Por Roger Rodríguez (La República)
La represión contra los uruguayos del PVP en Argentina tenía un doble propósito: eliminar la resistencia a la dictadura y quedarse con dinero. El OPR 33 había realizado un secuestro en 1974 donde obtuvo 10 millones de dólares. En 1975 el general Cristi intentó chantajear a presos políticos. El "informante" de Orletti narra que se repartían el "botín de guerra" en tercios entre la Policía Federal, la banda de Gordon y la patota de Gavazzo. Con la plata de Orletti los argentinos instalaron la actual base de la SIDE en la calle Coronel Díaz. En Uruguay se compró la Casona de Millán e "invirtieron" en casas, chacras, flotas de camiones, acciones de empresas y otros negocios.
Todos los crímenes relacionados con la represión de uruguayos durante el año 1976 en el centro de torturas Automotores Orletti de Buenos Aires deben ser expresamente excluidos de la Ley de caducidad, porque sus autores tuvieron como propósito el lograr un beneficio económico propio o para un tercero. Esa es la conclusión de la investigación periodística iniciada en 2001, con la que se lograron los datos para encontrar al niño Simón Riquelo y por la cual se denunció la existencia de un segundo vuelo clandestino de Orletti en el que se trajo a Montevideo a una veintena de uruguayos que siguen desaparecidos.
Los grupos represivos de la dictadura uruguaya conformados por la "patota" de la Oficina Coordinadora de Operaciones Antisubversivas (OCOA) y por los agentes del Servicio de Información y Defensa (SID) lograron apropiarse de 7 millones de dólares que poseían los uruguayos secuestrados en Orletti. La Ley 15.848 de la Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado sobre los delitos de policías y militares en la dictadura establece en su artículo segundo que no están comprendidos los crímenes "que se hubieren cometido con el propósito de lograr para su autor o para un tercero, un proyecto económico".
La investigación evidencia que existió un pacto entre los represores uruguayos y argentinos para repartirse en tercios el "botín de guerra" que obtenían, y que esa plata fue utilizada en beneficio propio o de un tercero, aunque este fuera el propio Estado, al que no se dio formal ingreso del dinero. Los militares y policías a cargo de la represión de la dictadura planificó desde principios del año 1975 los operativos contra un grupo de militantes sindicales y estudiantiles que constituirían el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), quienes en 1974 obtuvieron 10 millones de dólares a través de un secuestro.
En 1976, cuando uno de los dirigentes de ese grupo político, el sindicalista Gerardo Gatti, fue capturado en Orletti, se impulsó un chantaje extorsivo en el que los militares llegaron a pedir dos millones de dólares a cambio de los cuales se comprometían a liberar al "subversivo" capturado. Durante la indagación periodística, entre otros, se volvió a contactar al ex represor argentino, "informante" que aportó los datos sobre Simón Riquelo y el segundo vuelo, quien hizo nuevas e impactantes revelaciones sobre el destino que en Argentina se dio "al dinero de los uruguayos de Orletti".
Los uruguayos gastaron los siete millones de dólares en forma individual y en "inversiones de terceros", que la Justicia deberá indagar en la medida en que el dinero pudo ser motivo de la desaparición del grupo de uruguayos traídos a Montevideo en el segundo vuelo de Orletti, ahora denunciado judicialmente.
LOS "RECURSOS" DEL PVP
A principios de 1974, un grupo importante de militantes de izquierda, de sectores que en poco tiempo constituirían el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), se encontraba detenido en cuarteles de Uruguay. Otros se habían exiliado en Buenos Aires, donde contactaron a grupos anarquistas.
En ese escenario, la organización que en Buenos Aires era dirigida por el sindicalista gráfico Gerardo Gatti comenzó a planificar operaciones para la "obtención de recursos". Entre ellas, un frustrado secuestro a un gerente de Pepsi Cola Interamericana en el que la transnacional se negó a negociar. El "objetivo" elegido, finalmente, fue un acopiador y exportador lanero holandés Federico Hart, quien había sido denunciado como contrabandista en Uruguay dentro de una comisión investigadora parlamentaria de 1957 y en un artículo que el socialista Vivian Trías publicó en El Sol el 28 de junio de 1957.
El operativo fue comandado por Alberto Mechoso y en él participaron Adalberto Soba e Iván Morales, entre otros. Hart ("Manuel") fue secuestrado en marzo de aquel 1974 y por su liberación (el empresario no quería que se mediatizaran algunas de sus "oscuras" operaciones) se obtuvieron 10 millones de dólares. La cifra era enorme para aquellos tiempos. El dinero fue cautamente administrado por el PVP que adquirió algunas propiedades y negocios, dio sustento a sus militantes clandestinos y llevó a la práctica un ingenioso operativo publicitario para la aparición pública del nuevo partido en Uruguay.
El hecho de que más de la mitad de aquel "rescate" estuviera aún en manos de militantes del PVP dos años y medio después de aquel secuestro, implica que no existía en realidad una coordinación efectiva entre los grupos políticos opositores a las dictaduras de Argentina, Chile y Uruguay. Contrariamente a lo que sostiene el periodista norteamericano John Dinges, la represión conocida como Plan Cóndor no fue una respuesta de los militares ante la creación de una Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR) por parte de partidos y movimientos de izquierda de la región. Hubo otros intereses.
"La JCR nunca llegó a tener un funcionamiento real. Existían diferencias entre los grupos políticos que suscribieron aquella coordinación. En realidad era más fácil conseguir armas de ladrones que de los movimientos guerrilleros argentinos", explicó a LA REPUBLICA un militante clandestino de la época.
EL "CHANTAJE" DE CRISTI
En 1969, la Federación Anarquista del Uruguay (FAU) había robado del Museo Histórico Nacional (Casa de Lavalleja) la bandera original de la cruzada libertadora de los Treinta y Tres Orientales, con la que se produjo el desembarco en La Agraciada el 19 de abril de 1825. La Federación Anarquista y los grupos que le rodeaban (el grupo armado Organización Popular Revolucionaria 33 Orientales (OPR 33), el estudiantil FER y el sindical FTR) se constituyeron en objetivos particulares de los organismos de represión de la dictadura, que estableció como una misión simbólica la recuperación de la histórica bandera.
Casi un año después del secuestro de Hart, en abril de 1975, calificado Año de la Orientalidad a 150 de la Cruzada Libertadora, un grupo de militantes de las organizaciones que constituirían el PVP fueron sacados de los Penales de Punta de Rieles y Libertad, y trasladados al Grupo de Artillería Nº 1 del Cerro. El testimonio de uno de aquellos presos recogido en el libro "Memorias de la Resistencia" del dirigente Hugo Cores narra que los militares uruguayos intentaron entonces una extorsión contra aquellas organizaciones: a cambio de la bandera y el dinero del secuestro, reducirían las penas de sus presos.
"Allí el capitán Manuel Cordero (...) se limitó en esta ocasión a proferir amenazas. El discurso fue pronunciado por otro oficial, más o menos en estos términos: Primero que estábamos allí para un chantaje, para una extorsión o para una negociación, según rondaran las cosas". "Segundo, que esperaban que nuestros compañeros en Argentina estuvieran a la altura de las circunstancias porque de ellos dependía nuestra suerte; y tercero, que la negociación consistía en que los compañeros entregaran la bandera de las 33 y la plata, mientras ellos se comprometían a "alivianar" nuestros sumarios que significarían, para los que estábamos allí, la obtención de la libertad en un máximo de un año y medio".
"Después de esta presentación nos llevaron a los calabozos del piso superior donde entraron en escena Jorge Silveira y Rama ("el Tordillo"). Silveira se presentó con nombre, grado y "cualidades" de interrogador de poca paciencia. "¿Sabés qué están haciendo tus compañeros en Buenos Aires? Yo sí. Se mandaron varias grandes y están forrados de guita". "Dijo que se les había acabado la suerte y que si no aprovechaban esta oportunidad les quedaba poca vida. Y a nosotros también. Llamaba a mi marido, a mi hermana y a mi cuñado por sus nombres. Dijo en qué trabajaba cada uno de ellos e insistió en que León Duarte y Gerardo Gatti tenían mucha plata y la tenían que soltar".
"En esos días tuvimos oportunidad de ver, como 'prueba' de la seriedad de la negociación, un acta de uno de nosotros, como un nuevo presumario, en la que aparecían tipos de delitos menores: asistencia a la asociación para delinquir, coautoría de asistencia, etcétera. El acta estaba firmada por Esteban Cristi", recuerda la testigo. Para hacer el contacto con los grupos políticos a los que pertenecían los presos chantajeados en el Grupo de Artillería 1 del Cerro, se filtró un número telefónico al que sus compañeros debían llamar para entregar la bandera y el dinero. Entonces, nadie llamó para aceptar el chantaje.
LAS BANDAS DE ORLETTI
El 9 de junio de 1976, en su apartamento de Manzanares 2331, 4º piso, en Núñez, fue capturado el sindicalista Gerardo Gatti, quien fue trasladado a la Superintendencia de la Policía Federal Argentina. Poco antes, habían detenido a María del Pilar Nores Montedónico, quien actuaba como su secretaria. La detención de Gatti fue comunicada a las fuerzas represivas uruguayas y de inmediato viajó el entonces mayor Manuel Cordero, quien luego de un primer interrogatorio en la dependencia policial, determina su traslado al centro de torturas Automotores Orletti, desde donde los uruguayos comienzan a actuar.
El local donde funcionaba Automotores Orletti, ubicado en la calle Venancio Flores 3519, había sido alquilado por un grupo de funcionarios del Servicio de Información del Estado (SIDE), alguno de los cuales pertenecían a la "banda" de Aníbal Gordon, miembro de la "Tiple A" patrocinada por José López Rega. Cordero, quien ya había participado del intento de "chantaje" que por la bandera de los 33 Orientales y por el dinero habían intentado en 1975, encontró en el dinero del secuestro del empresario Hart un buen "estímulo" para que los argentinos los ayudaran en la captura de los militantes del PVP.
Con la colaboración de María del Pilar Nores Montedónico quien confiesa haberse "quebrado" tras ser torturada los represores comienzan a identificar locales que el PVP había comprado. Un apartamento en la calle Grecia 3254, el de Manzanares 2331, un local de la calle Murature y otro en la calle Ecuador. "Era un montón de gente (una banda) que lo que más le importaba era la plata, yo no lo sabía en aquel momento, creía que era una banda que trabajaban por un salario para "captar revolucionarios". Me fui enterando de a poco que esa banda estaba formada por delincuentes, policías en actividad y policías que ya no estaban en actividad. Los uruguayos (hasta donde sé) eran oficiales de las Fuerzas Armadas y de la Policía, en actividad, que estaban cumpliendo órdenes represivas de altos mandos uruguayos y, de paso, "haciendo negocio" , testificó Nores.
Pilar Nores fue obligada a "vender" en forma ficta una de las casas que el PVP había comprado. Era un apartamento sobre la calle Ecuador, donde los represores encontraron los documentos falso a nombre de Luisa, con los que la propia Nores había comprado la vivienda. "Con esos dos documentos en su poder, me obligaron a "vendérselo" a uno de ellos. Fue gente de la banda. Una tarde fui con dos argentinos de la banda a una escribanía y firmamos un documento de venta. Ni siquiera me quedó claro si el escribano estaba al tanto de la clase de "negocio" que se estaba haciendo...", cuenta.
LA EXTORSIÓN GATTI-DUARTE
Para obtener el rescate por Gatti, es que cuatro días después se detiene a otro ex dirigente sindical uruguayo, Washington "Perro" Pérez, quien entonces tenía un reparto de diarios. Llevado a Orletti es recibido por el propio Gordon, y los uruguayos José Nino Gavazzo, Manuel Cordero y Jorge "Pajarito" Silveira. La propuesta fue realizada por Gavazzo en forma directa: a cambio de Gatti quien ya había sido duramente torturado y por la libertad de diez militantes del sindicato de Funsa que estaban presos en Uruguay, exigían dos millones de dólares. Pérez fue dejado en libertad para realizar los contactos.
Cuatro días más tarde nuevamente se contactó a Washington Pérez, quien llevado a Orletti pudo ver una leve mejoría en el estado de Gerardo Gatti, evidencia de que había recibido atención médica. En esa oportunidad se saca la fotografía en la que ambos aparecen junto a un ejemplar del diario Crónica. En un tercer contacto, cuando se les piden más pruebas sobre el estado del sindicalista, los represores evidencia su molestia y hacen que Gatti firme un ejemplar del diario El País y entregan una serie de fotos que, evidentemente, habían sido tomadas con anterioridad, según testificó Washington Pérez.
Al narrar el cuarto contacto, Washington Pérez ve una caja fuerte y le dicen: "Mire, don perro, esperemos, para bien de todos, que esto culmine en forma satisfactoria. Dijeron que si necesitaba documentación para mí y mi familia, debía señalarlo. Abriendo la caja fuerte me dijeron "aquí tenemos el dinero". Ahí veo mucho dinero argentino y dólares", señala. A Pérez le dieron una carta que Gatti se vio obligado a redactar. Las negociaciones extorsivas se habían extendido por casi un mes, y el 13 de junio de 1976 los represores realizan una serie de secuestros de uruguayos, entre ellos el de los principales dirigentes políticos del PVP.
Días después se produce el quinto contacto con Washington Pérez. Lo levantan, le quitan y rompen la carta escrita por Gatti, y le dicen: "Don perro, no tenemos suerte, esto se liquidó". Ya no le permiten ver a Gatti. Automotores Orletti estaba repleto de uruguayos detenidos. El mismo día, Pérez fue llevado nuevamente a Orletti. Esta vez, le mostraron al sindicalista de Funsa, León Duarte, capturado el día 13 y desde entonces brutalmente torturado. Se planteó una nueva extorsión, esta vez por quinientos mil dólares. Duarte llegó a decirle: "Andate porque estos son unos asesinos".
LA GUITA, LA BANDERA, LA GUITA...
Varios de los sobrevivientes de Orletti coincidieron al narrar a LA REPUBLICA que los interrogatorios a los que eran sometidos durante la tortura se referían particularmente a ubicar el paradero de la bandera de los 33 orientales y, en especial, a saber dónde estaba el dinero del secuestro de Hart. Alicia Cadenas, consultada por LA REPUBLICA, cuenta con detalles lo que vivieron aquellos días en Orletti. Cuenta que en un momento, yacía en el piso junto a otros compañeros y León Duarte, aún dolorido por las torturas, cuando un represor se les acercó y les preguntó por el dinero.
"Loco ¿dónde está la guita?", le dijo. Luego le comentó "Qué huevos que tiene el viejo (por Gatti), mirá que le dieron palo y no dice nada... ¿De cuánto estamos hablando, de un palo verde?", le preguntó... "Creo que sí", llegó a decirle Duarte, que también estaba muy maltrecho", recuerda. Cadenas también relata en un testimonio: "Delante nuestro se repartían el botín con los argentinos y una vez arreglados se dedicaban a desarmar y embalar los autos que habían robado, el mobiliario y todas las pertenencias que fueron sacando de nuestras casas a medida que nos secuestraban", dijo.
Eduardo Dean no entendía la razón por la que fue víctima de semejante golpiza. Durante diez días no dejaron de torturarlo e interrogarlo. "Me preguntaban por la bandera de los Treinta y Tres y por el dinero, pero sobre todo por el dinero. No sabía de qué guita me hablaban", dijo a LA REPUBLICA. "Me golpearon hasta un día en que el "Pajarito" Silveira me levantó la capucha y como con sorpresa dijo: "Pero este no es el Pocho, este es el Muspo". Ellos me habían confundido con Alberto Mechoso, porque a mí también me decían "Pocho". Hoy comprendo que lo que querían era el dinero...", explica Dean.
Ana Inés Cuadros, quien trabajaba junto a Duarte y también fue secuestrada aquel 13 de julio, admitió a LA REPUBLICA que ellos también habían adquirido algunas casas y, al igual que a Pilar Nores, a ella le obligaron a vender una de esas propiedades en forma ficta, con documentos falsos. El represor argentino Francisco Valdez, en su testimonio ante la Comisión Nacional de Desaparecidos (Conadep) de Argentina, reconoció la extorsión por Gatti y admitió que lo torturó por orden de Gordon. "Esta persona no tenía ningún tipo de actividad política y entiende que para lo único que se lo secuestró fue para sacarle dinero", dice su testimonio del 6 de junio de 1984.
LAS "TRES PATAS" DE ORLETTI
En un nuevo contacto en Buenos Aires, el "informante" argentino también confirmó la versión de la extorsión que Washington Pérez pudo hacer, antes de fallecer, ante la "Comisión Investigadora sobre la Situación de Personas Desaparecidas" de la Cámara de Representantes el 8 de julio de 1985. El "informante" , indicó a LA REPUBLICA, que a partir de la caída de Gatti, se constituyó en Orletti una sociedad compuesta por "tres patas": la gente de Gordon integrada por militares, policías y civiles; los policías dependientes de la División Extranjería de la Policía Federal, y los uruguayos.
"El acuerdo era que toda la guita que se recuperara sería repartida en tres partes: un 33% para los de Policía Federal, otro 33% para la gente de Gordon y el restante 33% para los uruguayos. Cuando entró el "viejo", como le decían a Gatti, se hablaba de que podían aparecer dos palos verdes", explica. La fuente quien años atrás aportó los datos para encontrar a Simón Riquelo y denunciar el "segundo vuelo" de Orletti admite que aquella negociación por Gatti, en cuyas oficinas ya habían obtenido una cifra grande de dinero, se extendió más de lo previsto y se cerró con las caídas del 13 de julio de 1976.
Según el "informante", existió luego una nueva negociación en la que el propio Duarte habría aceptado entregar un "berretín" donde había otra importante suma de dinero, a cambio de la cual se habría arreglado el traslado de sus compañeros detenidos a Uruguay. El "informante" cuanta que en uno de esos días de julio, habían logrado un botín de cientos de miles de dólares que depositaron sobre una amplia mesa en la planta baja de Orletti. "El turco Arab, incluso, se puso a bailar como odalisca sobre la mesa, mientras se bañaba con whisky", narra.
Sin embargo, cuando se disponían a repartir las cuotas partes para cada uno, ingresaron al lugar "los jefes" y se llevaron todo el dinero de la mesa. Explica que se les argumentó que semejante cifra no podía repartirse sin llamar la atención de otros grupos operativos.
LA BASE DE CORONEL DÍAZ
Sin embargo, el "informante" agrega que ese dinero, aproximadamente unos 750 mil dólares, equivalentes a los dos tercios que por el acuerdo de Orletti correspondían a los argentinos, fue finalmente derivado a las oficinas de la SIDE y estos lo habrían elevado, a su vez, al propio presidente Jorge Videla. El "informante" sostiene que el dictador argentino tuvo entonces un "gesto" con sus subalternos represores. Se decidió que un 30 por ciento (225 mil dólares) de aquel dinero fuera "para los muchachos" y con el resto (410 mil dólares) se instalara una nueva base represiva especialmente acondicionada.
La base construida sería la actual sede de Inteligencia Exterior de la propia SIDE, ubicada en la calle Coronel Díaz 2079, frente al shopping Alto Palermo, donde hace pocos años se produjo el escándalo del Caso AMIA y actualmente se estudian los casos relativos a la "triple frontera". El periodista Gerardo Young, del diario Clarín de Buenos Aires, quien escribe el libro "SIDE, la Argentina secreta" que editará en julio la editorial Planeta, pudo confirmar a LA REPUBLICA que, efectivamente, el dinero de Orletti está relacionado con la creación de esa base de inteligencia.
La Base de Coronel Díaz, explicó Young, sirve desde 1998 de enlace con las agencias de inteligencias extranjeras y coordina a los agentes asignados a la triple frontera. En 1979 fue la dirección de reclutamiento de la SIDE, luego base de tecnología de espionaje (1986) y luego sede de Sala Patria (1996) encargada de la investigación de la AMIA. El edificio de Coronel Díaz 2079 ya había protagonizado un escándalo en el año 2001, cuando un grupo de ex agentes inició un juicio a la propia SIDE por la propiedad de 25 inmuebles que el organismo de inteligencia tenía en su poder a nombre de la sociedad de cobertura llamada Osgra SRL.
Uno de esos locales era el de la calle Coronel Díaz que, según los certificados del Registro de la Propiedad Inmueble a los que accedió LA REPUBLICA, está inscripto bajo la Matrícula Nº 19-4694, y fue propiedad de Osgra SRL desde 1977 y luego pasó a manos de Tiumayu SA, otra empresa de la SIDE.
UNA LLAMADA AL COMANDO
Los sobrevivientes de Orletti fueron finalmente trasladados a Montevideo el 25 de julio de 1976 en un vuelo del Transporte Aéreo Militar Uruguayo (TAMU) que piloteó el actual comandante en jefe de la Fuerza Aérea Uruguaya, brigadier Enrique Bonelli, según admitió meses atrás. En el vuelo no estuvieron incluidos ni Gerardo Gatti ni León Duarte. Duarte llegó a decirle a Ana Inés Cuadros que iría a negociar a Campo de Mayo. La versión coincide con los datos aportados por el "informante", quien sostiene que allí tuvieron "destino final". Ambos eran testigos directos de la extorsión.
Los uruguayos detenidos en julio en Orletti fueron llevados a la Casona de Punta Gorda (Rambla República de México 5515), conocida como el "infierno chico", para negociar como se produciría su "blanqueo" en Uruguay ya que los obligarían a fingir una "invasión" para procesarlos por la justicia militar. Mientras tanto, en Orletti los argentinos realizaban nuevos operativos coordinados contra chilenos, bolivianos, cubanos y opositores locales. En esa etapa fueron detenidos Marcelo Gelman y su esposa María Claudia García de Gelman, embarazada de siete meses, quien sería trasladada a Uruguay.
A mediados de setiembre de aquel 1976, en una oficina del Comando del Ejército se recibió una extraña llamada. Una persona quería contactarse con quienes había detenido a los militantes del PVP en Buenos Aires. El número telefónico era el que habían filtrado cuando el chantaje de Cristi en 1975. El llamado lo hacía un militante clandestino del PVP, Carlos Goessens, alias "el Karateka", quien estaba dispuesto a entregar al grupo de sus compañeros que no habían sido capturados en Argentina y que, bajo el liderazgo de Alberto Mechoso, estaba compuesto por los ex integrantes de la OPR 33.
La llamada pudo ser derivada a la sede de la "patota" de la OCOA, donde la banda de Gavazzo, encontraba una nueva oportunidad de operar en Argentina y, particularmente, para capturar a Mechoso, quien aún mantenía en su poder entre 4 y 6 millones de dólares de aquel secuestro de 1974. El "informante" argentino recuerda con particular desagrado al "Karateka". "Ese tipo era un asco. No sólo entregó a sus compañeros, sino que iba con nosotros en los operativos y armado. Teníamos pensado matarlo, pero lo protegió Gavazzo, que lo sacó para Europa", afirma.
LA VALIJA DE MECHOSO
Los represores uruguayos volvieron a encontrarse con sus amigos de Automotores Orletti, pero en esta ocasión, habrían mantenido en secreto que uno de los motivos de su nueva "cruzada antisubversiva" era más dinero. En las operaciones de julio, sólo habían podido traer unos 700 mil dólares. En la mañana del 26 de setiembre detienen a Adalberto Soba y al mediodía al propio Alberto Mechoso. Soba, torturado, fue llevado a su casa en la localidad de Haedo, donde delante de su esposa Elena Laguna y sus tres hijos, rompieron todo hasta encontrar una caja de madera con dinero del PVP.
Un reciente testimonio dado al semanario Brecha por uno de los hijos de Mechoso permitió ahora saber que en los fondos de aquella casa, también habrían caído Juan Pablo Errandonea y Raúl Tejera Llovet, quienes en esos días intentaban poner en marcha una vieja imprenta offset. El mayor Gavazzo fue quien luego copó la casa de Mechoso en Miralla 2864, Villa Lugano. Llegó acompañado de un grupo de soldados que traían picos y macetas. De inmediato se pusieron a romper paredes para hallar el "tesoro" tan buscado: una suma de entre 4 y 6 millones de dólares.
"Me dijeron que era un operativo conjunto de fuerzas armadas uruguayas y argentinas. Estaban armados y de particular. Entraron a mi casa, algunos con picos y macetas, destrozaron todo. No sé qué buscaban. Reunieron el dinero que había y se lo llevaron", narra Castellonese. En ese operativo, sin embargo, los represores argentinos no habrían estado presentes. El "informante" se mostró sorprendido al leer los testimonios de Elena Laguna y Beatriz Castellonese sobre el dinero recuperado en sus casas. "Esa nos la pasaron por arriba", dijo antes de dar una puteada.
Beatriz Castellonese y sus hijos no fueron a Orletti, sino que esperaron en otra base que los uruguayos conocían, probablemente una casa del PVP en la calle Murature. Allí esperaron hasta el día siguiente, cuando le llevaron a su marido y le anunciaron que serían trasladados a Montevideo. Otro tanto ocurrió con Elena Laguna y sus tres hijos, quienes luego de pasar por Orletti, también fueron conducidos a Aeroparque. Desde allí, acompañadas por José Gavazzo y Ricardo Arab, quienes utilizaron como propios los documentos de sus esposos, fueron trasladadas a Uruguay.
"El mayor Gavazzo dijo que iba a pasar por mi esposo y a los chicos les dijo que lo llamaran papá. Traía un maletín con dinero que había sacado de mi casa (era del PVP) y quien observara con atención podía ver el contenido, porque estaba mal cerrado", cuenta Castellonese. "Nos acompañaban dos hombres. Entre ellos se llamaban "Turco" y "Gabito". Este último llevaba la caja de madera robada en casa. En determinado momento la abrió y empezó a sacar los dólares y guardárselos en los bolsillos. No le daban las manos para guardar todo y rápido", narra Laguna.
Gavazzo y Arab regresaron de inmediato a Buenos Aires para continuar los operativos y no levantar sospechas de sus "socios" argentinos. Entre el 23 de setiembre y el 4 de octubre llegaron a completar 22 detenciones, que serían los pasajeros del segundo vuelo de Orletti, aún desaparecidos.
LOS "GASTOS" EN URUGUAY
El "informante" argentino afirma que en los operativos contra los uruguayos en Orletti los argentinos sólo supieron de los dos millones de dólares recuperados en el mes de julio. Si así fuera, los uruguayos se quedaron con casi siete millones de dólares de aquel secuestro de 1974. Lo que ocurrió con ese dinero, que no fue devuelto al secuestrado Hart o su familia y que tampoco ingresó formalmente a las arcas de la dictadura uruguaya, ni a la contabilidad que en el Servicio de Información y Defensa (SID) realizaba el coronel (av.) Sasson, aún debe ser indagado por la Justicia.
Sin embargo, hay una serie de pistas que permiten presumir en qué fue gastado parte de ese dinero que hoy coloca a la "patota" de la OCA y el SID fuera del amparo de la Ley de Caducidad, con la que han sido protegidos durante veinte años. El ex agente del SID, Julio César Barboza, indicó a LA REPUBLICA, que a principios de 1977, Gavazzo y Cordero viajaron al Oriente (probablemente Corea y Taiwan) de donde trajeron nuevos equipos para el SID: los primeros visores nocturnos, equipos de espionaje telefónico y armas cortas.
El 31 de marzo de 1977 se adquirió, bajo el falso nombre de Virginio Pomato, la propiedad de Avenida Millán 4269, que luego sería conocida como la base de torturas La Casona, donde fueron detenidos y desaparecidos el maestro Julio Castro y el militante Ricardo Blanco. La compra de la Casona de Millán, según el Registro de Traslaciones de Dominio de Montevideo (Nº de Entrada 04953), fue escriturada por la escribana Luisa Puig de Warschum, cuyo marido era el mayor de caballería Carlos A. Warschum Khun, de los servicios de inteligencia del Ejército.
En la Base Valparaíso a la que fue llevada María Claudia García de Gelman para ser asesinada funcionaba una inmobiliaria que, además de actuar como fachada de la base de taxímetros espías que allí operaba, se llegó a organizar una "sociedad civil" para construir un edificio. El edificio que hoy se erige en la esquina de Luis Alberto de Herrera 1503 y Demóstenes donde por años había existido el bar Layva (por la intersección de las calles que entonces se llamaban Larrañaga y José Pedro Varela), fue vendido a sus propietarios desde la propia Inmobiliaria Valparaíso.
Entre los integrantes de la sociedad civil, se señala al teniente Barrabino (h) y al mayor Tomás Casella, pero algunos de los promitentes compradores recuerdan la presencia de otros militares de alta graduación que actuaron en aquel negocio, que casi fracasa con el quiebre de la tablita en 1982. Estas "inversiones" deberían complementarse con un análisis de las fechas de adquisición de muchas propiedades adquiridas entonces, que hoy figuran a nombre del propio Ministerio de Defensa Nacional, como la actual sede de la Dinacie, ubicada en Luis A. de Herrera y Monte Caseros.
También deberá incluirse en el análisis de lo hecho con el dinero de Orletti, los propios bienes personales de varios de esos represores uruguayos, que poseen chacras, casas, departamentos, flotas de camiones, empresas de seguridad, casas de cargas de gas y hasta acciones en importantes firmas. Un importante jurista consultado fue categórico ante una consulta de LA REPUBLICA: "Ese dinero secuestrado implica a esos militares y policías en la persecusión de un proyecto económico para beneficio propio y aún de un tercero, ya que el Estado que regía entonces, no era un Estado de derecho".
"LOS OCHO MILLONES LOS ROBARON LOS MILITARES" / ENTREVISTA A RUBEN "PEPE" PRIETO (UNO DE LOS PROTAGONISTAS DEL PVP EN 1976)
Fue militante de la FAU y de la ROE. Testigo de la historia sufrida por los militantes del Partido por la Victoria de Pueblo en Argentina. Responsable de la recordada campaña publicitaria del PVP en la vuelta ciclista de 1976. Actual edil de Montevideo por el Nuevo Espacio. "Las Fuerzas Conjuntas emitieron un comunicado en el que hablaron del secuestro de Hart y del dinero, pero me pregunto ¿le devolvieron dinero a Hart o a su familia? Que yo sepa no lo devolvieron", afirma.
Ruben "Pepe" Prieto fue militante de la Federación Anarquista del Uruguay (FAU) y de la Resistencia Obrero Estudiantil (ROE) en los años sesenta. Participó de la fundación del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) y fue protagonista cuando la represión contra las uruguayos en Argentina en 1976. Responsable de realizar una ingeniosa campaña mediática con la que el PVP salió a la luz pública en Uruguay, Prieto narra su historia y la de sus compañeros y acepta hablar de lo ocurrido con el dinero que la OPR 33 había conseguido en Argentina para financiar la resistencia contra la dictadura.
En las últimas elecciones municipales, Ruben "Pepe" Prieto fue electo edil de la Junta Departamental de Montevideo por la Lista 99.000 del Nuevo Espacio que lidera el senador Rafael Michelini. Prieto trabaja hoy en la Comisión Administrativa del Palacio Legislativo, pero no muchos conocen su historia. Al hablar de sus compañeros, muchos de ellos desaparecidos, Prieto no duda en calificarlos como héroes que deberán ser reconocidos en la historia. "Ellos contribuyeron a recuperar la democracia y, en cierto modo, a que hoy en Uruguay haya un gobierno de izquierda", sostiene.
DE LA FAU Y LA ROE AL PVP
-¿En los años sesenta, dónde militaba?
-Yo milité en la Federación Anarquista Uruguaya (FAU) y trabajé a nivel de la Resistencia Obrero Estudiantil (ROE), desde fines del año 1967. La FAU se había fundado en el año 1956, con gente como Gerardo Gatti, Juan Carlos Mechoso, Mauricio Gatti, Hugo Cores, los Errandonea de Bellas Artes...
-Cuando usted empezó a militar en la FAU se vivía otro proceso...
-Sí, con el impulso de Gatti, la FAU tomó un rumbo que se podía inscribir en las corrientes de Malatesta en el sentido de la necesidad de crear una organización específica, centralizada. Eso y la decisión de hacer una declaración de apoyo crítico a la revolución cubana, junto con la incorporación de elementos de análisis marxistas, determinó que la FAU se partiera. Quedaron grupos afuera y un grupo, a partir de la actividad del propio Gatti, León Duarte, Hugo Cores y otros compañeros del movimiento sindical de aquella época y otros del movimiento estudiantil, como Gustavo Inzaurralde, Elena Quinteros, Lilián Celiberti y nosotros mismos, generó la formación de la ROE, como resistencia a los ajustes vinculados a la hegemonía creciente del capital financiero internacional.
-¿Qué ocurre cuando llega el golpe de Estado de 1973?
-Cuando el golpe de Estado la mayoría de las organizaciones estaban tremendamente debilitadas. Ya en el año 1972 estos grupos extraparlamentarios que intentaban llevar adelante una acción directa o armada de la lucha habían sido muy golpeados. En 1973 la FAU tenía buena parte de sus militantes replegados en Buenos Aires dadas las dificultades de infraestructura para poder proteger a sus militantes clandestinos, pero aún con una presencia importante en el país, que fue lo que permitió que muchos militantes de la ROE, que era más visible que la FAU, tuviera un papel protagónico a nivel de bancarios, de Funsa y sindicatos como la bebida o la federación de la salud...
-Desde ese repliegue a Buenos Aires, ¿cómo se deriva en la formación del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP)?
-Desde Buenos Aires Gerardo Gatti retoma las tareas para la realización de un Congreso que había sido interrumpido ante la represión. También se realiza actividad pública con comités de solidaridad y en el relacionamiento con grupos políticos argentinos. Con un grupo de compañeros Gatti trabaja en la redacción de las tesis de constitución del PVP.
LOS OPERATIVOS DEL OPR 33
-En la formación del PVP también se incorporan grupos armados como la Organización Popular Revolucionaria 33 Orientales (OPR 33)...
-La OPR 33 en realidad, nunca tuvo vida independiente. Siempre fue una expresión de la FAU. No fue un aparato con vida propia o con capacidad de iniciativa propia. Todo lo que hizo ese grupo fue decidido por la dirección de la FAU, que suponía la función de partido político. Existían "dos patas", como decía Gatti. Una suponía la actividad de masas en el área sindical, estudiantil y barrial, etc., y otra pata dirigida a participar por medio de la acción directa en las luchas populares.
-La OPR 33 había tenido acciones importantes en Uruguay, como el robo de la bandera de los 33 orientales en 1969 y algunos secuestros como el del empresario Molaguero...
-Sí, el de Molaguero fue más bien un secuestro en apoyatura a un conflicto sindical que entonces existía en el gremio del caucho. Ese tipo de acciones ya las había hecho la FAU en conflictos anteriores como en Funsa o Ciccsa.
-El grupo de militantes que se radica en Argentina decide "obtener recursos". Hubo un fallido intento de secuestro de un gerente de Pepsi Cola y se concreta el de un empresario holandés...
-Sí. En el secuestro del directivo de Pepsi, caen dos o tres compañeros. El del empresario Hart fue exitoso. Yo no participé, no estaba en Buenos Aires en ese momento, pero hay relatos de lo que ocurrió. Fue una operación que permitió la obtención de diez millones de dólares.
-La cifra, para la época, era muy grande, al punto de ser uno de los operativos que obtuvo mayor rescate en aquel período en Argentina...
-El mayor fue el de Bunge Born realizado por los Montoneros, que reportó unos 60 millones de dólares. Luego uno del ERP, que obtuvo 14 millones del empresario Samuelson de la Esso y tercero fue éste, con 10 millones. Era una suma muy grande.
-¿Qué sucedió con ese dinero?
-En primer lugar se concretó la realización del Congreso. Los compañeros adquirieron la infraestructura necesaria para que pudiera funcionar un congreso clandestino con condiciones de seguridad.
UNA CAMPAÑA AL "LÍMITE"
-Aquel Congreso de octubre de 1975 constituye al Partido por la Victoria del Pueblo como una estructura pública y legal...
-Se constituye como partido político, pero clandestino. No era pensable en aquel momento pensar en un partido de izquierda que resistiera a la dictadura por medios legales. Las conclusiones de ese congreso expresaron una propuesta de plan de acción y un programa de lucha antidictatorial que implicaba la resistencia para imponer un Gobierno Provisorio de Salvación Nacional integrado por todos aquellos que se hubieran opuesto a la dictadura, y el llamado a una Asamblea Constituyente que diera una nueva institucionalidad en el país. Esa propuesta tuvo la adhesión de decenas de militantes de izquierda, muchos que provenían del Frente Revolucionario de los Trabajadores (FRT), una fracción del MLN del año 70, que se integró en forma masiva a la construcción de este proyecto.
-En el año 1976, el PVP organiza un operativo mediático en Uruguay, del que usted fue principal protagonista...
-En aquel Congreso se habían definido los símbolos del PVP que era una X o símbolo de multiplicar y una "V", que significaban "Por la Victoria". La operación implicaba buscar medios legales y masivos para difundir esos símbolos en una campaña publicitaria. Se contrató un agencia de publicidad para impulsar una supuesta línea de cosméticos de origen belga que no existía. Se utilizó una campaña de expectativa que luego se develaría. Se divulgaban los símbolos y los esloganes decían "Ya viene con la fragancia de las mejores maderas de Oriente" y "por una nueva forma de vivir".
-En esa campaña financiaron a un pequeño club de ciclistas que terminó teniendo un excelente desempeño en la Vuelta Ciclista de ese año...
-No salió campeón, porque en esa época era muy difícil ganarle al Policial. Se apoyó al Club El Límite, que tenía entre sus corredores a Walter Tardáguila que ganó varias de las etapas y el equipo salió en segundo lugar.
-En cada llegada los símbolos del PVP quedaban en las fotos de los diarios...
-Sí, porque también se contrató cartelería, avisos en los diarios, camisetas, gorros, etc. No solo estuvo en la vuelta ciclista, también en la Rural del Prado.
-En esa parte del operativo, ¿cuánto se gastó?
-Es difícil calcularlo, pero con viajes y gastos de agencia, no más de 25 mil dólares. El dólar era muy fuerte entonces.
LA REPRESIÓN DESDE ORLETTI
-¿Qué pasó con el resto del dinero?
-Acá yo tengo que recurrir a lo que pudimos conversar en su momento con Mauricio Gatti antes de que él viajara a Francia. El PVP tenía un núcleo central de dirección que estaba integrado por Gerardo Gatti, León Duarte, Alberto Mechoso y Mauricio Gatti. En aquel 1976 se produce la campaña represiva del Ejército uruguayo contra los compañeros en Argentina. Comienza el 28 de marzo con la caída de una casa rodante en Colonia, en la que se traía propaganda para Uruguay. En abril es asesinada Telba Juárez y desaparecen Ary Cabrera y Eduardo Chizzola. El 9 de junio secuestran a Gerardo Gatti...
-Con Gatti comienza a funcionar la represión desde el centro clandestino Automotores Orletti. Pero, hasta entonces, ¿cuánto se había gastado en compra de casas y locales de aquel dinero del secuestro de Hart?
-En total, contando locales, viviendas, vehículos y mantención de alguna gente, no se llegaron a gastar más de 500 mil dólares. Para tener una idea de los precios de la época, debemos calcular que un apartamento de dos dormitorios en Buenos Aires costaba entonces 6 mil dólares. Lo que hoy cuesta un automóvil. En Argentina estaban muy baratas las propiedades.
-La represión desde Orletti tiene dos etapas claras. Una comienza con el secuestro de Gatti y termina con el primer vuelo de Orletti, el 24 de julio, cuando traen a Uruguay a 23 detenidos. Y la segunda etapa en setiembre de 1976, que finaliza con el segundo vuelo de Orletti el 5 de octubre, cuando traen otras 22 personas que siguen hoy desaparecidas. En ambas etapas los represores tomaron dinero, pero ¿cuánto se logró sacar hacia el exterior?
-Aproximadamente un millón cuatrocientos mil dólares se sacó para afuera y con eso se financió buena parte de las campañas de denuncia internacional contra la dictadura uruguaya.
-Ese dinero, más lo gastado en locales y lo utilizado en la campaña mediática en Uruguay puede redondear los dos millones de dólares. ¿Que pasó con los otros ocho millones de dólares?
-Los robaron los militares.
DOS PALOS: BASTOS Y ESPADAS
-En julio, tras el secuestro de Gerardo Gatti en Argentina, la represión desde Orletti intentó chantajearlos...
-Los que secuestraron a Gerardo Gatti el 9 de junio, utilizaron a un compañero, el "Perro" Washington Pérez, para pedir un rescate de dos millones de dólares. Hace unos meses yo relataba en una contratapa de LA REPUBLICA que hubo una secuencia de fotos enviada por los militares en las que Gerardo aparecía desnudo de frente, perfil y espalda y se lo veía sano. En una de ellas se veía con los ases de bastos y espada en la mano, simbolizando los dos palos verdes que pedían. Alguien lo fotografió antes de que empezaran a torturarlo. También se envía una cinta grabada con su voz y con fechas, porque leía la sección deportiva del diario El País. Poco después, se envía otra foto, que es la que se conserva, en la que Gatti está acostado en un camastro y muy deteriorado, junto al Perro Pérez, con un ejemplar del diario Crónica.
-Aquellas negociaciones, implicaron cinco contactos de Washington Pérez entre la gente de Orletti y el PVP. ¿Cómo se analizaba aquella situación?
-El día en que recibimos las fotos esas, estábamos en un departamento de la calle Luis Viale, en Buenos Aires, donde vivíamos con mi compañera, mi hija y Tota Quinteros. Se entendió como una operación de inteligencia que buscaba ganar tiempo para rastrear y capturar al resto de los militantes de la organización y, particularmente, conseguir el dinero. Es muy sintomático que luego del 13 de julio, enseguida del secuestro de León Duarte, uno de los jefes de Orletti le dice a Washington Pérez: "Bueno, don Perro, lo de Gatti se terminó". Eso implica que los dos millones ya los habían obtenido o estaban en vías de hacerlo. Por los datos que manejábamos solo en dos locales cayó esa cantidad. Por eso Duarte le dice al Perro Pérez: "Andate que estos son unos asesinos".
-Esa cifra coincide con los datos que da el mismo "informante" argentino que aportó los datos para encontrar a Simón Riquelo y denunciar el segundo vuelo de Orletti. El dice que en la etapa de julio se quedaron con dos millones de dólares... ¿Y los otros seis millones cayeron en setiembre?
-Se los llevaron todo. En las conversaciones con Mauricio, estimábamos que en lo de Alberto Mechoso habían 6 millones de dólares. Podía haber algo de ese dinero en lo de Adalberto Soba y quizás hubiera un poco en la casa de otros. Pero el grupo de mayor responsabilidad cayó todo, con todo el dinero.
ARMAR LA PELÍCULA COMPLETA
-¿Cómo reflexiona ante esta historia, 30 años después de ocurrida?
-En nosotros siguió jugando la clandestinidad. Hay cosas de las que no hemos conversado hasta el día de hoy con otros compañeros. Los únicos que tienen la historia completa de esta película son la gente de la OCOA. Ellos tenían un organigrama nuestro del que, salvo un pequeño grupo de compañeros, nosotros no sabíamos nada. Nosotros teníamos pedacitos de esa película.
-El tema del dinero era un punto oscuro...
-Esta fue una operación hecha con una apoyatura muy grande. Las Fuerzas Conjuntas emitieron un comunicado a fines de octubre de aquel 1976 donde hablaban del secuestro de Hart y del dinero, pero me pregunto ¿le devolvieron ese dinero a Hart o a su familia? Que yo sepa no lo devolvieron. Tampoco nadie de las Fuerzas Armadas asumió que ese dinero hubiera sido obtenido ni a qué fue destinado.
-¿La operación contra el PVP fue por el dinero?
-Creo que se equivoca quien diga que a los militantes del PVP los persiguieron por el dinero. El dinero fue un objetivo, pero a los compañeros los persiguieron porque estaban resistiendo a la dictadura. Después de la muerte de Telba Juárez y los asesinatos de Michelini y Gutiérrez Ruiz, se sabía lo que se jugaba al resistir la dictadura. Yo considero que la gente que cayó allí, más allá de toda consideración sobre los aciertos o errores que costaron tanto, puso lo más que se puede poner, que es la vida.
- ...
- En un momento en el que iba a haber dictadura para rato, esa gente fue patriótica y heróica, y deben ser reconocidos y recordados. Estoy de acuerdo con que el Poder Ejecutivo haya excluido de la Ley de Caducidad el caso de Gatti, como lo hizo con Washington Barrios y ahora con Adalberto Soba. Esas muertes no fueron en vano, porque como en el caso de Elena Quinteros, que implicó la ruptura de relaciones con Venezuela, fueron el comienzo del aislamiento internacional de la dictadura. Ellos contribuyeron a recuperar la democracia y, aún, en cierto modo, a que hoy en Uruguay haya un gobierno de izquierda por el que ellos también lucharon.
PARTE DEL DINERO DE ORLETTI SE DESTINÓ A CREAR NUEVOS CENTROS DE REPRESIÓN / EN URUGUAY SE COMPRÓ LA CASONA DE LA CALLE MILLÁN DÓNDE DESAPARECIÓ EL MAESTRO JULIO CASTRO
El lugar donde ahora existe la cooperativa de viviendas de Cutcsa fue escriturado por la esposa de un agente de Inteligencia. En Buenos Aires, además de la base de la calle Coronel Díaz 2079, al menos dos inmuebles robados se constituyeron en "ratoneras" de la dictadura.
Las fuerzas de las dictaduras uruguaya y argentina que operaron en el "pozo" Automotores Orletti en 1976, destinaron parte de ocho millones de dólares que le quitaron a uruguayos exiliados en Buenos Aires a la instalación de nuevas bases represivas en donde desaparecieron personas.
En operativos coordinados entre las dictaduras militares de ambos países, entre junio y octubre de aquel año, los represores "recuperaron" ocho de diez millones de dólares que los grupos que en 1975 constituyeron el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) habían obtenido en un secuestro de 1974. En la investigación periodística publicada por LA REPUBLICA el pasado 1º de junio, cuando se cumplieron 30 años desde la inauguración del centro clandestino de represión Automotores Orletti, se adelantaron detalles del destino que aquellas patotas de represores dieron al dinero conseguido.
Nuevas fuentes de información confirman ahora que La Casona de la calle Millán donde desapareció el maestro Julio Castro fue efectivamente adquirida con aquel dinero, en una compra ficta escriturada por la esposa de un miembro de los servicios de Inteligencia. La instalación de una base también fue parte del destino de la cuota parte de dinero que se quedaron los represores argentinos, cuyo gobierno decidió entonces instalar la base de la calle Coronel Díaz 2079 de Buenos Aires, cuyo origen, denunciado por LA REPUBLICA, promete detonar un escándalo.
INMUEBLES CAPTURADOS
A aquel importante monto de dinero se debe sumar lo que los represores obtuvieron con la venta de locales, casas y apartamentos que aquellos uruguayos opositores a la dictadura habían comprado en Buenos Aires para instalar comercios, locales de reunión o sus propios domicilios.
Con el dinero del secuestro del empresario Federico Hart en marzo de 1974, los miembros de la Federación Anarquista del Uruguay (FAU), la Resistencia Obrero Estudiantil (ROE) y la Organización Popular Revolucionaria 33 Orientales (OPR 33) habían adquirido varios inmuebles. Entre ellos, se puede mencionar el local de una carpintería en H. de Almería 719, en la localidad provincial de El Tropezón (donde fue secuestrado el bancario Ary Cabrera, hoy desaparecido) y el apartamento en la calle Manzanares 2331 (donde fue secuestrado el sindicalista Gerardo Gatti).
En los testimonios realizados por Pilar Nores Campodónico, colaboradora de los represores tras su detención con Gatti, cuenta que "entregó" una serie de locales que habían adquirido: un apartamento en la calle Grecia, otro en la calle Arcos y otro en la calle Ecuador. Nores fue obligada a vender ese inmueble de la calle Ecuador a sus propios captores. "Una tarde fui con dos argentinos de la banda a una escribanía y firmamos un documento de venta. Ni siquiera me quedó claro si el escribano estaba al tanto de la clase de "negocio" que se estaba haciendo...", dijo.
Un destino similar pudieron tener algunos de los otros inmuebles que el PVP había adquirido en Argentina: un taller mecánico con casa en San Justo, un local en Patagones 299 (Villa Dominico), un apartamento en French 443 y otro sobre la calle Suecia.
"RATONERA" DE REPRESIÓN
Ana Inés Quadros, quien trabajaba en el sector de masas junto a León Duarte, aclaró a LA REPUBLICA que ese grupo del PVP tenía una política distinta sobre los inmuebles, ya que prefería alquilarlos con un pago adelantado de un año como garantía, antes de comprarlos.
Quadros recuerda que vivía en un apartamento arrendado en la calle Díaz Vélez y Duarte lo hacía en otro sobre la calle San Juan. El sector dirigido por Duarte sólo compró dos inmuebles: una casa en el barrio La Floresta y el departamento de Ensenada, donde fue secuestrada Elba Rama. La sobreviviente de Orletti, hoy docente, aclaró expresamente que ella no llegó a "vender" ninguno de aquellos locales. "Estando en Orletti fui muy torturada, mis condiciones físicas, las heridas, moretones etc. no me daban ni siquiera para poder caminar por mí misma", recuerda.
"Incluso cuando me llevaron al avión (del primer vuelo de Orletti) me subieron en andas", explica Quadros, quien subraya que "hasta el día de hoy reivindico mi actitud de resistencia que evidentemente me costó mucho sufrimiento pero pude conservar mis límites en cuanto a qué hacía y decía". Al menos dos de los inmuebles en los que fueron detenidos uruguayos en Buenos Aires terminarían transformándose en sendas bases de operaciones de los propios represores: la casa de Juana de Azurduy 3163, de la que desapareció Simón Riquelo, y un apartamento en la calle Murature.
La existencia de una base de represión en Juana de Azurduy fue reconocida años atrás por ex agentes de la SIDE argentina, quienes señalaron ese lugar y un apartamento en la calle Amenabar como centros operativos en un informe publicado por la web Servicio Privado de Información (Seprin).
DOS BASES PARA MATAR
"Si a un niño le dan dinero compra una pelota, una niña compra una muñeca, y un represor es lógico que tienda a instalar una base de operaciones", reflexionó un ex represor uruguayo que se contactó con LA REPUBLICA luego de leer la investigación publicada el pasado jueves.
El informante local aceptó que una de las "inversiones" realizadas por la "patota de la OCOA" luego de traer a Uruguay los millones de dólares quitados a las víctimas de Automotores Orletti, fue la adquisición de la llamada Casona de Millán, ubicada en Millán 4269 casi Loreto Gomensoro. El lugar, donde actualmente se encuentra la Cooperativa de Viviendas de Empleados y Obreros de la Empresa Cutcsa, aún mantiene las rejas del frente de aquel tétrico centro de represión donde desapareció el maestro y periodista Julio Castro y el militante Ricardo Blanco.
La Casona fue comprada el 31 de marzo de 1977 bajo el nombre falso de Virginio Pomato, en una escritura realizada por la escribana Luisa Puig Robaina de Warschum, esposa del entonces mayor de caballería Carlos A. Warschum Khun, miembro de los servicios de inteligencia de la dictadura. También los represores argentinos, por orden del dictador Jorge Videla, terminaron instalando con el dinero de Orletti la principal base de operaciones clandestina con la que en la actualidad cuentan los servicios de inteligencia del gobierno del presidente Néstor Kirchner.
La Base de Coronel Díaz 2079, ya estaba integrada a la historia de los escándalos de espionaje en Argentina, al ser el lugar donde se hizo la polémica "investigación" del Caso AMIA, el lugar de escuchas telefónicas ordenadas judicialmente y donde hoy se analiza el tema "tres fronteras". Los documentos a los que accedió LA REPUBLICA abren una nueva línea de indagación para confirmar si alguna de aquellas propiedades robadas a las víctimas de Orletti no terminaron también en manos de las firmas Osgra Srl. o Tiumayu SA, sociedades de fachada para las inversiones de la SIDE.
PARADOJAS DE UN HISTÓRICO COMUNICADO DE LA DINARP REDACTADO POR LA "PATOTA" DE LA OCOA / EN 1976 CONFESARON CAPTURAS DEL "SEGUNDO VUELO" Y LOS U$S 8 MILLONES QUE SE ROBARON
La Dinarp informó en 1976 que en aquel mes de setiembre había detenido 22 militantes del PVP, precisamente la cantidad de desaparecidos en el "segundo vuelo" de Orletti, y dijo que ese grupo tenía 10 millones de dólares de los que sólo había gastado dos... ¿y los 8 millones restantes?
El 29 de octubre de 1976, la Dirección Nacional de Relaciones Públicas (Dinarp) de la dictadura uruguaya emitía un comunicado en el que narraba su versión sobre la captura, en el balneario Shangrilá, de un grupo de "subversivos" que, en realidad, habían sido secuestrados en Buenos Aires. En el extenso relato se puede hoy releer un par de "confesiones" de aquella "patota de la OCOA" que, pocas horas antes de que Jimmy Carter ganara la presidencia en Estados Unidos, trataba de justificar ante el mundo sus acciones, al demostrar que la "subversión" aún existía en Uruguay.
LA PRIMERA CONFESIÓN
En el teatral operativo se presentó ante la opinión pública a los 23 militantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) que, detenidos en Argentina fueron torturados en la base Automotores Orletti y traídos a Uruguay en el "primer vuelo", piloteado por el entonces capitán (av.) Enrique Bonelli.
El comunicado, que el propio mayor José Nino Gavazzo leyó en cadena de radio, narraba la detención de 23 personas en los meses de junio y julio, quienes supuestamente integraban el aparato de propaganda del PVP, pero no explicaba que habían sido capturados en Buenos Aires. La historia de la Dinarp, que ocupó cuatro páginas del diario El País, también mencionaba la captura en setiembre de otros 22 militantes del PVP, precisamente la cantidad de desaparecidos del "segundo vuelo" de Orletti, que el brigadier José Pedro Malaquín trajo a Uruguay aquel 5 de octubre.
"Posterior a esto, en el mes de setiembre, se capturan otros 22 miembros del PVP, pertenecientes al aparato político y encargados junto con los anteriores de crear la infraestructura imprescindible para el accionar en el Uruguay del aparato militar proveniente de Buenos Aires", confesaba la Dinarp. En el mes de setiembre de 1976, las fuerzas conjuntas no llegaron a detener en Uruguay a otras 22 personas que pudieran relacionarse con el PVP. La mención a ese grupo de detenidos en setiembre sólo puede implicar que, al salir el comunicado de Dinarp, los del "segundo vuelo" aún estaban vivos.
LA SEGUNDA CONFESIÓN
En aquel comunicado, la Dinarp hacía una segunda confesión: informaba que aquel grupo "subversivo" capturado tenía en su poder 10 millones de dólares producto del secuestro del empresario judío holandés Federico Hart y había gastado dos millones en una campaña de desprestigio del país.
"Este objetivo ha sido contemplado prioritariamente por la dirección del Partido por la Victoria del Pueblo. Basta recordar que destinaron dos millones de dólares para esta tarea. La propaganda encarada iba desde la publicación en distintos países del mundo de artículos pagos, escritos por ellos mismos, hasta la presentación de denuncias falsas ante ciertos tribunales y organizaciones que dicen juzgar objetivamente cuestiones de derechos humanos", protestaba la Dinarp.
Sin embargo, en aquel comunicado nada se dijo de los otros ocho millones de dólares que entonces tenía el PVP que ahora, a través de la investigación periodística de la LA REPUBLICA, se sabe que fueron recuperados y traídos a Uruguay como un proyecto económico "en beneficio propio o de un tercero". El propio comunicado escrito por la "patota" de Gavazzo, de cuenta de la importancia que tenía entonces una "suma de 10 millones de dólares lo que representa una cantidad aproximada a los cuarenta mil millones de pesos uruguayos", explicaban.
"Para que se tenga idea de esta cifra digamos que ese el equivalente a más de mil automóviles de lujo último modelo, o al valor de las viviendas de varios bloques del Parque Posadas o con lo que vivirían seis mil setecientas familias durante un año y cuyo ingreso mensual fuera de medio millón de pesos viejos", agregaba la Dinarp en su confesión.
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