EL OBSERVADOR PAG. 4 11/06
Fuera de la Ley de Caducidad.
El expediente había sido archivado al salir de la dictadura, porque el Ejecutivo había declarado el caso comprendido en la ley de caducidad.
En el año 2003 las hijas de los Martirena, Ana y Laura, presentaron ante la Suprema Corte de Justicia la firma de 200 personas pidiendo el desarchivo de la causa.
La corporación accedió y pasó el expediente al juez penal de 10 turno, Rolando Vomero.
En estos cuatro años el juez recabó el testimonio de Eleuterio Fernández Huidobro, David Cámpora y dos veces del actual general Carlos Calcagno. También declaró el policía, testigo del asesinato de Ivette Jiménez.
La respuesta negativa de los Ministerios de Defensa y del Interior, que respondieron que no conservan la lista de los funcionarios de aquella época, impidió indagar a otros militares y policías presentes.
PAREJA DE TUPAMAROS FUE EJECUTADA EN LA CAPTURA DE LOS LÍDERES DEL MLN FERNÁNDEZ HUIDOBRO Y CÁMPORA.
El juez concluyó que Castiglioni y Campos fueron autores del crimen de los Martirena.
POR NATALIA ROBA DE LA REDACCIÓN DE EL OBSERVADOR
Esto es un cuadro del cual nunca más en la vida me voy a olvidar, un cuadro estático sin movimiento, un soldado, con una pierna de cordero en la mano, que la había retirado del interior del horno de la cocina, y el Inspector (Víctor) Castiglioni, apoyando el pie derecho sobre los senos de la mujer, introducía el cañón de su pistola en la boca. Salgo del recinto por lo dantesco y en el momento en que estaba de espaldas a la habitación siento la explosión de un disparo”.
Así relató el policía Winston Silva la muerte de Ivette Jiménez, esposa de Luis Martirena. El matrimonio, integrante del MLN, fue asesinado el 14 de abril de 1972 en su casa de la calle Amazonas 1440.
El juez Vomero logró confirmar que el asesinato ocurrió tal como históricamente se dijo que ocurrió. También confirmó que los responsables fueron Castiglini y Hugo Campos Hermida pero como ambos murieron no hay responsables y de conformidad con la fiscal Olga Carballo archivó la causa.
En la sentencia a la que accedió El Observador, Vomero afirma que no hay relatos presenciales de la muerte de Martirena.
Pero David Cámpora y el senador Eleuterio Fernández Huidobro, escondidos en el cielorraso - en un “berretín” - escucharon lo que pasó. “Casi en el mismo momento en que sentí los impactos, sobre todo en el cuello, oí que Martirena gritaba desde la ventana del piso superior “no tiren, no tiren que estamos desarmados, es una casa de familia”.
“Yo creo que ahí ya le pegaron, porque las balas que me estaban pegando a mí no tenían otro lugar para entrar que por esa ventana donde estaba ese hombre y luego un profundo silencio”, relató Fernández Huidobro.
También cuenta que “asaltan la casa y suben por la escalera, eso lo oímos, los gritos y no encuentran el escondite y se quedan un largo rato ahí saqueando, los oigo como se reparten la ropa del ropero y que a Martirena que se ve que se movía le dicen “¿todavía no te alcanzó?” y una nueva ráfaga.
Cámpora confirma esa versión: “no tiren, no tiren estoy desarmado”, de inmediato oí una ráfaga de ametralladora, un quejido y el sonido de un cuerpo que cae sobre madera”.
También recordó que hubo un diálogo entre Martirena y uno de los Oficiales que le preguntó “¿y vos quien sos?” y “una voz débil dijo “Martirena”.
El día había comenzado con la muerte por parte del MLN de varias personas a quienes acusaban de pertenecer a los Escuadrones de la muerte. Poco después del mediodía, en respuesta, rodearon la casa de la calle Amazonas, que venía siendo vigilada porque sabían que en ella vivían militantes del MLN.
El departamento No 5 de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia tuvo a su cargo el operativo. “Creo que los Martirena fueron asesinados”, dijo Silva.
La sentencia de Vomero confirma que se montó un teatro para mostrar que los asesinados tenían armas en su poder. Las únicas armas que había en la casa eran dos revólveres en el berretín donde se escondían Fernández Huidobro y Cámpora. La casa de los Martirena no era una base de operaciones militares sino un lugar de escondite. Allí funcionaba un archivo y una oficina del movimiento tupamaro.
El Coronel retirado Carlos Calcagno, la primera persona que entró a la casa, declaró en el expediente que Campos Hermida entró con una metralleta Start 9 mm y subió por la escalera. El juez concluye que el relato “es revelador de que no existió tiroteo entre Martirena y Jiménez con integrantes de las Fuerzas Conjuntas”.
La justicia pidió a los Ministerios de Defensa e Interior la nómina de funcionarios que revistaban en sus filas en ese momento, pero respondieron que no se conserva la nómina. Castiglioni y Campos Hermida fallecieron y no se ha pudo establecer otro responsable. La fiscal Olga Carballo aconsejó clausurar el expediente y el juez estuvo de acuerdo.
Cronología de un día sangriento
9.10 El MLN asesinó al Capitán de la Armada, Ernesto Motto, integrante de la Inteligencia naval. Era el último día de trabajo antisubversivo de Motto. Fue ejecutado de 12 balazos en la parada del ómnibus desde una camioneta pick up blanca.
12.30 Vecinos de la calle Francisco Pla denunciaron la sospechosa presencia de una camioneta. El comisario Juan Reyes se dirigía hacia ese lugar. La llegada de dos blindados desató un tiroteo en el que murieron dos tupamaros. Reyes fue herido.
13.00 En busca de venganza un equipo de Inteligencia dirigido por el Inspector Víctor Castiglioni irrumpió en la calle Pérez Gomar 4392, donde funcionaba un cantón tupamaro. El dueño de casa fue capturado. Murieron su hijo de 18 años, y tres militantes.
13.55 Eleuterio Fernández Huidobro y David Campora, escondidos en el falso techo de la casa de los Martirena, oyeron por la radio de alta frecuencia que la Policía andaba cerca. Afuera había dos camiones del Batallón Florida con 40 soldados y se oía el ruido de un helicóptero.
14.00 Se oyó un estruendo de fuego de artillería durante varios minutos. Las balas dieron en Luis Martirena que cayó gravemente herido y alcanzaron al cuello de Fernández Huidobro.
14.30 El juez de instrucción criminal Daniel Echeverría, se constituyó en el lugar. Dudó de la forma en la que estaba colocada el arma (Start 9 mm) al lado del cuerpo de Martirena.
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Lo que queda desarchivado es la complicidad de todos los regimenes anteriores, la justicia uruguaya que actuó sobre el caso, y como siempre "los que nunca supieron nada"
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miércoles, 13 de junio de 2007
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