domingo, 3 de enero de 2010

FA. La necesidad de una teoría del cambio



Domingo, 03 de enero, 2010 La República


Nueva estrategia. La izquierda uruguaya necesita mirar hacia 2025
¿El Frente Amplio? Bien, gracias

El FA reclama a gritos una nueva dirección política, a todo nivel, una nueva estrategia, un nuevo programa. Y una nueva estructura que contemple al "movimientismo", así como un debate político e ideológico.



En los últimos días, previo a la conformación del gabinete del nuevo gobierno del Frente Amplio, hemos visto a muchos dirigentes de la coalición de izquierda preocupados por la designación de los ministros.

Algunos hasta se autoproclamaron y juntaron firmas para lograr tan esperado premio, otros se ofrecieron para lo que fuera, sólo uno dijo que no estaba en condiciones de aceptar el ministerio que le habían adjudicado. La gran mayoría esperó el destape en su casa, tranquilos, sabiendo que el que se apresura sale movido en la foto.

No soy, por cierto, de los que creen que la gente no debe aspirar a tener cargos de gran responsabilidad. Me gustan los que quieren los cargos, porque triste sería para una fuerza política que nadie quisiera acompañar al presidente electo desde tan alta responsabilidad (digo más: soy de los que desconfían de los que dicen que no quieren cargos).

Pero lo más sorprendente de todo, dicho sin ningún juicio de valor, es que nadie se haya autoproclamado para un cargo en el Frente Amplio, esta fuerza política que acaba de ganar por segunda vez el gobierno de forma consecutiva, que salió unida de la dictadura y que después supo abrir los brazos para nuevos ingresos.

Este Frente Amplio, es bueno recordarlo, que es la fuerza de izquierda más antigua que está en el gobierno en América del Sur, tiene la particularidad de que en los últimos años no pasó por su mejor momento, al haber perdido capacidad de iniciativa y de propuesta, así como de militancia.

Es creciente la sensación, sólo basta vincularse a las cadenas de mail y a la opinión de algunos articulistas, de que el Frente Amplio se quedó sin estrategia y que el proyecto político que nació en 1971 comenzó a agotarse, luego de haber pasado exitosamente por la primera experiencia de cinco años de gobierno.

Hoy nadie puede asegurar que haya en el Uruguay más izquierdistas que en 1989, a pesar de que la izquierda tiene más votos que en ese año, cuando se ganó por primera vez la Intendencia de Montevideo.

Tampoco nadie puede sostener a ultranza que el programa de hoy del Frente Amplio es el mismo de 1971 y que el de 2014 vaya a ser el mismo de 2009. Es que la realidad cambió, los programas se ajustaron, aprendimos desde el gobierno, pero el desafío de una nueva sociedad mucho más avanzada y democrática, carece de aquello que los viejos militantes ­fundacionales ellos­ llamaban una teoría de la revolución, que nunca fue, por lo menos para algunos, una hoja de ruta hacia el poder, sino las bases políticas, ideológicas y programáticas de un largo proceso de cambio que necesariamente tiene como meta la superación del capitalismo tal como lo conocemos, aunque esa superación nos obligue a discutir otra vez si la nueva sociedad (la mía se sigue llamando socialismo) es una alternativa al capitalismo o es fruto del desarrollo del capitalismo, construido sobre nuevas bases, en la perspectiva de una democracia avanzada con la tradición del republicanismo uruguayo.

Se ha dicho que este desafío no se pudo concretar porque bajo el gobierno del doctor Tabaré Vázquez, se concentraron todos los esfuerzos en lograr el éxito del primer gobierno de izquierda, por ello los principales jefes sectoriales integraron el gabinete ministerial. Hoy, la realidad va a ser otra. El éxito de un gobierno progresista ya tiene la senda trazada por Tabaré y todos los que gobernaron, para poder seguir adelante en permanente cambio, enfrentando los desafíos de la nueva hora, tanto nacional como internacional.

Mujica ha integrado su gabinete con dirigentes, en su inmensa mayoría, que no son los jefes de sector. Y eso parece ser bueno, en la medida de que el Frente Amplio crezca en propuestas, en ideas, en acciones, en establecer una mirada larga, quizás hacia 2025.

No estamos convocando a jubilar a los 65 años a los dirigentes, como pasa en la Facultad de Medicina. Creemos que hay que abrir el paso a las nuevas generaciones, que deben asumir la responsabilidad de la conducción política, pero a la vez no desaprovechar a aquellos dirigentes exitosos que estuvieron en el gobierno de Tabaré y que ahora no van a estar en el gobierno de Mujica.

El Frente Amplio reclama a gritos una nueva dirección política, tanto en los niveles más altos como en los medios, una nueva estrategia y un nuevo programa, una nueva estructura que contemple al "movimientismo" como lo fueron los banderazos, así como un debate político ideológico que no debe encerrarse en nuestras fronteras y que necesita del diálogo fraterno con otras fuerzas progresistas de la región y del mundo.

De no encarar estos desafíos allí está en Chile una Concertación que está agotada y que sólo puede salvarse si es que los chilenos logran identificar que el problema sustancial sigue estando entre la izquierda y la derecha, aunque la izquierda llegue debilitada a la hora de las urnas, sin capacidad de conmover y de convocar.

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