jueves, 29 de marzo de 2018

Disfrutando de Semana Santa

Si hay vacaciones hay niños que no comen.





Comedor del FOEB al norte de Casavalle abrió a pedido de los padres

Por: Leonel García
27 marzo 2018


Ante el cierre de la escuela 141 por vacaciones, el Centro FOEB de Instrucciones y Mendoza abre y alimenta a 70 chicos hasta el miércoles. De pronto, golpean a la puerta de la pequeña oficina dentro del pequeño club Arapey Mendoza. De un parlante en el salón comedor suena “Dura”, de Daddy Yankee, a todo lo que da. Dos niñas de unos diez años piden permiso para entrar. Silvia Silva, coordinadora del Centro Social Educativo de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB) que ahí funciona, a una tesis de recibirse de psicóloga, responde, pide que bajen el volumen y luego vuelve al diálogo con ECOS: “Al principio no tocaban la puerta. Entraban y se metían”. Sonríe. “¿De qué estábamos hablando…?”.

Según sus palabras, ella hablaba de “contención, apoyo y amor”. De la búsqueda de inculcar “valores perdidos” y “hábitos de convivencia” a unos 70 chicos de la zona. Todos ellos alumnos, de tercero a sexto, de la cercana escuela 141, una escuela “de contexto”, tal como se dice hoy, con la que FOEB ya venía trabajando desde 2017.

Este centro socio-educativo FOEB se inauguró el 5 de marzo ahí en las instalaciones del Arapey, un club de baby-fútbol de Instrucciones y Mendoza, cerca de Manga, Puntas del Miguelete y Casavalle, que es el nombre que el común de la gente le pone a todo lo que esté “por la vuelta” y tenga connotaciones de pobreza, marginalidad y delincuencia. Y atendiendo una necesidad social, esta semana, de lunes a miércoles, abrió de forma especial para darles algo parecido a una Semana de Turismo –palabra que suena agriamente irónica dado el contexto-, con actividades recreativas y almuerzo.

“Debido a la situación económica de las familias de los chiqulines, hicimos una ‘encuesta’ con los padres sobre si concurrirían a la semana. La mayoría dijo que sí, por lo que decidimos abrir”, indicó Silva.

Alrededor de 255 mil niños comen en las escuelas de todo el país, le dijo a ECOS el consejero de Primaria Pablo Caggiani, pero estas no abren en Turismo. “No hay demanda”, expresó, señalando que factores tales como la baja del desempleo pueden influir en que eso sea innecesario, a la vez que planes como los que implementa el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) pueden intervenir en las familias que lo necesiten.

Sin embargo, que el comedor de la escuela 141 haya estado cerrado, señaló Rodolfo Bisquiazzo, un vecino que lleva 41 de sus 56 años de vida colaborando con distintas organizaciones barriales y que es otro de los adultos responsables del lugar, influyó mucho la apertura estos días de este centro FOEB.

Sentirse parte

Fabián González prepara la parrilla y María Noel Chans –veinte años colaborando con el club y con los “gurises” de la zona- supervisa todo lo que tiene que ver con la cocina. El menú es de aceptación unánime: hamburguesas al pan. Rodolfo Bisquiazzo ordena a los varones que le tiren de a uno y desde el punto penal a un estoico arquero, en una cancha cuyos arcos no tienen una brizna de pasto en metros a la redonda. Silvia Silva se mezcla con unas chicas que juegan al volley. Otras, adentro del club, ensayan la coreografía con “Dura” y otras joyas del reggaeton. En un salón, otros escolares tienen clase de plástica. Hay niños con aspecto de niños y algunos otros pocos niños –casi siempre, niñas- con pinta de adolescencia adelantada.

En total, unos 45 chicos están disfrutando de las vacaciones, “sintiéndose parte de algo”, al decir de Bisquiazzo, como cualquier otro niño, por lo menos de 10 a 15 horas.

Los cinco centros educativos FOEB –dos en Montevideo y uno en Pan de Azúcar (Maldonado), Minas (Lavalleja) y Paysandú- atienden a un total de 275 niños en todo el país, según le dice a ECOS Richard Read, histórico dirigente del sindicato de la bebida y uno de los grandes impulsores de esta iniciativa. Funcionan a contraturno: a los que asisten a la escuela en turno vespertino les dan –en la mañana- desayuno y talleres de inglés, ajedrez, recreación, artes plásticas y apoyo educativo; lo mismo para los alumnos de la mañana en la tarde, con el obvio gambito de la merienda por el desayuno. Entre los dos turnos, el de Mendoza atiende a unos 70 niños, y hay lista de espera para entrar.

Si bien se había avisado que en estos días especiales de Turismo no se servía desayuno, unos veinte niños llegaron al Arapey con el estómago vacío. María Chans, una mujer de esas que se desvive por trabajar con chicos, de esas que se emociona con sus sonrisas, de las que insiste que hay que “inculcarles normas de respeto, que es lo que se perdió”, debió salir de apuro a comprar algo para paliar esa situación.

Los días de horario normal, se procura que tanto el desayuno como la merienda sean lo más sustanciosos posibles. Como los encargados dicen, nunca saben cuándo comió el niño por última vez ni cuándo volverá a llenarse la panza. También está la incertidumbre sobre qué pasará desde el jueves hasta que vuelva a abrir la escuela.

Hábitos que se aprenden

“Esto es una oportunidad que se les da a estos niños de sentirse parte de algo, de que no sean vistos como discriminados”, subraya Bisquiazzo. Enseguida, enumera una larga lista de organizaciones que han trabajado en el barrio con la gente excluida, incluyendo al Mides, la Comisión de Fomento del barrio, la Red Mendoza e Instrucciones y la Iglesia (Mercedes Trovato, responsable de la Comisión de Pastoral Social de la Iglesia Católica de Montevideo, le dijo a ECOS que a través de comedores, reparto de canasta en parroquias y ollas comunitarias, esta cubre “alguna necesidad alimenticia” de aproximadamente 1.800 personas). “Muchos vienen de situaciones en sus casas muy complicadas. Nosotros queremos que se sientan parte de la comunidad y de la sociedad, que desarrollen el sentido de pertenencia”.

La experiencia de los centros FOEB comenzó en 2017 y este año se incrementó con la apertura de un local en Paysandú y este de Instrucciones y Mendoza. Muchos de estos niños, conocieron la rambla y el Estadio Centenario –destinos lejanísimos para ellos- gracias a esta iniciativa. Golpear la puerta y pedir permiso no fueron los únicos hábitos aprendidos. Los responsables del lugar dicen que muchos chicos ahí se acostumbraron a usar la cisterna, lavarse las manos antes de comer y los dientes después. Los hábitos hacen al monje y también al que quiere superarse en la vida, sostienen los encargados.

“Al principio, muchos se sorprendían cuando los saludaban con un beso y un abrazo”, dice Silvia Silva, sin saber si sonreír o no. Una vez un niño le dijo: “Me gustaría que fueras mi mamá”. Otra vez, no sabe si reír o llorar.

Fabián dice que las hamburguesas están hechas y María Noel administra todo. Los chicos se dividen en dos turnos para que todos puedan estar sentados a la mesa. Hay voluntarios para llevar la bandeja de lechuga y de tomate. Las hamburguesas generarán unanimidad, pero no pasa lo mismo con la lechuga y el tomate, la mayonesa y el kétchup, por lo que los improvisados mozos tendrán que hacer un ejercicio de memoria considerable para que cada comensal termine satisfecho. Se come en orden y a la vez riendo. En breve terminará la jornada. A algunos los vendrán a buscar sus padres; otros, con toda certeza la mayoría, deberán irse solos a sus casas. Por un rato, fueron unos niños disfrutando de unas buenas vacaciones.

“¿Si esto puede hacer la diferencia?”, se pregunta Rodolfo Bisquiazzo, antes de volver a organizar el fusilamiento de un arquero. “Yo creo que no todo está perdido. Si lo pensara, te puedo asegurar que no estaría aquí”, subraya quien a los 15 años se integró a la Comisión de Fomento barrial. Y lo dice con una convicción que amerita atenderlo.



>>> Poco ha cambiado

El Mides salió a defender planes sociales, pese a que no lleguen a todos

Dos de cada tres niños pobres sufren inseguridad alimentaria

Un nuevo documento dado a conocer ayer por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), en base a la Primera Encuesta Nacional de Salud, Nutrición y Desarrollo Infantil, saca a la luz más datos que dan cuentas de niños con hambre. 
16 mayo 2015

Se advierte que en los hogares más pobres el 67,7% de los menores de entre 0 y 3 años han padecido algún tipo de inseguridad alimenticia.
Y el 10,7% sufrió inseguridad severa, lo que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (la FAO) define como hambre.
El problema también alcanza a los hogares no pobres, donde el 2,5% padece inseguridad alimenticia severa. El casillero de seguridad alimentaria entre los no pobre tan solo es ocupado por el 66%.
El estudio, que fue realizado por la la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), el Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Universidad de la República (UdelaR), y cuyo objetivo era generar un mapa de situación para el diseño y la profundización de las políticas sociales, advierte que globalmente, sin distinguir entre clases sociales, el 4,3% de los niños de entre 0 y 3 años de Montevideo vive en hogares que son víctima de inseguridad alimenticia severa, lo cual equivale a 7.926 menores expuestos al hambre, solo en la capital.
El trabajo agrega que "la prevalencia de la desnutrición crónica se ubicó entre 4,5% y 5% de los niños. La obesidad alcanzó el 9% y 11%, dependiendo de la edad".
La encuesta también revela que el 38,1% de los encuestados dijo que en los últimos tres meses, por falta de dinero u otros recursos sintió "preocupación porque los alimentos se acabaron en su hogar". Y que en 11,5%, en el mismo período, el adulto entrevistado u otro, "sintió hambre pero no comió".

Hacinamiento.

Otro dato que destaca el estudio es la alta prevalencia de hacinamiento en los hogares donde viven niños de entre 0 y 3 años. "En particular, se encontró una fuerte prevalencia del hacinamiento, con uno de cada cuatro hogares viviendo en estas condiciones. Este valor aumenta al 44,5% al considerar a los hogares bajo la línea de pobreza", señala.
Por otro lado, se demuestra que "un 20% de niños no correside (no conviven) con su padre y casi la mitad de los padres que no corresiden con sus hijos no realiza ningún aporte económico al hogar de los niños".







También se pone en evidencia que "el 42% de las mujeres dice no haber planeado su embarazo, la amplia mayoría de las mujeres recibe atención médica adecuada durante el embarazo, pero la suplementación con hierro está lejos de ser una práctica universal". Defensa.

La selección del documento que difundido ayer por el Mides obvia presentar algunos datos, como ser que el 16% de los 7.926 niños y niñas que no tienen qué comer no cobran Asignación Familiar (AFAM) —como sí señala el informe completo al que accedió El País—, cuando esta, según dice la web del propio Ministerio, debe entregarse a todas "las embarazadas (prenatal), los niños y adolescentes menores de 18 años, que integran hogares en situación de vulnerabilidad socioeconómica". Para obtenerla, el trámite lo deben hacer los mismos usuarios a través del Mides o el Banco de Previsión Social (BPS).

Tampoco dice que la Tarjeta Uruguay Social llega apenas al 36% de los niños de 0 y 3 años con inseguridad alimentaria severa —como también lo precisa el informe original—, aunque sí destaca otras cosas: como que el presupuesto para este plan en el período pasado fue de 1.156 millones de pesos, "de los cuales 95% corresponde a transferencia monetaria para compra de alimentos y artículos de higiene y el 5% para comprar leche fortificada".

El Mides también precisa que el plan ha servido para sacar familias de la pobreza: "Considerándose la evolución mensual de beneficiarios, se observa una tendencia a la baja en la cantidad de Tarjetas Uruguay Social, focalizándose en los hogares con mayores carencias. Esto significa que disminuyó el número total de beneficiarios (de 80.000 en 2011 a 63.000 en 2014), pero se duplicó la cantidad y el monto de la prestación en los hogares más vulnerables (de 15.000 y 2011 a 30.000 en 2014".

El documento destaca el papel que juega Uruguay Crece Contigo, el plan del Mides para trabajar con familias con alta vulnerabilidad social en las que esté presente la inseguridad alimentaria, y señala que con las familias que han trabajado en un lapso de 10 meses lograron que aquellos niños con hambre pasaran de 18% a 7%. Sin embargo, el resumen ministerial tampoco dice, como señala el original, que UCC llega a solo el 8% de los niños de la capital que padecen hambre.

El informe del Mides añade una serie de datos que no están en el documento original, que tienen que ver con el Programa de Alimentación de Primaria, el cual llega a 98% de las 2.350 escuelas del país, equivalentes a cerca de 250.000 niños. De esta manera, la cartera da a entender que el alimento de los menores está garantizado.

Problemática.

El caso de la semana pasada del liceo de Parque del Plata, donde 50 de 300 niños que van al turno de la mañana tienen problema para alimentarse, según denunciaron los profesores que dijeron llevar a la institución comida y bolsa de leches para estos estudiantes, sacó a la luz un problema que parecía impensable.

La encuesta, que fue presentada a fines del mes de abril con la presencia de la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, pero cuyo resumen publicado en la página web de la cartera obvió estos datos, sumó un insumo para un debate que ya llegó al Parlamento.

Dos de los líderes de la oposición, Luis Lacalle Pou (Partido Nacional) y Pedro Bordaberry (Partido Colorado), se lo plantearon al ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, en la interpelación del pasado miércoles, quien reconoció que "sin duda, todavía hay niños con hambre en Uruguay", pese a que destacó que "pasar del 40% a 9% de pobres es una evolución importante".

El jerarca hizo estas declaraciones en el Senado, mientras Arismendi declaraba a Canal 10 que "si fuera verdad" que hay niños con hambre en Uruguay "el Mides estaría en una omisión de asistencia". Al otro día, a través de la red social Twitter, la jerarca reconoció que había niños con hombre en el país, al advertir: "La pobreza que nos queda, los derechos ultrajados que aún quedan son estratégicos para el Programa de Gobierno y su responsabilidad".

El mismo miércoles, tras un evento en la Intendencia de Montevideo en la cual se presentaron datos de la encuesta, el director de Salud Mental de la comuna, Pablo Anzalone, escribía en Twitter: "4% de los niños pasan hambre en Uruguay. Pero nos cuesta decirlo".

Le piden explicación al gobierno.

La senadora del Partido Nacional, Verónica Alonso, convocó que vaya al Parlamento a la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, a que explique por- qué los planes sociales que brinda el gobierno “han fallado”.

Además, dijo que extenderá al gobierno una propuesta para crear 150 nuevos centros maternales en zonas vulnerables, la cual ya fue presentada ante el Senado. En tanto, el diputado Martín Lema cursó un pedido de informes al Ministerio de Salud Pública (MSP) para que, entre otras cosas, indique “cuál es el riesgo sanitario” de los niños con inseguridad alimenticia.

>>> Gajos del Neoliberalismo





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