lunes, 30 de junio de 2014

Los otros terremotos que hundieron Haití

Joven estudiante en la zona de Port-Salut, en el sur de Haití, donde conviven turismo y pesca tradicional. Mayo de 2014 // Iolanda Fresnillo.


Diez años de ocupación .

Puerto Príncipe (Haití)
“Desde el primer momento que la Minustah puso un pie en tierra haitiana, sus tropas han violado de forma sistemática los derechos humanos”. Lo dice Monica Riet, uruguaya, que el pasado 6 de mayo se encontraba en Puerto Príncipe como militante de la Coordinadora latinoamericana por la retirada de las tropas de la Minustah, la misión de Na­cio­nes Unidas por la Estabi­liza­ción de Haití. “Es un genocidio silencioso que va más allá de la ocupación militar”, añadía indignada por la participación de tropas uruguayas en la operación militar de la ONU.
La epidemia de cólera iniciada en uno de sus cuarteles a finales de 2010, que se ha cobrado ya más de 8.500 víctimas mortales y más de 700.000 casos de contagio, junto con las numerosas denuncias de agresiones sexuales, la militarización de los barrios populares o su participación en numerosos actos de represión sobre la sociedad civil, se cuentan entre los muchos motivos del rechazo mayoritario a la presencia de estas tropas extranjeras en el país.
Desde las elecciones de 2000, en las que Jean-Bertrand Aristide volvió a la presidencia tras unos comicios contestados por igual por la sociedad civil haitiana y por la comunidad internacional, Haití había vivido numerosas movilizaciones contra el Go­bierno, que derivaron en una fuerte escalada de violencia entre 2003 y 2004. Entre otros, grupos paramilitares financiados desde EE UU avivaron el conflicto hasta la intervención internacional. En febrero de 2004, el presidente Aristide volvía a dejar el país, de forma involuntaria, en un avión estadounidense. Tropas de EE UU, Canadá, Francia y Chile llegaban al país al día siguiente, precediendo el despliegue de la Minustah pocos meses más tarde. Una década después, la Minustah sigue en Haití, con tropas y policías de 50 países, principalmente latinoamericanos y asiáticos, bajo el liderazgo de Brasil.
La presencia de tropas extranjeras en Haití es tan sólo una de las múltiples injerencias políticas y económicas que ha sufrido el país en los dos últimos siglos. La devastación que provocó el terremoto de enero de 2010 no se puede entender sin esas injerencias. Beverly Bell, militante pro derechos humanos de Nueva Orleans, lo describe sin rodeos: “La astronómica destrucción en Haití puede ser rastreada hasta la violencia estructural, las políticas y sistemas que reflejan el colonialismo, imperialismo, racismo y patriarcado, y que se sienten de forma áspera y marcada en las vidas de los más pobres”. Polí­ticas que han continuado después del seísmo, ejemplificando nítidamente lo que Naomi Klein llamó “capitalismo del desastre”.

Tras el desastre, el negocio

El terremoto provocó más de 217.000 víctimas mortales y 1,5 millones de personas se quedaron sin hogar. Los costes y pérdidas causadas por el seísmo se estiman en 7.800 millones de dólares, equivalente a más del 120% del PIB haitiano de 2009. Pero más allá del nivel de de-sembolso prometido –alrededor del 60% en los dos primeros años– y de la eficacia de esa ayuda, otra maquinaria se puso en marcha: la del negocio que ofrecía la reconstrucción. Lo que el embajador de EE UU en Haití llamó “la carrera por el oro”.
El embajador de EE UU se refirió al negocio de la reconstrucción de Haití como “la carrera por el oro”
No se equivocaba. Entre 2010 y 2012, tan sólo el 1,3% del valor contractual de los proyectos de la USAID fueron concedidos a contrapartes haitianas, según el Centro de Investigaciones Económicas y Polí­ticas. De las inversiones de USAID en Haití en 2013, más del 85% fueron a empresas y ONG norteamericanas. La Unión Europea sigue un patrón similar: en 2010 y 2011, el 76,7% del valor de los contratos de EuropeAid en Haití fueron para empresas europeas.
En el negocio de la reconstrucción destacan además los proyectos vinculados a lo que el Gobierno de Michel Martelly ha bautizado como “Haití: open for business”.

Abierto a los negocios

Amparada por los Clinton, la estrategia “abierto a los negocios” se ha dotado de una serie de apoyos institucionales entre los que destacan el Centro de Promoción de Inver­siones y el Consejo Presidencial Asesor sobre Crecimiento Econó­mico e In­versión en Haití, del que forma parte el expresidente José Ma­ría Aznar.
Ejemplos de cómo se está gestionando la reconstrucción son la minería, el turismo y la industria textil. Las reservas mineras de Haití, fundamentalmente de oro, han levantado interés entre empresas canadienses y de EE UU. Éstas han desembarcado ya en el país con la ayuda del Banco Mundial, que apoya financieramente y ayuda a redactar la nueva ley de minería. Sin información ni consultas a la población, han empezado ya las exploraciones en el norte del país, no sin resistencia de la población, que se empieza a organizar frente a esta nueva amenaza. En el sector turístico se han financiado con fondos para la reconstrucción, privados y públicos, numerosos hoteles y proyectos. Uno de ellos ha sido la construcción del primer hotel de cinco estrellas de la capital haitiana, Royal Oasis, con fondos de la Bush Clinton Haiti ­Fund recaudados para la reconstrucción del país y gestionado por la cadena española Occidental Hoteles. El Banco Mundial acaba de otorgar 45 millones de dólares para desarrollo turístico y está cofinanciando la construcción de otro hotel de lujo junto con la cadena hotelera Marriot. Vene­zuela, con fondos de Petroc­a­ribe, es uno de los financiadores del proyecto turístico de Île-à-Vache, fuertemente contestado por la población afectada.
José María Aznar
forma parte del Consejo Presidencial Asesor sobre Crecimiento Econó­mico
e In­versión en Haití
En el ámbito de la industria, la estrategia es la construcción de, al menos, diez nuevas zonas francas industriales. Algunas de ellas como la de Caracol, en el norte del país, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otros fondos para la reconstrucción. Haití cuenta ya con más de 30 fábricas, principalmente textiles, que gozan de condiciones favorables para la exportación a EE UU, ya que no pagan aranceles. Se­gún Mirlen Joanis, del Centro de Promoción de Mujeres Obreras, “las condiciones de trabajo son degradantes y a menudo se dan casos de acoso sexual en los lugares de trabajo, a lo que hay que añadir la violación sistemática de las leyes que marcan las condiciones laborales”, incluyendo la prohibición de la práctica de organización sindical.
Allí se cosen productos para empresas como Levi’s o Fruit of the Loom, que en 2009 presionaban al Gobierno haitiano, con la ayuda de la Administración de EE UU, para mantener el salario mínimo en poco más de 80 gourdes al día (1,2 euros). Las movilizaciones masivas de las trabajadoras consiguieron arrancar entonces una subida de 200 gourdes al día (3,6 euros). Ante el mísero incremento en 2013 de 25 gourdes (menos de medio euro), las trabajadoras de las zonas industriales de Puerto Príncipe iniciaron nuevas movilizaciones. Reclaman un salario mínimo de al menos 500 gourdes al día (8,3 euros) y derecho a la seguridad social. La cesta mínima de comida tiene un coste de 429 gourdes, y el coste de vida (incluyendo vivienda, transporte y otros gastos) está por encima de los 1.000 gourdes al día.

Presumir de salarios bajos

De hecho, el Gobierno haitiano presume públicamente de tener salarios más bajos que México, República Dominicana, India o incluso China y Paquistán, y tan sólo unos céntimos de dólar por encima de Bangladesh o Camboya, por más horas anuales de trabajo. Presumen también de ofrecer condiciones excepcionales a las empresas inversoras: 0% de impuestos sobre los beneficios, 0% sobre las ventas y 0% de impuestos añadidos. Unas condiciones que se repiten para las empresas turísticas que inviertan en el país. Según el propio FMI, dichas exenciones se deberían revisar para incrementar los ingresos fiscales del Estado, pero siempre “sin poner en peligro el interés de las empresas inversoras”.
Para Nixon Boumba, activista del Movimiento Democrático Popular, “la reconstrucción en Haití se ha convertido en una vasta operación de capitalismo del desastre, que no busca socorrer a las víctimas, sino servirse de las víctimas y de la catástrofe para hacer beneficios”.


Suzy Castor


Minustah debe irse, opina intelectual haitiana 
 Buenos Aires, 30 jun (PL) La Misión de Estabilización de Naciones Unidas para Haití (Minustah) debe irse tarde o temprano, pero antes hay que fortalecer la policía para que pueda asegurar el orden, opinó hoy la historiadora Suzy Castor. En una entrevista concedida a Página 12, la intelectual haitiana analizó la situación de su país desde el cerco sufrido tras la independencia, la intervención estadounidense, el régimen duvalierista y el actual tutelaje de Minustah.

La entrevista con esta integrante de la dirección del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) está publicada en su totalidad en el sitio digital http://bit.ly/1q6LqnJ.

Castor, que vivió exiliada durante 26 años en México, evocó que Haití adquirió su independencia en 1804, en condiciones muy singulares respecto al resto de América latina.

Aquella gesta la definió como una verdadera revolución y aseguró que las potencias extranjeras siempre castigan a los pueblos que van en contra de los caminos que ellas mismas trazan.

Indicó que en 1826 Haití alcanzó la primera deuda externa de América Latina, contraída con Francia para poder romper el cerco que le impusieron a ese país para estrangularlo, pero pese a ello la nación se constituyó, resistió y avanzó.

Después de la Revolución Industrial, Haití entra en la crisis del sistema poscolonial ya que necesitaba una profunda modernización de sus estructuras productivas y no pudo hacerlo y ello fue determinante para su historia, apuntó.

Dijo que la solución impuesta fue la ocupación estadounidense desde 1915 hasta 1934 y la modernización se hizo a la norteamericana, exportando mano de obra a los países donde se desarrolló el modelo de plantación.

Aseguró que la ocupación no modernizó las estructuras económicas, pero sí las políticas: democracia representativa, elecciones, cámara de representantes y ese modelo, que tenía como garante al ejército, funcionó bien de 1934 hasta los 50.

Al agudizarse la crisis, la solución fue dictatorial (1957 a 1986). François Duvalier nació del sistema de ocupación, pero rompió con la democracia. La dictadura se extendió por mucho tiempo y se postergó con Jean-Claude, recordó.

Apuntó que a diferencia de otras dictaduras, que al menos se favorecían a si mismas, el reino de los Duvalier fue retrógrado y arcaico, pues no existió plan de desarrollo y se llevó al extremo un sistema de control represivo de la población.

Remarcó que la Minustah tiene ya 10 años y es rechazada por una gran parte de la población y a medida que esa ocupación se prolonga, los puntos de fricción se multiplican.

Criticó que no hayan creado una policía capaz de garantizar la seguridad y surjan partidarios de volver a constituir el ejército, algo que a su juicio sería catastrófico para el país.






El hijo de la Freudenmädchen


por Roger Rodriguez
30 de junio 2014


CRÓNICAS DE FICCIÓN: UN SECRETO DE LA FIFA

Desde su primera edición en 1930, en Uruguay, la Copa del Mundo de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), comenzó a ser un negocio prostituible. La mejor selección del mundo ya no se establecía en las Olimpíadas, sino en un torneo profesional entre representaciones de América y Europa, negocio de asociaciones, clubes y empresarios.
El sueño de Jules Rimet duraría lo que un lirio... Ya el Mundial de Italia 1934, cuando por primera vez se incorpora un equipo africano (Egipto), se transformaría en una oportunidad para la propaganda fascista de Benito Mussolini, cuya selección azzurra ganaría a Estados Unidos, España, Austria y Checoslovaquía, quien derrotó en semifinal a la aliada Alemania.
Un mes y nueve días después de la final del Mundial en el Stadio Nazionale de Roma, el 19 de agosto de 1934, en Alemania se produciría el sangriento episodio conocido como la Noche de los cuchillos largos. La Operación Colibrí, como le nombraron sus autores, fue una purga interna en el Partido Nacional Socialista, que asentó el poder de Adolfo Hitler.
Hitler, había asumido solo una semana antes, con la muerte de Paul Von Hindemburg, los títulos de canciller y presidente, autodesignándose Fuhrer. Era el comienzo del Tercer Reich, que con la organización del siguiente Mundial de Fútbol  FIFA 1938, lograría una de las mejores herramientas propagandísticas para el nazismo, como lo había hecho el Duce Benito Mussolini en Italia.
La Alemania nazi ya había logrado que Berlin se constituyera en 1936 en la sede de las Olimpíadas, que siempre se realizaban dos años antes en el mismo país al que se asignaría la organización del Mundial de Fútbol... Pero, aquí es donde importa un episodio poco conocido (ficticio en realidad), que tendría mucho que ver con el presente del fútbol mundial...

El Fuhrer Adolfo Hitler junto a jóvenes del Zimmerservice preparadas para atender a los turistas durante las Olimpíadas de Berlín 1936.


EL NENE DE MAMÁ
La Olimpíadas fueron la primera portunidad del Tercer Reich para demostrar internacionalmente su capacidad de acción como sociedad organizada. Desde un año antes, cada hombre sería un soldado o un trabajador para la construcción de los estadios, cada mujer sería un ama de casa o un miembro del servicio de camareras, que se conocería como Zimmerservice (ZS), para “atender” al turismo.
Alumnos del famoso historiador alemán Oswald Spengler (autor de La Decadencia de Occidente, 1918), sostienen que Hitler tuvo una historia de amor con una de aquellas “muchachas” (les decían Hausangestellte) que servían a la causa del gobierno nacionalsocialista en el ejercicio de la más vieja profesión (Freudenmädchen, le decían) para entretenimiento de los visitantes.
Spengler se había distanciado del gobierno Nazi desde la Noche de los cuchillos largos, cuando murió su amigo, el crítico musical Willi Schmid a quien los SS confundieron con el oficial Wilhelm Schmidt de las Sturmabteilung (los SA). El historiador escribió un elogio fúnebre a su amigo asesinado, el cual, pese a la censura, logró editar en la antología Reden und Aufsätze de 1935.
El rencor llevó a Spengler a seguir los pasos de Hitler, para anotar cualquier error que la historia pudiera reclamarle. Así descubrió su affaire con la camarera, quien, como había servido desde joven al ZS, fue enviada al exilio y encerrada en un hogar de Visp, Valais, Suiza, donde habría dado a luz un varón el 10 de marzo de 1936. Dos meses después, Spengler murió de un ataque al corazón.
La poco amable “política exterior” alemana, terminó impidiendo a Hitler organizar el Mundial de 1938, que finalmente se celebró en Francia. El Fuhrer siempre consideró inacabada su obra al no conquistar el Mundial de FIFA. Derrotados en semifinales en Italia 34 y eliminados por Noruega en la Olimpíada de Berlín 36, los dejó fuera Suiza (precisamente Suiza) por penales en Francia 38.
Alemania se postuló nuevamente, pero los mundiales de 1942 y 1946 se suspendieron por la II Guerra Mundial. Derrotada, Alemania no participa del mundial de Brasil en 1950, pero tendría un retorno extraordinario cuatro años después, casualmente en Suiza. Allí la nueva Alemania Federal vence a Yugoslavia y Austria para derrotar 3-2 a Hungría, que había eliminado a Brasil y a Uruguay.

Frank Beckenbauer le dedica la Copa FIFA 1974 a un desconocido personaje en la tribuna: un suizo que ya incidía en el poder... 

EL SUEÑO DE PAPÁ
A un joven suizo de 18 años de edad le quedaría grabado aquel “Milagro de Berna” donde Alemania resurgía de las cenizas. Los alumnos de Spengler anotan que con 22 años, el chico también pudo estar presente en Gotemburgo cuando los germanos fueron eliminado por el local en semifinales de Suecia 58, e incluso en Rancagua cuando Alemania cae ante Yugoslavia en cuartos de Chile 62.
Los historiadores creen haber localizado fotografías que muestran a aquel hijo de Visp, hablando con el arbitro británico James Finney en las afueras del Estadio de Hillsborough, Sheffield, aquel 23 de julio de 1966 cuando no cobró penal y Uruguay (como Argentina bajo un referato alemán ante Inglaterra) fue eliminado en su camino a la final que ganarían los locales.
La indagación que pretendieron publicar como “El Informe Spenger”, confirmaría que los importantes contactos de aquel joven suizo se iniciaron poco después de graduarse en Administración de Negocios y Economía en la Universidad de Laussane. Por presidir la Federación de Hockey sobre Hielo helvética, terminó participando en la organización de los juegos Olímpicos de Munich 1972 (donde Alemania Oriental clasificó cuarto luego de eliminar a los federales) y de Montreal 1976 (donde Alemania Oriental logra la medalla de oro en fútbol).
Alemanes son alemanes”, se decía, ya cuarentón, el Director de Relaciones Públicas y Deportes de Longines SA, quien por beneficiar los seleccionado de los de su sangre, celebró también que la comunista RDA obtuviera el tercer puesto ante Uruguay en el mundial de México 70. Finalmente, como había soñado su sospechado padre, logró organizar en tierras teutonas el Mundial de 1974 donde los arios vencieron a la “naranja mecánica” en el Estadio Olímpico de Münich.
Al año siguiente, el hijo de Visp comenzó a trabajar en la mismísima FIFA, como director de los programas de desarrollo. Seis años después, se transformaría en el secretario general del organismo, director CEO en 1990 y a partir de 1998, en presidente de la mayor corporación mundial del deporte. Desde entonces, Joshep Blatter ha concentrado un poder magnánimo, "mordiendo" en todo tipo de negociados de la corporación, sin que nadie sepa su historia como hijo de una gran Freudenmädchen.



El titular de la FIFA premia al mejor de la Copa América 2011. El pase de Suárez no habría dejado su "mordida"...


Nota: 
El “Informe Spengler” se ha mantenido bajo estricto secreto. Sin embargo, una copia de su contenido se entrega (junto a otros secretos de Estado internacional, como quien fue el asesino de Jhon Kennedy, la verdad sobre el Área 51 y el extraterrestre de Roswell, lo ocurrido en Bahía de Cochinillos y en Cherobyl, entre otros Top Secret), a cada presidente occidental que asume en elecciones democráticas y republicanas. El mandatario uruguayo, José Pepe Mujica, lo habría leído... De ahí sus últimas declaraciones familiares e ideológicas sobre la FIFA.





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La policía mata y vos gritas gol


Siguen las protestas en Brasil contra el Mundial 2014 de la FIFA 


Marcha silenciosa en Copacabana 
 La marcha silenciosa celebrada hoy en Copacabana. El Brasil necesita quitar la mordaza, tenemos que entrar a una verdadera democracia. No más asesinatos cometidos por las fuerzas de seguridad del estado, no más represión de las manifestaciones.

 Fotos de
CSF CINZA SEM FILTRO


. ATO 28 JUNHO 2014 RIO DE JANEIRO / Agressão e Detenção de Manifestante







Últimos procesados por la Justicia Militar

La tapa del primer ejemplar de La Voz, 21 de junio de 1984. 

29 de junio de 2014
CRÓNICAS DE 30 AÑOS EN PERIODISMO

por Roger Rodriguez


HACE HOY 30 AÑOS LA DICTADURA NOS METÍA PRESOS
Últimos procesados por la Justicia Militar

El 21 de junio de 1984 salía el primer ejemplar de LA VOZ de la Mayoría, la publicación con la que los periodistas que integrábamos el equipo del semanario Convicción, clausurado por la dictadura, volvíamos a los quioscos en aquellos días en que se luchaba por la libertad de expresión frente a la represión, la censura y las clausuras que decretaba una y otra vez una dictadura en retirada.
LA VOZ era un nombre que tenía registrado Alexis Jano Ros, entonces de 24 años (como yo), para hacer una publicación barrial en la zona de Lezica y Colón. Convicción había sido clausurado el 4 de mayo, por publicar la primer entrevista a Wilson Ferreira Aldunate antes de que volviera a Uruguay el 16 de junio y lo metieran preso junto a su hijo Juan Raúl Ferreira.
Durante un mes y medio la barra de Convicción había sobrevivido (era el único sustento de muchas familias) con una olla popular bancada por sindicatos y organizaciones que se sentían reflejadas y apoyaban a aquella publicación que impulsada por el PCU, el PS, la CBI, la UITA y otros, había surgido como una herramienta de organización del flamante Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT) y reflejaba el cooperativismo de FUCVAM.
Aquel jueves 21, la tapa de LA VOZ editorializaba: “En momentos inciertos de la vida nacional, con un régimen de fuerza claramente distanciada y hasta opuesto al sentimiento colectivo, en que las libertades quedan sujetas a arbitrarias interpretaciones y el pueblo trabajador se encuentra privado de sus derechos más elementales, nace LA VOZ DE LA MAYORIA como expresión de fe en el destino nacional de libertad y justicia”.
Aquella portada tenía un colgado que contaba “La Interpartidaria analizó actitud ante el diálogo” y el título “Realizarán jornada cívica el próximo 27”.  Se incluía una crónica mía sobre el regreso de Wilson en el Mar del Plata II, un informe de juristas norteamericanos que tildaban a Uruguay de “nación de prisioneros”, un artículo de Hugo Alfaro sobre Quijano, una nota que denunciaba que a Zelmar y Toba los gatilló un uruguayo y la noticia de que el sindicalista Rosario Pietraroia sería liberado.
De hecho, LA VOZ era uno de los pocos medios que reflejaban la posición de la Intersocial (las organizaciones sociales, estudiantiles y sindicales), cuando comenzaba a gestarse la negociación que terminaría en el pacto del Club Naval. El paro cívico en el aniversario del golpe de Estado era todo un desafío al régimen que el 1º de mayo había presentado un documento para reanudar las fracasadas negociaciones del Parque Hotel. El Goyo Álvarez estaba cayendo, pero aún sobrevivía...

EN “CLANDESTINIDAD”
El informe que Eduardo “Picho” Varela había escrito en base al documento de los juristas estadounidenses sobre la situación de los derechos humanos en Uruguay era durísimo. Describían la tortura a los estudiantes detenidos en 1983, la condición carcelaria, las golpizas, la sanción de visitas, la falta de libertad de expresión, las clausuras, la persecución sindical, etc. También condenaba la connivencia con la dictadura de la Embajada en Montevideo de la administración Ronald Reagan.
En la misma página, se publicó otra información (un recuadro a dos columnas) que advertía: “La salud de ambas es delicada” y titulaba “Familiares piden la libertad de Nélida Fontora y Graciela Jorge”. Escribí ese artículo en forma casi automática, basado en un comunicado que me habían hecho llegar integrantes de las organizaciones de presos políticos. Se describía las enfermedades que ambas presas políticas sufrían en Punta de Rieles y se pedía que las liberaran, alentando una amnistía general e irrestricta.
Casi una semana después, el 26 de junio, Alexis Jano quien asumió como Director y Redactor Responsable de la publicación (no podían serlo Enrique Alonso Fernández ni ninguno que hubiera figurado en Convicción) fue citado por el Juez Militar de Instrucción, Capitán de Navío Ricardo Moreno. Alexis entró al juzgado ubicado en 8 de Octubre y Jaime Cibils, pero no salió. Quedó detenido en Jefatura, a la vez que supimos que había un citatorio a mi nombre.
Entonces comenzamos a preocuparnos y, hasta establecer una estrategia de defensa, se decidió que pasara “a la clandestinidad”. Esa noche me cobijé en la casa de una amiga del “Gato” Walter Vázquez. Llamé a Sara y le dije, rezongándola: “Te pido que vayas al fondo y ordenes todo eso que es un quilombo. No puede ser que yo me mate laburando y en casa esté todo desordenado”. Sara entendió. Buena parte de mis iniciales archivos sobre derechos humanos y otras anotaciones fueron trasladados a la casa de un familiar. Otros, ardieron…
Un “camello” de la policía hizo guardia en la puerta, esperándome... Cuando amanecía, los policías timbraron a la casa de mis suegros, donde vivíamos. Sara atendió medio dormida (no le creo en realidad que haya pegado un ojo en toda la noche). “Venimos a buscar a Juan Roger Rodríguez”, le comunicaron. “No está”, respondió. “Tiene que estar porque no lo vimos entrar ni salir en toda la noche”, retrucó el milico. “Y yo que sé dónde puede estar -protestó mi esposa-... debe andar emborrachándose con alguno de sus amigotes, como siempre”. El policía la miró, se sonrojó, le pidió disculpas y se fue...

La información que denunciaba mal trato a presas políticas en Punta de Rieles.
 
 MALDONADO Y PARAGUAY
A primera hora del 27 de junio, a once años del golpe de Estado, varias personas nos movíamos en los alrededores del Bar Capitol, en 18 de Julio y Vázquez. Apenas abrieron entramos por separado para coincidir en la misma mesa. Alonso Fernández, Ernesto de los Campos, Jorge Lorenzo, Víctor Vaillant, el maestro Sila, Miguel Flores y Sara, que me había traído ropas para cambiarme en lo del Gaucho Moura, que vivía a una cuadra.
“Que se ponga medias gruesas, championes, vaquero, buzo de lana y algo bien abrigado... sin cinturón y sólo con la cédula de identidad”, había pedido mi abogado, Hugo Batalla, quien también había sido abogado del general Líber Seregni. Debo reconocer que no lo sentí como un buen pronóstico, pero obedecí al líder de la Lista 99, a quien por esas horas desproscribirían junto al socialista José Pedro Cardoso y el fidelista Francisco Rodríguez Camuso, quienes junto al democristiano Juan Young, serían los rostros permitidos del Frente Amplio
En su auto, Hugo Batalla me llevó a la sede de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII), a quien habían encargado mi detención. Hugo me dijo que entrara por la puerta de la calle Paraguay (donde actualmente funciona Interpol), que me identificara, presentara mi documento y que no tuviera miedo, que yo tenía la razón, que no iba a pasar nada y que me iba a ir bien... Le hice caso, aunque por un momento, confieso, dudé en salir de allí lo más rápido posible.
Vestido de championes, vaquero, camiseta gruesa, polera de lana y una campera de gabardina, portando en mi mano la cédula de identidad, me presenté a la ventanilla de quien estaba de guardia y me identifiqué. “Me dijeron que me presentara aquí”, dije con timidez. “Espere”, me dijo en ese tono neutro policial y comenzó a averiguar con un intercomunicador. “Departamento 2...(estática) Se presenta Rodríguez Juan, cedula de identidad 1.651.576. (estática) ¿Allí lo buscan?”... Y, luego de un silencio corto que me pareció largo,... “Negativo”.
Siguió con las otras dependencias y el diálogo se repitió. Nadie parecía buscarme. “No debe ser acá” dijo y me devolvió la cédula. Me disponía a salir, con un gesto de hombros de “yo lo intenté”, cuando sonó un timbrazo en el intercomunicador. “Positivo. Positivo... (estática) Roger Rodríguez... (estática) Departamento 6. (estática) Que lo suban...”. Otro policía que hacía guardia en la puerta me miró con lástima o incredulidad. “Pase por acá”, me dijo. Subimos por una escalera. Llegamos a una pieza donde había una mesita y dos sillas de cármica. Me dijo que me sentar allí y esperara.

“¿VINISTE ARMADO VOS?”
Esperé media hora, quizás un poco más. Como periodista de mi tiempo, estaba acostumbrado a los “plantones” en la antesala de cualquier vocero de la dictadura, pero ese día y en ese lugar, el tiempo se hizo eterno. Tenía la paranoica sensación de que alguien me miraba, pero aunque evidentemente era una sala de interrogación, no había espejos traslúcidos como los de las películas, ni cámaras que me filmaran. Traté de mantenerme calmo, quieto y con cara de nada. Casi impertérrito.
Y lo venía logrando, incluso llegué a adormecerme, cuando el que supuse protagonizaba al “malo” entró golpeando la puerta y se paró frente a donde yo estaba sentado. “¡Párese!”, gritó. Lo obedecí con cierta lentitud. “¡¿Viniste armado vos?!”, preguntó imperativamente. Lo miré con sorpresa real. “¡Las manos contra la pared!”, volvió a ordenar. Me paré y me apoyé para el chequeo. Me revisó e intentó una última provocación al palparme. Lo miré con gesto de no jodas. Creo que se sintió ridículo. Me dijo que me volviera a sentar y se fue, quizás frustrado.
No pasó mucho rato y llegó el otro. El “bueno” supuse. Sacó una caja de cigarrillos, tomó uno, lo golpeó un par de veces contra la cajilla, se lo puso en la boca, sacó un Zipo, y mientras aspiraba el humo al prenderlo me dijo “¿Así que vos sos el Roger Rodríguez?”.
Tenía un tono irónico en la voz, que le había salido finita, como si estuviera aguantando el humo de un faso de marihuana. Traté de mantener mi calma, pero no me gustó la forma como recargó el tono en el artículo.
“¿No sabés quién soy?...”, agregó, a la vez que largaba el humo. La frase se le llenó de eses. Hubo un silencio. En realidad no tenía la menor idea de quién estaba adelante mío. “Sin embargo, has escrito sobre mí…”, volvió a intentar. Supongo que en mi rostro se notó que lo identificaba. Estoy seguro que era Jorge “el Charleta” Gundersoff. Lo había mencionado en un par de artículos sobre su traición y la represión al Partido Comunista y en otro que lo vinculaba a la Secta Moon (cuyas inversiones hoy administra).
Creo que le dije algo así como “Y… acá estamos”. No me contestó. Supongo que lo desilusioné al no seguirle la conversación. Evidentemente vio que era más joven y menos inteligente de lo que él imaginaba. Me estudió unos segundos mientras apuraba un par de pitadas, hizo un gesto, entre puchero y desaprobación, y se fue. No pasaron cinco minutos y aparecieron otros dos policías que me pidieron que los acompañara. “¿Me llevan dónde?”, me animé ante los subalternos. “Juzgado Militar”, respondió uno.

“¿PERO QUIÉN ES SU FUENTE?
Una “chanchita” me llevó hasta la sede judicial de 8 de Octubre, pero entramos por un portón de hierro por Jaime Cibils, casi en continuación de Cornelio Cantera. Cuando bajé, pude ver por primera vez a Alexis. Se veía cansado. No nos dejaron hablar, pero en una sonrisa cómplice, ambos nos sentimos acompañados ante un destino incierto. Jano testificó primero. Su abogado era el blanco Héctor Clavijo, el otro abogado de Seregni. Cuando salió, me llamaron a mí…
Había un gran escritorio. Detrás de él, el juez C/N Ricardo Moreno con su uniforme naval. A su lado, un oficial gordito con uniforme azul (parecía un Blandengue) frente a una máquina de escribir. “Por las generales de la Ley…”, me dijo. En mi desconocimiento procesal, estuve a punto de decir algún disparate. Confieso que me sentía desafiante. El juez comenzó por preguntarme si yo había sido el autor del artículo. Lo que admití. Ya habíamos quedado con Alexis que si era por alguna nota reconociera la autoría.
El capitán inquirió sobre quién autorizó la publicación de aquella información. Comencé a explicar lentamente (el oficial gordito que escribía a máquina así lo exigió) cómo es el largo proceso de obtención de una información, su tipeo, composición, corrección, armado en frío y envío a la imprenta. El juez, molesto, insistió desde entonces sobre quien me había dado la información. Y le expliqué las dificultades que un periodista tiene para conseguir fuentes confiables y cómo en una publicación tan humilde, se procesan informaciones de comunicados de prensa o de cartas, como en el caso de la nota…
“Pero ¿quién es su fuente?”, me cortó en tono un poco más alto. Y ahí me di cuenta que no venía por nosotros los periodistas, sino por alguno de los familiares de los presos (así se identificaban las fuentes en la nota), por lo que seguí enredando y enredándome. Me preguntaron también si conocía a gente del grupo de familiares de desaparecidos y le expliqué que solo por el nombre de pila a algunas señoras… Creo que no fui convincente.
Cuando Hugo salió del juzgado militar y subió a su auto, Sara lo esperaba. “¿Cómo les fue?”, preguntó ansiosa. “¿Roger fuma?”, le replicó Hugo.  “Si”, le contestó. “Bueno, anda ahí (el Bar Emporio) y comprarle cigarros”… Batalla no le contó entonces que había podido ver el expediente, ni que la causa se había iniciado con una carta del propio Comandante en Jefe del Ejército, General Hugo Medina, quien había enviado a su subalterno, el juez militar, un recorte de mi artículo tipificándolo como un “ataque a la fuerza moral de las Fuerzas Armadas en el grado de vilipendio”…

Alexis Jano Ros y yo fuimos los últimos procesados por la Justicia Militar.

“NO AFLOJEN MUCHACHOS…”
Aquella tardecita nos llevaron, por separado, a Jefatura. Nos pusieron el cuarto piso, en celdas individuales, con puertas de hierro que tenían una ventanilla que se abría desde el exterior para pasar las bandejas de comida o inspeccionar el interior. Todo estaba pintado de un verde claro, un color molesto. Antes de encerrarnos para pasar la noche, nos dejaron reencontrarnos, en el corredor, donde había un banco de madera. Nos dimos un fuerte abrazo. Alexis me contó su periplo y yo el mío. Nos alentamos. Estábamos seguros de que nada nos iba a pasar…
Esa noche no comimos nada. Vino el cambio de guardia y las órdenes habían cambiado. Alguien había ordenado que nos metieran en las celdas. Se notaba mayor rigor. Nos apagaron las luces. Me recosté en el camastro de hormigón. Había una luz exterior que entraba por una banderola enrejada. Hacía mucho frío. Contra la pared alguien había escrito con la brasa de un cigarrillo “Perdón Elsa”. No sé por qué, pensé que fue un profesor del IAVA al que habían metido preso días antes. Por primera vez tuve miedo.
El cuarto piso de Jefatura es el de “Seguridad”. Allí quedaban los presos sancionados o los que estaban en tránsito. El silencio en aquel piso era aterrador. Solo se escuchaba, ocasionalmente, el movimiento de la guardia. El abrir y cerrar de puertas y rejas de hierro que retumbaban en la oscuridad. Traté de arrollarme y quedé, casi en posición fetal. De espaldas a la fría pared, tenso, esperando que pasara aquella noche. En algún momento pensé que podían abrir esa puerta y sufrir en carne propia lo que muchas veces ya había escuchado de víctimas de la dictadura.
Fue en el siguiente cambio de guardia, ya la madrugada del 29 de junio, que la puerta se abrió. Me sobresaltó el ruido del pasador de hierro y el ruido metálico de la puerta. Me encandiló la luz que prendieron de golpe. Asustado vi a un policía en la puerta. Un hombre veterano, de lentes, quizás inofensivo. Me dijo: “¿Ustedes son los periodistas?”. “Si”, llegué a responder sin pensar en las consecuencias. “No aflojen muchachos… no están solos. Tranquilos”, dijo casi fraternalmente y volvió a cerrar la puerta, para dejarnos sin luz.

“PROCESADOS CON PRISION”
A la mañana siguiente, alguien de la guardia nos ofreció un té con limón. Era lo primero que ingeríamos en más de un día. Alexis hacía 48 horas que no comía ni bebía. El alma nos volvió al cuerpo… al menos por un rato. Volvieron a trasladarnos en la chanchita. Otra vez sin poder hablar entre nosotros. Nuevamente al juzgado militar de 8 de Octubre. Esta vez, nos hicieron pasar juntos. Estaban Batalla y Clavijo en la sala. “No nos va a pasar nada…”, le susurré con seguridad a Alexis.
El juez capitán Moreno, fue directo al grano. “¿Quién fue la fuente de información de este artículo”, preguntó a ambos. Alexis dijo que se amparaba en el secreto profesional de protección de las fuentes de información y habló del derecho a informar y estar informado, la libertad de expresión y los derechos humanos. Yo dije lo mismo. El juez nos miró con molestia. “Ah… sí”, dijo y tomo un papel que ya tenía escrito para pasar a leernos una introducción leguleya que no entendí, para terminar con un “procesados con prisión por ataque a la fuerza moral de las Fuerzas Armadas en el grado de vilipendio”… El juez había coincidido con su superior, el General Medina.
Alexis y yo, perplejos, cruzamos una mirada. Irresponsablemente nos sonreímos. Nos dimos cuenta que la habíamos quedado. Íbamos en cana. Nos pasaba lo mismo que una semana antes le había ocurrido a Julián Murguía por escribir en La Democracia una nota titulada “El Pactito Feo”, donde hacía una dura crítica a las negociaciones del Club Naval. Batalla y Clavijo nos dijeron que apelarían y pedirían nuestra inmediata liberación. Cuatro policías nos llevaron en la chanchita a la Cárcel Central en el subsuelo de Jefatura.
Como si viera una película que le ocurría a otro, fui transcurriendo mientras se sucedieron los hechos: trajeron nuestros prontuarios, nos tomaron las huellas digitales, nos fotografiaron, nos tomaron los datos médicos y nos llevaron a “la jaula” del Pabellón Artigas. Del otro lado de la reja, los presos comunes estaban comiendo. Nadie nos miraba. Entre ellos reconocí a Julián que solo hizo un rictus de sonrisa. Tenían prohibido hablarnos. El suboficial Brasil se nos acercó y nos dijo: “¿Los periodistas?...”. “Si”, contestamos. “No, corrigió, desde ahora son presos…” (Continuará)

Roger Rodríguez
(29 de junio de 2014)





domingo, 29 de junio de 2014

El dueño de la pelota

Vivir del fútbol

"El gobierno, con la mejor intención posible, puso en práctica una serie de propuestas que incluyen hoy el nombramiento de autoridades provisorias, el compromiso de aceptar nuevas normas de represión y sanción de la violencia, y por supuesto la recuperación de los espectáculos deportivos", señaló Astori en rueda de prensa.
Sin embargo, el vicepresidente expresó que le está "preocupando mucho" el hecho de "creer que esto soluciona los problemas del fútbol uruguayo". "No es así, los problemas de fondo subsisten tal cual estaban planteados desde antes de esta crisis reciente", afirmó.
"Yo creo que esos problemas de fondo que subsisten tienen que ver con lo que podríamos llamar una pérdida de soberanía del fútbol para gobernarse a sí mismo. ¿Por qué calculo que esto es un factor negativo? Porque yo creo que el fútbol debe gobernarse a sí mismo, sin injerencias de tipo político-partidarias, sin injerencias económicas", agregó.
"Esa soberanía se ha perdido y se presenta asociada a la posición dominante de una empresa que como todos sabemos es Tenfield, empresa que también ejerce su trabajo y su influencia en el fútbol uruguayo a través de los derechos de televisación de los partidos. En tanto esto se mantenga así, quien termina conduciendo al fútbol uruguayo es el poder económico, representando en este caso por esta empresa. Y en tanto eso subsista, los problemas más importantes van a también seguir existiendo", dijo Astori.
Las declaraciones de Astori se enmarcan en el momento que asumirá el nuevo Consejo Ejecutivo de la AUF encabezado por el presidente de Danubio, Oscar Curutchet, que además es edil frenteamplista por Asamblea Uruguay.

Publicado en el Semanario Brecha
El sistema Casal-canales

Pacodependencia

Nelson Cesin

Se lo recuerda como un lateral mediocre, de aquellos que apenas se defienden con las dos piernas. Fanático de Peñarol, nunca pudo vestir su camiseta, pero hoy se lo encuentra entre sus socios vitalicios. Nació en San Pablo, Brasil, y se crió en el barrio Bella Vista, Montevideo, donde el esfuerzo familiar consiguió costearle algunos años en el colegio San Francisco de Sales. De chiquilín fue alcanzapelotas. De adolescente, jugador en las inferiores de Defensor. De adulto, sólo consiguió alternar 14 partidos con el equipo mayor de los violetas. El resto de su currículum deportivo estaría destinado al olvido: su ficha marca un pasaje por el Vasco Da Gama, donde no jugó, y de allí a Nacional, en el que tampoco jugó, para terminar su carrera en Fénix, por el 80. Al filo de sus 30 años, el futbolista Francisco Casal descubrió que ése no era su negocio, y decidió abandonar las canchas... para vivir del fútbol.
Los memoriosos asocian la irrupción del empresario "Paco" Casal a su primera gran operación: la venta a un club mexicano del futbolista de Nacional Juan Ramón Carrasco, en el 88. Desde entonces demostró sus habilidades en el terreno de las vinculaciones (sobre todo con el ambiente europeo), que le permitieron, apenas dos años después, aparecer como el representante de los jugadores más destacados de la selección uruguaya que disputó el Mundial de Italia 90: Daniel Fonseca, Nelson Gutiérrez, José Perdomo, Ruben Sosa, Ruben Pereira, Pablo Bengoechea, Carlos Aguilera y Enzo Francescoli eran jugadores "de Paco". Tantas y tan selectas alcanzaron a ser sus conexiones que hasta el presidente Julio María Sanguinetti llegó a pedirle que le facilitara un acercamiento con el magnate Gianni Agnelli, número uno de la multinacional fiat y propietario del Juventus. El resto del periplo empresarial de Casal ha sido motivo de mayor difusión, aunque el proceso de "Pacodependencia" se vuelva cada vez más sorprendente, como lo atestiguan la reciente adquisición del "paquete" de jugadores de Bella Vista y sus derivaciones, y la compra de los derechos televisivos del fútbol uruguayo durante una década por la empresa Tenfield, cuyas caras visibles son Casal, Francescoli y Gutiérrez. En el milenio que se avecina, el sueño en los potreros ya no será llegar a vestir "la celeste" sino pertenecer algún día al "grupo Casal".
Yo, el supremo, il padrino. Los buenos oficios del representante Casal demostraron que era posible valorizar a los protagonistas del espectáculo (no a todos, claro, sino a aquellos que podían cotizar en la bolsa), defenderlos del cuasi desprecio económico al que eran sometidos por los clubes, devolverles una pequeña porción de ese gran negocio que generaban. Hasta principios de los noventa, los dirigentes de los clubes todavía eran los dueños de las decisiones en un fútbol pobre y mal conducido, y Casal un empresario en franco ascenso que se apoderaba de las piernas de los principales jugadores pero no participaba en la cocina política del deporte. La designación de Luis Cubilla al frente de la selección, en el 91, marcó el punto de inflexión y el inicio de "la era Casal". Las viejas cuentas pendientes entre el empresario y el técnico celeste -originadas, en opinión de ciertos especialistas, en la comisión por la venta de Alberto Bica a tierras colombianas-, derivaron en la histórica negativa de los "repatriados" (los que jugaban en Europa) a integrar la selección, confirmando que el contratista se había apoderado no ya de los pases sino de las decisiones de los jugadores. Y la huelga de futbolistas del 92, a raíz de un incidente con un jugador de Basáñez, uno de los amores del contratista, terminó de demostrar el poderío de la palabra de Casal.
Amo y señor de la materia prima, el resto de la erosionada arquitectura futbolística se fue derrumbando a sus pies. La supervivencia de los clubes se tornó cada vez más tributaria de la venta de jugadores. Varias de las instituciones comenzaron a depender de los favores económicos del empresario, so pena de no poder empezar un campeonato o, simplemente, de marchar a la ruina. Entre los dirigentes, quien más quien menos le debía alguna ayuda. Sea porque había levantado la hipoteca de algún endeudado (caso del exárbitro y expresidente de Rampla Juniors Ramón Barreto, quien reconoció públicamente el favor y llegó a decir que "Por Paco hago cualquier cosa"), o porque había mandado a parar la mano con amenazas anónimas ajenas a los asuntos del fútbol contra ciertos dirigentes (como le ocurrió a un integrante de la directiva de Peñarol, quien relató el episodio a BRECHA en clave de agradecimiento al empresario). "En su forma de vida, es amigo de los amigos y por ellos es capaz de dar la vida", lo describen algunos de aquellos que le deben alguna pierna, y en la descripción van dibujando la típica conducta de un empresario devenido "padrino", que sabe apelar a los "ñatos" de Basáñez para "proteger" a sus amigos.
La digitación del técnico de la selección, Daniel Passarella, y la compra de los derechos de televisación cerraron definitivamente su círculo de poder sobre toda la estructura del fútbol uruguayo, en una jugada empresarial de largo aliento sumamente coherente desde la óptica de sus réditos económicos: los 60 mil dólares mensuales que el "grupo Casal" abona a Passarella habrán de redituar con creces en la mejor imagen internacional de "la celeste" y, por ende, su comercialización por todo concepto, desde los calcetines hasta los derechos por las emisiones de tevé, dejará aun mejores dividendos.
Pero todo ejercicio de poder demanda su fachada para seguir operando con cierta impunidad, y esa fachada fue lo que estuvo a punto de perder Casal en su último y brillante negocio de compra de jugadores. A fines de julio, al cabo de arduas y accidentadas negociaciones, adquirió los pases de cinco futbolistas de Bella Vista, club que recibió 4,2 millones de dólares por todo "el paquete". A la semana siguiente trascendió la operación que el contratista había anudado antes de la compra del paquete: la venta en 3,873 millones de dólares al Atlético de Madrid de uno de los cinco futbolistas del "paquete", Leonel Pilipauskas, de cuyo monto 3,1 millones (75 por ciento de lo que costaron "los cinco") fueron a dar a los bolsillos de Casal. El acuerdo no firmado con Bella Vista incluía la solicitud de un período especial de pases por parte del club para que el contratista pudiera negociar el pasaje de otros tres jugadores del "paquete" a Peñarol. El escandalete en el mundillo futbolístico fue mayúsculo: el período especial de pases sólo se podía habilitar mediante una grosera violación de la reglamentación vigente, precisamente lo único que daba apariencia de poder a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Nacional encabezó la oposición a la violación del estatuto, un tanto por cuestiones de principios y otro tanto porque no le hacía gracia que su rival saliera favorecido con la operación, pero las razones últimas de que Bella Vista desistiera de presentar la solicitud de un nuevo período de pases residen en la voluntad del propio Casal, quien reaccionó a tiempo y evitó que se perdiera la coartada de una AUF "soberana".
Con todo, la jugada del empresario trascendió el ambiente especializado y consiguió poner los pelos de punta a varios representantes políticos de distintas tiendas partidarias. El diputado colorado Carlos Lago, por ejemplo, consideró que "la concentración de poder revela una descomposición del fútbol uruguayo", y, aludiendo al presidente de Venezuela, dijo que "Casal se está transformando poco a poco en el Chávez del fútbol porque tiene poder y mando absoluto". Lago también aseguró que "el poder del dinero" consigue "comprar" los votos de algunos clubes, y que "entre la venta de seres humanos que juegan al fútbol y la de mujeres que ejercen la prostitución, la trata de blancas, no hay mucha diferencia". El diputado nuevoespacista Ricardo Falero, en tanto, opinó que los que "mandan en el fútbol son los empresarios y no los dirigentes ni los asociados ni los hinchas, ni siquiera los delegados a la AUF. Son los empresarios que hoy tienen los jugadores, el poder de decisión, el poder de los medios, los pases, la política del fútbol, la forma en que se nombra la selección y a quiénes juegan o no en ella". De paso, Falero recordó la fenomenal evasión impositiva que encubre los pases de futbolistas (programa En Perspectiva, de Radio El Espectador, 29-VII-99).
El periodista Atilio Garrido (Ultimas Noticias), gerente comercial de Tenfield que oficiara de puente entre Casal y el gobierno de Luis Alberto Lacalle, vino a poner los puntos sobre las íes recordando durante un programa deportivo que en el mundo del fútbol Eugenio Figueredo, presidente de la AUF, es "la reina Isabel", Juan Damiani, delegado de Peñarol, "el príncipe Carlos", y el grupo Casal "Tony Blair, porque es el que manda". Claro que para Garrido "eso es beneficioso porque el sentido empresarial ha permitido cosas históricas que, en el manejo diario, la gente no se da cuenta", y ha favorecido que "el fútbol esté privatizado y muy bien encaminado".
Derechos de televisación. Los dichos de Garrido adquieren veracidad apenas se analizan otras aristas de esa "Pacodependencia", como el abultado negocio de los contratos televisivos para los torneos locales e internacionales, sean de clubes o selecciones, y su larga cadena de derivados. La historia comienza hace casi exactamente un lustro, cuando la empresa argentina Torneos y Competencias (tyc), cuyo paquete accionario controlaba el grupo del diario porteño Clarín e integraban, con participaciones menores, los empresarios Carlos Avila y Casal, adquirió los derechos de televisación del fútbol uruguayo hasta junio de este año, por un monto de 3,2 millones de dólares. tyc utilizaba como boca de salida para sus imágenes al canal cable tvc, también controlado por Clarín en sociedad con el grupo Otegui.
El contrato entre la AUF y tyc significó una afrenta para los canales privados, habituados hasta entonces a emitir goles y partidos sin desembolsar un peso. La cabeza de Casal rodó en la época por cuanto programa deportivo emitieran el 4, el 10 y el 12. Los periodistas Carlos Muñoz (Saeta) y Alberto Kesman (Teledoce) sirvieron como punta de lanza de la ofensiva de los canales, y denunciaron durante meses la genuflexión de los dirigentes del fútbol ante la prepotencia de un empresario, espetaron sapos y culebras contra ese "magnate de nuestro fútbol" que se arrogaba el derecho de negar "al pueblo" la emisión de los goles por tevé abierta (olvidaban que los goles, y algo más, eran emitidos los domingos de noche por las pantallas del 5). Fuentes bien informadas relataron a BRECHA que Casal llegó entonces hasta Canal 10 con el propósito de negociar algún acuerdo con el directivo Omar de Feo, pero su secretaria le respondió que no lo podía atender. "Chiquita, te prometo que en unos años voy a volver con un regalito para vos, y en ese momento no hará falta ni que me anuncies", aseguró Casal a la secretaria de De Feo. Cinco años después cumplió su promesa y se verificó su pronóstico.
El 20 de noviembre de 1998 la AUF vendió hasta el 2008 unos derechos de televisación que en el transcurso de los cinco años anteriores habían incrementado 18 veces su cotización. Poco importaba el aumento de valor del espectáculo deportivo en los próximos diez años, pues al fin y al cabo las negociaciones del 94 como las de ahora tenían algo en común: la presencia del contratista Casal, esta vez como integrante de la empresa Tenfield. Sólo una relación de fuerte sumisión puede explicar la firma de un contrato tan favorable a la firma de Casal-Francescoli-Gutiérrez (véase recuadro), puesto que de otro modo habría que admitir la ausencia de una elemental visión comercial de parte de los dirigentes deportivos, algo muy improbable en operadores de la talla del contador José Luis Damiani, el presidente de Peñarol. Lo cierto es que la AUF recibió de Tenfield 50 millones de dólares (pagaderos en cómodas cuotas) a cambio no sólo de los derechos televisivos del fútbol durante una década sino también de los de esponsorización, venta de publicidad en sus diversas formas, explotación del merchandising, y varios etcéteras. Rechazó, en cambio, la oferta de la firma Barsabel (propietaria de tvc), superior en 32 millones de dólares a la propuesta ganadora y con un aditivo nada menor: ofrecía a los clubes una participación del 70 por ciento en los beneficios derivados de los derechos de televisación al exterior, esponsorización, venta de publicidad estática y demás. Una fuente vinculada a tvc en el momento de las negociaciones reconoció a BRECHA que "sólo" con su participación en el aditivo ofrecido a los clubes la empresa "recuperaba, incluso superaba en algo" la inversión global de 82 millones de dólares.
Algunas versiones responsabilizaron del insólito negocio al Ejecutivo de la AUF, pero a juzgar por los datos de la realidad la última responsabilidad recayó en la Asamblea de Clubes (depositaria de la soberanía), que casi por aclamación votó a favor de la peor oferta. Las únicas excepciones fueron las de Nacional, River y Liverpool. Con todo, después se supo que el acuerdo aprobado en mayo del 98 por los clubes estaba sellado varios meses antes mediante un "adelanto" de 1,9 millones de dólares que Casal entregó a la AUF para que pudiera comenzar el torneo Apertura de ese año, y por el cual se le extendió un recibo "a cuenta del precio de venta de los derechos de televisación", que hasta entonces nadie había concedido.
Por el lado de las empresas que "compitieron" por los derechos, el proceso no fue menos turbio. Según las fuentes consultadas, al grupo Otegui, accionista minoritario de Barsabel, con la pérdida de los derechos de televisación se le escapaba el principal atractivo de la escasa programación de tvc, la exclusividad de las trasmisiones del fútbol, y con él unos cuantos miles de abonados. Pero el grupo Clarín, con un pie en Barsabel y otro en tyc, percibía que las trasmisiones únicamente por la vía de tvc no rendían buenos dividendos y temía que una puja empresarial pudiera elevar en exceso el precio a pagar por los derechos televisivos. De allí que tyc renunciara finalmente a ejercer su derecho de renovar el contrato, igualando la oferta de Tenfield, y optara por negociar un acuerdo con Casal que se extendió a Barsabel. Esta última empresa también recibe ahora las imágenes en directo de los partidos, salvo el de los sábados, en una suerte de favor por la "docilidad" demostrada ante la pérdida de la exclusividad.
¿Quiénes integran, a todo esto, la empresa Tenfield? ¿Cuál fue el acuerdo que permitió a los canales privados recuperar la exhibición de imágenes que habían perdido cinco años atrás? Curiosamente, ningún medio informativo ha conseguido manejar una versión oficial acerca de estas interrogantes; tampoco BRECHA pudo acceder a ella: el representante más visible de Tenfield, Nelson Gutiérrez, no respondió a ninguna de la media docena de llamadas que se le cursaron. De modo que sólo queda ceñirse a versiones de fuentes oficiosas que señalan a los tres canales privados como "cotizantes" de la mayor parte de los 50 millones ofrecidos por los derechos televisivos, y a Tenfield como una sociedad compartida entre el grupo Casal y la empresa brasileña Traffic. El principal beneficio del oligopolio televisivo privado sería el sustancial incremento de abonados debido a la atracción del fútbol en directo. Para acceder a esas imágenes (y a las de otros 14 canales temáticos) los montevideanos abonados al cable deberán agregar a los 300 y pico de pesos de abono que pagan hoy otros 129. La duda de muchos suspicaces reside en cuánto podría incrementarse ese costo extra con el correr del tiempo. Nada impide en principio que mañana aparezcan publicidades como éstas: "Viva desde su sillón el primer Mundialito del milenio por un costo adicional de tan sólo...", o "No se pierda el vibrante clásico que define el campeonato por un costo adicional de...".
El arreglo incluiría que los dividendos obtenidos por la venta de publicidad en las trasmisiones televisivas y sus productos derivados, como el programa deportivo Pasión, quedaran en manos de Tenfield.
De todos modos, el acuerdo entre el grupo Casal y los canales debió superar los escollos de toda negociación entre poderosos. El proceso demandó incluso la intervención política desde el Edificio Libertad, pues no era sencillo sentar en una misma mesa al propietario del producto con los dueños de las imágenes y hacerles entender que había que superar viejos enconos. No en balde las relaciones se aceitaron en Canal 10, con el cual el presidente de la República mantiene excelentes vínculos, al tiempo que el articulador de las negociaciones fue el periodista Juan Carlos Scelza, íntimo del abogado Julio Luis Sanguinetti, hijo del presidente, delegado de Peñarol y fervoroso partidario del negocio con Tenfield, empresa de la que sería asesor legal.
El convenio, sin embargo, tuvo derivaciones en el ambiente del periodismo deportivo, que ahora levantó una frontera entre los profesionales "paquistas" y los "independientes". Como sea, el staff de Pasión (que se emite los domingos a la noche por el cable) expresa cabalmente el entendimiento Casal-canales. Según el reparto de tareas, Scelza se convirtió en el presentador estrella del programa, conducido por Sergio Gorzy y Jorge Crossa, ambos colaboradores inquebrantables de Casal, con la participación lateral, en espacio y funciones, de los representantes de los tres canales de aire privados, Máximo Goñi (por el 4), Muñoz (10) y Kesman (12), quienes debieron tragarse los sapos y culebras que alguna vez dirigieron a Casal.
"Goles para todos" fue el eslogan utilizado por los otrora anticasalistas para justificar el cambio de senda. Decía Kesman en mayo del 98 al diario El País: "Desde el principio fui un luchador incansable para que los goles pudieran ser difundidos por televisión abierta y que todos tuvieran la posibilidad de verlos Al conocer esta noticia (la firma del contrato entre la AUF y Tenfield) todos debemos festejar". Muñoz agregaba: "He mantenido diferencias de enfoque y de criterio con Francisco Casal, incluso con Francescoli por asuntos de la selección, pero eso no me pone una venda en los ojos y me permite reconocer que se está haciendo un muy buen negocio para el fútbol uruguayo". Declaraba Casal, también a El País, en octubre del 98: "(...) En lo particular dije en algún momento que había que dejar las guerras intestinas de lado. (...) En la medida que todos nos demos cuenta de eso y que juntos apuntemos a un mismo proyecto, la mejora será también para todos".
Los "goles para todos" ahora se emiten con una economía de espacio asombrosa, y apenas incluyen el pase anterior que desemboca con la pelota en la red. Por otro lado, los partidos se juegan en campos de deprimente calidad (Troccoli, Las Acacias, Charrúa), una paradoja en la perspectiva de ofrecer "un mejor espectáculo televisivo". En primera instancia, dos de las mejores canchas (el Saroldi y el Franzini) quedaron excluidas. Dato a tener en cuenta: el Saroldi es de River, que votó contra la cesión de los derechos a Tenfield, y el Franzini de Defensor, cuya dirigencia, a pesar de haber aprobado el acuerdo, es conocida por su "independencia" frente a Casal.
La prueba más patética de que el verdadero negocio es para muy pocos estuvo en el encuentro que disputaron Peñarol y Rampla, el domingo 15: 11 de los 22 protagonistas del espectáculo salieron a la cancha por amor al arte, pues hace varios meses que a los jugadores de Rampla no se les paga el sueldo. Esa noche, como todas las demás, Marcelo Segales, que anotó dos de los seis "goles para todos" de ese encuentro, acabó durmiendo en una piecita de la sede del club.
Extraños virajes

Etica y periodismo deportivo

En su edición del 4 de agosto, la revista Guambia recabó la opinión de los principales periodistas deportivos del medio acerca de las nuevas relaciones de dependencia con el grupo Casal. Las reflexiones muestran una curiosa unanimidad en torno al "poder" del contratista, y cualquier lector desprevenido podría pensar que todos los consultados están enfrentados al "monopolio" de Casal. Veamos, para empezar, la reflexión de algunos de los contratados por Casal.
Alberto Kesman: "La influencia (de Casal) es total y absoluta; es él quien soluciona las cuentas a los equipos, quien compra los derechos de televisación a la AUF y a partir de esto quien fija los partidos, quien maneja los jugadores; en definitiva es el zar del fútbol uruguayo. (...) En cuanto a la influencia sobre el periodismo, depende de los periodistas. En el caso mío no, porque estoy seguro de mí. El día que no actúe con independencia me retiro de esto. No me siento presionado y no ha sido así En esto he dicho mi opinión: a mí no me gusta que exista un monopolio, me gustaría que existiera más competencia, porque de lo contrario pueden aparecer las suspicacias".
Carlos Muñoz: "Existe una concentración de poder. Yo no afirmaría que (Casal) es el dueño del fútbol, pero es cierto que la mayoría de los clubes le deben favores. (...) Nadie puede desconocer que la palabra de él tiene un poder bárbaro, pero el tema es que ese poder se lo dieron, ¿y quién tiene la culpa, el chancho o quien le rasca el lomo?.A mí los monopolios nunca me gustaron, pero cuando existen por algo es. (...) (En el acuerdo con Tenfield) quedó preestablecido que existía una total libertad para opinar lo que cada uno creyera conveniente".
Jorge Crossa: "Después de 37 años en el periodismo deportivo tengo una absoluta tranquilidad de conciencia: a mí nadie me ha dicho que hable en favor de nada (...). Pero yo jamás hablé bien de Paco o de cualquier jugador: yo seguiré siendo el mismo hombre y periodista recto (...). Mi amistad con Paco en esto no incide. En Tenfield tengo absoluta libertad, hay respeto hacia las trayectorias, la honestidad, la ética y la moral. Soy el conductor periodístico de Pasión y lo soy a partir de éstas, que son mis reglas de juego (...). Aquí no hay amos: hay una gran organización que procura mejorar el fútbol uruguayo".
Ahora, la reflexión de los que no integran la selección del contratista. Lalo Fernández: "El fútbol va a mejorar de rebote. Porque nadie invierte en ningún negocio para perder. Entonces la selección tendrá que andar bien y jugar muchos partidos, los clubes tendrán que mejorar para tener un campeonato uruguayo más atractivo, y así nuestro fútbol será más vendible. No sé si Casal se está transformando en un salvador de periodistas, pero sí se está transformando en un patrón de periodistas. Si eso es malo no sé, dependerá de la buena voluntad del que manda y del orgullo y la honestidad del empleado que escucha al patrón".
Jorge da Silveira: "Hace 15 meses recibí a través de un amigo el ofrecimiento de Casal para formar parte del programa (Pasión). Medité unas horas y respondí que agradecía muchísimo la atención pero que no podía formar parte del mismo. Por dos razones: dado el creciente poderío de Casal no creía bueno tener una relación de dependencia con él, que pensaba podía coartar mi libertad periodística. En segundo lugar, porque es notorio que no tengo relación con Francescoli.( ...) Mientras no se pueda hacer una actividad televisiva al margen de Tenfield, no voy a hacer televisión". Por lo demás, el multifacético Julio Sánchez Padilla, conductor de Estadio Uno por Canal 5 y famoso por su anticasalismo, opinó, en diálogo con BRECHA, que en el ambiente del fútbol "todo el mundo está en la mafia y el que no está, quiere entrar". Sánchez consideró que Casal es "el dueño del fútbol" merced a la incapacidad de los dirigentes para calibrar "en toda su magnitud el negocio", auguró que la hegemonía del contratista se mantendrá "por lo menos durante los próximos 50 años", y entendió que es "el público quien debe juzgar la conducta de los periodistas que se integraron a Pasión".
Con Tenfield

Un contrato leonino

A nueve meses de su firma, el contrato entre la AUF y Tenfield sólo es conocido por un reducido grupo de dirigentes y empresarios vinculados al fútbol. A BRECHA, su obtención le demandó un trabajo prácticamente de inteligencia militar, con sutiles persecuciones y contactos al borde de la clandestinidad. Las cláusulas contenidas en ese contrato sugieren los motivos de tanta discreción.
Para el caso de las selecciones nacionales, la AUF cedió al grupo Casal: "A) Los derechos de publicidad estática audiovisual, publicidad virtual y de trasmisión televisiva y/o audiovisual para la explotación comercial de los encuentros de fútbol correspondientes a la selección nacional de mayores y juveniles. B) Los derechos televisivos y/o audiovisuales, estática audiovisual y publicidad virtual para Uruguay y el resto del mundo de los partidos correspondientes a las eliminatorias para los mundiales a disputarse en los años 2002 y 2006; los partidos y torneos de la selección (en todas las categorías y en especial las de mayores y juveniles) que se disputen en el territorio de Uruguay, incluidas la Copa Río de la Plata, el Mundialito y cualquier otro torneo a realizarse en Uruguay. C) Derechos de esponsorización exclusiva sobre la vestimenta en general y ropa deportiva de las selecciones uruguayas en competencias oficiales, amistosas y en entrenamientos (...), así como la contratación con distribuidores y fabricantes de la vestimenta en general. D) Derechos sobre la utilización exclusiva de cualquier elemento identificatorio de las selecciones nacionales o de la AUF, en productos que se comercialicen o que puedan ser comercializados. En consecuencia, Tenfield tendrá derecho a la utilización comercial del nombre o denominación 'Selección Nacional' y sus colores identificatorios. E) El derecho de Tenfield a organizar hasta tres partidos por año de la selección nacional en el Uruguay o en el exterior, siendo de Tenfield los derechos por cachet o recaudación que pudieran corresponderle a la AUF. F) Los derechos de televisación, estática audiovisual y publicidad virtual, para Uruguay y el resto del mundo, de los participantes en torneos a organizar con o por la AUF. Por ejemplo, pero sin limitación, la realización y organización de un Mundialito".
Para el caso de los torneos locales, el acuerdo incluye: "Los derechos de televisación y/o audiovisuales, estática audiovisual y publicidad virtual, para el Uruguay y el resto del mundo, de los torneos oficiales organizados por la AUF, así como la posibilidad de modificar la denominación de los torneos y llevar adelante una esponsorización oficial, por ejemplo del balón u otra especie. (...)"
Entre los "alcances de la cesión" se destaca que "todos los derechos cedidos por el presente contrato comprenden, sin limitación alguna, la difusión nacional e internacional por todo sistema de comunicación, abierto o cerrado, codificado o no, conocido o a crearse", abarcando, además, "todo aquello que haga al espectáculo deportivo en sí, y a vía de ejemplo: tomas de vestuarios, reportajes, conferencias de prensa, concentraciones, entrega de títulos, etcétera".
En el capítulo de las "obligaciones y derechos generales de las partes", la Asociación se compromete a "no autorizar, en los días en que se emiten partidos que explotará Tenfield, la emisión televisiva de otros jugados en el exterior por cualquier seleccionado de fútbol de Uruguay, o por cualquier equipo afiliado a la AUF"; también, a "tener en cuenta, al confeccionar el fixture de los campeonatos cuyos derechos son cedidos, las posibilidades de mejorar la programación para la explotación comercial de los mismos por Tenfield"; se obliga a ceder a la empresa el derecho de "proporcionar una contratación más ventajosa" de aquellos servicios relacionados con el espectáculo, como "por ejemplo los servicios médicos de emergencia", y a no modificar el cronograma de partidos "sin previa conformidad de Tenfield".
A cambio, la empresa acepta promover "la más amplia difusión de la actividad futbolística, propendiendo al aumento de público en las canchas y al desarrollo en general de este deporte, mediante la adecuada disposición de espacios publicitarios y periodísticos"; se compromete a cargar, en los desplazamientos de las selecciones nacionales, con los costos "de 25 pasajes aéreos, 22 en clase turista y tres en Business", además de "proporcionar la vestimenta de viaje y ropa deportiva para el plantel seleccionado, sin cargo alguno para la AUF". La última obligación de Tenfield consiste en "proporcionar a la AUF, con exclusivo destino para el fútbol local, 2.000 pelotas por año para ser utilizadas por los clubes".
Todo esto a cambio de 50 millones de dólares (36 para los clubes y 14 para a las selecciones nacionales), pagaderos durante los diez años de duración del contrato...

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vie nov 22 2013
“Nosotros reafirmamos nuestra opinión original sobre el tema y que es ampliamente conocida. No la voy a repetir”, dijo el vicepresidente de la República, Danilo Astori, a Uy Press a propósito de la decisión del presidente Mujica de archivar el “Caso Casal” en la DGI.
“Pero como lo hemos hecho siempre, nos hacemos plenamente responsables de lo que hace y decide el gobierno. Es nuestro gobierno”, aclaro Astori.
Por otro lado, dijo que “para adoptar esta actitud, además de nuestra visión política permanente, hemos considerado un aspecto fundamental: nuestro compromiso con la marcha de la economía, del país y del gobierno”.
Sobre su opinión respecto a los problemas legales y la actuación de la DGI se negó a hacer comentarios.

La decisión

El Poder Ejecutivo dio por cerrado ayer el caso Francisco "Paco" Casal a quien desde 2008 pretendía cobrarle US$ 10 millones por una presunta evasión tributaria del Impuesto a la Renta de Industria y Comercio (ICIR) y el Impuesto a la Renta de Actividades Económicas (IRAE) por la transferencia de jugadores entre 1998 y 2007.
El presidente José Mujica firmó una resolución que establece la clausura del expediente con lo que se “resguarda al Estado de juicios reparatorios patrimoniales derivados de la eventual anulación” a través de la Justicia por medio del Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA), informó El Observador.
Casal había presentado en marzo un recurso a la Presidencia solicitando que se cerrara el caso. En ese sentido es que el gobierno decidió hacer lugar al pedido a cambio de que Casal firmara un documento en el que renuncia “a la promoción de cualquier clase de accionamiento para obtener reparación por daños y perjuicios patrimoniales o morales, directos o indirectos derivados de la actuación de la administración”, informó el matutino.
La renuncia a hacer juicios es de Casal y de Daniel Delgado, Jorge Chijane, José Herrera, Gonzalo Madrid, Carlos Aguilera, Sergio Hermida y el contador del grupo Julio Szafrán, otros contratistas implicados.







Charlando con Jorge Rossi Rebufello, el Mau-Mau.


La tercera es la vencida


28-06-2014
 blog del Mau-Mau: http://maumauwriter.blogspot.com/

Su último libro: "La tercera es la vencida"
E mail: rossi.maumau@gmail.com


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sábado, 28 de junio de 2014

41 años del golpe de estado


Cientos de personas participan de una marcha para recordar el 40 aniversario del golpe de Estado el 27 de junio de 2013, en Montevideo (Uruguay). EFE/Archivo

Uruguay rememoró este jueves el 41 aniversario del golpe de Estado que el dictador Juan María Bordaberry dio el 27 de junio de 1973 y que fue el origen de una dictadura cívico-militar en el país, que se prolongó hasta 1985.

Diversas conferencias, transmisiones radiales, concentraciones y mesas de debate entre líderes sindicales, políticos y representantes de la sociedad civil recordaron este viernes en el país el aniversario del golpe que disolvió las dos cámaras del Parlamento.
Como resistencia al golpe de Estado y en oposición a la incipiente dictadura, el 27 de junio de 1973 dio inicio también una huelga general que se prolongó durante 15 días en medio de la represión.
Por todo ello, el 27 de junio se instauró en 2014 como el Día de la Resistencia y la Defensa de la Democracia, según una ley promulgada el pasado 16 de mayo, por lo que es la primera vez que la fecha adquiere un carácter oficial.
La jornada se dedicó a "rendir homenaje a quienes enfrentaron la dictadura y el terrorismo de Estado" para "enaltecer los valores democráticos y transmitirlos a otras generaciones", indicó a Efe Gastón Grisoni, coordinador de Crysol, la asociación de expresos políticos de Uruguay.
"La memoria tiene el gran sentido de impedir que los crímenes vuelvan a repetirse", enfatizó Grisoni, que cree que el Uruguay actual "aún no ha finalizado la transición a la democracia".
"Hasta que no se reconozca a las personas que sufrieron graves violaciones a los derechos humanos, en los términos de verdad, justicia y reparación que señala la ONU, el país no habrá terminado su transición a un sistema democrático", argumentó.
Explicó, además, que "en Uruguay no hay un sólo procesado por torturas a los detenidos durante la dictadura", pese a que fue "una práctica común" dentro del terrorismo de Estado ejercido en aquella época.
Grisoni evidenció el "atraso" que padece Uruguay con respecto a los otros países de la región integrados en el llamado Plan Cóndor, el proyecto de coordinación de dictaduras militares en el Cono Sur durante los años setenta y ochenta.
"Uruguay aún no ha asumido públicamente la responsabilidad del Estado por las graves violaciones a los derechos humanos perpetradas durante la dictadura, como sí se ha hecho en Argentina y Chile", ilustró el representante de los expresos políticos uruguayos.
También denunció que la "gran herida" de la sociedad uruguaya es "esclarecer el destino de los detenidos desaparecidos en la dictadura", que implica no sólo "encontrar sus restos", sino también "conocer las circunstancias de su detención y juzgar a los responsables".
Cifras oficiales sitúan en 37 las personas detenidas que desaparecieron durante la dictadura en Uruguay, mientras que organizaciones de defensa de los derechos humanos afirman que son más de 200.





El 27 de junio de 1973, el presidente Juan María Bordaberry decretó la disolución del Parlamento, instaurando una dictadura que se extendió durante doce años.
No fue un acontecimiento repentino e inesperado, sino el desenlace de un largo proceso de deterioro del sistema político democrático, claramente reconocible a partir de 1968, pero cuyas raíces más profundas deben ubicarse en la crisis económica que se inició a mediados de la década de 1950 y la conflictividad social derivada de esta situación.
En este contexto, desde los últimos años de la década de 1960 los diferentes gobiernos utilizaron como estrategia para contener la alta movilización política y gremial, el abuso de ciertos instrumentos legales, el desborde represivo y la adjudicación de nuevas funciones a las Fuerzas Armadas. Ello explica que en el momento del golpe ya se hubieran producido detenciones, censuras y prohibiciones, además de comprobarse que la aplicación de torturas a detenidos era una práctica habitual.
La alianza de militares y civiles que gobernó desde la disolución del Parlamento buscó promover transformaciones profundas en la política, la economía y la sociedad uruguaya. Entre sus primeras medidas el nuevo régimen suspendió la actividad de los partidos políticos y decretó la disolución de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), disponiendo la clausura de todos sus locales y el arresto de sus dirigentes. Por decreto se suprimió el derecho a la huelga de los trabajadores. A finales de 1973, ya estaba intervenida la Universidad e ilegalizada casi la totalidad de las agrupaciones políticas y estudiantiles de izquierda. Además, el control que el régimen tenía sobre la información que circulaba públicamente, ejercido a través de la censura y la clausura de muchos medios de comunicación, dificultaba en gran medida la difusión pública de esta situación. 
En su mayoría procedentes del archivo del Diario El Popular (perteneciente al Partido Comunista), las fotografías que integran esta muestra testimonian algunos aspectos de este proceso pautado por el ascenso del autoritarismo, la movilización social y la ruptura institucional.



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De los años sesenta al golpe de Estado

De Los Años Sesenta Al Golpe de Estado by Alberto Cabrera

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jueves 13 de junio del 2013


Por Jorge Zabalza


Alrededor de 1955 la economía nacional entró en picada. Como siempre la clase propietaria intentó volcar el desastre sobre los asalariados y asumieron directamente la conducción de la economía. Su plan era reducir aún más el poder adquisitivo del salario y recuperar la rentabilidad del capital. No les fue tan sencillo concretarlo. Un siglo de lucha social y de prédica revolucionaria consecuente habían preparando a obreros y estudiantes para hacer frente a la ofensiva reaccionaria. Cuando en junio de 1968, Jorge Pacheco Areco lanzó su primer andanada, el movimiento popular ya sabía qué hacer. El abajo luchó y se movilizó aunque fue muy violenta la escalada represiva. Más sangre de obreros y estudiantes derramaba el gobierno, más crecía la resistencia. La bronca popular también se tradujo en expansión del movimiento guerrillero. Cientos de luchadores se plegaron a la guerrilla pese a los duros golpes sufridos.

La toma del cuartel de la Armada, la instalación de la Cárcel del Pueblo y la fuga de Punta Carretas marcaron el momento de mayor peso politico del MLN(T). Para controlar la resistencia popular y destrozar a la guerrilla, los dueños del Uruguay dejaron que las fuerzas armadas fueran ocupando espacios politicos cada vez mayores. Parecía inminente el quiebre de las instituciones y la guerra civil. El surgimiento del Frente Amplio revitalizó la alternativa electoral y parlamentaria, fue el salvavidas de la democracia formal. El elevado grado de conciencia y experiencia alcanzado en la lucha, se canalizó entonces hacia la autorganización de cientos de Comités de Base.

En 1971 el gobierno decretó un aumento del 25% a los salarios públicos y privados. La maniobra logró distender el conflicto y trasladar algunos efectos de la crisis hasta después de las elecciones nacionales de noviembre. En esas condiciones, el deseo de “orden y mano dura” hegemonizó la campaña electoral y terminó triunfando el pachequismo. El país quedó dividido en dos mitades perfectas: “con el pueblo o contra el pueblo”. La victoria electoral legitimó a los más reaccionarios, parecía el momento de tomarse un respiro y esperar mejores condiciones, pero, en una interpretación triunfalista de la coyuntura, el MLN(T) lanzó una ofensiva militar poco entendida por los sectores sociales que simpatizaban con el movimiento. Con ese panorama se ingresó a 1972, año de los actos preparatorios del golpe de Estado.

La previa.

En acuerdo con los grupos más reaccionarios - el llamado “pacto chico”-, en el mes de marzo comenzó a gobernar Juan María Bordaberry. Reafirmó la política económica antipopular. Alentó los atentados y asesinatos por parte de las bandas fascistas de la Juventud Uruguaya de Pié (JUP) y los Escuadrones de la Muerte o Cazatupamaros. Subordinó la policía a los mandos militares. El 13 de abril de 1972, la CNT convocó un paro general que fue masivamente acatado. Al día siguiente, enredado en el mano a mano con la represión, el MLN(T) ejecutó a seis miembros del Escuadrón, pero cayó en una emboscada en la que fueron asesinados ocho compañeros. El gobierno decretó el Estado de Guerra, de “guerra contra todo el pueblo” como la calificaba el documento de julio de 1972 del “Movimiento de Independientes 26 de Marzo”. La primer acción de las fuerzas armadas fue el alevoso asesinato a sangre fría de los ocho compañeros comunistas en el local del Paso Molino. El entierro fue una demostración multitudinaria de indignación.

En el mes de mayo el ejército y la policía (las fuerzas conjuntas) agudizaron la represión. El 18 de mayo el MLN(T) atacó la custodia del general Gravigna y murieron cuatro soldados. El 27 de mayo cayó la Cárcel del Pueblo, un baluarte simbólico. En el mes de julio los parlamentarios, con la sola excepción de los frenteamplistas, aprobaron la ley de Seguridad del Estado. La jurisdicción sobre los presos políticos pasó a los tribunales militares, de hecho se estaba legalizando el empleo sistemático de la tortura. Dos días después Wilson Ferreira Aldunate ya estaba arrepentido de haber votado la ley.

En el mes de julio concentraron en el Batallón de Infantería No.1, conocido como “batallón Florida”, a varios prisioneros que habían sido dirigentes del MLN(T) y estaban recluídos en diferentes unidades. Los sentaron frente a un panel formado por los mandos superiores de las fuerzas armadas más el jefe del ES.MA.CO, coronel Gregorio Alvarez y el jefe del servicio de inteligencia, coronel Ramón Trabal. Solamente por un asunto al que atribuyeran importancia crucial podía reunir semejante plantel. El general Gravigna lo planteó a bocajarro: rendición incondicional del MLN(T) y entrega de Raúl Sendic, el dirigente revolucionario de mayor gravitación política. Ramón Trabal fue el artista creador de esta puesta en escena, la vía más rápida y menos costosa para obtener la victoria. Apoyado por una asamblea de militantes, Raúl Sendic rechazó la rendición e hizo una contraoferta: la paz a condición del compromiso público de las fuerzas armadas con un plan de medidas populares, la primera de ellas una radical reforma agraria. Raúl sacó las “negociaciones” de lo puramente instrumental, elevándolas al plano de lo político e ideológico. Las fuerzas armadas la rechazaron y dieron por finalizadas las tratativas, no querían pacificar nada, se trataba de una simple maniobra y nada más. El balance del primer semestre de 1972, muestra al bloque de poder fortalecido en varios frentes.

Los “ilícitos económicos”

El 4 de agosto la Armada Nacional proclamó su “profundo repudio a cualquier forma de subversión, ya sea la que empuña las armas para asesinar cobardemente, como la que expolia la economía nacional, la que usurpa al pueblo el producto de su trabajo,la que propende a la corrupción moral, administrativa y/o política, la que practica el agio y la especulación en desmedro de la población o la que compromete la sobreranía nacional”. Las fuerzas armadas se embarcaron en una campaña contra los “ilícitos económicos”, operación “limpieza de imagen” y “siembra de confusión” como definía el “Documento de Octubre de 1972” del Movimiento de Independientes “26 de marzo”.

El 24 de agosto fueron conducidos al “Florida” los mismos prisioneros de las “negociaciones” y se les propuso estudiar la documentación capturada al MLN(T) y ayudar a investigar los “ilícitos económicos”. Les prometieron suspender la tortura en todos los cuarteles. No se puede decir que haya sido cumplida la promesa, en el Grupo de Artillería No. 1 (“La Paloma”), por ejemplo, continuaron torturando a compañeras y compañeros mientras otros presos colaboraban en los “ilícitos”. Era más fuerte que ellos, con el mismo placer que torturaban a los “subversivos lo hicieron con los detenidos bajo sospecha de corrupción.

Podía imaginarse que participar en los “ilícitos” servía de apoyo a los oficiales progresistas en su pretendida puja contra la corriente reaccionaria. Forzando aún más la imaginación, se podía especular conque esos oficiales progresistas podrían formar un partido para la transformación económica social y política del país, a imagen y semejanza del proceso acaudillado por el general Velazco Alvarado en el Perú. Sin embargo, en el batallón “Florida” no ocurrió eso: los mismos capitanes que alimentaban expectativas en este grupo de prisioneros, preparaban con el traidor Héctor Amodio Pérez una operación para desacreditar a Wilson Ferreira Aldunate, Enrique Erro, Líber Seregni y otros dirigentes. Los capitanes cambiaban de careta cuando iban del despacho “operación ilícitos” al despacho “operación golpe de Estado”. En cierto momento dieron por terminada la maniobra y escondieron los 40 expedientes producidos por los prisioneros en el coffre-fort de algún general. El 30 de setiembre de 1972 Wilson Ferreira Aldunate informó al general César Martínez, nuevo comandante del ejército, que el golpismo conspiraba a sus espaldas. En un ensayo escrito para la “Fundación Wilson Ferreira Aldunate”, el Capitán de Navío Tabaré Patrón señala que en setiembre de 1972, el coronel Ramón Trabal ya tenía en el bolsillo los borradores que, una vez corregidos por Gregorio Álvarez, jefe del ES.MA. CO, se convertirían en el Comunicado No. 4 el 9 de febrero de 1973. Al tiempo que desarrollaban el “plan ilícitos”, se preparaba la próxima maniobra de dispersión, la del día del golpe de Estado. En octubre el Supremo Tribunal Militar pidió el desafuero de Enrique Erro basándose en testimonios de Héctor Amodio Pérez. Esta primera vez el pedido no llegó al parlamento pero está claro que daba comienzo a la fase final del golpe.

En la página 178 de su obra “La tregua armada” Fernández Huidobro resume su actuación en el”Batallón Florida”: “Nuestro error en 1972 fue haber creído que era posible influir sobre un sector muy grande. Los antecedentes que citamos anteriormente y ciertos hechos que transcurrían ante nuestros ojos, daban para pensar en ello, Nos equivocamos. La experiencia enseñó que si bien es necesaria y debe ser permanente la labor política en el seno de las FFAA, las fuerzas populares no debemos hacernos ilusiones en cuanto a lograr, en base a ello, ganar para el pueblo a sectores importantes y orgánicos de las FFAA. Éstas están concebidas y montadas de tal modo que la rosca dominante nunca va a perder su control. Otra cosa sería suicida. Dicho aún más claramente, ellas son la garantía real y de última instancia que tiene la rosca para cimentar su poder”. Que se sepa influyeron sobre un único capitán que fue sancionado. Demasiado poco para lo que estaba en juego. Ya era tarde además, se había contribuído a crear la ilusión “perunista”, que en las semanas siguientes tuvo consecuencias desastrosas para el movimiento popular. El error en 1972 fue haberse plegado a las iniciativas de los militares, los antecedentes y la experiencia también enseñaban a negarse a las “negociaciones” y a la participación en los “ilícitos económicos”.

1º de setiembre de 1972, Raúl Sendic fue apresado sin entregarse: el balazo de fusil en la mandíbula lo dejó sin conocimiento y, cuando lo iban a rematar, un oficial de la Armada detuvo al soldado: “no lo hagas, no queremos un Ché Guevara en Uruguay”. El MLN(T) que sobrevivió la caída de Raúl quedó sin capacidad de reacción, una de las condiciones “sine qua non” del golpe de Estado.

El golpe de Estado

El 9 de febrero de 1973, el Comunicado No.4 de las fuerzas conjuntas advirtió a la población que en adelante su misión sería “intervenir en la problemática nacional”, garantizar el desarrollo nacional y emprender “la reorganización moral y material del país ”. En Panamá les habían enseñado que no eran ”una simple fuerza de represión o vigilancia”, tenían un rol político a desempeñar. Redactado por Trabal, el comunicado reafirmaba la decisión irrevocable de aniquilar el marxismo leninismo por ser “incompatible con nuestro tradicional modo de vida”. Aunque muchos leyeran solamente lo que quisieron, nadie podía llamarse a engaño. El 11 de febrero, el editorial de “El Popular” explicaba que “...hay una 'realidad' que debe ser cambiada y las Fuerzas Armadas no quieren ser el brazo armado de grupos económicos y políticos que pretendan apartar a las Fuerzas Armadas de sus fines”. Los planteos de los militares eran muy generales y vagos pero el Partido Comunista afirmaba que estaban inscriptos en la corriente general que querían cambiar el modelo de la oligarquía y el imperio e imaginaban alianzas con las corrientes progresistas de las fuerzas armadas.

El 14 de febrero de 1973, en la Base “Boiso Lanza” de la Fuerza Aérea, el presidente constitucional y los mandos de las fuerzas armadas pactaron lo esencial de la doctrina política que rigió al Uruguay los doce años de dictadura. El pacto se concretó en la creación de una nueva institución del Estado, el Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), que Bordaberry definió como “cauces institucionales apropiados para la participación de las FFAA en el quehacer nacional”. En realidad los golpistas no debieron esforzarse mucho para convencerlo, el novel presidente era el más fascista de todos. Entre la hojarasca levantada por los comunicados, podía entreverse al terrorismo de Estado abriéndose paso y tomando los resortes de poder.

Al otro día del pacto, la Mesa Representativa de la CNT declaró que la huelga general sólo podía ser convocada “en la medida que contribuya a avanzar a favor de los intereses populares y en el cumplimiento del Programa de Soluciones a la crisis”. De hecho la postergaron cinco meses. La tendencia mayoritaria de la CNT, los demócratas cristianos, un sector del socialismo y la mayoría del Partido Comunista, se ilusionaron con el “perunismo” tanto como los prisioneros del “Florida”. Quienes no se engañaron fueron los militares que se habían sumado a las filas del pueblo: Montañez, Zufriategui, Aguerre y Licandro. El general Seregni percibió la maniobra pero terminó aceptando la opinión mayoritaria. Don Carlos Quijano alertó sobre los peligros del militarismo desde el semanario “Marcha” y los famosos “Cuadernos”.

En Uruguay no hubo un día ”masacre” como el de Chile, donde el 11 de setiembre de 1973 el ejército disparó sobre la gente a mansalva, arrasó las poblaciones y los cordones industriales y asesinó al compañero Salvador Allende. La “técnica a la uruguaya” hizo pasar disumulado el golpe del Boiso Lanza, oculto por el humo de las operaciones de inteligencia. Al disimulo ayudó la complicidad del “pacto chico”, cuyos integrantes lo revistieron con una pátina de “civilismo”, hipocresía tan propia del país de los amortiguadores. Con el respaldo del imperio, los dos brazos de la oligarquía (el armado y el político) ya estaban en condiciones de arrollar al pueblo que se resistía a dejarse robar impunemente su poder adquisitivo. El golpe de estado estaba dado en febrero de 1973.

Se disipa el humo...

Con el golpe se instaló un régimen muy propio del país de los amortiguadores: una dictadura que coexistía con las organizaciones sociales, los partidos políticos y el parlamento. Los mandos apostaban a manipularlas mediante el temor y nuevas maniobras de inteligencia, pero el engendro apenas pudo sostenerse cinco meses. En ese lapso, los conflictos y luchas se sucedieron, contra la “ley Sanguinetti” en la enseñanza, la huelga de la mutual de futbolistas, la marcha a Montevideo de los obreros textiles de Juan Lacaze, la ocupación de viviendas en el barrio de Cerro Norte severamente reprimida y desalojada brutalmente por el ejército. El punto culminante fue el 29 de marzo, un paro general con ocupaciones de fábricas y centros de estudio, mitines barriales y paralización casi total del Estado. La multitud llenó la Avenida del Obelisco a la Universidad. La CNT les informó que se había reunido con la junta de comandantes y con Gregorio Álvarez . En sus memorias, Pepe D’Elía explica que la intención de la mayoría de la CNT era tender una mano a los militares “progresistas” para impedir que los arrastrara la oligarquía. En aras de esta fantasía se postergó el llamado a la huelga general en rechazo del golpe de Estado. La CNT demoró cinco meses en cumplir con la resolución del Congreso del Pueblo y del programa fundacional de la CNT. El 9 de abril, la casquivana junta desairó a los ilusos: “...si la CNT reconoce la identidad de sus objetivos con los expresados por las fuerzas armadas....éstas entienden que los caminos preconizados por ambas instituciones son irreconciliables”. Por su parte, la “tendencia combativa” sostenía que los gorilas seguían siendo gorilas aunque se vistieran con la seda del comunicado No. 4. Adrián Montañez presentó una Plataforma de Acción Inmediata que fue rechazada por la mayoría que, en cambio, pretendió que el 1º de mayo de 1973 fuera “festivo,optimista y de alegría”, que no incomodara a nadie. Sin embargo, las consignas que corearon las decenas de miles que concurrieron al acto, fueron muy duras y poco amistosas hacia el golpismo cívico militar. Ya existía el clima subjetivo que autoconvocó a la huelga general en junio.

En marzo Wilson Ferreira Aldunate denunció la venta de las reservas de oro del Uruguay y casi llegó al juicio político a Bordaberry. El parlamento se convirtió en caja de resonancia de las denuncias sobre corrupción y violaciones a los derechos humanos. La junta de comandantes arremetió contra el parlamento que tampoco se dejaba amedrentar. El 25 de abril Bordaberry exigió el desafuero del Senador Enrique Erro por supuestas vinculaciones con el MLN- T y la cámara de diputados lo rechazó por un voto de diferencia. Bordaberry y la junta de comandantes jugaron a dejar aislada a la bancada del Frente Amplio pero la maniobra fracasó. La coexistencia había llegado a su fin. La Justicia Militar intentó procesar al senador Amílcar Vasconcellos por su discurso titulado “febrero amargo”. Hizo detener al capitán de navío Omar Murdoch, presidente del directorio del Partido Nacional. En mayo Ferreira Aldunate denunció la “operación enchastre”: un libro del traidor Héctor Amodio Pérez acusaba de estar vinculados al MLN(T) al propio Wilson y a Seregni, Zelmar Michelini, Gutiérrez Ruiz y, por supuesto, a don Enrique Erro. Fracasada también esta maniobra, el 1º de junio el gobierno reimplantó las medidas prontas de seguridad. El grupo de Jorge Batlle rompió con el “pacto chico” y los aislados fueron los sectores que apoyaban el golpe. En la madrugada del 27 de junio de 1973, Bordaberry disolvió el parlamento. El humo del “progresismo perunista” se había disipado.

A la seis de la mañana, los turnos entrantes ocuparon los centros de trabajo, un poco más tarde lo hicieron los estudiantes y la CNT convocó a la huelga general. La lucha popular había despejado las confusiones y falsas expectativas, el pueblo asalariado ganó las calles, fue el momento estelar de su historia.

Las fuerzas armadas en disputa

Para muchos la declaración de la Armada y el comunicado No. 4 demuestran la existencia de una corriente perunista liderada por Trabal y Álvarez y enfrentada a las logias reaccionarias en la interna militar. Esa lucha de fracciones sirvió de base a muchas decisiones políticas de diferentes partidos y organizaciones sociales. Sin embargo el progresismo adjudicado a Álvarez demostró ser pura fantasía y, según confirma el compañero Pedro Aguerre (padre), sería bastante falso calificar de “perunista” a Trabal. A cuarenta años de los acontecimientos se puede ver que la interna militar estaba agitada por múltiples contradicciones -como todas las internas militares del mundo y de la historia- pero que ellas no pasaban de ser matices en una estructura muy cohesionada por la Doctrina de Seguridad Nacional y el odio al comunismo internacional. Diferencias que nunca fueron suficientes para quebrar la unidad de mando. Entre los mandos militares de 1973 no hubo un general Torrijos como en Panamá ni un general Torres como en Bolivia. Aunque esa fuera la ilusión esperanzada de muchos.

Las técnicas de manipulación de la opinión pública han sido parte de las estrategias político militares desde la antigüedad. Sun Tzu las recomendaba, von Clausewitz también y asimismo Lidell Hart. Kissinger, la CIA y la CNN obtuvieron excelentes resultados, las usaron para ocultar al pueblo norteamericano las barbaridades que se cometían en Vietnam e impedir que supieran que estaban perdiendo la guerra. Si los EEUU fueron capaces de convencer al mundo entero de que Saddam Hussein escondía armas de destrucción masiva en Irak... qué tiene de extraño que algunos oficiales uruguayos convencieran de su “progresismo” a los dirigentes de la izquierda uruguaya?. Primero fueron las “negociaciones”, después los “ilícitos” y finalmente el Comunicado No. 4, una secuencia de maniobras con las mismas características, destinadas a encubrir los objetivos reales de las fuerzas armadas y a diluir las posibles resistencias. Lecciones de uso táctico de las “cortinas de humo”. Sin embargo, a muchos les duele reconocer la trampa en que cayeron y actualmente son los principales interesados en que perdure la hipótesis “fuerzas armadas en disputa”. Solamente cabe desear que su nuevo “error” tenga consecuencias menos trágicas que el error de 1972.