La moneda está en el aire
Por Nicolás Centurión
Como dijo el cantautor Jorge Drexler, “ya está en el aire girando mi moneda”. O como dijo Julio César al cruzar el Rubicón “alea iacta est” (la suerte está echada). Nosotros hablamos de las elecciones uruguayas.
El domingo 24 de noviembre cerca de la medianoche Uruguay tendrá nuevo Presidente y Vicepresidenta. Se definirá el rumbo de los próximos cinco años y el nuevo gobierno asumirá el primero de marzo de 2025 en una transición de las más largas del mundo. Las encuestas, el debate, el clima electoral y las propias declaraciones de los candidatos proyectan un escenario de extrema paridad entre las fórmulas del oficialista Álvaro Delgado y Valeria Ripoll y la de la oposición del centroizquierdista Frente Amplio, Yamandú Orsi y Carolina Cosse.
Horas
Son días y horas cruciales donde los candidatos miden cada palabra, las encuestas juegan su rol y la militancia de a pie recorre barrio a barrio peleando voto a voto.
El domingo anterior a las elecciones se realizó un debate televisado entre los dos candidatos presidenciales. Un debate que dejó sabor a poco. Un debate que no conmovió ni a los propios convencidos. Bloques armados sin posibilidad de repreguntas, ni interrupciones ni réplicas. Un debate que de debate tuvo poco.
Posdebate el medio comunicacional El Observador publicó una encuesta donde le otorgaba un 49% a Orsi y un 46% a Delgado. Todas las encuestas que se han hecho dan a Yamandú Orsi como favorito. Estamos hablando de alrededor de 40. Una de las últimas que se han publicado, de la encuestadora Ágora le otorga un 47% de preferencias al candidato frenteamplista y un 44% al candidato oficialista. Cifra arroja un 42% para Orsi, 40% para Delgado y un 18% de indecisos.
La más reciente, la de la Usina de Percepción Ciudadana arroja como resultado un 49% para la fórmula Orsi-Cosse y un 46% a la de Delgado-Ripoll. Proyectan un voto anulado y blanco en el entorno del 5%.
Estos últimos, votos anulados y en blanco, son los que van a definir la elección. Recordemos que los votos en blanco y anulados quedaron quintos en la elección del 27 de octubre.
Subterráneamente están pasando cosas en Uruguay. Formaciones rojipardas como la del Dr. Gustavo Salle, un voto en blanco y anulado que crece en cada elección, una extrema derecha que no termina de consolidarse que ya fracasa en la siguiente elección y las grandes fuerzas políticas que convergen en el centro y se disputan el lugar del “buen administrador”, garantía de certezas y promesas de mantener el status quo.
Los candidatos presidenciales y sus fuerzas políticas tienden cada vez al centro a pesar que dentro de estas hay agrupaciones y sectores que cinchan cada una para su lado. Por su parte el Frente Amplio juega con la carta de la experiencia de haber gobernado y que las raíces de los árboles del Estado no se hayan sacudido. Se apunta a un capitalismo justo (¿existe?), de desarrollo y con un leve derrame para los subalternos.
El Partido Nacional, cabeza de la Coalición Multicolor de derechas, esconde su piel de lobo y pretende mostrarse como un partido moderado y ordenador. Característica que siempre mostró su contrincante de todas las horas, el Partido Colorado, que hoy se encuentra como furgón de cola de “los blancos” o nacionalistas.
Ya se está conversando sobre tratativas para establecer un lema común donde la coalición gobernante se oficialice como partido. Se llamaría Coalición Republicana (CORE). Resta saber si este rejunte será para las elecciones municipales de mayo del 2025 o para las próximas elecciones nacionales del 2029. La concreción de dicho proyecto estará mediado por los resultados del balotaje y la distancia entre una y otra fuerza.
De igual manera, ambas fuerzas que disputan la presidencia se han transformado en lo que los politólogos llaman “catch all” o atrapa votos, partidos políticos que apuntan a todo tipo de votantes y sus ideas, propuestas que convergen al centro.
Uruguay se encamina a una nueva fase política en su historia. Retorna a la bipolaridad de bloques: donde otrora el Partido Colorado y el Partido Nacional se disputaban el poder en enfrentamientos armados y luego por las urnas, hoy se fusionarían junto con otros partidos en una sola expresión política.
Dos proyectos de país
Este domingo se disputan dos proyectos de país, donde la esperanza de un Uruguay transformador que salga del empantanado modelo agroexportador de materias primas, reside en las nuevas generaciones y sectores frenteamplistas que entienden que otro Uruguay no sólo es posible, sino también necesario y urgente.
Por otro lado, el modelo del candidato de las derechas Álvaro Delgado, no deja de ser el modelo del aún presidente Luis Lacalle, es decir de la oligarquía uruguaya en su esplendor. Un modelo arcaico, que por más que este tipo de políticas profesen libertad y apertura de mercados, estos cinco años han dejado claro que condenan al Uruguay al ostracismo en la región.
Sea quien sea que gane, tendrá muchos desafíos por delante. De las que ya comentamos, tenemos que agregar el narcotráfico creciente, la violencia, los homicidios, la salud mental, la corrupción, el clientelismo en el Estado, el deterioro de la educación, la seguridad social el tema de la vivienda, el alto costo de vida que ya casi es estructural en este rincón del continente y poder brindarle, construirle y convencer a las próximas generaciones que en Uruguay hay futuro.
* Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP).Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
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