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M. MONTAUTTI / F. TISCORNIAsáb may 31 2014
La calificadora de riesgo Moody`s puso a la
deuda uruguaya un escalón por encima del mínimo de grado inversor que
asignan las otras cuatro agencias crediticias, al subir la nota de Baa3 a
Baa2 (ver cuadro) con perspectiva "estable".
Es la primera vez que Uruguay consigue una nota tan
alta, ya que cuando ostentó el grado inversor entre junio de 1997 y
febrero de 2002, lo hizo siempre en el último escalón de este. En ese
mismo lugar, estaba desde que el 3 de abril de 2012, la calificadora de
riesgo Standard & Poor`s le devolvió el ansiado grado inversor.
Si bien Uruguay tuvo mejores indicadores
macroeconómicos en años anteriores (menor déficit fiscal e inflación por
ejemplo), Moody`s evaluó más los cambios en materia de desdolarización
de la deuda (hoy más de la mitad está en pesos y Unidades Indexadas),
alargamiento del plazo promedio en que vence y caída de la relación
deuda-Producto Interno Bruto, esto es cuánto pesa el endeudamiento en el
tamaño de la economía.
Esos indicadores están en línea con los de países que tienen calificación similar a Uruguay como Brasil y Perú.
El vicepresidente de Moody’s para América Latina,
Mauro Leos dijo en diálogo con El País que esta nueva calificación
refleja la capacidad para “aguantar choques” y por eso hay “estabilidad”
en la nota (ver aparte).
En la misma línea, el ministro de Economía y
Finanzas, Mario Bergara dijo en conferencia que la nota da la
"tranquilidad" de no estar en el umbral donde existe el riesgo de perder
el grado inversor.
A su vez, la mejora en la nota abre más las puertas para que Uruguay se financie en el mercado internacional (ver aparte).
Para Bergara "se consolida la visión de que hemos
mitigado vulnerabilidades en la economía uruguaya contra posibles shocks
tanto regionales como globales".
"La economía uruguaya está bien pertrechada", ante la
eventualidad de un shock externo, sostuvo el ministro de Economía y
Finanzas.
"Esta calificación lo que dice es que a nivel global
se visualiza a la economía uruguaya con la solidez, la capacidad y las
posibilidades de avanzar en el cumplimiento de esas obligaciones, ya que
mitigó el conjunto de vulnerabilidades que podía tener", añadió.
Según Leos de Moody`s, "se ha consolidado la posición del gobierno en el grado de inversión".
En el comunicado que emitió al anunciar la suba, la
calificadora Moody`s explicó que esta se dio por "bajos riesgos de
refinanciamiento" de la deuda, sumado a que "la expectativa de que los
requerimientos financieros del gobierno habrán de ser moderados en
términos absolutos y relativos durante el resto de la década" y que
cuenta con "amplios colchones financieros que proveen cobertura contra
eventos adversos en los mercados financieros".
Además señaló que hay una "transición hacia una
pauta de crecimiento sustentable" si bien a tasas menores que en años
previos. Además se da una "marcada reducción" en la exposición que
mantiene Uruguay "ante choques regionales" y "una creciente
diversificación en la canasta de commodities" que el país exporta.
Según Bergara, "ahora lo más importante seria ver
que las otras calificadoras importantes sigan el estirón que hace
Moody`s hacia arriba. Seria significativo que Fitch, Standard &
Poors y otras siguieran este comportamiento". Empero, ayer la
calificadora canadiense DBRS mantuvo la nota de BBB- con perspectiva
"estable", es decir que no se esperan cambios en el corto plazo.
Si bien los bonos uruguayos venían tonificados, ayer
la noticia de la suba de Moody`s, hizo subir sus precios. El socio de
ProCapital, Javier Gómez dijo a El País que "hubo más demanda" y los
bonos uruguayos "subieron más que los de Brasil" si bien el mercado ya
descontaba en parte la mejor calificación.
Oportunidad para financiarse en mercado, que ya no es el mismo
El socio de ProCapital, Javier Gómez dijo a El País
que es un "buen momento para emitir, independientemente de la suba,
aunque esta hace que ahora esté más en la mesa" de los inversores.
"El menú de financiamiento para Uruguay está, no va a
tener problemas en colocar deuda", agregó el operador bursátil. El
expresidente del Banco Central, Julio de Brun dijo ayer en radio Carve
que "la mejora debería ser aprovechada para financiarse ahora" y que el
gobierno seguramente se plantee emitir un título de deuda a 30 años.
Un conocedor del mercado de deuda global dijo a El
País que si bien Uruguay puede aprovechar la oportunidad, ya no se
consigue financiamiento a largo plazo a un costo razonable. "Esto le
ocurre también a Brasil y Perú", agregó y dijo que los inversores en
bonos de países emergentes "no compra a 30 años con tasa fija de 5%" y
tampoco acepta emisiones que no sean en dólares.
CARLOS SANTIAGO
“El déficit fiscal no es de izquierda o de derecha” afirmó alguna vez
el doctor Tabaré Vázquez. Ese concepto, por supuesto, no es nuevo, sino
el resultado del sentido común, de una lógica a prueba de las
elementales diatribas interesadas que lanzan, continuamente, algunos
políticos que tratan de erosionar el irresistible empuje del Frente
Amplio-Encuentro Progresista hacia el gobierno nacional.
¿Cómo definir, en este marco, las medidas que proyecta el gobierno? ¿De derecha o izquierda? Sin ánimo de internarnos en definiciones histórico filosóficas que caracterizan los extremos, y por saber qué sectores son motejados como de izquierda o de derecha, creemos que las medidas pro cíclicas que se siguen reiterando, van más allá de esas definiciones, para convertirse en antinacionales, además de ser desubicadas y torpes.
¿Por qué afirmamos tal cosa? Es que ha corrido demasiada agua bajo los puentes y cuando estamos en el cuarto año de crisis, abonada con una constante recesión que ni siquiera se estabiliza, el gobierno continúa adelante con su irracional receta que sigue empobreciendo a los posibles integrantes de la izquierda (asalariados, pequeños productores e industriales, clases medias, etc.), pero también a los que siempre se han caracterizado como integrantes de la derecha (grandes productores agropecuarios, industriales, sectores de altos funcionarios tanto de la actividad privada como pública, etc.)
En más de una ocasión desde la presente columna hemos sostenido, contrariando la visión del gobierno y de algunos economistas con visiones cortoplacistas y cambiantes, que el camino seguido en forma obstinada por el equipo económico y el presidente Jorge Batlle, indefectiblemente llevará al país a una situación de debacle generalizada, que ya están viviendo crecientes sectores de población sumidos en la marginación.
Hace muchos meses sostuvimos que por el camino de la pobreza se llega al default, desgraciada conclusión a la que nos llevaba esta política que, en una dramática y sucesiva progresión, sólo atina a aplicar nuevos ajustes, todos ellos recesivos, dirigidos a aumentar la presión impositiva sobre sectores exhaustos o que ya habían caído en cesación de pagos, haciendo funcionar el país sobre la base del endeudamiento.
¿Es posible que alguien en su sano juicio pueda pensar que el sistema mutual uruguayo pueda absorber el pago del IVA y, además, recibir el impacto de la reducción de la afiliación de miles de familiares de funcionarios públicos que deberán recurrir, en muchos casos, a asistencia alternativa ya que se han decretado limitaciones estrictas del beneficio? Tampoco parece de recibo que alguien pueda sostener que los medios de prensa puedan resistir una imposición fuera de toda lógica económica.
En los tres años de vigencia el gobierno no intentó una sola medida destinada a sacar a la economía de su postración, agobiada por el creciente déficit fiscal, por el atraso cambiario y hoy, por la destrucción del aparato productivo del país. Allí están los desocupados que lo prueban. Lamentablemente, no intentó otra cosa.
Pero ha aparecido un nuevo perfil que también debemos tener en cuenta. Mientras el país sigue adelante con la receta recesiva y es aplaudido por el FMI, las consultoras que califican la economía siguen modificando negativamente las calificaciones que emiten. Ahora es Moody’s que rebajó su nota, dudando –al igual que nosotros– de la capacidad del gobierno para mejorar las deterioradas cuentas fiscales. Se sumó con ello a Standard & Poor’s y Fitch Ibea, que adoptaron posiciones similares entre de febrero y marzo.
Moody’s sostiene que Uruguay asiste al “debilitamiento de los fundamentos económicos” y ello, pese al apoyo del FMI, al discutido “blindaje” financiero, con el que no se han podido reducir las expectativas de los operadores que siguen desconfiando del sistema financiero.
Entonces, ¿por qué esa obstinación en seguir con la política de sumar más medidas recesivas en el país de la recesión? ¿Se busca un estallido social que, de seguir profundizándose la crisis, ocurrirá? ¿Por qué ese absurdo de intentar exprimir a la población con medidas que no resisten una elemental lógica y económicamente absurdas? ¿Es posible que el equipo económico crea que los afiliados a las mutualistas están en condiciones de financiar los servicios de salud pagando cuotas mayores? ¿Que el sistema mutual, que ya tiene 500 millones de dólares de déficit, está en condiciones de afrontar la nueva imposición? ¿Es posible que se intente que los deudores del BHU, en una reforma que se avecina, paguen por las deficiencias de la entidad, que ha funcionado condicionada a la peor politiquería y que se encuentra en crisis terminal?
Todos esos intentos no resisten ningún análisis que haga jugar la lógica económica. La capacidad contributiva está al máximo y, es sabido, que el resultado de una mayor presión será una mayor evasión. Nadie puede afrontar obligaciones mayores a su capacidad de producir ingresos.
¿Por qué, entonces, tanto dislate? ¿Es que nuestros gobernantes flotan en un limbo sin advertir que el modelo que siguen aplicando ha caducado? ¿No será que la respuesta está más allá del modelo y se inserta en las contradicciones del propio sistema capitalista?
Un sistema perverso que sanciona con rudeza a quien pretenda salirse de su visión del mundo, que mientras impulsa políticas dañinas a través del FMI y del Banco Mundial, recibe calificaciones negativas de consultoras en que se basan los inversores para colocar sus dineros excedentarios.
Allí una primera contradicción. El ejemplo argentino muestra cómo el FMI, en un país que ya cayó en un abismo insondable, sigue con la misma receta de extender aún más la pobreza, intentando el ajuste –también antieconómico– de los presupuestos de las provincias, logrando de paso que se dejen sin efecto las leyes que sancionaban los delitos económicos cometidos por los banqueros y similares actores económicos.
¿Es que hoy el sistema capitalista, volviendo a una desembozada posición imperial, le corta la mano a todo aquel que intente sacarla fuera de su ámbito?
¿Esa será la explicación del drama uruguayo? *
31.05.2014,
¿Cómo definir, en este marco, las medidas que proyecta el gobierno? ¿De derecha o izquierda? Sin ánimo de internarnos en definiciones histórico filosóficas que caracterizan los extremos, y por saber qué sectores son motejados como de izquierda o de derecha, creemos que las medidas pro cíclicas que se siguen reiterando, van más allá de esas definiciones, para convertirse en antinacionales, además de ser desubicadas y torpes.
¿Por qué afirmamos tal cosa? Es que ha corrido demasiada agua bajo los puentes y cuando estamos en el cuarto año de crisis, abonada con una constante recesión que ni siquiera se estabiliza, el gobierno continúa adelante con su irracional receta que sigue empobreciendo a los posibles integrantes de la izquierda (asalariados, pequeños productores e industriales, clases medias, etc.), pero también a los que siempre se han caracterizado como integrantes de la derecha (grandes productores agropecuarios, industriales, sectores de altos funcionarios tanto de la actividad privada como pública, etc.)
En más de una ocasión desde la presente columna hemos sostenido, contrariando la visión del gobierno y de algunos economistas con visiones cortoplacistas y cambiantes, que el camino seguido en forma obstinada por el equipo económico y el presidente Jorge Batlle, indefectiblemente llevará al país a una situación de debacle generalizada, que ya están viviendo crecientes sectores de población sumidos en la marginación.
Hace muchos meses sostuvimos que por el camino de la pobreza se llega al default, desgraciada conclusión a la que nos llevaba esta política que, en una dramática y sucesiva progresión, sólo atina a aplicar nuevos ajustes, todos ellos recesivos, dirigidos a aumentar la presión impositiva sobre sectores exhaustos o que ya habían caído en cesación de pagos, haciendo funcionar el país sobre la base del endeudamiento.
¿Es posible que alguien en su sano juicio pueda pensar que el sistema mutual uruguayo pueda absorber el pago del IVA y, además, recibir el impacto de la reducción de la afiliación de miles de familiares de funcionarios públicos que deberán recurrir, en muchos casos, a asistencia alternativa ya que se han decretado limitaciones estrictas del beneficio? Tampoco parece de recibo que alguien pueda sostener que los medios de prensa puedan resistir una imposición fuera de toda lógica económica.
En los tres años de vigencia el gobierno no intentó una sola medida destinada a sacar a la economía de su postración, agobiada por el creciente déficit fiscal, por el atraso cambiario y hoy, por la destrucción del aparato productivo del país. Allí están los desocupados que lo prueban. Lamentablemente, no intentó otra cosa.
Pero ha aparecido un nuevo perfil que también debemos tener en cuenta. Mientras el país sigue adelante con la receta recesiva y es aplaudido por el FMI, las consultoras que califican la economía siguen modificando negativamente las calificaciones que emiten. Ahora es Moody’s que rebajó su nota, dudando –al igual que nosotros– de la capacidad del gobierno para mejorar las deterioradas cuentas fiscales. Se sumó con ello a Standard & Poor’s y Fitch Ibea, que adoptaron posiciones similares entre de febrero y marzo.
Moody’s sostiene que Uruguay asiste al “debilitamiento de los fundamentos económicos” y ello, pese al apoyo del FMI, al discutido “blindaje” financiero, con el que no se han podido reducir las expectativas de los operadores que siguen desconfiando del sistema financiero.
Entonces, ¿por qué esa obstinación en seguir con la política de sumar más medidas recesivas en el país de la recesión? ¿Se busca un estallido social que, de seguir profundizándose la crisis, ocurrirá? ¿Por qué ese absurdo de intentar exprimir a la población con medidas que no resisten una elemental lógica y económicamente absurdas? ¿Es posible que el equipo económico crea que los afiliados a las mutualistas están en condiciones de financiar los servicios de salud pagando cuotas mayores? ¿Que el sistema mutual, que ya tiene 500 millones de dólares de déficit, está en condiciones de afrontar la nueva imposición? ¿Es posible que se intente que los deudores del BHU, en una reforma que se avecina, paguen por las deficiencias de la entidad, que ha funcionado condicionada a la peor politiquería y que se encuentra en crisis terminal?
Todos esos intentos no resisten ningún análisis que haga jugar la lógica económica. La capacidad contributiva está al máximo y, es sabido, que el resultado de una mayor presión será una mayor evasión. Nadie puede afrontar obligaciones mayores a su capacidad de producir ingresos.
¿Por qué, entonces, tanto dislate? ¿Es que nuestros gobernantes flotan en un limbo sin advertir que el modelo que siguen aplicando ha caducado? ¿No será que la respuesta está más allá del modelo y se inserta en las contradicciones del propio sistema capitalista?
Un sistema perverso que sanciona con rudeza a quien pretenda salirse de su visión del mundo, que mientras impulsa políticas dañinas a través del FMI y del Banco Mundial, recibe calificaciones negativas de consultoras en que se basan los inversores para colocar sus dineros excedentarios.
Allí una primera contradicción. El ejemplo argentino muestra cómo el FMI, en un país que ya cayó en un abismo insondable, sigue con la misma receta de extender aún más la pobreza, intentando el ajuste –también antieconómico– de los presupuestos de las provincias, logrando de paso que se dejen sin efecto las leyes que sancionaban los delitos económicos cometidos por los banqueros y similares actores económicos.
¿Es que hoy el sistema capitalista, volviendo a una desembozada posición imperial, le corta la mano a todo aquel que intente sacarla fuera de su ámbito?
¿Esa será la explicación del drama uruguayo? *
El anuncio de suba de grado en el perfil de deuda del país por parte de Moody’s generó el esperado entusiasmo en el gobierno que ahora aguarda, de boca del ministro de Economía y Finanzas, Mario Bergara, que el resto de las calificadoras importantes del mundo se sumen a esa decisión. Un experto de Moody’s resaltó los deberes hechos por Uruguay con relación al manejo de deuda y aseguró que para seguir en el camino ascendente será necesario hacer ajustes en las políticas fiscal y monetaria.
Moody’s subió ayer la calificación crediticia soberana de Uruguay en un escalón, a Baa2, por una mejoría del perfil de la deuda gubernamental que tiene un promedio de vencimiento de más de 10 años, con un panorama estable.
Según la nota, la puntuación Baa2 “ubica a la economía uruguaya al mismo nivel de calificación que Perú y Brasil, de acuerdo al criterio de esta misma agencia calificadora, y por encima de la nota de Colombia que ubica en Baa3”. Al anunciar la nueva evaluación del país, Moody’s señaló este viernes que la mejora de la calificación se basa en el fortalecimiento del perfil de la deuda soberana de Uruguay, así como en los moderados riesgos crediticios y la reducción de algunas de sus vulnerabilidades.
La agencia de calificación añade que Uruguay tiene bajos riesgos de refinanciación de su deuda y reservas financieras suficientes ante un giro adverso de los mercados mundiales. También apunta que la economía uruguaya está experimentando una rebaja ordenada y moderada de su crecimiento, sin disminuir por ello la tasa de inversión y la productividad.
El ministro Bergara indicó que el paso de Moody’s “consolida un camino” y que es “necesario seguir en esta dirección de política económica”. “Hemos mitigado vulnerabilidades contra posibles shocks regionales o globales, el perfil de deuda es adecuado y la economía tiene un crecimiento equilibrado”, señaló. Destacó también que esto es una continuación del grado inversor conseguido hace dos años.
Ahora, para reforzar el nuevo estatus, continuó el jerarca, “será clave que las otras calificadoras importantes sigan el tirón hacia arriba que Moody’s hace de la calificación uruguaya. Para nosotros sería significativo que Fitch, Standard & Poor’s y otras calificadoras siguieran este comportamiento”.
El extitular del Banco Central y actual ministro dijo que ya se demostró que el país sabe cómo manejarse ante inconvenientes de los vecinos. “En reuniones que mantuvimos con la calificadora (Moody’s) enfatizábamos que no estamos especulando con lo que podía pasar en el futuro (respecto a la incidencia regional), sino que es algo que ya vivimos. Brasil crece en menores tasas y Argentina también se desaceleró rápidamente, además del cepo cambiario y las medidas contra los puertos. Ya hemos tomado medidas y la economía del país las ha absorbido muy razonablemente”, aseguró Bergara.
El analista senior para el Cono Sur de Moody’s, Mauro Leos, indicó que la suba de la calificación de Uruguay se enmarca en un proceso gradual de fortalecimiento crediticio, y en el manejo y estructura de la deuda, la que aún cuenta con un grado elevado de dolarización. “El gobierno por un lado tiene una deuda en dólares elevada y por otro, que es la compensación, un perfil de deuda a plazos muy amplios. En el conjunto de países emergentes son contados los países que tienen la madurez de deuda mayor a 10 años”, dijo a El Observador.
Leos manifestó su preocupación por la inflación alta del país y también por el gasto fiscal. “En la parte monetaria, la inflación, si uno quita a Argentina y Venezuela que son casos especiales, Uruguay es de los más elevados. Ahora casi todo el mundo está no solo por debajo de 10%, sino que significativamente por debajo de 10%. Además, Uruguay tiene una inflación por fuera de las propias metas del Banco Central y las expectativas son que continúen por fuera de los rangos. Esta situación no se encuentra en otras partes”.
El experto precisó que para seguir escalando en el perfil de deuda, Uruguay deberá acomodarse desde el punto de vista fiscal y monetario. La denominación de “estable es porque consideramos que (Uruguay) está robusto ante choques. No esperaríamos ahora que se mueva; para que se mueva tendría que observarse el efecto de estrategias del próximo gobierno en materia de política fiscal y monetaria que lleven a mejoras en aspectos macroeconómicos”.
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