sábado, 26 de mayo de 2012

Bankia: No saben de que palo ahorcarse


 Informes completos de Dossier, Informe Semanal y RT sobre la estafa bancaria española y de carambola como en Uruguay los mas necesitados pagarán el pato.

Dossier con Walter Martinez 25 de mayo 2012


Informe Semanal: 
http://youtu.be/BMWdiGitxAg



Rt:Cuanto le costará a los españoles la nacionalización de Bankia  

A consecuencia de la crisis se acaba la limosna en Uruguay
 Cuando Mujica le fue a manguear a los "chicos" de Bilderberg y darle clases a Angela Merkel de como superar la crisis.

Qué Pasa

Sin la ayuda de Europa

El gobierno reclamó en Bruselas que la Unión Europea reconsidere su decisión de cortar en 2014 la cooperación económica bilateral. La ayuda del primer mundo cae en picada por la crisis y porque Uruguay ya no es prioridad.


SEBASTIÁN CABRERA
Uruguay sigue siendo nuestro amigo", dice a Qué Pasa, el jefe de cooperación de la Unión Europea, Alejandro Montalbán, en el tono más diplomático que encuentra. "Pero no todos los países amigos requieren lo mismo", apunta luego Montalbán, de espaldas al cuidado jardín de la casona de Bulevar Artigas y Guaná donde están las oficinas del bloque europeo.
Montalbán -un madrileño que hace ya unos cuantos años es más ciudadano del mundo que español- sonríe y explica por qué desde 2014 la Unión Europea cortará la cooperación directa con el gobierno uruguayo, que hoy es el 20% del total de la ayuda de afuera. "Uruguay se gradúa como un país de renta media y por consiguiente dejará de beneficiarse con un programa bilateral de cooperación al desarrollo", dice. Y no solo eso: el gobierno uruguayo ahora debe cooperar cada vez más con países menos desarrollados.
A fines de 2011 la Unión Europea revisó su política: decidió aumentar un 17% el presupuesto para cooperación al desarrollo pero concentrará los programas en los países más pobres de acuerdo a la clasificación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Y, en América del Sur, solo mantendrá la ayuda contra la pobreza en Paraguay y Bolivia en el período 2014-2020. Se retira de once países latinoamericanos y de otros ocho países emergentes porque sus indicadores vienen en alza y se entiende que ya no precisan la cooperación.
En los hechos, esto implica que el bloque europeo no le dará más dinero al gobierno uruguayo. En el período que termina (2007-2013) aportó 36 millones de euros para financiar tres programas distintos. Unos 15 millones fueron para Uruguay Integra, que apunta a la cohesión social y territorial y atiende a la población vulnerable en todo el país en distintos proyectos, como la creación de centros de atención a la salud en zonas rurales de Tacuarembó, un centro de tratamiento de adictos en Artigas o un plan para reducir el "riesgo nutricional" en 7.700 familias en los ejes de las rutas 5 y 8 en Canelones.
Otros 15 millones fueron a un programa de ciencia y tecnología llamado Uruguay Innova y cinco millones llegaron en 2012 para mejorar el sistema carcelario y para la reforma del proceso penal.
Esos aportes no se repetirán. La decisión europea ya fue rechazada por el gobierno uruguayo: el director de la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional (AUCI), Martín Rivero, dijo el 20 de marzo en Bruselas -en una reunión de la comisión mixta con Europa- que Uruguay lamenta que se retire la cooperación y pidió que eso se "reconsidere".
El argumento europeo es que Uruguay no es prioridad debido a que tiene renta media alta (eso implica que el ingreso per capita se ubica entre 3.976 y 12.275 dólares al año). Pero Rivero dijo en Bruselas que el indicador de la renta per capita "esconde los niveles de pobreza y desigualdad". Que aún hay necesidades no cubiertas y que el retiro de la cooperación "penaliza" a los países que avanzan hacia el desarrollo. "Nuestro país no debería ser graduado", protestó el funcionario en Bruselas, porque aún hay "fragmentación del tejido social" y desigualdades. Y porque el crecimiento está muy ligado a la exportación de productos primarios, las commodities. Estamos mejor sí, pero todavía precisamos ayuda.
Varias semanas después, Rivero dice que el gobierno es consciente de que hay países que requieren ayuda más urgente. Y que aquello de que "soy pobre, vengan a ayudarme, hace rato que no funciona", al menos para los intereses locales.
Montalbán no estuvo en Bruselas pero recibió los informes de sus colegas europeos y explica que Uruguay considera que en el país "aún hay grandes segmentos de la población merecedores de ayuda".
Pero, por mucho que se proteste, no habrá marcha atrás. Y, lo que es peor, el aporte de la Unión Europea al gobierno uruguayo no es lo único que se corta. Cada vez hay menos dinero de Europa y de otros países del primer mundo para los gobiernos como para las organizaciones no gubernamentales (ONG) que viven de la cooperación en América Latina.
La caída en la ayuda se arrastra desde hace más de una década. Pero la crisis económica de los países donantes es el detonante que agrava la situación y hace dudar sobre la viabilidad de futuros proyectos. Y España, único país europeo que aún consideraba prioritaria la ayuda a América Latina, anunció fuertes recortes.
Todo esto preocupa al gobierno uruguayo pero también a aquellas ONG o institutos que dependen en buena medida de la cooperación internacional. Uno de ellos es el Instituto Cuesta Duarte del Pit-Cnt que no sabe cómo hacer para cubrir los 120.000 dólares al año que le llegaban de España. O el Centro Cultural de España, que redujo su presupuesto a la mitad desde abril.
O una ONG dedicada al medio rural, cuyos referentes pidieron que no se la identificara, que se preparan para cerrar su sede porque el dinero que reciben del exterior, cada vez menor, ya no da. O la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (Awid, por su sigla en inglés), que cerró en 2011 su oficina y en unos pocos años tuvo un recorte de casi 50% en los fondos que vienen de Europa.
También la Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay, que dejó de recibir en 2010 dinero de una fundación holandesa y hoy subsiste con aportes de sus socias y escaso apoyo estatal. La organización feminista Mujer y Salud (MYSU), en tanto, pasó en tres años de 14 a cuatro empleados por los recortes en la cooperación que viene de distintos organismos.
El Hogar del Bebé, ex Retoño, se tuvo que reestructurar el año pasado porque dejó de recibir dinero de una fundación suizo alemana. Y en el Comité de los Derechos del Niño, que depende de Ielsur y se dedica a controlar la aplicación de los derechos del niño en Uruguay, piensan que en 2014 caerá el dinero que venía de una fundación sueca que cierra.
PROBLEMAS. Jorge Balbis se sienta en una mesa del bar del Hotel Lafayette y pide un agua sin gas. Es montevideano pero vive en el exterior hace más de una década. Su trabajo consiste en recorrer el mundo representando a cincuenta ONG de toda América Latina. Y es un trabajo que se le hace cada vez más cuesta arriba.
Está en Montevideo, pero de paso nomás. En unas horas viaja a Río de Janeiro para charlar con varias organizaciones sociales brasileñas cuyos dirigentes están desesperados ante los problemas de financiamiento por la retirada del dinero europeo. Cuando Qué Pasa le relata a Balbis un caso puntual de una ONG que está por cerrar, sonríe, suspira y luego dice: "Ojalá fuera solo una". Y cuenta que en un foro sobre la "eficacia de la ayuda" que se realizó en Busán, Corea del Sur, a fines de 2011 hubo un mensaje claro de los estados donantes al sector privado y en particular a las empresas: las invitaron a sumarse oficialmente a la ayuda pero a la vez a beneficiarse de los fondos públicos. La cooperación oficial al desarrollo "apalanca al sector privado" por aquello de la responsabilidad social empresarial.
Balbis dice que a nivel internacional las pequeñas ONG "están cada vez más por fuera", ya que los donantes prefieran apoyar a grandes proyectos de un millón de dólares para arriba "y no darle 50.000 a uno, 100.000 a otro". De hecho, se estima que apenas el 10% del dinero que viene del exterior va a las ONG.
La alternativa para sobrevivir es reemplazar el aporte externo con recursos públicos. "Y las ONG se transforman en ejecutoras de programas públicos, así que la actual situación redundará en una mayor competencia por esos recursos locales".
El secretario de la Asociación Nacional de ONG Orientadas al Desarrollo (Anong), Marcelo Ventos, dice que al bajar los fondos de cooperación, lo que está en juego es cómo cubrir los déficit que generan y sobre todo el dinero destinado a procesos de innovación y proyectos piloto que ya no vendrá: "Lo primero que golpea es la posibilidad de seguir aprendiendo. Alguien debe suplir la búsqueda de nuevas cosas, sea el gobierno o el sector privado".
Y otro referente de una ONG, grafica: "Si antes había 10 pesos de la cooperación, ahora hay cinco o capaz cero". En Uruguay, Anong tiene unas 100 organizaciones asociadas. Sus dirigentes admiten que hoy muchas de ellas dependen del dinero que les da el Estado. De hecho, en 2011 el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) entregó 20 millones de dólares a 50 ONG y personas de derecho privado para llevar adelante varios programas, según publicó El País. Y el INAU atiende el 80% de su población con convenios con centros CAIF, que también son ONG.
DOMINÓ. Balbis dice que el recorte de la Unión Europea implicará un efecto dominó. Porque, especula, la retirada será seguida por los estados miembros y por último por las organizaciones sociales de esos países, que se ven obligadas a adoptar los discursos de sus gobiernos.
Y afirma: "Hay organizaciones que ya no pueden destinar recursos a Uruguay porque el gobierno de su país, que les da dinero, no las deja. Te cierran la válvula por los dos lados, el oficial y el privado".
El cese de la cooperación de la Unión Europea es un hecho, aunque falta la ratificación del Parlamento Europeo. La medida podría revertirse para otros países, como Perú y Ecuador, pero no en los de renta media más alta, como Uruguay Lo que por ahora se mantendrá son los programas de cooperación con el Mercosur, de unos 50 millones de euros entre los cuatro estados, y también programas puntuales que apoyan a cooperativas, pequeñas empresas u ONG. "Son acciones de 200.000 euros, muy lejanas al gran programa bilateral", dice Montalbán.
Rivero admite que ya hace un tiempo que el gobierno uruguayo se prepara para trabajar con menos dinero porque se veía venir que "la canilla cerraba". Por eso, se ha trabajado en "hacer más eficiente el dinero que se recibe", lo que convierte al país en "un socio responsable y legítimo".
ESPAÑA. Junto con el cambio de gobierno en su país, Manuel de la Iglesia-Caruncho llegó a Montevideo en diciembre de 2011 para ocupar el cargo de coordinador de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) en Uruguay. No tiene una tarea simple por delante ya que -según anunció hace algunas semanas el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro- los fondos de cooperación tendrán un recorte de al menos 1.389 millones de euros en el presupuesto. Y habrá una reducción de 594 millones de euros en las transferencias a la AECID, un 71,2% menos que el año anterior.
El caso español, dice Balbis, es grave porque se reducirá la cooperación del gobierno pero también de las ONG españolas y de las comunidades autónomas .
Pero De la Iglesia prefiere ver el medio vaso lleno: la AECID mantendrá la cooperación en Uruguay y no cerrará la oficina, como sí lo hará en otros países donde se estima que la cooperación es menos necesaria. Chile es uno de ellos.
"Creemos que hay que mantener la cooperación con Uruguay y otros países de renta media, a diferencia de otros donantes, que se están yendo a países más pobres", dice el coordinador, en una oficina con vista hacia el Parque Rodó.
En los últimos cuatro años la cooperación española en Uruguay ha aportado unos 40 millones de euros. De la Iglesia admite que habrá una caída notoria en los recursos pero que eso no se sentirá en los proyectos en marcha en 2012 ni 2013 ya que quedan "remanentes" de años anteriores.
¿Y en 2014? "Si se mantiene la recesión, mi pronóstico es que terminarán bien los proyectos actuales pero no se abrirán proyectos nuevos", vaticina el funcionario español. Y los 10 millones de euros anuales tal vez sean historia.
Rivero, el director de la agencia local de cooperación, dice que Uruguay se "prepara para lo peor, pero espera lo mejor" en cuanto a los recortes españoles. Entre los casi 40 proyectos que actualmente apoya económicamente la AECID hay dinero para el sistema de cárceles, un programa de lucha contra la violencia de género del Mides, para el sistema de respuesta al cambio climático, un programa de promoción de uso eficiente de la energía y otro de agua potable y saneamiento en escuelas rurales.
Pero Uruguay no solo deja de recibir dinero de afuera, sino que además -por los compromisos asumidos- debe cooperar con otros países. Es la llamada cooperación sur-sur, que ya existía, pero se potencia y se sistematiza ante la retirada europea. Tanto que el gobierno está elaborando un catálogo con las "ofertas" de Uruguay para la cooperación.
"En eso no tendremos un rédito inmediato, es ayudar al que lo necesita", dice Rivero. Y así, ya se colabora con Ecuador, Bolivia, El Salvador, Colombia o Paraguay, al que -por ejemplo- se le enseña cómo aplicar el Plan Ceibal y cómo hacer una reforma tributaria. No se ha cuantificado cuánto se gasta en eso porque buena parte de la cooperación pasa por el envío de especialistas. Pero los tiempos cambian y ahora Uruguay también ayuda. u

EL DINERO DE LA AYUDA

Hay 322 proyectos del gobierno en marcha con dinero de la cooperación internacional por un total de 174 millones de dólares. En 2011, por ejemplo, se ejecutaron más de 50 millones de dólares. Más del 90% de los fondos que vienen de afuera son de Naciones Unidas (23%), el Banco Interamericano de Desarrollo y la Unión Europea (20% cada uno), España (15%) y Japón (11%). El apoyo es en medioambiente y cambio climático, fortalecimiento institucional, cohesión social y educación.

36

millones de euros aporta la Unión Europea a Uruguay en el período 2007 a 2013.

20%

de los fondos de cooperación que llegan al gobierno uruguayo son de la Unión Europea.

"PERDIMOS 150.000 EUROS"

El Espacio Federico García Lorca, nuevo teatro en Avenida Brasil y Benito Blanco, ya debería haberse inaugurado. Pero eso no pasó: el gobierno español no envió la última partida, de 150.000 euros. Ricardo Beiro, del espacio cultural, dice que la culpa es de la Intendencia, que hace de garante y no mandó a España la rendición de los gastos, como debía. "Y perdimos 150.000 euros", dice Beiro.

3 preguntas

JORGE BALBIS (Asociación Latinoamericana de Organizaciones de Promoción al Desarrollo)

¿Cómo impacta la crisis?

Impacta y no solo en los aportes españoles. Muy difícilmente los países donantes lograrán cumplir con los compromisos sobre los porcentajes del producto bruto que destinarán a la ayuda. Apenas cinco países desarrollados cumplen con el famoso 0,7% o lo superan. El resto, ninguno. Y en especial los países del sur de Europa, incluyendo Francia u Holanda, deben revisar su presupuesto. Y si hay algo que cortar, será lo que destinan a la cooperación. La crisis económica pone más en evidencia tendencias que no son de ahora, ya que la reducción de los aportes hacia América Latina comenzó en la década de 1990, cuando se consolidó la democracia en el continente.

¿Cómo influye que la Unión Europea deje de cooperar con Uruguay?

Es un dato muy fuerte. Y nos afecta. Seguirá habiendo algún tipo de cooperación, como la destinada al Mercosur, pero no habrá fondos europeos por ejemplo para acciones comunitarias en las intendencias, entre tantas cosas.
El problema es que si la Unión Europea corta la cooperación, luego lo harán los estados miembros y seguramente después las organizaciones sociales de esos países.

¿Qué criterios se usaron para retirar la cooperación con Uruguay?

Algunos países empezaron a sentir lo que llamamos fatiga de la ayuda. Decían "estamos cansados de dar y dar y que las cosas no cambien". Y ahí es que se planteó que hay países que recibieron dinero mucho tiempo y que hoy día ya no lo precisan. Sus economías han mejorado. Entonces, se priorizaron regiones y países donde se necesita combatir la pobreza extrema, especialmente África. Pero a nosotros nos mata el criterio de la renta media, que es muy engañoso. Porque América Latina no es el continente más pobre, pero sí el continente más desigualitario del mundo.

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