LOS “VIEJITOS”, SHAKIRA, LA MAGIA DEL PODER Y LAS CADENAS…
La Chacra, 6 de diciembre de 2025 — Álvaro Jaume (siempre REDOMÓN!)
(I)
LOS “VIEJITOS”, SHAKIRA, LA MAGIA DEL PODER Y LAS CADENAS…
La Chacra, 6 de diciembre de 2025 — Álvaro Jaume (siempre REDOMÓN!)
(I)
Había pensado cerrar este 2025 en silencio. Me parecía suficiente la notable tarea que viene realizando el blog El Muerto, mordiéndole los talones a este cuarto gobierno del FA, denunciando paso a paso cada uno de sus “derrapes”. En todo caso, para no sumar críticas —que por reiteradas serían más ruido que aporte— con la esperanza de que la base frenteamplista que se siente realmente de IZQUIERDA sacase sus propias conclusiones, contrastando promesas con realizaciones: discursos por un lado, prácticas concretas por otro. Es tarea impostergable de cada uno de nosotros poner en jaque la credibilidad de los discursos políticos, para no ser manejados como marionetas.
Pero esta mañana, trabajando la tierra bajo el mormazo del sol, más que por fuera, algo por dentro comenzó a quemarme. Una suerte de incendio interior, de bronca incontenible ante cosas que uno se resiste a imaginar o aceptar. ¿La razón? El cierre de una semana marcada por dos acontecimientos que tienen la particularidad de sacudir esa modorra tan uruguayesca, que además —en épocas festivas— se acrecienta con la vorágine consumista y se satura con banalidades de todo tipo.
Uno de ellos: los megashows de la diva Shakira en su gira mundial Las mujeres ya no lloran. Y dos: la gestión del “amigazo” presidente Orsi, siempre tan sencillo y campechano, ante la SCJ —Suprema Corte de Justicia—. Suprema Corte de la Injusticia, diría el Tambero en la Plaza Libertad cuando nos procesaron por segunda vez. Gestión que, según Orsi, fue realizada para “asesorarse” (palabra textual) sobre el estado de los militares presos por delitos de lesa humanidad en la cárcel VIP de Domingo Arena.
Se trata de más de una veintena de asesinos, torturadores y violadores, verdaderos terroristas de Estado, que desde hace tiempo el propio Pepe Mujica y Lucía han rebautizado con el misericordioso apodo de “viejitos”. Sumándose la original conexión entre uno y otro hecho: el presidente concurrió en familia —como “debe ser”— al primero de los recitales de la “diosa”.
Y lo que parecía olvidarse, hizo su trabajo por dentro mío. En la Olla, el pasado miércoles, habíamos comentado algo de ambos hechos, pero lo cierto es que me fueron quemando por dentro… el “burnout”, diría el coreanito (BCH), enfermedad muy típica —según él— de este tecnocapitalismo posmoderno. Hasta que hoy reventó, y aquí me “hallo” (dirían los paisanos), haciendo catarsis escrita, preguntando —mil veces preguntándome—:
¿Qué nos está pasando, como sociedad, como civilización —no solo aquí en Uruguay sino a nivel planetario— que no paramos de RETROCEDER, Y RETROCEDER?
Ya no solo de abandonar o renunciar a las históricas utopías de un mundo sin explotados ni explotadores, un mundo de verdadera libertad y justicia social/ambiental, sino de despeñarnos cada vez más al claudicar los más básicos principios éticos y las más elementales actitudes de solidaridad humana.
¿Tendrá freno esta loca carrera por matar al ser humano, por maquinizarlo todo, por convertirnos en adictos tecnológicos que solo aspiraríamos a la individualidad pura y dura, a “ser UNO MISMO”, tal como lo promueve la canción del Cuarteto de Nos?
El primer paso para no rayarse (término bien canero) es intentar ENTENDER cómo funciona el sistema y las cabecitas que lo sostienen —que lo sostenemos desde un lugar u otro, desde lo que hacemos y vivimos.
(II)
Empecemos por Shakira, a quien “aman” —dicho así por mis propias nietas—, sobre todo mujeres, ya que ha sido muy inteligente su marketing utilizando el feminismo como bandera. Partamos de un dato significativo: en un país de poco más de 3,5 millones de habitantes, más de 100 mil personas asistieron a sus dos recitales en el Estadio. Entradas que, como mínimo, rondaban los 100 dólares (Tribunas Ámsterdam y Colombes, de pie y sin numerar: $3.450).
En un país donde cerca del 19 % de la población vive bajo la línea de pobreza, es decir, casi 700 mil personas que diariamente la pelean para resolver lo más básico de sus vidas.
Cierto: en la Olla, cuando nuestro parlantecito de morondanga empieza a sonar —luego de la infaltable asamblea—, entre mates y tortas fritas, varias veces ha sonado la mentada diva. Solicitada por varias —contundentes— Olleras, y también por Olleros. Incluso hemos bailado al son de su música.
Pero mientras observaba desde la compu las imágenes del show, el imponente despliegue visual y sonoro, con la “diosa” esplendorosa como una reina Cleopatra posmoderna, pensaba en el humilde ranchito de costaneros ya casi podridos de nuestra querida Graciela. Histórica Ollera —¡ya llevamos casi seis años!— que al día de hoy SOBREVIVE con el guiso de los miércoles.
Y me preguntaba: ¿cuántos millones amasa Shakira?, ¿cuántos se gastaron en el montaje de sus megashows? Contrastes que se naturalizan.
Lo mismo que con Andresito, Ollero desde el primer día “plandémico”, que con su cochecito vestido de “bolso”, tricolor hasta la pasión, jamás se ha preguntado cuántos miles y miles de DÓLARES ganan sus ídolos futbolísticos.
¡Qué brillante el CAPITALISMO como sistema, que ha logrado que los esclavos, los “condenados de la tierra” —que los hay no solo en Toledo sino en todos los rincones de esta Patria QUE NO ES DE TODOS— idolatren a multimillonarios que se dan la gran vida!
O voten a políticos, conchetos o campechanos, que ganan ¡150 o 200 veces más que ellos!
Y atención: en la Olla de Toledo —no hace falta ir ni a Palestina ni a Burundi— hay gente que vive con un promedio de $100 AL DÍA, festejando cuando los tiene.
Este TURBOCAPITALISMO, enamorado de la IA, maestro en “psicopolítica” (Byung-Chul Han), produce esclavos que se sienten —que se auto-perciben— libres. Produce “AGENTES” (Mark Fisher) que no solo NO se cuestionan, sino que naturalizan la existencia de semejantes contrastes.
Preguntarse si no es un atentado a la dignidad humana organizar un megaevento prohibitivo para casi un tercio de la población parecería quedar fuera de nuestra “normalidad ideológica”. Menos aún si ese circo —ya no romano sino montevideano— es consagrado con la presencia del presidente de la República.
El operativo político de la semana, popularizando al “presi” con su asistencia al super show, no es improbable que esté concatenado con uno ideológico de mayor alcance: comenzar a recorrer —si no el camino de la reconciliación— sí el camino del PERDÓN a los protagonistas del terrorismo de Estado.
La misma sociedad que pasa de largo ante quien duerme en la calle, o ignora a quien no tiene ni $100 para el diario vivir, parece conmoverse por voces sensibles que sostienen que un país tan civilizado y democrático como el nuestro no puede dejar morir en la cárcel a unos pobres ancianos.
Si ya fue un GIGANTESCO RETROCESO que el FA —sí, el heroico FA— en su primer gobierno instalara en 2006 una cárcel VIP para estos milicos asesinos (suavizo: violadores de DDHH), AÚN MAYOR RETROCESO es insistir hoy con una campaña de sensibilización pública hacia ellos.
A partir de la noticia difundida por el semanario Búsqueda, reaparecieron los argumentos “humanitarios” a favor de la prisión domiciliaria. No solo de Zubía, sino de legisladores cabildantes, coalicionistas y de una prensa facha que volvió feliz al revisionismo.
Entonces vuelvo hacia adentro para no incendiarme del todo. Intento explicarme lo casi inexplicable. Rebelarme contra este espiral ascendente —este nunca acabar— ¡DE IR MARCHA ATRÁS!
Es verdad: cuando en 2007, organizados por Plenaria Memoria y Justicia, realizamos el primer escrache a la cárcel VIP de Domingo Arena, no fuimos multitudes. No hubo bronca social ni sublevación del pueblo frenteamplista ante tamaña traición a su ADN político.
Desde el Pacto del Club Naval en adelante, podrían escribirse tomos enteros de los RETROCESOS del FA. Siempre en nombre del pragmatismo. Siempre con la cantinela de que “los tiempos han cambiado”.
Eso explica que Orsi, con su pose de canario bonachón, relativizara su reunión con la SCJ diciendo que “no se había preocupado, solo había consultado”. Si no dudara de su capacidad, pensaría que nos tomó el pelo. Pero ojo: ¡Orsi no es solo Orsi! Con matices, ¡SON TODOS!
Nadie patea el tablero. En conjunto, se sigue marchando HACIA ATRÁS. Y lo que ocurre políticamente, ocurre también socialmente.
En esto hay que reconocerle mucho al ya extinto Zygmunt Bauman, que con su análisis de la sociedad líquida y el mundo-consumo nos dio claves fundamentales para entender esta fase del capitalismo: tibieza cultural, individualismo y consumo como anestesia.
CIERRE — LA MAGIA DEL PODER Y LAS CADENAS
¿Por qué el título LA MAGIA DEL PODER? Porque el poder seduce, pero además domestica. Lo vivido esta semana lo demuestra con claridad. Lo sintetiza magistralmente Luce Fabbri:
“En Uruguay, como en todas partes, la izquierda se aproxima al poder perdiendo sus características originarias, adquiriendo los rasgos que en su nacimiento había combatido. Parece suficiente el olor del poder para corromperse.”
Grande Luce, incansable luchadora social.
Y por último, las CADENAS. ¿A qué apunto? En mi desesperación de “radical” necio —al menos de eso se me acusa— me sorprende cómo tantos militantes sociales o políticos, antes comprometidos, abandonan la lucha para resolver sus vidas privadas. O cómo mortales comunes acompañan luchas y luego se repliegan a su casa y su trabajo. Para felicidad de dirigentes y élites, que quedan con las manos libres.
Ante esto recordé la frase final del Manifiesto Comunista (1848):
“Los proletarios no tienen nada que perder, excepto sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.”
Tiene sentido histórico, pero hoy también plantea dilemas. Existen cadenas subjetivas —psicológicas, emocionales— que frenan la rebeldía. Y existen objetos materiales que refuerzan el consumismo y el sentimiento propietarista.
Hoy, en tiempos de horizonte revolucionario escaso, donde parece que solo hay capitalismo y más capitalismo, la tarea política pasa por la concientización desde abajo, peleando palmo a palmo ideas, valores y un nuevo imaginario.
En ese largo camino forjaremos herramientas y experiencias que nos permitan gritar bien fuerte:
¡NITEP!
(¡Ni todo está perdido!)



