sábado, 27 de agosto de 2016

Sin alma




>>> Almas podridas

Es feriado, aniversario de la Declaratoria de Independencia. En la cancha de tierra decenas de niños disputan un partido de fútbol en pleno atardecer. En el campo de al lado se desintegra lo que queda del asentamiento Nueva esperanza, de Parque Guaraní. El sillón sobre el que alguien se sentó, el cassette de música tropical que alguna vez sonó y las cartas con las que niños jugaron son ahora objetos sin dueño, abandonados entre la basura.
En frente al terreno en ruinas, los que la semana pasada lo ocupaban irregularmente se agrupan. Están discutiendo cómo resolver la vivienda para estas 35 familias que, con unos 90 niños a cargo, están "esparcidas por ahí".

>>> Bajo el temporal de Santa Rosa


 >>> Sólo pena, una pena enorme genera esta situación.

Ayer martes finalmente se concretó el desalojo de unas 130 personas, entre los que había 80 niños, del Parque Guaraní ubicado en la Flor de Maroñas.
El periodista Diego Batistte estuvo allí y así lo relató en su crónica que publica El Observador. Sólo pena, una pena enorme genera esta situación.
En este tiempo muchos se quejan por lo que denominan despectivamente “minoridad”. Pero por un momento pensemos en esos niños que ayer no sabían donde iban a dormir; donde estarían sus juguetes, sus amigos del barrio; qué iban a comer.
Muchos dirán que sus padres están de vivos y que sólo buscan que el gobierno les dé lo que no han podido lograr con su esfuerzo. Pero tal vez este martes marcará el futuro de estos 80 niños. Como nos ocurrió a cada uno de nosotros con cada momento difícil vivido en la infancia. Cada uno interpretará esto de acuerdo a sus convicciones .
Ayer se pasó el día discutiendo sobre Paco Casal. Pero ¿cómo puede ser que 130 personas hayan sido arreadas como ganado y nadie con autoridad, más que la de un comisario, estuviera allí aunque más no fuera para escucharlos?.
Se puede analizar esto desde el punto de vista político o económico. Pero lo que debemos perder de vista es cuán doloroso es que tantos miles de compatriotas vivan en esta situación.
El Estado tiene mucha tierra ociosa. Todos sabemos que los trabajadores de la construcción han mostrado su solidaridad una y otra vez. El año pasado en esta misma columna contamos que hay gente que tiene ideas muy concretas para construir casas decentes y baratas.
Y si juntamos a obreros y empresarios, y a lo mejor a muchos otros uruguayos , tal vez podemos hacer algo para que nunca más un niño viva la tristeza e incertidumbre que vivieron estos 80 niños ayer.
La única certeza es que algo hay que hacer en forma urgente. Y no sólo por ellos, sino por todos nosotros si es que queremos un país integrado.
La columna de Carlos Peláez


http://audios.espectador.com/2016/08/24/cosechandoamigos160824.mp3



Así quedó el asentamiento Villa Esperanza después del desalojo. Foto: Fernando Ponzetto
Así quedó el asentamiento Villa Esperanza después del desalojo. Foto: Fernando Ponzetto
Así quedó el asentamiento Villa Esperanza después del desalojo. Foto: Fernando Ponzetto
Así quedó el asentamiento Villa Esperanza después del desalojo. Foto: Fernando Ponzetto
Así quedó el asentamiento Villa Esperanza después del desalojo. Foto: Fernando Ponzetto
Así quedó el asentamiento Villa Esperanza después del desalojo. Foto: Fernando Ponzetto
Así quedó el asentamiento Villa Esperanza después del desalojo. Foto: Fernando Ponzetto
Así quedó el asentamiento Villa Esperanza después del desalojo. Foto: Fernando Ponzetto
Así quedó el asentamiento Villa Esperanza después del desalojo. Foto: Fernando Ponzetto
Así quedó el asentamiento Villa Esperanza después del desalojo. Foto: Fernando Ponzetto
Así quedó el asentamiento Villa Esperanza después del desalojo. Foto: Fernando Ponzetto
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1 comentario:

  1. Terrible mugre dejaron menos mal los realojaron estaban viviendo entre ratas el gobierno departamental hizo bien

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