sábado, 26 de mayo de 2018

La muerte de Horacio Gelós Bonilla

Horacio Gelós Bonilla


Mauricio Pérez
 https://brecha.com.uy/de-a-poquito/

De a poquito

En Maldonado, seis pedidos de procesamiento por delitos cometidos en dictadura.

El fiscal especializado en crímenes de lesa humanidad, Ricardo Perciballe, pidió el procesamiento y prisión de cuatro oficiales del Ejército, un juez sumariante y un médico militar por las torturas cometidas contra presos políticos en las entrañas del Batallón de Ingenieros número 4 de Laguna del Sauce, entre 1972 y 1976. En atención de las normas previstas en la época, les tipificó delitos de “abuso de autoridad contra los detenidos” y privación de libertad, como autores o cómplices.
El 31 de octubre de 2011, 19 ex presas y ex presos políticos –entre ellos, el diputado Darío Pérez y el alcalde de Piriápolis, Mario Invernizzi– (*) presentaron denuncia penal por las torturas sufridas en el batallón de Laguna del Sauce. La acción formó parte de una convocatoria nacional de Crysol para que quienes supieran de crímenes cometidos por integrantes del Estado durante la dictadura presentaran denuncia en cada jefatura departamental. Así se gestó en Maldonado una megacausa, que la filial local de Crysol siguió permanentemente en los últimos seis años. Una de las últimas actuaciones de la justicia por este caso se concretó el 2 de junio del año pasado, cuando 15 ex presos y ex presas realizaron un reconocimiento de las áreas de tortura en el batallón. En abril el expediente pasó a estudio de la nueva fiscalía especializada en crímenes de lesa humanidad, junto con otras doscientas causas.
El 30 de abril, el fiscal Perciballe pidió el procesamiento con prisión del ex jefe del Batallón número 4 coronel (r) Artigas Rivera Bianchi, el responsable del S2 (inteligencia) de la unidad, Víctor Stocco, dos de sus subalternos, Nelson Silveira y Plácido Gregorio Amorín, y el juez sumariante Julio Antonio Techera. También solicitó procesar con prisión al médico José Luis Braga, reconocido por distintas víctimas como quien verificó su estado físico durante la tortura. Además, Perciballe pidió librar una orden de captura nacional e internacional contra el jefe del S2, Dardo Barrios, “actualmente prófugo y probablemente en el exterior” según remarca en el dictamen al que accedió Brecha. Por último, pidió citar como indagados al ex jefe del Batallón número 4 Aquiles Moraes y al juez sumariante Beltrán Rosadilla.

DINÁMICA DEL BATALLÓN. Perciballe afirmó que durante la dictadura en Uruguay existía una “dinámica estandarizada” para el tratamiento de los detenidos, que incluía distintos tipos de torturas, como plantones, patadas en el piso, simulacros de fusilamiento, picana eléctrica y submarino (introducirles la cabeza en un tacho de agua). El batallón de Laguna del Sauce no fue la excepción. La mayoría de los denunciantes tenía en aquella época entre 18 y 25 años, eran estudiantes que militaban en el Comité de Resistencia Antifascista (Craft) y en el Movimiento Marxista y realizaban propaganda contra la dictadura (pintadas, pegatinas o volanteadas). También había militantes de la Unión de Juventudes Comunistas (Ujc) y del Mln-Tupamaros. Durante los apremios físicos y después, los detenidos eran interrogados sobre su participación en organizaciones políticas o sociales y en eventuales ilícitos. El interrogatorio estaba a cargo del oficial del S2, quien realizaba u ordenaba la tortura. Cuando la persona aceptaba su responsabilidad, el juez sumariante –asignado a la unidad– labraba un acta de la declaración. Esas actas eran elevadas a un juez de instrucción en Montevideo, quien definía el procesamiento de la persona. Tras ser procesados, eran trasladados a otras unidades militares, o al Penal de Libertad, en el caso de los hombres, y a Punta de Rieles, en el caso de las mujeres. Durante el cautiverio, los detenidos generalmente eran revisados por los médicos de la unidad, quienes apreciaban “las secuelas de los apremios a los que eran sometidos los indagados y, en ocasiones, para ver si era posible seguir los tormentos”, dijo Perciballe.
Para el fiscal, estos hechos “encuadran diáfanamente” en la figura prevista en el artículo 22 de la ley 18.026 (que se acoge al Estatuto de Roma), que dice así: “El que de cualquier manera y por cualquier motivo, siendo agente del Estado o sin serlo contando con la autorización, apoyo o aquiescencia de uno o más agentes del Estado, impusiere cualquier forma de tortura a una persona privada de libertad o bajo su custodia o control o a una persona que comparezca ante la autoridad en calidad de testigo, perito o similar, será castigado con 20 meses de prisión a ocho años de penitenciaría”. Tras reconocer que al momento en que acaecieron los hechos denunciados dicha figura penal no existía en el ordenamiento jurídico uruguayo, el fiscal basó su reclamo en las normas existentes entre 1972 y 1976.
La imputación incluye a toda la cadena de oficiales vinculada a la tortura en el batallón de Laguna del Sauce, por delitos de abuso de autoridad contra los detenidos o de privación de libertad, como autores o cómplices.
Paralelamente, Perciballe solicitó al Poder Judicial que pida informes a la Facultad de Medicina respecto al impacto de los distintos tipos de tortura sobre las víctimas, ya que podrían encuadrarse como delitos de lesiones graves o gravísimas. El 11 de este mes la jueza penal Verónica Ester Pena ordenó las citaciones planteadas por el fiscal y libró los oficios solicitados, antes de expedirse sobre los procesamientos.

Ingreso al Batallón 14

El martes pasado el fiscal Ricardo Perciballe recorrió dos sitios del Batallón número 14, en Toledo (Canelones), donde habría enterramientos clandestinos de detenidos desaparecidos durante la dictadura. Lo acompañaron técnicos de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente de Presidencia de la República y del Equipo Argentino de Antropología Forense. Sin embargo, fue cuestionado porque impidió a los denunciantes participar en el proceso. El fiscal dijo ayer a radio El Espectador que, en dos meses, estará en condiciones de iniciar la inspección con el georradar en busca de restos humanos para definir, en una tercera etapa, si se realizan excavaciones.
(*) UNA PRECISIÓN NECESARIA: El diputado Darío Pérez y el alcalde de Piriápolis, Mario Invernizzi, denunciaron los hechos ocurridos en el batallón, e identificaron a los represores, al ser citados a declarar como víctimas en calidad de testigos, según detalla el dictamen fiscal. Sin embargo, vale aclarar que ninguno de los dos formó parte del grupo de ex presas y ex presos que radicaron la denuncia formal en la fecha mencionada.



Fiscal Ricardo Perciballe solicitó el procesamiento de seis hombres por violaciones a los derechos humanos en la década del 70 en el Batallón de Ingenieros nº 4 en Laguna del Sauce





A mediados de noviembre del año 2001 publicamos en el diario La República el testimonio del dirigente comunista de Maldonado, Carlos Julio Barrios quién fue testigo de la muerte del ex edil Horacio Gelós Bonilla en el Batallón de Ingenieros de Combate nro. 4 de Laguna del Sauce.
En esa nota se mencionaba al coronel Artigas Bianchi (en el 2001 dirigente colorado en la agrupación de Wilson Sanabria) como jefe de la unidad militar donde se torturó a centenares de uruguayos y se asesinó por lo menos a dos.
Una semana después Bianchi envió la carta que adjuntamos a la dirección de La República, quién la publicó y también publicó nuestra respuesta al día siguiente.
El fiscal Ricardo Perciballe acaba de pedir el procesamiento con prisión de Bianchi por "dos delitos de abuso de autoridad contra los detenidos en concurrencia fuera de la reiteración con dos delitos de privación de libentad. habida cuenta que como responsable de la Unidad es responsable de lo ocurrido allí a las víctimas O.M. e l. (arts. 54. 56. 60, 281 y 286 del C. Penal)
A continuación reproducimos la carta del coronel (r )Bianchi y enseguida nuestra respuesta.

Del coronel Artigas Bianchi
El coronel Artigas W. R. Bianchi en una carta dirigida a LA REPUBLICA afirma que no estaba en Maldonado cuando Horacio Gelós Bonilla fue torturado y asesinado en el Batallón de Ingenieros Nº 4. Bianchi dice que sirvió en esa unidad hasta 1974 y que luego fue trasladado a Florida donde, según asegura, se desempeñaba como jefe de Policía en la fecha en que fue asesinado Gelós Bonilla.
El nombre de Bianchi fue mencionado por varios ex presos y en denuncias ante organismos defensores de los DDHH.
A continuación LA REPUBLICA reproduce la carta del coronel Bianchi; he aquí su texto:
"Piriápolis 21 de noviembre de 2001
Señor Director del diario LA REPUBLICA
Don Federico Fasano Mertens
Presente
De mi consideración:
Por la presente llego a usted para realizar una serie de aclaraciones con respecto a una nota aparecida en el ejemplar del diario LA REPUBLICA de fecha 21.11.01 firmada por el señor Carlos Páez (sic)
En ella se me atribuye tortura con posterior muerte del ciudadano Horacio Gelós Bonilla. Esto sucedió en el período comprendido entre el 2 de enero de 1976 y el 6 de enero del mismo año.
Debo aclarar a usted que en esa época ya no estaba con destino en el Batallón de Ingenieros Nº 4, debido a que habiendo ascendido a coronel varios años antes ya no podía reglamentariamente ocupar ese cargo.
Por otra parte, luego de ascendido se me destinó a lo que se conoce como "La Bolsa", en mi domicilio, hasta que se me distinguiera con un nuevo cargo.
El cargo que se me concedió en el año 1974 fue el de jefe de Policía del Departamento de Florida, donde estuve por dos años aproximadamente, hasta que fui relevado del mismo en el mes de enero del año 1976, más precisamente el día 29, por lo que en la fecha en la que se menciona no me encontraba ni siquiera en el Departamento de Maldonado. Luego de esto solicité mi pase a retiro. Mal puedo por lo tanto haber realizado los actos que injustamente me achacan.
Jamás oí nombrar hasta hoy al señor Horacio Gelós Bonilla, tampoco conocí jamás al doctor José Luis Braga ni al oficial Cristi. Sí recuerdo al doctor Francisco Pons y al doctor Julio O. D'Albora ya que éstos revistaron durante mucho tiempo en la unidad por ustedes mencionada.
Puedo de manera particular aseverar mis dichos a través de un pergamino gigante firmado por el personal de la Policía floridense en el que consta la fecha en la que me lo entregaron, así como un par de bandejas recordatorias, una de mi primer año al frente de la Jefatura y la otra en la que figura mi fecha de relevo.
Todos estos elementos están a su disposición si los considera de interés o, en su defecto se puede recurrir a las Ordenes de la Inspección General del Ejército en las que se precisan con total exactitud las fechas de mis destinos así como la de mi retiro definitivo. Le solicito que usted verifique a la brevedad estos datos que le proporciono y que una vez que lo haya hecho publique rápidamente, también en la primera hoja y también en títulos resaltables la rectificación de lo publicado, para así limpiar mi buen nombre y recuperar mi honorabilidad ante la población, fundamentalmente de mi departamento y de Piriápolis en particular.
Sin otro particular lo saluda atentamente
Cnel. Artigas W.R. Bianchi"
Respuesta al Coronel ( r ) Artigas Bianchi
Si usted se toma el trabajo de leer correctamente la nota de mi autoría sobre el asesinato de Horacio Gelós Bonilla en el Batallón de Ingenieros de Combate número 4 de Laguna del Sauce, entenderá que no dije que usted hubiera participado en ese crimen.
Pero sí que está en la lista de torturadores de esa Unidad militar. Y no fue por ocurrencia mía, sino porque en mi poder hay un documento firmado por el dirigente comunista de Maldonado Carlos Julio Barrios.
Se trata de una declaración testimonial realizada el 26 de setiembre de 1986 a las 12.30 horas, ante Alejo Fernández Chávez, Manolo Lima, Gonzalo Alvarez y Carlos Laborde, integrantes de la Comisión departamental de Derechos Humanos.
El testigo aseguró que fue detenido el 11 de mayo de 1973 a las 18 horas en su casa, ubicada en cercanías de Cerro Pelado. Agregó que “en el patio fue encapuchado y me subieron a un camión. Fui trasladado presumiblemente al Batallón de Ingenieros, por el recorrido que hizo. Allí fui interrogado por el Capitán Stocco y el Coronel Artigas Bianchi. Yo los ví – dijo Barrios – porque me levantaron la capucha para contestarles, yo los conocía de vista. Me interrogaban sobre una presunta tenencia de armas. Artigas Bianchi me pegó varios golpes en los oídos con la mano abierta. Ese tipo de golpe hace que uno pierda la noción de todo. Posteriormente de noche, me desnudaron y pusieron de plantón afuera, con un frío terrible. Al día siguiente empezó la brava. Golpes, picana, un borne en los pies y otro en los testículos, después me ponían algo que se movía como un gusano por todo el cuerpo y que era electricidad y era terrible. Cuando me veían mal aflojaban y traían al médico, que generalmente era el doctor Francisco Pons”.
El testimonio ocupa cinco carillas y relata diferentes circunstancias que le tocó vivir al testigo, entre ellas el asesinato de Gelós Bonilla.
El caso del médico José Luis Braga se encuentra en otro testimonio brindado a la misma Comisión por los médicos Moisés Salgado y Julio Macedo, a propósito del asesinato del joven Eduardo Mondelo, residente en Piriápolis.
No puedo jurar que ni usted ni Carlos Julio Barrios tengan razón. No estaba en Maldonado en esa época. Pero si sé que en ese cuartel se masacraba a los detenidos. Y que todos los torturadores que mencioné, más algunos otros, revistaban a sus órdenes entre 1973 y 1974.
Me llama poderosamente la atención que usted esté preocupado ahora “en limpiar” su buen nombre y recuperar “su honorabilidad ante la población, fundamentalmente de mi departamento y de Piriápolis en particular”.
Una vez más, reiteraré que no son los artículos periodísticos los que afectan el buen nombre de las personas sino las acciones de estas. Entonces, tal vez usted pueda explicar por qué razón no sintió afectado su buen nombre y honorabilidad cuando comandaba una unidad militar que se había convertido en una carnicería de seres humanos, como todo Maldonado sabe.
Carlos Peláez
Corresponsal en Maldonado




  Así mataron al ex edil frentista de Maldonado Horacio Gelós Bonilla

Comisión para la Paz entregó información a la familia; crimen ocurrió en el Batallón de Ingenieros 4 de Laguna del Sauce

21 de noviembre de 2001
CARLOS PELAEZ – MALDONADO

La Comisión para la Paz difundió el jueves los nombres de ocho compatriotas que fueron asesinados en Uruguay mediante torturas entre los años 1973 y 1984. Entre ellos se encuentra Horacio Gelós Bonilla, asesinado en 1976 en el Batallón de Ingenieros de Combate Número 4 de Laguna del Sauce, departamento de Maldonado.
Gelós fue detenido entre las 19.30 y las 20 horas, el 2 de enero de 1976 en la esquina de Florida y Sarandí, pleno centro de Maldonado, frente a la plaza de San Fernando. Tenía 33 años, era soltero, obrero de la construcción, militante del Sunca y miembro del Partido Comunista.
Un grupo de personas de civil lo introdujo a golpes dentro de una camioneta Indio color celeste, en presencia de un tío llamado Ramón Gelós. Varios testigos indicaron que ese vehículo era visto habitualmente en el ex cuartelillo de Maldonado, ubicado en 25 de Mayo y Sarandí, donde funcionaba el OCOA 4 y hoy se ubica el Paseo de San Fernando, a una cuadra del secuestro.
José Pedro Correa Sosa fue testigo del secuestro y siguió a la camioneta en su moto hasta cerca de la Laguna del Sauce. Varios meses después fue detenido. Según consigna el libro “Nunca Más”, editado por el Servicio Paz y Justicia del Uruguay, Correa relató que cuando lo estaban torturando en el 4º de Ingenieros a fines de octubre o principios de noviembre de 1976, le preguntaron por Gelós Bonilla y dijeron “ese no jode más”. El testigo sostiene que “en otro interrogatorio le volvieron a preguntar y contestó… ‘ustedes saben bien dónde está’… Eso fue lo último que pude decir, después no me acuerdo de nada. Estuve varios días tirado”.
La mencionada unidad militar fue un centro de torturas. Por allí pasaron centenares de militantes de izquierda del departamento e incluso quienes eran trasladados desde otros lugares del país. Por ejemplo: Raúl Sendic cuando era un rehén de la dictadura. Efectivos de esa unidad torturaron en el Cuartelillo de Maldonado al general (r) Líber Seregni y también asesinaron con torturas a Eduardo Mondelo, un joven frenteamplista de Piriápolis.

Quiénes fueron los torturadores

En el año 1985 se creó la Comisión Departamental de Derechos Humanos, que integraron el abogado Alejo Fernández Chaves; el artista plástico Manolo Lima; el escribano Gonzalo Alvarez y el médico Carlos Laborde.
El organismo se abocó enseguida a investigar el caso Gelós y obtuvo testimonios de Amado Viera; Omar Varona; un hombre de apellido Romero, conocido como “Cara de Goma”; y Carlos Julio Barrios. Todos estuvieron detenidos junto a Gelós.
A partir de las declaraciones y testimonios obtenidos se pudo reconstruir la nómina parcial de los oficiales que participaban de las sesiones de tortura. Entre ellos estaban: el coronel Artigas Bianchi, el capitán Stocco, el teniente Dardo Barrios, actual jerarca municipal de Maldonado, el oficial Cristi y el sargento Amorín. En tanto los médicos militares eran Francisco Pons, José Luis Braga y Julio César D’Albora. Pons y Braga fueron denunciados ante la Comisión de Etica Médica de la FEMI, la que según su presidente, Gregorio Martirena, “si bien tuvo la convicción de la participación de estos profesionales en hechos éticamente reprobables, nunca logró los testimonios para condenarlos”.
Con toda la información a la vista, la Comisión de DDHH de Maldonado radicó una denuncia penal el 22 de mayo de 1985. Pero la aprobación de la Ley de Caducidad generó impunidad para los asesinos.

Testimonios del horror

Los testigos que se presentaron voluntariamente ante la comisión departamental relataron detalladamente el horror que se vivía en aquel tiempo. Pero, sin dudas, el proporcionado por el ex edil y dirigente comunista Carlos Julio Barrios, quien tenía entonces algo más de 50 años, fue determinante para saber cómo murió Gelós.
Según la copia del testimonio prestado por Barrios el 26 de setiembre de 1986 ante los integrantes de la Comisión de DDHH, fue detenido el 2 de enero de 1976 a las 4 de la mañana en su chacra ubicada en cercanías de Cerro Pelado.
“Venía uno uniformado, que me puso la ametralladora en las costillas, y los otros de particular. Revolvieron toda la casa y dijeron que era un secuestro, que se trataba de un comando independiente”, dijo el testigo.
“Yo no sé a dónde me llevaron, supongo que sería cerca de la Laguna del Sauce. Ahí fueron indescriptibles las torturas. Me colgaron de las manos y del cuello, me pegaban fuerte por todos lados; en el estómago, en los testículos. También me daban picana y eso duró horas”. Barrios recordó que luego lo sacaron en una camioneta y lo llevaron a un lugar donde había una pared.
“Yo estaba desnudo y encapuchado. Me colgaron y contra la entrepierna había una especie de caballete que me impedía siquiera ponerme en punta de pie. También estaba una pareja, aparentemente joven por las voces. Era claro que violaban alternativamente a la muchacha y al muchacho, haciendo que uno viera al otro cuando era violado. A ellos los interrogaban sobre la presunta tenencia de armas”.
El 5 de enero de tardecita lo cargaron en una camioneta y lo trasladaron a Maldonado, donde subieron a Romero y los llevaron a un lugar cerca de la Laguna del Sauce.
“Ahí me hicieron lavar en un lugar que presumo era la propia laguna y después nos llevaron a un lugar lleno de barro”.
Barrios reconoció las voces de algunos de sus compañeros: Viera, José Medina y Horacio Gelós.
“Me sentaron en el suelo y me interrogaron sobre una lista secreta de contribuyentes al Partido Comunista. De repente vino uno que le dijo al que me interrogaba… ‘déjelo a ese viejo traidor, que ahora vamos a hacerle una operación a su querido camaradita Bonillita y después se la hacemos a él’…
Ahí me levantan la capucha y traen a Gelós Bonilla, maneado con las rodillas junto a la cabeza. Lo traían a rastras. Ahí vi que lo castraban y salía sangre a borbotones. Yo sólo veía parcialmente el cuerpo de Gelós, se quejaba espantosamente. Los quejidos se fueron apagando y a mí me ponen una venda en los ojos y la capucha y me llevan a unos 20 metros del lugar con un soldado al lado. Ahí se produce un gran revuelo entre los torturadores y siento que no muy lejos de mí se preguntan si largaban a Viera. Varias veces les había oído decir que o hablábamos o nos mataban y tiraban al medio de la laguna”.
Después de eso Barrios aseguró que “los cargaron a todos en un vehículo y me tiraron en Rincón y Francisco Maldonado. Me dijeron que no me sacara la capucha hasta que no pasaran cinco minutos. Era la madrugada del 6 de enero de 1976″.
Pero tres días después vuelven a detenerlo. Lo suben encapuchado en VW negro matriculado en Argentina. Pocas cuadras después lo cambian de auto y lo llevan a un lugar que supone el Cuartelillo de Maldonado “porque oía las campanadas de la Catedral”.
Barrios dijo que “ahí había mucha gente detenida. Ponen música de Gardel y Roberto Carlos. Me torturan horriblemente. El 12 de enero me cargaron en una camioneta, era medianoche. Uno de los torturadores le dijo a otro: a éste enterralo en la arena. Y pusieron una pala a mi lado. Anduvieron mucho rato diciendo… acá no, acá nos ven… y arrancaban otra vez.
Así estuvieron como dos horas. Por último pararon y dijeron…bueno, acá sí…. Entonces me tiraron en una cuneta diciendo que no me moviera y se fueron. Me saqué la venda y vi que estaba en la Ruta 39 frente a la planta de supergás de Tortorella”.
Barrios se fue caminando a su casa y apenas aclaró le pidió a un familiar que le sacara pasaje en una compañía de ómnibus para irse a Porto Alegre. Era e
l 13 de enero de 1976. Después los militares volvieron a buscarlo, pero como no lo encontraron, terminaron torturando a su nieto de 11 años para que dijera dónde estaba.
El niño sufrió trastornos sicológicos. Barrios falleció a mediados de los 90 sin saber la verdad.
Por su parte, Amado Viera también relató cómo oyó morir a Gelós Bonilla.
“Le preguntaban por unos campos comprados por el Sunca para poner una colonia de vacaciones. Estábamos en un grupo de ranchos ubicados a orillas de la Laguna. Yo sentía que Horacio estaba como estaqueado y las cosas que le hacían eran muy graves porque en determinado momento dijo que prefería que lo mataran. Su respiración era muy fuerte hasta que dejó de oírse; después lo arrastraron y no oímos más, hasta que enseguida nos sacaron a nosotros”. *


COSECHANDO AMIGOS - ROMPKBZAS
Los torturadores del batallón de Ingenieros 4 de Laguna del Sauce

El pasado viernes el semanario Brecha informó que “el 30 de abril, el fiscal Ricardo Perciballe pidió el procesamiento con prisión del ex jefe del Batallón número 4 coronel (r) Artigas Rivera Bianchi, el responsable del S2 (inteligencia) de la unidad, Víctor Stocco, dos de sus subalternos, Nelson Silveira y Plácido Gregorio Amorín, y el juez sumariante Julio Antonio Techera. También solicitó procesar con prisión al médico José Luis Braga, reconocido por distintas víctimas como quien verificó su estado físico durante la tortura. Además, Perciballe pidió librar una orden de captura nacional e internacional contra el jefe del S2, Dardo Barrios, “actualmente prófugo y probablemente en el exterior” según remarca en el dictamen al que accedió Brecha. Por último, pidió citar como indagados al ex jefe del Batallón número 4 Aquiles Moraes y al juez sumariante Beltrán Rosadilla.
La imputación incluye a toda la cadena de oficiales vinculada a la tortura en el batallón de Laguna del Sauce, por delitos de abuso de autoridad contra los detenidos o de privación de libertad, como autores o cómplices.
El batallón de Laguna del Sauce no fue la excepción. La mayoría de los denunciantes tenía en aquella época entre 18 y 25 años, eran estudiantes que militaban en el Comité de Resistencia Antifascista (Craft) y en el Movimiento Marxista y realizaban propaganda contra la dictadura (pintadas, pegatinas o volanteadas). También había militantes de la Unión de Juventudes Comunistas (Ujc) y del Mln-Tupamaros”, señalaba Brecha
Sin embargo no sólo militantes de izquierda fueron torturados, asesinados y desaparecidos allí. En 1972 un militante del Partido Nacional llamado Francisco Chocho, fue detenido por efectivos militares en la parada de taxis de Maldonado donde se desempeñaba.
Al otro día le entregaron el cadáver a su hijo, integrante de la Armada Nacional. Se le había practicado una autopsia y su cuerpo “estaba cosido con alambre”. En el acta de defunción figura que el motivo de la muerte fue “una embolia cerebral”. Pero sus ropas aún estaban mojadas cuando llegaron a manos de la familia.
Después de varios años su hija, Ana María Chocho y la edila frenteamplista Beatriz Jaurena, hicieron la denuncia en el juzgado penal de 2º turno de Maldonado. La causa ha tenido diferentes instancias, pero aún no existe resolución.
El 2 de enero de 1976 fue detenido en pleno centro de la ciudad de Maldonado, Horacio Gelós Bonilla, ex edil, dirigente del SUNCA e integrante del partido Comunista. Un grupo de personas de civil lo introdujo a golpes dentro de una camioneta Indio color celeste, en presencia de un tío suyo. Varios testigos indicaron que ese vehículo era visto habitualmente en el ex cuartelillo de Maldonado, ubicado en 25 de Mayo y Sarandí, donde funcionaba el OCOA 4 y hoy se ubica el Paseo de San Fernando, a una cuadra del secuestro. Gelós fue asesinado por torturas y sus restos jamás fueron ubicados.
En el año 1985 se creó la Comisión Departamental de Derechos Humanos, que integraron el abogado Alejo Fernández Chaves; el artista plástico Manolo Lima; el escribano Gonzalo Alvarez y el médico Carlos Laborde.
A partir de las declaraciones y testimonios obtenidos se pudo reconstruir la nómina parcial de los oficiales que participaban de las sesiones de tortura. Entre ellos estaban: el coronel Artigas Bianchi, el capitán Stocco, el teniente Dardo Barrios, el oficial Cristi y el sargento Amorín. En tanto los médicos militares eran Francisco Pons, José Luis Braga y Julio César D’Albora. Pons y Braga fueron denunciados ante la Comisión de Etica Médica de la FEMI, la que según su presidente, Gregorio Martirena, “si bien tuvo la convicción de la participación de estos profesionales en hechos éticamente reprobables, nunca logró los testimonios para condenarlos”.
El entonces dirigente del PCU, Carlos Julio Barrios, relató las terribles torturas a las que fue sometido él y sus compañeros detenidos. Y dijo haber sido testigo del “castramiento” de Gelós.
En el año 2009 un ex soldado que revistó en el batallón 4, Roberto Ramón Soler Castro oriundo de Piriápolis, aseguró que se guardó esta historia durante más de tres décadas, pero que vivió atormentado.
El ex soldado confirmó el relato de Carlos Julio Barrios y aportó el nombre del presunto asesino: ““Yo estaba en la unidad en el tiempo de Gelós Bonilla. El que lo castró fue un tal Rodríguez. El nombre no lo sé, pero si pidieran los legajos de la Unidad te los mostraría a todos. Porque si la Ley quisiera, para que mostraran los legajos que están con fotografía, te podría señalar uno por uno a los torturadores de ese momento”.
También dijo que “no todos los torturadores en Laguna del Sauce eran militares” y mencionó al menos a dos médicos y a policías. Los médicos, “estaban para decir ‘hasta aquí, parate porque no va a dar el cuerpo. Si lo siguen torturando va a morirse’. Era como un freno que ponían y luego le seguían dando. No había ningún problema. En ese tiempo estaban el doctor (Francisco) Pons y (José Luis Braga) Braga, en el tiempo que yo estaba en la unidad”, dijo Soler.
El ex soldado recordó detalles de las torturas que llevaron a la muerte a Eduardo Mondello. “Según lo que dijeron, murió de un ataque al corazón. Yo vi la camilla y tenía demasiada sangre para un ataque al corazón, solamente que se le hubiera reventado la aorta o hubiera escupido sangre. Pero la camilla estaba justamente al lado del puesto dos, tirada atrás de la enfermería, con sangre”. El informe oficial señalaba “paro cardíaco”.
En febrero de 1976 también fue asesinado en la misma unidad militar un militante del MLN llamado Eduardo Mondello, hijo de un conocido fotógrafo de Piriápolis. Fue detenido en su domicilio ubicado en ese balneario durante la madrugada del 6 de marzo de 1976. Tres días después fue trasladado por militares a la emergencia del entonces Hospital Marítimo, adonde llegó muerto.
En el batallón 4 fueron estuvieron detenidos y torturados en diferentes períodos más de 200 personas – aunque hay quienes aseguran que fueron más del doble - residentes en Maldonado.
Con respecto a los torturadores vale recordar que el coronel ( R) Artigas Bianchi, Jefe de la unidad hasta 1974, luego en democracia se desempeñó como docente de historia en el Liceo de Piriápolis. Vinculado al sector colorado liderado por Wilson Sanabria fue durante un tiempo director de la terminal de Buquebus en ese balneario.
En tanto el médico José Luis Braga fue Director de Promoción Social durante el primer gobierno del intendente nacionalista Domingo Burgueño.
Por su parte, el teniente Dardo Barrios, con captura requerida a Interpol, también bajo gobierno de Burgueño era Director de Infraestructura deportiva en el Campus Municipal.
La columna de Carlos Peláez en Rompkbzas810
AUDIO: http://www.espectador.com/…/los-torturadores-del-batallon-d…








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