jueves, 25 de octubre de 2007
La inmensa dimensión del genocidio
Por ANRed - Sur
En la primera audiencia testimonial en el juicio al represor Héctor Febres, declararon cuatro sobrevivientes de la Escuela de Mecánica de la Armada: Carlos García, Alfredo Margari, Josefa Prada y Carlos Lordkipanidse. "Es una lástima que sólo se esté juzgando sólo a uno. Esto fue un genocidio", recalcó
El primer testigo en declarar fue Carlos Alberto García secuestrado de su domicilio el 21 de octubre de 1977. En su relato dejó en claro que Héctor Antonio Febres "participaba siempre en cada una de las sesiones de tortura" y a su vez remarcó que no era sólo el prefecto quien efectuaba los interrogatorios ni quien planificaba los secuestros: "También estaban Alfredo Astiz, Jorge el "Tigre" Acosta, Antonio Pernías, Ernesto Weber y es una lástima que acá sólo se esté juzgando sólo a uno. Esto fue un genocidio y por la ESMA pasaron 5000 compañeros".
Luego de varios días de estar encapuchado, esposado y con grilletes, García comenzó a realizar tareas como mano de obra esclava: "Me llevaron a trabajar en el sótano, con el grupo la perrada que se ocupaba en logística de construcción". En referencia a estas condiciones forzadas de trabajo relató: "Nosotros escuchábamos los gritos de los compañeros. Vivíamos un infierno".
A su vez, García informó en su declaración: "Ví a las monjas (en referencia a Leónie Duquet y Alice Domon) y escuché cuando ellas eran torturadas" García también estuvo prestando servicio esclavo en Apus gráfica, la editorial donde se imprimía el diario Convicción, que pertenecía a la Marina. "Era Febres quien nos trasladaba todos los días desde la ESMA hasta este lugar", declaró el testigo.
En segundo lugar, declaró Alfredo Margari. Margari fue secuestrado el 17 de noviembre de 1977 cuando salía de la casa de sus padres para ir a su trabajo y conducido a la ESMA. Allí fue salvajemente golpeado e interrogado sobre su militancia en una organización del gremio telefónico. El prefecto Héctor Antonio Febres participó de la aplicación de tormentos.
"En mi caso, Febres participó con golpes en mi interrogatorio. También, estuvo el teniente de navío Raúl Enrique Scheller", relató el sobreviviente. Además, especificó cómo fue la presentación de Febres: "Siento una voz que me dice: 'Yo soy Daniel'. Me empieza a pegar y me dice que me voy a ir para arriba".
Margari definió a Febres como un oficial de inteligencia: "Planificaba y participaba de los secuestros y quería obtener información a través de la tortura". También, el ex detenido sostuvo que Febres "era el encargado de las embarazadas, el que les proveía el ajuar para el nacimiento".
Aunque las funciones de Febres no eran sólo esas. Como también lo señaló Carlos García, Febres fue quien los presentó para trabjar en Apus Gráfica, la editorial montada por la Marina. Pero también, fue el ex prefecto quien llevó a Margari a su primera visita familiar, estando aún secuestrado en la Escuela de Mecánica. "El primero que me lleva a la casa de mis padres es Febres, acompañado por un médico porque éste no podía entender cómo el hijo de un médico- mi papá tiene esa profesión- se había metido en eso", relató.
Asimismo, Margari dijo que Febres había participado en la captura de militantes en el Uruguay y los había conducido a la Escuela de Mecánica, entre ellos, Oscar "Sordo" De Gregorio, Rosario Quiroga, Rolando "Tito" Pisarello y María del Huerto "Chiqui" Milesi de Pisarello. Datos que también fueron corroborados por García.
La testigo Josefa Prada de Oliveri relató en su testimonio cómo fue secuestrada de su casa estando embarazada de cuatro meses junto con su esposo, cómo fueron llevados a la ESMA y permanecieron en situación de detenidos-desaparecidos durante una semana aproximadamente. "Han pasado 30 años en una época recordaba la cantidad de escalones que había -desde el cubículo donde la tenían aislada- hasta el baño".
El turno de Carlos Gregorio Lordkipanidse llegó cerca de las cuatro de la tarde. Su extenso testimonio brindó una visión integral del funcionamiento de la ESMA durante su cautiverio. Fue secuestrado el 18 de noviembre de 1978, al mismo tiempo que en zona cercana eran secuestrados por un lado su esposa Liliana Pellegrino con su hijito Rodolfo de 20 días de edad y su primo Cristian Colombo, y por otro, su compañero Enrique Fukman. Todos ellos fueron llevados a la ESMA.
"Una cara que no podré olvidar en mi vida es la del represor Fernando Peyón, quien participó de mi secuestro, hoy está muerto y nunca fue juzgado", dijo Lordkipanidse recordando su detención.
El testigo relató minuciosamente -y en un impactante ejercicio de la memoria- las condiciones de desaparición, tortura y exterminio que se vivían en la ESMA. Relató como los llevaron a capucha, a los compañeros que vio en ese lugar. También identificó a las distintas fuerzas represivas que actuaron en ese centro clandestino: la Marina, el Ejército, La Policía Federal Argentina, el Servicio Penitenciario Federal, todos ellos formaron parte de esa gran maquinaria genocida en la ESMA. Participaron también civiles, según relató Lordkipanidse.
Médicos que participaban de las sesiones de tortura, como el "Tomy" Capdevilla; enfermeros como "Jeringa" Barrionuevo, el impune represor que inyectaba a los detenidos-desaparecidos con pentotal- en la jerga de la Escuela de Mecánica, pentonaval-, identificado hace varios años en Tierra del Fuego por sobrevivientes de la ESMA -entre ellos este testigo- y que aún sigue sin ser sometido a juicio. La sala de embarazadas manejada por Febres, los niños apropiados distribuidos por Febres, la "pequeña Sardá" manejada por Febres. Monseñor Graselli contacto entre la Iglesia y la Marina. Massera. Lambruschini. Los directores de la ESMA Chamorro y Suppisich.
Lordkipanidse relató el trabajo esclavo al que fue sometido junto con otros compañeros. En su condición de fotógrafo, lo obligaron a cumplir tareas en el centro de falsificación de documentos públicos.
El represor Febres supervisaba y seguía cada uno de esas tareas que eran obligados a cumplir, inclusive aquella que tan grabada quedó en la memoria de Carlos Gregorio Lordkipanidse: "Un día nos trajeron una caja de un metro por cuarenta centímetros aproximadamente llena de rollos de acetato, material microfílmico, al cual teníamos que hacerle 3 copias." Comenzaron a trabajar con los rollos en una máquina de microfilmaciones. El horror fue cada vez más grande, en cada rollo de microfilmado se veían las identidades de miles de detenidos-desaparecidos que pasaron por la ESMA. Una foto de cada compañero, una ficha con sus datos, y en cada legajo, una letra: D (desaparecido) para la mayoría, L (liberado) en una inmensa minoría, y unos pocos con la MC (muerto en combate). Eran miles y miles de fotos, relataba el testigo, se repetía varias veces la numeración del 1 al 999. "Una foto tras de otra, señores jueces, la inmensa dimensión del genocidio", dijo Lordkipanidse con voz y ojos empañados, y denunció: "Se hicieron 3 copias totales. Febres se las llevó".
Recordó también que en la ESMA vio a Raimundo Villaflor, dirigente sindical del gremio gráfico que fuera asesinado en la tortura. El caso de Villaflor iba a formar parte de este juicio junto con los otros cuatro casos, pero que el Tribunal Oral Federal 5 consideró desechable luego de que el juez Torres a cargo de la causa ESMA "indagara mal" al represor Febres por ese caso.
Por otra parte Lordkipanidse dio lugar en su relato a la importancia de la resistencia dentro del campo de concentración. "La resistencia no terminó, hay que sobrevivir y mantener con vida a la mayor cantidad de compañeros posibles", relató que le dijeron dos compañeros detenidos-desaparecidos a poco tiempo de estar en la ESMA. Ese objetivo fue parte importante de su cautiverio.
"¿Cuantas veces fue torturado?, le preguntó la fiscalía. "Momento, dijo Lorkipanidse, ¿qué define usted como torturas? Yo fui torturado durante dos años y medio de mi vida en la Escuela de Mecánica de la Armada".
A continuación, repreguntó el fiscal: "¿Y puede decirnos quienes fueron sus torturadores?". Lordkipanidse sostuvo: "¿Qué se entiende por torturador? Mis torturadores fueron todos y cada uno de los represores que revistaron en la ESMA durante mi cautiverio, desde el primero de los directores hasta el último de los verdes (estudiantes de la ESMA de entre 16 y 18 años que cumplían las funciones de guardias en el centro clandestino de detención, tortura y exterminio)."
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