismo que yo veía a fines del sesenta.
9) Siempre se ha dicho que en el MLN confluían distintas vertientes: marxistas, cristianos, anarquistas, blancos, colorados... ¿a cuál de ellas pertenecía usted?
A ninguna. Yo no participé grupalmente en ninguna de esas vertientes. Mis ideas se formaron a través de leer diarios, semanarios o algún librito. Y convencerme de que si algunas cosas no cambiaban en el país, llegábamos a lo que llegamos: hoy de tres millones de habitantes, tenemos un millón en la pobreza.
10) ¿Cuál era la sociedad que usted aspiraba a construir?
El hecho era que hubiera un cambio en el Uruguay para que todos vivieran, y vivieran bien. En un país riquísimo, con universitarios y trabajadores brillantes, íbamos en un declive cada vez más pronunciado. Desde que empezaron los cantegriles en el 55 hasta hoy, vamos decreciendo. Entonces el hecho era que tenías que hacer un cambio para revertir eso, que no se ha revertido.
11) ¿Cuál era su encuadre en el MLN?
Yo fui colaborador mientras andaba en la calle, legalmente. Después trabajé en servicios y en unas cuantas cosas.
12) En los años 71 y 72 usted era considerado, por lo menos a nivel de la prensa, un dirigente.
Sí, y antes también. Estaba cerca de lo que era un dirigente, podría decirse que participaba de una dirección ampliada. Tenía responsabilidades.
13) ¿Participó de acciones militares?
Y sí, la que es pública y por la que fui procesado, además de asociación para delinquir , fue lo de Mailhos. Cuando se le retiraron unos cuantos lingotes de oro. Esa es la que es pública y de la que puedo hablar. Fue una acción importante para las finanzas, porque en realidad uno era un militante rentado. Quiero decir: estaba clandestino, no trabajaba, de algo tenía que vivir.
14) ¿Cómo era su vida en la clandestinidad?
Ah, una vida común. Como que uno se pone al margen de todo, en otro mundo, pero sin nada demasiado especial.
15) ¿Usted sabe cuál fue el destino del oro de Mailhos?
Ah, me lo preguntaron varias veces (los militares). Decían que lo había convertido en plata el Toba (Héctor Gutiérrez Ruiz). Incluso cuando estaba en Libertad, me preguntaban, sin apremios: ¿y las libras se las llevó el Toba? Y yo qué sé , les decía yo, preguntale al Bebe (Raúl Sendic) . Yo no sabía. 16) El propio hijo de Gutiérrez Ruiz, el fallecido Marcos, dijo en un reportaje de César Di Candia en Búsqueda hace algunos años que su padre había intervenido en la venta de ese oro para financiar el diario herrerista El Debate. ¿Qué sabe usted?
¿Ah sí? ¿Él dijo eso? Es posible... es posible. Por algo terminó como terminó.

17) Usted se escapó de un juzgado en 1971, antes de la fuga masiva de Punta Carretas. ¿Cómo lo hizo? Fue en el juzgado de Canelones y Río Negro. Una cosa normal. Me llamaron a declarar... y cuando terminé buenas noches, buenas noches , y cuando salí afuera me fui alejando, trataron de agarrarme y crucé la calle. Había un custodia en el patio y otro que creo que era sargento en el patio grande. Después, cuando llegué a la puerta había otro que me tiró y acá tengo la marca del tiro (muestra una cicatriz en la sien izquierda). Sonó la bala y al mismo tiempo sentí un rocecito. Después doblé la esquina y me fui. No estaba esposado porque ante el juez vas sin esposas. Y eso fue en el momento que salí de la oficina del juez. Supongo que en ese momento me debía haber puesto las esposas el primero que estaba ahí.

18) ¿Es cierto que una de sus capturas fue en un hotel de alta rotatividad?
La primera vez. Siempre me preguntaban si la pieza tenía unos pescaditos. Y tenía. No me agarraron adentro. Cuando me iba habían rodeado la manzana porque estaban haciendo un rastrillo. Yo salí y tuvimos un enfrentamiento. Eran policías de civil y uno recibió una bala. Tiré y me fui y después me agarraron.


19) ¿Tuvo otros enfrentamientos?
Así, de frente, no. Que me hayan tirado sí. Días antes de ese hecho, allá por la calle Instrucciones, detuvieron un coche, bajamos, nos pusieron con las manos contra la pared y yo me fui. Y me tiraron varios tiros. Ahí perdí los documentos.
20) Estando requerido imagino que andaba por la calle y seguramente, por su actividad, habría mucha gente que podía reconocerlo. ¿Cambió su aspecto?
No, creo que en alguna época tuve bigote. Pero uno cambia la rutina totalmente, cambia de ambiente y de lugares. Y más allá de que mucha gente me conocería, algunos seguramente me miraban pasar y me dejaban. Eso pasó, creo, varias veces. O al cambiar totalmente la rutina y los lugares, cambia la gente con que uno se encuentra.

21) El 14 de abril de 1972 fue detenido por segunda vez, en la Unión, y no volvió a andar libremente por la calle hasta marzo de 1985. ¿Cómo fue esa detención?
Estaba parado en una esquina, fueron, me pidieron documentos y me agarraron. Agarraban a cualquiera. Nos pusieron con las manos contra la pared, vieron el documento falso y me llevaron a la comisaría que está ahí en 8 de Octubre (la seccional 15ª), porque eran policías. Pah, de la que te salvaste , me dijeron en la comisaría, cuando se dieron cuenta quién era. Porque ese día, si me agarraban los otros (las FF.AA.) perdía. Estuve ahí un par de horas y después me trajeron a Cárcel Central.

22) Se dice que usted fue el que diseñó la cárcel del pueblo . ¿Es así?
No. Trabajé ahí algunos días, puse algunos ladrillos pero ni sabía que era cárcel del pueblo. Era un local y yo hice algunos jornales y capaz que pensé algo. Pero no sabía para qué era. Era un berretín grande, nada más.

23) Cuando se habla de las torturas de las Fuerzas Armadas, frecuentemente desde algunos sectores se contesta que los tupamaros también torturaron a sus prisioneros, por cómo los tenían en la cárcel del pueblo . ¿Qué dice usted?

Yo estuve en otro lugar, donde había un secuestrado y las condiciones eran correctas. Y comían lo que comíamos nosotros. Una vez tuve una discusión con uno, un muchacho joven, porque nosotros íbamos a comer pato y él decía que al prisionero no había que darle. Para mí, estaba bien y nunca nadie dijo lo contrario. Lo que pasa es que si estás preso estás hostigado, estás en condiciones que podrás soportar mejor o peor, según tengas más o menos tranquilidad, o la cabeza más o menos acomodada.
24) ¿En qué se equivocaron los tupamaros?
Es difícil decirlo, porque vas haciendo y te vas equivocando. Puede haber errores más grandes y más chicos, y no solamente influyen tus errores sino también tus aciertos. Un partido de fútbol se pierde por los errores propios y los aciertos del otro.

25) A cuarenta años, ¿estuvo bien haber desencadenado la lucha armada en Uruguay?
De lo que yo vi o participé no guardo mal recuerdo.

26) ¿Qué haría si un día se cruza con Amodio Pérez?
No sé. Amodio, cuando salió en la última fuga, parece que ya colaboraba con la CIA. Si lo viera, le diría Gustavo, pero sería como si viera a otro de la CIA. Para mí era Gustavo, Gustavito, que era el seudónimo de él.

27) ¿Fue un traidor o un infiltrado?
Ah no, fue alguien que se cambió en determinado momento. Como se han cambiado gobernantes de distintos países, de un lado para otro. O se han cambiado de un grupo político para otro grupo político. Son cambios más gruesos o menos gruesos. Como Amodio, también hay gobernantes que se han pasado para la CIA. Del Uruguay ¿no?

28) ¿A quién se refiere?
No sé. Del Uruguay, de la Argentina En la época de Perón lo bombardearon y yo no pude ir a la Argentina a ver a Dogomar Martínez y Archie Moore porque me negaron el pasaporte. Y después bombardearon toda la Argentina. Si la CIA trabaja y ahora hay cárceles y vuelos ilegales en países de Europa, es porque hay alguien en esos países que ha trabajado para la CIA.

29) ¿El gobierno actual es su gobierno? ¿Forma parte de aquello por lo cual usted luchó?
Y, por ahora, cambios no se han visto muchos. Yo no participo, pero cambios, por ahora quizás Jorge Batlle tenga razón. O no. Batlle dice que si la Bachelet y Vázquez son socialistas, él también lo es. Es una opinión de él, yo no sé.

30) ¿Cuál es su explicación del fenómeno Mujica ? El fenómeno Mujica es el mismo fenómeno de Erro, por ejemplo. Mujica y su entorno sacaron el 30 por ciento de los votos; Erro y Michelini, que por algo lo mataron, también sacaron el 30 por ciento de los votos del Frente (en 1971). No hay diferencia.
31) Algunos consideran a Fernández Huidobro como el cerebro del MLN desde su fundación. ¿Qué opina?
El Ñato siempre ha sido dirección, desde el inicio del MLN. La primera dirección, cuando todavía era el coordinador , fue el Ñato , Sendic y el Pepe Rivero. El más reconocido, con más influencia, es Sendic. Ahora, yo no soy quién para valorar eso, además no estuve desde el inicio. Yo no estoy de acuerdo con los que dicen que Sendic en algunos períodos no funcionó orgánicamente. Lo ponen como medio orgánico, medio inorgánico. Yo fui responsable, digamos, de él, y si había que mover una cosa cinco centímetros para allá, consultaba. Mi experiencia con Sendic es que él respetaba a quien estaba al mando.

32) ¿Cuando dice que fue responsable de él , se refiere a que Sendic estuvo bajo su mando?
Sí. En Paysandú. Después del abuso (fuga de Punta Carretas) toda la dirección antigua fue a la base. Él se fue a Paysandú y como yo estaba en ese lugar, arriba, él estaba más abajo que yo. Él había sido antes jefe mío. Yo había convivido con él, ahí en Timbúes y Aparicio Saravia, al lado del cantegril. Para mí siempre fue igual, tanto siendo subordinado como jefe.


33) ¿Cómo definiría a Sendic? Para mí fue un amigo. De las personas que yo he conocido en este país, podría catalogarlo como alguien con capacidad especial. Conozco tres o cuatro. Uno fue Eladio Dieste, que no tiene nada que ver con Sendic. En otro terreno, otro hombre con una capacidad especial. En la cárcel leí sobre arquitectura latinoamericana, y del Uruguay se nombraba principalmente la iglesia de Atlántida y también otra que hizo él en Durazno. Y después de muerto fue reconocido por un congreso internacional de arquitectos por su aporte a la arquitectura, siendo ingeniero civil. Son tipos especiales.

34) ¿El MLN cayó a partir de 1971 en una desviación militarista que le hizo perder el apoyo que tenía, con acciones sangrientas y poco explicables?
Bueno, es lo mismo que te decía hoy. Puede haber errores y también virtudes del otro. Juega uno y juega otro. No tengo posición sobre eso. No me puse a pensar en eso porque fui en cana y chau. Hubo discusiones en la cárcel, pero yo, en general traté de no participar. Si estuvimos bien, si estuvimos mal a mí me era suficiente con tratar de superar el estado muy especial en que estaba, después de haber ido por varios cuarteles. Lo que hice fue tratar de leer y jugar al ajedrez. En discusiones de esas no entré.

35) ¿Qué opina de Tabaré Vázquez?
Y, no tengo opinión. Una compañera médica dijo: una vez que sale uno bueno en la medicina, se lo llevan (se ríe). Eso fue cuando fue candidato a la Intendencia. Pero no lo conozco. Al Perro Vázquez (el prosecretario general de la Presidencia) sí, y todo el mundo tenía muy buena opinión de él en la cárcel. Estuvo como diez años.

36) ¿Es frenteamplista?
Sí, militante.

37) ¿Se arrepiente de algo?
Ah, no. Yo soy ingeniero, una cosa medio cuadrada. Creo que hay que mirar para adelante y trabajar.

38) ¿Cuál es la sociedad ideal?
Para lo que uno vive ahora, la sociedad ideal sería en la que todo el mundo viviera tranquilo, sin los problemas de la pasta base, sin los problemas del hambre. Que uno no tenga que trabajar doce horas para ganarse el jornal.

39) ¿Cree que este gobierno del Frente Amplio es el inicio de un proceso hacia eso?
Y, es muy difícil, porque de tres millones de uruguayos hay un millón que están en la lona. Sé que hay que trabajar y empujar, eso sí. Por el bien del Uruguay.

40) ¿Volvería a tener una empresa?
No después que salí (de la cárcel) hice alguna cosa de construcción, tipo empresita. Pero es difícil, y ya a esta altura de la vida, además, no. Lo que me gustaría sería jubilarme por Industria y Comercio con una jubilación digna y no por edad avanzada, con 2.500 pesos.



Esperando al ingeniero
El 15 de abril de 1972, al otro día de la jornada más sangrienta de la historia contemporánea del país, en la que murieron cuatro funcionarios del gobierno y ocho tupamaros, El País publicó las fotos de dos sediciosos capturados, con la siguiente leyenda: Juan Almirati Nieto y Eleuterio Fernández Huidobro, dos tupamaros importantes en poder de la policía . Apenas tres años antes, el ingeniero Almirati era dueño de una conocida empresa constructora, que empleaba a más de cien trabajadores y llevaba su propio nombre. Hoy podría decirse, sin la carga de dramatismo que la realidad impuso a aquellos tiempos, que este hombre vivió en esos tres años una verdadera aventura, alguno de cuyos capítulos es digno de Hollywood. A principios de 1969 debió pasar a la clandestinidad, cuando una patrulla lo detuvo y se fugó corriendo entre las balas policiales. En marzo de 1970 fue capturado a la salida de un hotel de alta rotatividad no se llamaban así entonces- luego de resistirse a balazos. En abril de 1971, estando recluido en Punta Carretas, se fugó de un juzgado cuando fue llevado a declarar. Simplemente aprovechó una distracción y se fue corriendo; la cicatriz de un roce de bala en su sien lo atestigua. Antes, había participado de una de las operaciones más célebres de la guerrilla tupamara, cuando aún era vista por parte de la población como los Robin Hood del cemento : el robo de varios lingotes de oro de la casa de la familia Mailhos, que no fue denunciado por sus propietarios. Empresario y guerrillero, una mezcla exótica. Aunque no fue el único, sí fue el que adquirió más notoriedad. Una leyenda urbana le atribuye ser el ideólogo de la cárcel del pueblo , aunque él lo niega y asegura que sólo puso unos ladrillos. Estuvo preso entre 1972 y 1985. Hoy, a los 74 años y con una enfermedad ocular que le dificulta mucho la visión, participa del Instituto de Vivienda Popular (Invipo), donde asesora a cooperativas de vivienda. 


Juancito
Jorge Rossi Rebufello


Lo conocí muy poco,una vez bromié con él en una buseca de Ibiray. Lo que conozco de él son las mentas.-

Desde que una vez cayó preso en un amueblado dónde había ido a encontrarse con su compañera (y justo los milicos coparon el amueblado) hasta que el inefable Mayor Mario Mouriño quiso encerrar a la Bruja Lazo y le ofreció a Juancito encargarse de terminar la interminable bufanda de Penélope del 2° horno de la panadería y Juancito - ya avisado - declinó la oportunidad profesional diciendo: "Nó Mayor,hace un tiempazo que no ejerzo la ingeniería y estoy olvidado...", 

hasta cuando salía en un jeep con el Cnel. Costa a recorrer el predio del añorado EMR-1 ,(mientras los milicos de la custodia corrian al lado con los M-1) para ver la ubicación de las garitas de un proyecto que los "pichis" le habían vendido a los milicos pa' hacer una granja modelo; y el Cnel. le decía a Juancito:
- "Ah,nó,Ingeniero así Uds. se nos van todos...", y Juancito le decía: "Nó Corona,dejate de Ingeniero,decime Juancito y yo te digo Costita; vos sabés como son éstas cosas de la política: hoy vos me tenés preso a mí, mañana yo te tengo preso a vos...y mirá Costita: si no hay confianza, no podemos trabajar...." El preso exigía confianza del carcelero...Así era Juancito.-.

Dicen los pichis charlatanes que era 1/2 abandonado y que siempre andaba con un rompe-viento azul todo chorriado que no se lavaba desde 1972. Un día tenía visita y el cro. de celda le dice: "Pero Juancito,vas a ir con ese rompe-viento todo mugriento a la visita? Tu compa vá a pensar que andás mal,que te quebraste...". "Te parece,che?" le contestó Juancito,"Bueno,tenés razón". Se sacó el rompe-viento y se lo puso al revés y fué a la visita...Así era Juancito

.- Ésta reseña con humor,lejos de ser una falta de respeto,pretende ser un humilde homenaje que escribo mientras mi corazón llora. Nadie dijo que las revoluciones tienen que ser tristes. Aquella bellísima heroína Jessie Macchi ,que también ya se fué,decía que ella iba a hacer la revolución de minifalda. Son diferentes maneras de matar pulgas,yo que sé.-

Chaú,compañero.-

MAU-MAU



Se fue Juancito Almiratti

El 27 de febrero, con 80 años sobre las espaldas, se fue Juancito Almiratti, ingeniero de profesión, revolucionario por vocación y poseedor de una personalidad difícil de describir en palabras. Sin embargo, esa dificultad no estriba en las características sobresalientes de alguno de los perfiles de Juancito, sino en lo contrario, en su total y absoluta sencillez y sobre todo, en el humor que irradiaba permanentemente y seguramente sin proponérselo. Sobre sus orígenes como militante tengo una ignorancia casi absoluta y creo que esa ignorancia es generalizada, como si Juancito hubiera pasado a la clandestinidad con la celebridad mediática que le otorgaba su título de “ingeniero” y allí hubiera empezado todo. No tengo constancia de militancia anterior, de su participación en otros grupos de izquierda, ni de activismo social, ni de perfiles ideológicos contestatarios, ni de nada. Todo de acuerdo con la sobriedad que rodeaba la figura de Juancito, que un día –él sabría por qué- decidió comprometerse y dejarlo todo, siendo un hombre joven, pero ya un empresario exitoso con un promisorio futuro de buen burgués. Ayer le pregunté a Azzarella sobre el motivo que lo llevó a la clandestinidad y la respuesta estuvo a tono con el personaje: “Lo único que sé es que una noche recibió una llamada telefónica y cuando colgó dijo: ‘Me tengo que ir’. Y se fue”. Sencillamente, como este miércoles lo hizo de manera definitiva.

Era hombre de temple y un formidable escapista. Creo que una de sus claves era que más allá de su afabilidad, de su capacidad para tratar a todos de la misma manera, de esa sencilla fraternidad que irradiaba, había cosas que las decidía ante sí mismo, sin consultar a nadie. Y tal vez en esa poderosa personalidad de Juancito, que decidía los rumbos de su vida por sí y ante sí, esté la clave de su decisión de darlo todo por una causa que se encontraba en las antípodas de su perspectiva profesional y social. Eso lo demostró en repetidas ocasiones y la más conocida es su fuga del juzgado al que fue conducido, sin avisarle a nadie que lo haría, aprovechando el instante infinitesimal que la guardia se distrajo, echando a correr por la puerta de salida. Eso es solo una muestra de su carácter decidido y repentinista.

Durante su velatorio me enteré por boca de “Manolo” Domínguez de otro de los rasgos de esa personalidad: su astucia. Días antes Manolo había concurrido al mismo juzgado y a su regreso al Penal de Punta Carretas había sido inquirido por Juancito acerca de las condiciones en que lo llevaron y lo trajeron. Se enteró que en la sede del juzgado le sacaban las esposas, para volver a ponérselas luego de comparecer ante el juez. Le preguntó además si había alguna custodia adicional y Manolo le dijo que en la puerta quedaba un guardia armado con un Mauser. La pregunta de Juancito lo dijo todo: “¿Y tirará?” “Creo que no”, respondió Manolo con gesto dubitativo. Así fue que cuando le llegó el turno, todo aconteció como lo anticipara Manolo y en el segundo que los guardias se distrajeron y vio la ocasión, Juancito echó a correr hacia la puerta, empujó al fusilero que la custodiaba y emprendió carrera hacia la esquina. Pero en algo se equivocó Manolo: el milico tiró y rozó su sien izquierda con una munición capaz de perforar el mejor blindaje. Fue un hecho individual y heroico, pero en boca de Juancito era una humorada, sobre todo cuando contaba que al doblar la esquina sintió un ardor en la sien, se llevó la mano allí y se dijo a sí mismo: “¡Shangue!”. Porque así hablaba Juancito, convirtiendo la “s” en “sh” y sorteándose a menudo las consonantes, lo que añadía comicidad a sus relatos de antihéroe, que muy a menudo me hacían recordar a los personajes que interpretaba el inolvidable Alberto Sordi.

Luego, con unos pesos que había preservado dentro de la cárcel, se tomó un taxi y partió con rumbo a la clandestinidad. O así al menos lo contó siempre, lo que nos lleva a otra cualidad de Juan, la de saber ser un noble simulador. No hace 24 horas que me enteré que eso era una mentira. No existían los pesitos, no existió el taxi, sí existió la casa de un colega en las cercanías que a media tarde tuvo el presente griego de Juancito sangrante golpeando en su puerta. Haciendo honor a la amistad lo escondió en el sótano y así capeó lo peor de la tormenta. Obviamente que la ficción del taxi fue un artilugio para preservar a su protector y sólo se lo confió a su amigo del alma, el “Paco” Sclavo que con el adiós de Juan se sintió exonerado de preservar el secreto y me lo confió al pié de su féretro. Resumiendo sus cualidades agregamos otra: era sumamente astuto.

Precisamente con el Paco había hecho sus primeras armas como escapista, cuando los detuvieron con su amigo al volante y aprovechando la oscuridad del camino vecinal y los pastos altos que lo flanqueaban, pese a su corpulencia y su andar lento, supo anticiparse al arresto y se perdió en la oscuridad, recibiendo una avalancha de disparos que milagrosamente no lo tocaron. La narración de esa anécdota también era la del antihéroe: “Me revolcaba entre los yuyos como un gushano y las balas me picaban por todos lados”, contaba, y nos hacía reír sin proponérselo.

Y tenía también la memoria del elefante, noble animal al que se asemejaba por su cuerpazo y su paso cansino. Muchos años después, cuando se pudo encontrar con Manolo, que logró anclarse en el exilio europeo, recordó el incidente y con una sonrisa le dijo: “Hijo de puta, me dijiste que no iba a tirar”. Todo eso ante las protestas de Manolo que decía que eso era sólo una presunción. También junto a sus restos, Azzarella me contó las circunstancias de su primer arresto, insólitas, como casi todo lo referido a Juan. Estando éste en la clandestinidad, su esposa había recibido un diagnóstico de leucemia de un hijo (que felizmente a la postre resultó falso) y desesperadamente salió a rastrear a su esposo por la geografía de Montevideo. Consiguió el dato de que había sido visto en determinada zona y luego de días de búsqueda lo encontró. Fue así que no fue la pasión sino la angustia lo que los llevó a la casa de citas en que los detuvieron. Se resistió valientemente, de nuevo hubo disparos, algún herido de levedad y después lo que recuerda Azzarella, la formidable paliza que le dieron in situ, que para su esposa significó un recuerdo traumático que llevó de por vida y que para quiénes la escuchábamos de boca de Juan era motivo de regocijo por el humor que ponía en sus detalles. Es que además de todo lo que mencionaba antes, Juancito tenía otra característica, era capaz de desdramatizar todo, sobre todo sus propios padecimientos. La fuga autogestionada de Juancito nos resultó providencial. Tuvo una participación decisiva en las sucesivas y masivas fugas de compañeras y compañeros, monitoreando con su profesionalidad el proceso de apoyo a las evasiones, tanto desde dentro como fuera de las cárceles. Su participación fue decisiva también en la expropiación de las libras de Mahilos, uno de los más grandes apoyos a las finanzas de una organización sobrepoblada de clandestinos. Hubo otras cosas, pero él hasta el final de sus días las guardó en su memoria y no seré yo quien quebrante secretos tan bien guardados.

En cuanto a su “torpe aliño indumentario”, al decir de Machado, podríamos decir que el poeta se queda corto. Al menos en la cárcel, la vestimenta de Juancito no se diferenciaba mucho de la de un linyera. A eso agregaba su poca afición al aseo. Así lo recordamos en Punta Carretas, trillando indiferenciadamente con presos políticos o comunes, midiéndolos a todos con la misma vara, escuchando sus confidencias, dando una mano cuando se podía.

El universo de aquella generación era abundante en personajes y magro en prototipos. Podríamos agregar que entre los personajes, el que sobresalía era Juancito. Entre otras cosas porque su humor no era un atributo, sino que era constitutivo de sí mismo. El humorista hace reír a sabiendas de que está logrando ese efecto. El humor, en Juancito, era cosa constitutiva, en su lenguaje, en sus dichos, en la conformación de las frases y en otra de sus grandes cualidades, el prodigioso sentido común que poseía. En más de una ocasión le vi desarticular alguna brillante exposición retórica de algún compañero con una observación que podía parecer perogrullesca, pero que, bien considerada- desmoronaba la pretendida construcción teórica. A ese sentido común me refiero al hablar de Juancito. Su capacidad para observar y para retorcer el lenguaje, hacía que los apodos que adjudicaba se transformaran en eternos. Tanto es así que cuando llegué al lugar de su velatorio me encontré con Marx Menéndez y Julio Faravelli, con quiénes compartimos cárceles y caminos. Ambos me dijeron que no bien fueron presentados a Juan, inmediatamente los rebautizó. Marx extendió la mano, se presentó y recibió la réplica inmediata: “¿Vos Marx?, Marxito sos vos”, y así quedó para la eternidad. Lo propio sucedió con Julio: “¿Faravelli? Que vas a ser Faravelli, Farabute sos vos”.

Especialmente Marxito me encomendó que hablara también de las pálidas, en este caso, del maltrato que Juancito recibió en el Penal de Libertad cuando ciertas inflexiones dogmáticas nos llevaron a menospreciar a ejemplares compañeros por su origen social y en el caso de Juancito una insuficiente base doctrinaria que hoy veo que era una absoluta estupidez que hacía desconocer una de sus mayores virtudes, a saber, la robusta sensatez y el apego a la realidad que poseía. Pero más que de maltrato yo hablaría de “ninguneo”, algo que quizás es peor. Creo que eso estuvo limitado a poca gente, particularmente a alguna que quedó por el camino, pero también participaron en eso buenos compañeros influenciados por el clima dogmático que nos había ganado puertas adentro. Paradójicamente, tengo una opinión matizada de ese “dogmatismo”. Por un lado fue un blindaje ante una situación tremendamente agresiva, por otro lado, fue una herramienta para construir una suerte de realidad virtual que llevó a generar una escala de méritos y deméritos tremendamente injusta y que en algunos casos rondaba lo irracional. Sin embargo, no creo que ese fuera un fenómeno general, ni siquiera relevante. Pero que existió, existió.

Por supuesto que si eso fue percibido por Juancito, seguramente –tal como él diría-, “le importaría un carajo”. Anoche llamé muy tarde al “Chocho” Paiva –creo que lo desperté- porque, contra mis previsiones, estaba muy triste. Pensé que la personalidad de Juancito me reconciliaría más con la sonrisa que con la tristeza, pero no resultó. Hablando de esas cosas me refirió una anécdota contada por uno de sus hijos, que ilustra que aquello del desaliño, de la aparente indiferencia ante las cosas del entorno era pura apariencia –“puro farol”, como diría él-. En una oportunidad, en tiempos que ejercía la ingeniería al frente de su empresa, encaró la construcción de un enorme silo. Una de las características que tiene esa modalidad de construcción es que los cálculos previos deben ser muy afinados ya que luego que se comienza a hormigonar la suerte está echada. En consecuencia, cualquier error previo, por insignificante que sea, puede dar por tierra con la construcción.

Entonces el hijo contaba que su padre estuvo varias noches sin dormir, yendo y viniendo de su casa al silo, inquieto por el resultado, como un editor se desvela ante un eventual error en las páginas cuando estas están en rotativa y es imposible volver atrás. En más de una ocasión Juancito demostró que esa aparente indiferencia hacia los detalles escondía una naturaleza hiperresponsable. Poco antes, por su porte y su memoria lo comparé con un elefante. Tenía también algo en común con los paquidermos: una naturaleza cómicamente vengativa. Eran proverbiales sus discusiones constructivas con el “Inge” Manera, que Juancito culminaba lapidariamente: “A mí nunca se me cayó una pared”, cosa que, según Juan, le había sucedido al “Inge” en una oportunidad. A mí me lo demostró en 1972, cuando estábamos hacinados esperando que nos volvieran a llevar a la tortura. Primero me sucedió a mí. Me sacaron, me dieron la felpeada de rigor y me devolvieron unos días después. Acto seguido le tocó a Juancito, que justamente fue a parar a la misma unidad. Con esa torsión maníaca que teníamos en las circunstancias extremas, cuando le anunciaron a Juancito que lo “flauteaban”, me dio por convencerlo que para resistir los shocks eléctricos me había hecho mucho bien ingerir mucho azúcar. Inventé una teoría estrafalaria e inverosímil sobre la naturaleza de la electrolisis en la sangre y lo hice comer azúcar durante una hora. Al final, cuando no podíamos más de la risa, le di cuenta de que era una broma.

Al retorno, memorioso y vengativo como el buen elefante que residía en él, me dijo: “Y vos no te hagas el vítima, que me dijeron que te la dieron con una picana a pilas. No te me vengas a hasher el héroe”. Me fundió, porque era cierto, la cosa había sido bastante liviana y creo que por esas cosas que uno tiene, la magnifiqué un poco. Nuevamente Juancito me hizo bajar a tierra. Luego de la fuga, cayó nuevamente en el bolsón del 14 de abril. Yo caí diez días después y nos reencontramos en Cárcel Central, que ofició como posta para llevarnos a Punta de Rieles, hacernos itinerar por cuarteles y dar con nuestros huesos en el Penal de Libertad, donde el azar quiso que a Juancito le tocara el 013, es decir, la “yeta”, lo que es una cuasi demostración de que el humor lo buscaba. Por esos días el Escuadrón de la Muerte, que estaba muy activo, había publicitado una lista de sentenciados a muerte, que estaba encabezada por Alejandro Artucio, maestro de abogados, un ícono entre los compañeros. Por añadidura, Artucio defendía a Juancito, lo que le sirvió para hacer una más de sus humoradas: “Qué me voy a ir yo de acá, botija, si mi abogado es golero del Escuadrón”. De aquellos días en los que estábamos juntos y hablábamos hasta la madrugada tratando de buscar una explicación a lo que estaba sucediendo, empezamos a hacer –en broma- una especie de librillo que se llamaría “Las citas de Juancito”. Me gustaría recordarlas, pero era la visión del sentido común proyectada sobre la tragedia y debo reconocer (si bien recuerdo el contexto y no los textos) que Juancito, a su particular manera, era más sabio que nosotros. Sólo recuerdo la primera: “Una guerrilla para más o menos ganar tiene que ser medio victoriosa, porque si no cualquier gil se te hace contra”. Lo que remite a otra de las características del Juan, eso del “más o menos”, o del “medio”, es decir, la manera con que relativizaba todo lo que decía, a contrapelo de la pedantería que a menudo nos ganaba, sobre todo a los más jóvenes. Luego que salimos de Libertad la vida nos fue separando por diferentes caminos. Con Juancito no fue la excepción. Lo vi más de una vez en la casona del Servicio Ecuménico Solidario (SES), que fue lugar de reunión y de cobijo para todo aquél que precisara una mano, donde se procesaban insumos y apoyos (particularmente para el movimiento cooperativo), donde invariablemente se le encontraba junto al “Paco” Sclavo, como si luego de aquella noche de fuego graneado en la que uno “la quedó” y el otro escapó entre el paso espeso, hubieran decidido no separarse.

Nos encontramos en movilizaciones, en asambleas de ex presos, con una ceguera que progresivamente le iba ganando terreno pero a la que peleaba con su astucia de siempre, haciéndose experto en reconocerte por la voz y hasta por el tacto. Me contaba ayer el “Conguito” que la última vez que lo vio lo hizo de esa manera. Sin palabras, le tocó la cabeza y le dijo: “Estás más alto”. Era otra de sus ironías, en realidad era Juancito el que estaba más bajo. Me prevenía “Marxito”: “no escribas como esos para los que todos los que se mueren son buenos. Contá cuando se hacía cargo de los papeles del funcionamiento interno y las manos le temblaban, pero igual asumía, como asumió todo siempre, porque era uno de los mejores de entre nosotros”.

Sí, lo recuerdo, como recuerdo que todos convivimos con el miedo (menos Arturo). Y en el balance final doy gracias a la vida por haber vivido todo lo que viví junto a la mejor gente que conocí en mi vida. No es que todos fuéramos “en el buen sentido de la palabra buenos”, como se definía Machado. Es más, creo que esos compañeros buenos, simple y sencillamente buenos que convivieron con nosotros en esos años no eran muchos. Los había. Seres a los que no conocí jamás una mala actitud, por mínima que fuera y que no menciono por pudor. Los demás, con alguna rara excepción, éramos gente con más pliegues o con algún perfil más defectuoso, pero en definitiva, gente muy buena y generosa. Quiero terminar estas líneas diciendo que a medida que envejezco creo menos en la casualidad y más en la causalidad, menos en Dios y más en los Ángeles, entendiendo por ello a esos mediadores enviados por no sé quién (tal vez por nadie) para revelarnos alguna cosa que teníamos delante de las narices y que, no obstante, permanecía escondida en algún repliegue de la memoria. Quiso la suerte que al retornar de la despedida a Juancito me cruzara con Javier Miranda, el hijo del escribano Fernando Miranda, cuyos restos fueran encontrados junto a los de Ubagesner Chávez en una chacra de Pando. Lo saludé y no pude evitar recordar que precisamente a esa chacra iba el “Paquito” Sclavo y Juancito cuando los emboscaron y el Juan se les escabulló entre los pastos. No pude evitar recordar que esa madrugada los esperaba en la misma chacra junto a uno de nuestros principales dirigentes. No pude evitar pensar en nuestra huída precipitada de la chacra con un NSU cargado hasta el agobio con cajas que contenían las libras que había expropiado Juancito (una fortuna por entonces) y que meticulosamente me había hecho contar el dirigente, experto en balances.

Recuerdo que luego de muchas vueltas, el jefe me dejó en Montevideo, frente al Mercado Modelo y hubieron de pasar casi tres años para que me enterara que ese prócer, “de cuyo nombre no quiero acordarme”, había transferido parte de ese tesoro sagrado a su propio bolsillo. Aún no sé qué cosa fue, pero algo me cerró. Algo que me habla de una historia de padres e hijos, de hombres y de mocosos, de héroes y de tumbas, de fraternidades que van más allá de la muerte y también de traidores. Porque en toda historia que se precie de tal no pueden faltar los mártires, pero tampoco los traidores.

Por entonces tenía diecinueve años y era un chiquilín iluso, algo engreído, lleno de certidumbres y lo suficientemente inmaduro para no darme cuenta que tendría que haber aprendido más cosas de gente como Juancito, que me doblaba en edad. No sé si es o no una fortuna haber sido uno de los más jóvenes de aquella falange y poder escribir estas crónicas de una generación que hoy se está yendo de a poco. Pero sé que tengo que agradecerle a la vida el haber estado entre sus filas y poder hoy conservar en mi retina la última imagen de Juancito, de gorra y pantuflas, con un viejo pantalón y un buzo de color indescifrable, adivinándome por la voz y diciéndome con la sonrisa de siempre: “¿Qué pasha botija?”.

José López Mercao





Chiquilines empelotas


Mujica arremetió  otra vez contra eventual paro de los gremios de educación
“El trabajador que te dice -con todo el derecho- dejo a los gurises (niños) sin clases, olímpico. Antes de empezar este año ya nos estaban anunciando que iban a parar, porque esto y lo otro no servía... Pará un poquito, ¿por qué castigás a los chiquilines?”, increpó en una entrevista.

“Vení a patear el Gobierno y rompenos todo lo que quieras, pero no dejes a los gurises en pelotas. ¿Cuál es el valor social? ¿Eso es conducta gremial? No me jodás”, añadió el presidente.
 Mujica exigió a docentes no dejar a niños "en pelotas" con paros El presidente dijo que antes de empezar el año, maestros y profesores le anunciaron que iban a parar en el inicio de clases. "¿Por qué castigás a los gurises".



Liceo 13 de Maroñas: denuncian grave deterioro en instalaciones









Los carcamanes de la injusticia

Los carcamanes de la Suprema Corte  saben que los delitos de lesa humanidad no prescriben?. Negar el Holocausto es también un delito 





 Martes 26 de febrero de 2013 |

Personalidad
 Galeano: “Corte de Justicia parece muy suprema pero en la injusticia”

“Los países o las personas presas del miedo no son en verdad libres. La vocación de esta tierra es de valentía y dignidad, que viene de los tiempos de Artigas cuyos mensajes siguen vivos entre nosotros”, dijo el poeta y escritor Eduardo Galeano, presente como miles de compatriotas en el acto cumplido en la Plaza de Cagancha y ante la Suprema Corte de Justicia.

  "Asisto a este acto con mucha indignación, porque ésta Suprema Corte de Justicia parece ser muy suprema pero en la injusticia”, enfatizó. “Están cumpliendo un triste papel para el país”. También apuntó a “los políticos que les han encomendado: porque ellos fueron los que los han nombrado, quizás para borrar la memoria, para castigar la dignidad y para perpetuar el miedo”. Reconoció a “la gran cantidad de gente que se ha reunido, y a los muchos que no vinieron y que sin embargo, sin estar, están, son los que no quieren un país prisionero del miedo porque los países o las personas presas del miedo no son en verdad libres”.

Un recuerdo para los civiles cómplices

Para Galeano, “las dictaduras del cono Sur, fueron cívico-militares en el sentido de que contaron con apoyo de algunos civiles que se prestaron a ese juego y sirvieron a los militares”.
Recordó en tal sentido que “algunos políticos fueron los que los llamaron a limpiar la casa pensando que una vez hecha la tarea se iban a retirar a los cuarteles. Pero no: le tomaron el gustito al poder y se quedaron a matar para robar, algo que nunca tuvieron la franqueza de decir”, señaló en declaraciones que publica el diario La República.
El escritor acompañó las estrofas del Himno Nacional, con una multitud que después mantuvo el silencio acordado, no obstante lo cual decenas que le reconocieron, aprovecharon para saludar y rendir su homenaje a uno de los más destacados representantes de las letras uruguayas contemporáneas.

 

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 Salto PIT CNT

 Desde Suecia contra la impunidad

Mercedes contra la impunidad
Fray Bentos contra la impunidad

Maldonado contra la impunidad


Visión 7: DD.HH. en Uruguay: Habla la jueza desplazada por la Corte

EL RECURSO DE LA JUEZA MARIANA MOTA

Sres. Miembros de la SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

MARIANA ISABEL MOTA CUTINELLA, C.I. 2.999.703-6, con domicilio constituido en Pasaje de los Derechos Humanos 1309 tercer piso, ante esta Corporación me presento y digo:
Que vengo en tiempo y forma a presentar recurso de revocación contra la resolución de la SCJ Nº 70/2013, de fecha 15 de febrero de 2013, por causarme agravio al disponer mi traslado del Juzgado Letrado de 1era. Instancia en lo Penal de 7º Turno al Juzgado Letrado de 1era Instancia en lo Civil de 1er. Turno. .
FUNDAMENTOS
LA RESOLUCIÓN RECURRIDA. EL DERECHO VIOLADO.
1- La recurrida lo es en tanto dispone el traslado sin respetar lo dispuesto por el artículo 246 de la Constitución de la República, vulnerando al mismo tiempo normas y principios de transparencia y buena administración al no fundar su resolución, lo que podría suponer un apartamiento de la facultad discrecional para incurrir en arbitrariedad y desviación de poder, conspirando contra la independencia técnica de los magistrados, obteniendo por resultado enlentecer o paralizar la administración de justicia en determinadas causas.
2- La resolución recurrida expresa que: “VISTOS: la necesidad de disponer traslados y de proveer vacantes de magistrados. ATENTO: A lo expuesto, a razones de servicio y de conformidad con establecido por art. 239 ordinal 6º de la Constitución de la República y numeral 3) del art 55 de ley 15.750, la Suprema Corte de Justicia, en acuerdo con la Dirección General de Servicios Administrativos RESUELVE: designar para desempeñar los cargos que a continuación se expresan a los siguientes Magistrados que seguidamente se nominan : ….” Y sigue la lista que me incluye señalando mi nuevo destino.
3- El artículo 246 refiere que los jueces letrados podrán ser trasladados en cualquier tiempo de cargo o de lugar, o de ambas cosas, por razones de buen servicio, debiendo previamente oírse al Fiscal de Corte. De la resolución no emerge que se haya oído al Fiscal de Corte, de dictamen previo y preceptivo como señala la Carta.
4- Tampoco surge de la resolución cuales son las “razones de servicio” invocadas que justifiquen el traslado ni las “razones de buen servicio” que reclama el propio art 246 de la Constitución.
Al respecto, corresponde tener presente que todos los traslados dispuestos por esta resolución, menos el nuestro, responden a un normal funcionamiento de la carrera judicial. Es así que se trata en algunos casos de ascensos, en otros de cambio de lugar geográfico acercando al juez trasladado a la zona próxima a Montevideo, lo que, en el desarrollo de la carrera judicial se toma como una promoción. Finalmente, dentro de la misma jurisdicción de Montevideo, el pasaje de juez suplente a un Juzgado también es considerado un paso adelante en la carrera judicial.
El único traslado que carece de motivación objetiva es el que me afecta dado que, a diferencia de los que involucran a los demás colegas, no se trata de un ascenso ni está fundamentado en avance alguno en la carrera judicial.
5- Si bien existen los llamados traslados horizontales, cambiando de materia pero no de lugar ni de escala presupuestal, estos obedecen a efectivas razones de buen servicio por ejemplo cuando el desempeño de un magistrado en determinada materia no se adecua al perfil o no rinde lo esperado, o a solicitud expresa de quien desempeña el cargo y siempre que esa petición sea compartida por esta Corporación.
En mi caso no solicité en ningún momento el cambio de materia o ser trasladada a otro juzgado. Por lo que debe buscarse en otro lado la motivación del acto. Es más, considero que el traslado decidido contraría el buen servicio que reclama la Constitución.

DE LA DISCRECIONALIDAD A LA ARBITRARIEDAD
6- No discutimos la facultad discrecional del jerarca para decidir donde habrán de ejercer sus funciones jurisdiccionales los jueces de la República, pero esa discrecionalidad en ningún caso exime al órgano decisor del deber de explicitar los motivos de tales resoluciones. Y el deber de motivar es más trascendente en el caso del acto discrecional que en la hipótesis del acto “reglado” porque es lo que puede marcar la diferencia entre discrecionalidad y arbitrariedad.
7- Así, la fundamentación de la resolución administrativa que se adopta constituye la legalidad misma del acto puesto que es por ese mecanismo que se explicitan los elementos normativos, las valoraciones de mérito y razonabilidad. También se exigen esos motivos para el control y fiscalización de la resolución.
Como sostiene el TCA en sentencia Nº 71 del 19/4/2012 “la motivación de todo acto es la razón de ser del mismo, el cual debe contener las claras razones de su emisión, o sea, aquellas que traducen o exteriorizan la voluntad de la Administración haciendo públicas las razones de hecho y de derecho que lo hacen necesario”.
8- Fundar la resolución de un traslado de las características del que me afecta en la vaga e imprecisa fórmula de razones de servicio sin argumentar ni explicitar el concepto, compromete toda posibilidad útil de defensa. Si bien es ajustado a derecho la facultad que tiene la SCJ de organizar o reorganizar sus recursos humanos, estas decisiones solo pueden responder a una licita motivación fundada en razones atinentes al mejor interés del servicio lo que a todas luces no se revela en este caso.
9- Señala Sayagues Laso que el poder discrecional, conforme lo afirma la doctrina mayoritaria, debe reputarse una facultad de libre apreciación sobre la oportunidad y conveniencia de la acción administrativa, que no puede ser ejercida arbitrariamente sino teniendo en cuenta los fines de interés público del servicio pues de lo contrario la administración incurriría en exceso o desviación de poder. (Tratado de Derecho Administrativo T I pág 405)
10- Por su parte, Cajarville observa que “ la actividad administrativa, en cuanto medio para la obtención de un fin, debe ser apta e idónea para obtenerlo y ésta es una cuestión de legitimidad y no de mérito, porque la vinculación de la administración al fin debido también es cuestión de legitimidad y no de mera administración (Constitución art. 309)”, de tal modo que” si la actuación en pos del fin legitimo es un deber jurídico y no solo un principio de buena administración o de moralidad administrativa, la utilización de medios probadamente inaptos o inidóneos implica necesariamente incumplimiento de ese deber jurídico y por tanto la ilegitimidad del comportamiento administrativo, no simple demérito” ( Dos estudios de derecho administrativo pag 107)
11- La carencia entonces de motivación en la resolución impide a la recurrente analizar las razones que llevaron a disponer mi traslado, lo que provoca una situación de indefensión que nos obliga a especular sobre las verdaderas causas del traslado y a pronunciarnos sobre las mismas en esta oportunidad procesal ya que es aquí y ahora que tal defensa puede plantearse, y esto vuelve al acto administrativo carente de toda legitimidad.

LA MOTIVACION INVOCADA I
12- A la omisión de fundamentar la resolución que venimos a impugnar se suman declaraciones recogidas por innumerables medios de comunicación nacionales e internacionales que atribuyen a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia los doctores Ruibal Pino y Chediak, y al vocero de la Corporación el Sr. Oxandabarat, declaraciones que relacionan el traslado con conceptos tales como, “sumarios” , investigaciones administrativas” y “acumulación de tarjetas amarillas”, lo que revelaría motivaciones totalmente ajenas a la buena administración sugiriendo que se trata de una sanción fundada en antecedentes disciplinarios que solo pueden existir en la imaginación de quien haya realizado tales declaraciones injuriantes y difamatorias
13- Debo reconocer que no domino las reglas de juego del más popular de los deportes en nuestro país, pero creo entender que la acumulación de tarjetas amarillas refiere a que la acumulación de tarjetas te deja afuera del próximo partido. Pues bien, la dicente, devenida sorpresivamente en jugadora de futbol, no cuenta con tarjetas amarillas y eso lo conoce fehacientemente la SCJ que es quien, por competencia otorgada por el art. 239 numeral 2 de la Constitución ejerce la superintendencia correctiva y disciplinaria de sus funcionarios, jueces incluidos (art. 114 de ley 15.750), por lo que si tales afirmaciones tuvieron ese origen estaríamos frente a un eventual delito de difamación e injuria, y seguro ante un acto de mala fe.
14- Las investigaciones administrativas que se desplegaran por hechos de público conocimiento y que demandaran de esa Corporación los respectivos pedidos de informe a mi persona, fueron todas archivadas sin consecuencias, no hubo nunca sumarios ni sanciones como prevé el art. 114 de la ley 15.750. Muy por el contrario a lo afirmado, la dicente en función a las calificaciones que se practican conforme los procedimientos pautados en Acordada 7407 y modificativa 7542, ha sido incluida en cuatro veces en la lista de ascensos. En tres de esas oportunidades la integración de la lista fue en oportunidad de desempeñar la competencia penal.

LA MOTIVACION INVOCADA II
15- Pero también, y en sentido contrario a lo que sugieren tarjetas amarillas, investigaciones, sumarios, se argumentó que en realidad el traslado a una sede con competencia civil significaba un reconocimiento o promoción dado el alto concepto que se sostiene del derecho civil.
16- O sea si no te convence una cosa capaz te convence la otra.
17- En realidad, este argumento tampoco tiene respaldo en norma alguna, no redunda en ningún tipo de beneficio económico, académico, ni moral, no conlleva una anotación en la ficha funcional como mérito, en fin, no emerge en qué se sostiene una afirmación de ese tenor. Pero además si el promovido no lo “vive” como una promoción, menos se explica.
18- En consecuencia, el reconocimiento si fuera tal deviene en un contrasentido para las razones de buen servicio que deben dirigir los cambios de destino de los jueces.

LA MOTIVACION INVOCADA III
19- En cuanto a “cumplir un ciclo”, que es otro de los argumentos esgrimidos a través de la prensa, puedo decir que desde hace siete años me desempeño como juez penal. Este “ciclo” que se menciona, que como tal pretende señalar un término o vencimiento, no surge de norma alguna para ninguna materia ni tampoco es práctica constante en el poder judicial. Mi tiempo al frente de una Sede es largamente superado por muchos colegas, tanto en materia penal como en otras materias, desempeñando funciones por diez, catorce, veinte años, sin que hubiera existido en la administración la necesidad de señalarles el cumplimiento de un “ciclo”. La propia colega que me sustituye tiene más años que yo en materia penal.

LA MOTIVACION INVOCADA IV
20- Se afirmó también mediáticamente -uno ya no sabe si discute con los entrevistadores o con los entrevistados que serían según se informa integrantes de la Corporación -, que resulta necesario que los jueces vayan rotando de una materia a otra para adquirir conocimiento de todas las áreas del derecho y que “los jueces no pueden estar mucho tiempo en su cargo” y que para el traslado “se tuvo en cuenta el perfil de la magistrada”.
Este concepto enciclopedista, largamente perimido entre los estudiosos del conocimiento, además de resultar cada vez más difícil de poner en práctica dado la vastedad y especificidad de las áreas a abordar, nuevamente es considerado solo respecto a mi persona puesto que los demás colegas con tantos o más años que yo en una misma materia no han tenido la “oportunidad” de rotar de materia, sin su consentimiento, para adquirir ese conocimiento tan completo y diverso que reclama para la recurrente la SCJ.
21- El Juzgado Penal de 7mo turno en que desempeñaba mis funciones jurisdiccionales hasta el 15 de febrero próximo pasado, tenía un cúmulo de expedientes, algunos de relevante connotación publica, muchos de los cuales requerían de una especialización en la materia que la dicente había abordado y puesto en aplicación en el desarrollo de dichas causas.
22- A vía de ejemplo, la investigación y tramitación de las numerosas causas por denuncias de hechos ocurridos en la dictadura requerían de un especial formación atendiendo a la compleja realidad histórica en que esos hechos ocurrieron, a la particularidad de los testimonios de las víctimas, búsqueda y análisis de pruebas que requieren de protocolos de actuación elaborados y avalados desde tiempo atrás por organismos internacionales dedicados a tales asuntos, pero también exigieron a la dicente creatividad suficiente.
23- Otros expedientes exigieron también interiorizarnos en temas ajenos a lo jurídico para poder comprender a cabalidad lo que se investigaba. Tal el caso de la investigación en torno al accidente aéreo protagonizado por un avión de la empresa Air Class.
24- En su momento el expediente donde se investigaba la responsabilidad de los hermanos Peirano Basso demandó muchas horas de estudio para poder comprender las maniobras que se imputaron en el enjuiciamiento y para poder responder a las diversas instancias que se presentaron y que requerían las defensas.
Otros expedientes en trámite en la Sede requirieron también, por su volumen y especialidad, horas de estudio y profundización en materias ajenas a lo jurídico.
25- Desde hace diez años que los asuntos penales fueron parte de mi competencia y siete de esos años fue el derecho penal mi única competencia jurisdiccional.
La formación en derecho penal, para mi perfeccionamiento profesional como magistrada fue por esos años una constante en mi trabajo.
Un posgrado de especialización en derecho penal, concurrencia a seminarios en el país y fuera de él relativos a abordaje del crimen organizado, eventos internacionales de conocimiento de la legislación y aplicación de normativa internacional en el abordaje específico de determinados delitos y un posgrado en derechos humanos fueron algunas de las bases teóricas que procuré por cuenta y costo personal.

LAS CONSECUENCIAS DEL ACTO
26- El traslado de un juez con preparación para el desarrollo de la función que se encuentra desempeñando, y para la cual se continúa formando y perfeccionando, para llevarlo a ejercer sus funciones a otra área del derecho totalmente diversa no resulta compatible con razones de buen servicio que reclama el citado art. 246.
27- Y como contrapartida, sin duda colide con la buena gestión de la administración de justicia que un juez penal sea trasladado, sin que éste lo solicitara, a una materia a la que hace siete años no estudia por haberse abocado con plena dedicación al ejercicio - y formación - de su competencia.
28- Es de toda evidencia que el servicio habrá de resentirse porque se afecta la continuidad del mismo al tener que abordar las investigaciones un nuevo juez que deberá adquirir los conocimientos de cada caso con el tiempo que ello le demandará, para poder continuar las investigaciones ya iniciadas.
Es claro que si el cargo queda vacante por la circunstancia que sea, por ejemplo por una sanción o por una promoción en la carrera judicial, deberá proveerse de un juez que continúe la tarea iniciada y las demoras que demande el conocimiento que deba adquirir el nuevo juez para desarrollar su tareas es ineludible e discutible. Pero en el caso que nos ocupa y nos agravia no había ninguna vacante generada.
29- En consecuencia, se instala la demora en las investigaciones no por una circunstancia excepcional e imprevisible sino por decisión de la misma administración, lo que colide frontalmente con la obligación de desarrollar la administración de justicia de forma eficiente y rápida para los justiciables.
La decisión del traslado se transforma entonces en una dilación o retraso injustificado y en apariencia deliberado en el servicio de justicia.

LOS MOTIVOS NO INVOCADOS
30- No hallándose en la propia resolución que se recurre los motivos en que la Corporación funda mi traslado, desestimados los supuestos motivos que se deslizaron a través de los medios de prensa, debemos seguir buscando las razones no explicitadas por la Corporación con el riesgo de interpretar una voluntad no expresada.
31- Sabido es que muchas de las causas que llevaba adelante la dicente en el Juzgado Letrado de 1era Instancia en lo Penal de 7mo turno referían a temas muy sensibles y que concitaban la atención de los medios de prensa por las repercusiones que de tales procesos derivaron y las que podían derivar.
32- No pueden ignorarse las reiteradas opiniones que, con o sin conocimiento de causa, vertían diversos actores de la vida pública respecto de las acciones judiciales que adoptaba la Sede deslizando una y otra vez la inconveniencia de mi permanencia en el cargo.
33- Determinados órganos de prensa sostuvieron conceptos de descrédito de mi persona, atribuyéndome acciones, pensamientos y preferencias incompatibles con la imagen de un juez letrado. Aunque nunca probaron nada.
34- Próximo a este traslado se evidenciaron las diferencias que sostenía el titular del Ministerio de Defensa en relación a las actuaciones judiciales que realizamos en procura de llevar adelante la investigación del accidente aéreo referido.
35- El avance de las investigaciones en las causas que se iniciaron por denuncias de hechos ilícitos cometidos durante la dictadura se reveló como otra situación que generaba en ciertos sectores resistencias y críticas. A modo de ejemplo mi traslado fue saludado con beneplácito y regocijo por el presidente del Centro Militar, Guillermo Cedréz, quien sostuvo “termina siendo justificadamente trasladada”, “demuestra que aún se puede confiar en la justicia”. La institución que preside no se quedo atrás anunciando que “vigilará atentamente el desempeño de la nueva jueza y de Mota en la justicia civil”.
36- Corresponde, por si acaso, tener presente que, todas las resoluciones dictadas en el curso de esos expedientes que fueron sometidas a consideración de los tribunales de alzada, fueron confirmadas, lo que demuestra que la aplicación del derecho y la valoración de la prueba no mereció en las sedes naturales de apelación las críticas y objeciones que desde determinados sectores se hacían a mi trabajo y a mi persona.-
37- Agrego además que las demandas de recusación planteadas para apartarme de las causas tampoco prosperaron conforme decidieron los Tribunales que debieron entender en estos procesos incidentales.-
38- La decisión del traslado inmotivado afectará consecuentemente las causas en que se investigan graves violaciones a los derechos humanos se verán demoradas por el necesario lapso que demande su conocimiento por parte de la nueva titular. Esta paralización aún temporal es contraria a lo que dictaminó al Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia que condenó al Uruguay en el caso Gelman vs Uruguay que sostuvo en su fallo “que las investigaciones en el Estado relativas a este caso han sobrepasado cualquier parámetro de razonabilidad en la duración de los procedimientos aunado a que, pese a tratarse de un caso de graves violaciones de derechos humanos, no ha primado el principio de efectividad en la investigación de los hechos y determinación y en su caso sanción de los responsables”.
39- En ese sentido, en el capítulo de Reparaciones, la sentencia indica que las autoridades estatales deben abstenerse de realizar actos que impliquen la obstrucción del proceso investigativo. Cabe señalar además, que la sentencia de Gelman vs. Uruguay no refiere solo al caso Gelman sino que impone obligaciones generales para todos los juicios como lo ha señalado reiteradamente el fallo internacional ( nums 232, 237,253, etc)
40- En consecuencia, el traslado del que fui objeto, contraría las claras y contundentes disposiciones de la CIDH en tanto significa un enlentecimiento de las investigaciones al requerir tiempo para su conocimiento, así como para la formación y especialización de quien pasa a estar en la titularidad de la sede para el abordaje de estos procesos.
41- También puede asociarse mi traslado con la reciente declaración de inconstitucional de los artículos 2 y 3 de la ley 18.831 en tanto en las causas que intervine nunca invoque dicha norma, fundando mis decisiones fundamentalmente en el derecho internacional. Sin norma nacional para aplicar por parte de los magistrados que tienen causas de derechos humanos y presumiendo la Corte que nadie más invoque el derecho internacional, las causas podrían archivarse.
42- En suma, los motivos expuestos, hipotéticos, dado que nada se ha explicitado en la resolución recurrida, se constituyen como las razones posibles de un traslado que no fue solicitado por la recurrente, que no se considera ascenso en la carrera judicial y que no cumple con la premisa de responder a razones de mejor servicio. Tales motivos son o serían, cada uno de ellos, ilegítimos para motivar el traslado y configurarían desvío sino abuso de poder.
43- Por todo lo dicho corresponde que la Suprema Corte de Justicia revoque la resolución recurrida.
PRUEBA
a) Documental
Se adjunta registro funcional de la recurrente, obtenido del sistema informático, curriculum vitae, en forma parcial, en tanto solo se mencionan los cursos efectuados que tengan relación con derecho penal, copia de las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia referente al archivo de las últimas investigaciones administrativas iniciadas con pedidos de informe donde consta que se dispuso el archivo en fecha 8 de octubre del pasado año 2012.
b) INFORMES
Solicítese a Dirección General que remita para agregar a la presente el resultado y conclusiones de las inspecciones practicadas a la Sede a mi cargo, desde el año 2009 a la fecha.
DERECHO
Fundo mi derecho en los artículos 246, 317 y siguientes de la Constitución de la República, ley 15.750, en las normas que regulan el proceso administrativo en el poder judicial (Acordada 7400), y demás normas concordantes y complementarias, así como en la doctrina y jurisprudencia citada.
PETITORIO
Por lo expuesto a la Suprema Corte de Justicia pido:
I) Me tenga por presentada en tiempo y forma y por constituido el domicilio .
II) Se revoque la resolución Nº 70/2013 de fecha 15 de febrero del corriente año en cuanto dispone mi traslado de la sede letrada de 1era Instancia en lo Penal de 7° turno, a la sede letrada de 1era Instancia en lo Civil de 1° turno, reponiéndose la situación jurídica al tiempo anterior a la resolución.
III) Se tenga presente que me reservo el derecho de ampliar en cualquier momento los fundamentos de esta recurrida, agregando mayor prueba si correspondiere.
Otrosí digo: que la dicente, en su calidad de abogada, ejerce conjunto al letrado firmante su autopatrocinio razón por la cual no corresponde a su respecto reponer timbres en estas actuaciones.
Denunciar a la corte