Por Esteban Perez
En la medida que nos vamos acercando al desenlace del año electoral se acentúa la zafra de “los prometeos”.
La competencia de quien promete más está abierta. Hemos oído y oiremos promesas de todo tipo, algunas risibles, otras temibles y algunas más o menos creíbles; todas con el mismo objetivo: en un partido de final incierto tratan de captar para sus tiendas la atención del gran público votante sobretodo ése que oscila entre uno u otro presidenciable y que es quien, en situación de probable balotaje otorgue a alguien el triunfo; votantes que no conformes con ninguno, se inclinan en último momento por el que les cae más simpático o promete aquello que les sirve, aunque lo escuche con desconfianza y pocas esperanzas de que su suerte cambie sustancialmente.
En los últimos días oíamos a uno de los presidenciables prometer importantes montos de dinero a quienes terminen la enseñanza obligatoria. Supongamos que sí, que le creamos que a cartón lleno habrá una platita y después que… Los jóvenes sin muñeca o influencias se enfrentarán a la desocupación y el desestímulo. El horizonte para, una vez gastado el “premio”, será lograr acceder a un poco atractivo salario de veinticinco o treinta mil pesos que los perpetuará en la pobreza y la incertidumbre. Su perspectiva será esclavizarse por un mísero salario o abrir una boca que le redituaría el triple pero que lo esclaviza del Narco.
Del otro lado de la cancha el presidenciable llama a no movilizarse detrás del plebiscito porque con bombos y platillos va a convocar a “un gran diálogo nacional sobre seguridad social”. Sospechamos que elegantemente nos está “pasando pa’la cueva”.
¿Con quién va a dialogar? La derecha ya se expresó a través de la LUC e instrumentó su reforma; el movimiento social está impulsando el plebiscito con los pilares que considera fundamentales salvaguardar, sea quien sea el triunfador.
Nos queda la convicción que ambos presidenciales (hoy por hoy los posibles presidentes), ya dialogaron y se alinearon con las directivas impartidas al respecto en 2012 por el FMI.
Desconfiamos de la visita de uno de ellos a España, donde la edad jubilatoria se elevó muy por encima de los 60 años al igual que en otros países de Europa. ¿Era necesario ir a chupar línea de la seudo-izquierda española?... Tan sólo nos queda la certeza que debemos militar duro junto al movimiento popular para el triunfo del plebiscito; digo “militar duro” porque de todas las tiendas tratarán de disuadir y confundir a los votantes para que se peguen un tiro en el pie.
Será una hazaña del pueblo uruguayo lograr la victoria, difícil sí pero no imposible. En ésto el pueblo está solo enfrentando a todo el poder político por izquierda y por derecha.
Solo con lucha y organización popular habrá patria para todos.
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