Los cambios en materia de inteligencia de Estado que propone la ley de urgente consideración (LUC) están incluidos en la sección II, más concretamente entre los artículos 95 y 101. La principal innovación es que la actual Secretaría de Inteligencia Estratégica de Estado deja de ser un órgano que coordina tareas entre las agencias de los cuatro ministerios involucrados (Defensa Nacional, Interior, Relaciones Exteriores, Economía y Finanzas) y asume directamente tareas operativas desde la órbita de Presidencia. Su dirección la ocupará Álvaro Garcé, uno de los principales asesores en seguridad de Luis Lacalle Pou.

La LUC crea además la figura de subdirector de la Secretaría y establece cambios en la Ley Marco de Defensa, entre ellos la participación del secretario de Inteligencia en el Consejo de Defensa Nacional (Codena).

Augusto Tito Gregori (ver recuadro) ocupó durante tres años el cargo de coordinador de los Servicios de Inteligencia, en la administración de José Mujica, y es crítico con estos cambios que impulsa la nueva administración. Desde el punto de vista conceptual, Gregori contrapone la noción de un “sistema de inteligencia” con la de “comunidad de inteligencia”. “La comunidad es transversal a todo el Estado y hay oposición de intereses, mientras que el sistema es piramidal, algo que es complicado para los controles”, opinó, consultado por la diaria.

En las tareas de inteligencia estatal, según Gregori, participan organismos de diversa índole, como Antel, Aduanas, el Banco Central o la sanidad pública, al punto de que podría decirse que la policial y la militar son una “parte chiquita” de la inteligencia del Estado. “El problema, y así lo están anunciando, es querer dirigir la inteligencia del Estado hacia la seguridad interna. La señal es que están buscando el enemigo adentro y con eso sonaste, porque ahí entramos todos en la órbita de la inteligencia preventiva”, advirtió.

En su opinión, al pasar todo a la órbita de la Torre Ejecutiva se habilita el uso de los fondos reservados de Presidencia, que son “importantes y cuantiosos”, y que en los últimos años se han destinado a fines como las excavaciones en los predios militares. “La Ley de Inteligencia habilita que se paguen informantes o infiltrados. Con el verso del combate al crimen organizado y el narcotráfico van a poner en marcha todo eso. Lo que no van a hacer es inteligencia de Estado”, señaló.
Gregori criticó que el propio Garcé haya reconocido, en una entrevista que publicó El País el 5 de enero, que Lacalle Pou le encomendó la tarea de focalizarse en la seguridad interna, y recordó que en esa misma nota el asesor de la Lista 71 y secretario general del Círculo Policial, Ernesto Carreras, menciona las tareas de “inteligencia sindical” que llevaron a cabo a partir de la reapertura democrática.

“Carreras habla de volver a averiguar quiénes arman las manifestaciones. Abrir ese abanico hasta el infinito es complicado. Pienso que buscar el enemigo interno se da de patadas con lo que debería ser la inteligencia de Estado, que debería servir para prever aquello que podría afectar los intereses de Uruguay. Esto es todo lo contrario: ellos analizan todo desde la amenaza y Uruguay hoy no tiene amenazas. En todo caso puede ser vulnerable, pero es un escalón muy menor a la amenaza”, manifestó.

Gregori advierte que estos cambios en inteligencia van a ser “funcionales” a una posible escalada represiva, ante protestas sociales “que ya no van a ser de diez o 15 como hasta ahora, porque cuando se metan con la Universidad o con Secundaria van a salir 10.000 o 15.000 a la calle”. “Y les van a dar para tabaco, porque tienen todo para hacerlo. Lo vienen anunciando ellos mismos: van a infiltrarse en las organizaciones. Te lo presentan como algo inocente, pero vamos a estar todos bajo pesquisa, incluso los políticos que van a avalar estos cambios”, alertó.

¿Por qué se habla tan poco de los temas de inteligencia?

Hay una idea instalada de que los temas de inteligencia son sólo para expertos y es todo lo contrario: es una cuestión política y civil. Además, expertos en inteligencia de Estado no hay: si un coronel de inteligencia militar con 30 o 40 años de experiencia viene y te dice que es experto en inteligencia de Estado está mintiendo. Será experto en inteligencia militar estratégica, quizás muy eficiente, y seguramente lo precises para muchas cosas, pero ellos no son expertos en inteligencia de Estado. Con la Policía es más complicado porque ellos generalmente confunden investigación con inteligencia, que son dos cosas bien distintas.

¿Cómo podrían reaccionar las chacras que ya existen ante estos cambios que propone la LUC?

Es que el mayor problema es que le van a dar vida a algo que debería estar muriendo. Van a revivir lo peor de la inteligencia policial y la inteligencia militar. Y me refiero a todo lo que hicieron en dictadura y también a las cosas que hicieron desde 1985 en adelante. No hay que olvidar que lo de [el químico chileno Eugenio] Berríos transcurrió en plena democracia, en un gobierno blanco. Lo secuestraron, el tipo se escapa y va a la comisaría a pedir protección, pero lo entregan de nuevo a sus captores. Vino el jefe de Policía de Canelones, arrancó la página en la que estaba la denuncia y el tipo aparece después enterrado.

¿Pero por qué estos cambios en la LUC implicarían volver a eso?

Porque están diciendo que la prioridad va a ser la seguridad interna. Si estás diciendo eso cuando te preguntan sobre la inteligencia de Estado, entonces no vas a hacer inteligencia de Estado, vas a hacer seguridad interna. Tan sencillo como eso. Lo dice Garcé y también [el futuro ministro de Defensa Nacional, Javier] García, que dice que el Ministerio de Defensa se va a convertir prácticamente en un ayudante del Ministerio del Interior, es un disparate total. Hace unos días García planteó, tratando de justificar la ley de derribos, que la pena de muerte ya existe en Uruguay, porque desde el momento que un narco ordena a un sicario está instalando la pena de muerte. Y lo dice así, con esa frescura, comparando a un narco con el Estado. Es como comparar un semirremolque con chinches. Es una cosa de locos, estamos perdiendo los puntos de referencia a un nivel muy jodido y peligroso.

¿Es mejorable lo que establece el anteproyecto?

Lo que estoy tratando de decir es que las modificaciones de la LUC agravan muchísimo los problemas que ya tenía la propia ley de inteligencia. Pero más peligrosas son las declaraciones de los actores políticos que se van a hacer cargo de estos cambios. Me preocupa porque son cosas que afectan directamente la calidad democrática, y todo sabemos lo que pasa en Uruguay cuando se jode la calidad democrática.

¿Quién podría ser el puño detrás de esas letras incluidas en la LUC?

Es una buena pregunta, pero el Comando Sur tiene un planteo de las guardas nacionales que lleva muchísimos años. Seguro que el Comando Sur estos cambios los ve con buenos ojos. Ahora ¿quién asesoró al equipo? No lo sé. Tengo, sí, la sospecha de que esto es algo regional. Y también sería bueno preguntarles a los coroneles que asesoran a [Guido] Manini si fueron consultados o si tuvieron algo que ver con el texto.

Para ir a lo concreto, si esto se aprueba como está ahora, ¿qué cosas tendrá Garcé que no tenía usted como coordinador?

Mucha mayor capacidad operativa. El coordinador no era operativo: establecía políticas y las controlaba. Y hacía oposición de intereses entre diferentes agencias operativas. Acá pasa a haber una agencia operativa que determina la política, los fines, que tiene gastos reservados y que ordena trabajos de inteligencia. Y no hay más oposición de intereses.

¿Y eso para el presidente qué significa? ¿Que va a tener Lacalle Pou que no tuvo Mujica?

Con estos cambios, el presidente va a tener a su lado una agencia operativa. Y es muy difícil para cualquier presidente resistir la tentación y no usarla. Ahora, también es mucho más fácil, si en algún momento actúa la Justicia, que vayan presos el presidente y el secretario de Inteligencia. Porque pueden quedar entreverados en cualquier tipo de operaciones, con los asesores con los que se va a rodear. Y una vez que esos asesores arranquen y se abra la caja de Pandora, es muy difícil ponerles el bozal. Es tan sencillo como eso.

¿Sería como una especie de Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE)?

Puede ser hasta más grosero que la SIDE, porque la SIDE operaba políticamente. Esto puede ser más grosero, porque la tradición que existe es la inteligencia militar y la inteligencia policial, que hacía investigaciones. Entonces puede ser hasta peor. Muchos dicen que en Uruguay no pueden pasar ciertas cosas. Hay que ver lo que pasó con Evo Morales hace poco, en diez días le cambió todo. Mirá esa frase que tengo allá [señala un cuadro] “neque lege sine armis, neque arma sine legibus”. Es una expresión de los romanos: “Ni leyes sin armas, ni armas sin leyes”.

Recién hablaba de los asesores de Manini y de lo que pasa cuando se abre la caja de Pandora. ¿Qué puede pasar?

¡Pero es que están todos! Estuvieron siempre ahí. Y además Manini tiene un halo divino, como dijo Domenech. Y siempre tuvo pretensiones políticas. En 1988 tuvo una cena en la parrillada Tío Pepe, en Jacinto Vera, con otros tres tenientes, algunos de inteligencia, en la que participó un político nacionalista, que hoy está en funciones. Y fueron sancionados en el Ejército por eso, porque eran tenientes. Manini entró a la Escuela Militar con un objetivo, la familia lo formó con ese objetivo. Y si mirás la tradición de los Manini te queda claro. Él se considera un tipo predestinado, a pesar de que como comandante en jefe violó todos sus juramentos de respetar la Constitución y las leyes, dejando claro que es un mentiroso contumaz.
Por otra parte, esta alianza con el Herrerismo ya se dio varias veces. Son los mismos que decían que el viejo Batlle y Ordóñez era un socialista, los mismos que después dan el golpe con Terra, ahí estaba su abuelo. En 1958 se repite con Chicotazo, en 1962 aparece Aguerrondo. La alianza del Herrerismo con lo peor del riverismo es histórica, porque siempre los unió lo mismo: la necesidad de llegar al poder, algo que por separado era más complicado. El problema es que si no aprendés de la historia cometés los mismos errores.

Augusto Gregori

Es salteño. De joven trabajó en una cooperativa de empleados de El Espinillar y cayó preso en 1969, ya como integrante del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T). Estuvo preso en el Penal de Libertad y allí se convirtió en aficionado al maquetismo de barcos. En la gestión de Tabaré Vázquez en la Intendencia de Montevideo (1990-1995) estuvo a cargo de la negociación con los vendedores callejeros. A partir de 2005, en la primera administración frenteamplista, trabajó en el Ministerio de Defensa Nacional junto a Azucena Berruti y luego pasó a la Dirección Nacional de Aduanas, que estaba a cargo de Ricardo Prato. Asumió como coordinador de los Servicios de Inteligencia en marzo de 2010 y estuvo en ese cargo hasta 2013.