sábado, 17 de agosto de 2024

Los derrames de UPM

son apenas la punta del iceberg

Víctor L. Bacchetta
Sudestada, 10 agosto 2024

A pesar de cuatro derrames de consideración en un año, los mecanismos de control de la planta de celulosa de UPM en Durazno no han cambiado y esto es solo lo que se ve en la superficie

“No habrá ningún impacto sobre el ambiente”
, declaró Marcos Battegazore, vicepresidente de UPM Uruguay, el 6 de junio de 2023, en la inauguración de la nueva planta de celulosa de la multinacional de origen finlandés cerca de Pueblo Centenario, en el departamento de Durazno. Cuando se ven esas frases, no se sabe si lo dicen porque son ingenuos, tontos útiles o cobran caché, aunque ninguna de esas opciones es aceptable. Lo cierto es que son falsedades que se repiten con total impunidad.
Si uno decía esto mismo en aquel momento, lo tachaban de loco, trastornado, fundamentalista o incluso de terrorista ambiental. Sin embargo, hoy, solo un año después de aquella inauguración deslumbrante, ningún uruguayo en su sano juicio puede ignorar que la planta de UPM, la que se decía “de clase mundial”
, está generando graves impactos con derrames de productos altamente tóxicos que afectan cursos de agua, el suelo, el aire y la salud de las personas.
¿Cómo? ¿Que no se ha visto morir a nadie? ¿Que no han nacido niños con dos cabezas por esta causa? Claro, estas son las frases tranquilizadoras que le dijeron a la población para que acepte este proyecto y descarte a los alarmistas de siempre. Ponerse en los extremos sirve para desviar la atención, para que no se conozca la situación concreta, lo que está pasando realmente. Tal vez hoy, con hechos a la vista, podemos analizar la situación con más exactitud.
A fines del año pasado, evaluando los dos derrames, el de soda cáustica que extinguió la vida a lo largo de dos kilómetros del arroyo Sauce y el de pasta de celulosa ocurrido en el interior de la planta, decíamos que, en una instalación industrial de esas características, esos hechos tienen causas perfectamente detectables y, cuando se tuvieron más elementos, se percibieron fallas en la construcción y el control de la planta por la empresa y en la fiscalización oficial.
Las tecnologías de control a esa escala industrial existen, es responsabilidad de los gobiernos exigirlas y hacerlas cumplir. Si la empresa no las incluye es solo para reducir costos y aumentar las ganancias. El monitoreo debe ser en tiempo real, para reaccionar a tiempo, porque en esa escala cualquier desvío es de gran magnitud. Y ese monitoreo debe ser doble, de la empresa y del gobierno, no se pueden dejar decisiones de ese calibre solo a una empresa.
Luego de los derrames, los técnicos del Ministerio de Ambiente exigieron a UPM una serie de medidas correctivas para prevenir futuros accidentes en la planta de celulosa. A la vez, ante el descontento del público por la falta de sanciones más severas por los incumplimientos y los pobres controles oficiales, el ministerio se comprometió a aumentar el valor disuasivo de las multas y a instalar una oficina cerca de la planta para mejorar la fiscalización.

Hasta la fecha, el proyecto de decreto para aumentar las multas duerme en la Presidencia de la República, la oficina cercana del Ministerio de Ambiente se instalaría en Durazno, a 60 kilómetros de la planta, pero aún no consiguió local, y las auditorías del ministerio se realizan ahora cada dos meses. Mientras tanto, recién el pasado 5 de agosto, UPM obtuvo la aprobación del sellado de la pileta de control que provocó el derrame de soda cáustica el año pasado.



Sin que el arroyo Sauce se hubiera recuperado del todo, porque la mayor parte del derrame quedó en el terreno y sigue drenando hacia el curso de agua, una filtración de los residuos industriales llegó al arroyo en junio último, agravando la situación. UPM dijo que este derrame fue muy menor, justificando así la demora en informar, y los técnicos oficiales llegaron una semana después. O sea que las condiciones operativas no han cambiado sustancialmente.



Debajo de la superficie

En todo caso, lo que el público se entera, aunque sea tardíamente, es solo lo que le informan la empresa y el gobierno, interesados ambos por diferentes motivos en reducir el número y minimizar la magnitud de los impactos al ambiente. Lo que sale a flote es la punta del “iceberg”, mientras quedan debajo de la superficie una serie de acontecimientos de distinto orden y escala, pero nada despreciables, que conforman el impacto acumulado de la planta de celulosa.



Para ilustrar lo que estamos diciendo, haremos una reseña del reporte de contingencias ocurridas entre los meses de abril y junio de este año en la planta de celulosa de UPM en Durazno. Se le denomina “contingencia” a la posibilidad de que algo suceda o no suceda, pero que si sucede no es algo conveniente o deseado. En este caso son situaciones que han superado los parámetros o condiciones previstas de operación de la planta en la producción de celulosa.


Las siguientes contingencias provienen del Anexo V del Informe Ambiental de Operación, Período abril-junio de 2024, presentado por UPM a la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental (Dinacea) el pasado 31 de julio. El evento es descripto en letra cursiva y debajo incluimos una breve explicación sobre el producto químico involucrado:



Contingencia 1) Exceso de emisiones de dióxido de azufre

- El promedio diario de dióxido de azufre en calderas auxiliares el 23 de abril de 2024 fue de 150 mg/Nm3 /miligramos/nano metros cúbicos), superior al 130% del valor estándar. Las medidas tendientes a resolver esta anomalía se extendieron hasta el 7 de mayo siguiente.

El dióxido de azufre

(SO2) es un gas incoloro con olor irritante y sofocante. La exposición al SO2 gaseoso puede derivar en quemaduras en ojos, piel, garganta y membranas mucosas, daño en bronquios y pulmones. En la atmósfera contribuye a la

“lluvia ácida”

que es dañina para los organismos acuáticos, peces, vegetación terrestre y la corrosión de materiales.



El dióxido de azufre

es un agente reductor que permite que la celulosa permanezca blanca luego del blanqueo con otros compuestos. También sirve para eliminar restos de cloro en el agua tratada con este químico. Una de las aplicaciones más importantes es la producción de ácido sulfúrico.



Contingencia 2) Caudal excedido del efluente vertido al río Negro

- El caudal promedio diario del efluente de la planta vertido al río el día 6 de mayo de 2024 fue de 1455 L/s (litros por segundo), 5 litros por encima del valor límite establecido.

Esto equivale a una descarga adicional en el río Negro de 432 mil litros diarios de efluente.



Contingencia 3) Exceso de clorato en el efluente vertido al río Negro

- El promedio mensual de clorato de sodio en el efluente final en abril, mayo y junio fue de 10 mg/L (miligramos por litro), 8 mg/L y 8 mg/L, respectivamente, superando el límite de permiso de un miligramo por litro (1 mg/L). Los análisis del contenido de clorato en el efluente demoran, por lo menos, de 4 a 5 días, con demoras consiguientes en las medidas correctivas.
 

El clorato de sodio

es un compuesto químico utilizado en varias industrias por su gran solubilidad en agua y su capacidad como agente oxidante. En la industria papelera, se utiliza para blanquear la pulpa de celulosa, ayuda a eliminar impurezas y mejorar el color y la blancura del papel.

El clorato de sodio

es usado como herbicida no selectivo. Se considera tóxico para todas las partes verdes de las plantas y también causa toxicidad al ser absorbido por las raíces. Es muy efectivo en la eliminación de malas hierbas y también en la producción de productos químicos y explosivos. Su uso debe manejarse con precaución debido a su potencial toxicidad.



Contingencia 4) Presencia de dióxido de cloro en el efluente bruto

- Durante trabajos de limpieza en la planta química, se generó dióxido de cloro en el efluente bruto que produjo una liberación del gas en la planta de tratamiento de efluentes. Por precaución y cuestiones de seguridad, se retiró al personal del área sin otras consecuencias.

 

El dióxido de cloro

es un gas verde-amarillento que, como todo óxido de cloro, es un potente oxidante. Considerado una sustancia tóxica y peligrosa, es utilizado en el tratamiento del agua y como blanqueador de celulosa en procesos ECF (libres de cloro elemental).



Contingencia 5) Amonio, coliformes termotolerantes y ácido sulfhídrico

- En los días 11 al 14 y 18 y 19 de junio de 2024 la concentración diaria de amonio en el efluente final fue de 3,4; 5,9; 4,0; 2,3; 5,65 y 3,5 mgN/L, respectivamente, superando el límite permitido de 2,25 mgN/L.
 

El amonio

es tóxico para los humanos en altas concentraciones y puede causar daños en la mucosa que recubre los pulmones o quemaduras alcalinas.



- La concentración de coliformes termotolerantes en el efluente fue de 5.300 y 54.000 UFC/100 mL el 27 de junio y el 2 de julio, respectivamente, por encima del límite de 5.000 UFC/100 mL.

La presencia de

coliformes

en el agua es un indicio de que puede estar contaminada por aguas negras u otro tipo de desechos en descomposición. Las bacterias del grupo de los

coliformes

totales capaces de fermentar lactosa a 44-45°C conocidos como coliformes termotolerantes son utilizadas para evaluar la calidad sanitaria de un cuerpo de agua.


UPM afirmó que esta superación no representó un riesgo ambiental ni sanitario porque el resultado del análisis de E. Coli (coliformes fecales) fue menor al límite de detección.



- Los días 15, 16 y 17 de junio no hubo vertido de efluente al río Negro y, por motivos de seguridad, no se permitió el acceso de funcionarios al área de la planta de tratamiento de efluentes por una concentración de ácido sulfhídrico superior al valor límite de exposición permitido.


EL ácido sulfhídrico

(H2S) es un gas más pesado que el aire, inflamable, incoloro, tóxico y odorífero: su olor es similar al de los huevos podridos. El H2S es extremadamente nocivo para la salud, 20-50 partes por millón (ppm) en el aire pueden causar un malestar agudo que conlleva a la asfixia y a la muerte por sobreexposición. La exposición a niveles bajos puede producir irritación de ojos, nariz o garganta, así como dificultades respiratorias a personas asmáticas.


Paso de los Toros y los alrededores conocen ahora directamente los olores y otros efectos provocados por los vapores de una planta de celulosa.

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