lunes, 19 de noviembre de 2007

Ineptos, traidores, corruptos y/o… qué???


Por: Fernando Silva Ansuas

ARGENPRESS.info 15/11/2007



No. No voy a abundar sobre lo ya escrito tantas veces, no.

No diré una palabra sobre la última patética escena de la comedia de enredos en el medio de la cumbre latinoamericana, evidenciando el país obsecuente y colonial en que nos han convertido. No.

No detallaré la historia de la megamierda contaminante y sus hoy defensores acérrimos que, casualmente son los mismos que estuvieron y votaron en contra del acuerdo recíproco de inversiones con Finlandia, enarbolando entonces sesudos y verdaderos argumentos de izquierda. No.

No me subiré arriba de cada uno de los papelones que, improvisación y estupidez mediante, resultante de la interna por migajas de poder entre los encumbrados jerarcas trajeados de los ministerios de economía, relaciones exteriores, medio ambiente sin olvidar a ganadería y… No.

No pondré el acento sobre la desmedida comparación con el bloqueo que Cuba soporta digna y heroicamente (eso sí, después de hacerle el asado al bloqueador asesino) con el pobre y obligado corte de ruta ejercido por un pueblo entero que, defendiendo su estilo y elección de vida, se sienten inermes e indefensos, desoídos y avasallados por propios y ajenos. No.

No hablaré de las traiciones repetidas, de los años de trabajo de la militancia que trampean, de la estafa indisimulable a la confianza y esperanza de un pueblo. No invocaré a nuestros muertos, a los años de exilio forzoso, a las familias disgregadas por sostener la lucha procurando el cambio en un país sin horizontes y que a la hora de festejar, lo único festejable sea el asesinato del esfuerzo y la ilusión del pueblo que construyó el cambio a la uruguaya. No.

No esperen me desangre en críticas vehementes a un modelo de gobierno que socio del imperio, se planta como gran obstáculo en nuestros esfuerzos libertarios de una América unida y soberana. No.

No caeré en exabruptos ni en insultos. No analizaré las contradicciones diarias ni las torpezas ignorantes. No objetaré los terribles agujeros de la ignorancia repetida hasta el cansancio. No me defecaré de risa frente a las afirmaciones amaneradas y caprichosas de ningún arquitecto que nunca supo donde está parado ni como se verifica una contaminación, y supone exultante que es cosa de días (y no de decenios) mensurarlo. No.

No extenderé esa ignorancia a la profesión médica que, desde ese lugar de “mano derecha de Dios”, puede argumentar y prohibir el fumar (y ojo; detesto el cigarro pero… amo la libertad) previniendo algo que a lo mejor sucede (o no) dentro de muchos años y sostiene neciamente, que lo que en todos lados sí enferma aquí será saludable e inocuo. No.

No haré hincapié en las violaciones del derecho internacional ni en la violación de la constitución cuando, por ejemplo, se regalan dos puertos a una transnacional sin respetar el artículo 85 en su punto 9 que lo regula claramente.

No me extenderé sobre la maquiavélica costumbre de imponer los hechos consumados para victimizarse ante los medios desde, el abrazo desubicado e inconsulto del otro día mientras se consumaba la traición oficial, hasta el no asumir ninguna culpa ni responsabilidad de nada de lo que sucede en el país encontrando siempre razones ajenas, históricas, climáticas y/o extranjeras. No.

No analizaré ni compararé hechos y situaciones que siendo opositores eran condenables y desde el “ser hoy gobierno” se profundizan y aceleran. No caeré en el facilismo de decir que son mejores que los otros, que son la mejor continuidad y han logrado más y mejor de lo mismo que criticaban, que la impunidad militar sigue, que la inflación está dibujada, que la extranjerización del país se aceleró, que la entrega es casi un acto feudal y deportivo. No.

No, nada de eso. Es más, creo que hasta se me podrá malinterpretar por estas líneas donde no le pego a ningún funcionario ni cuestiono las cosas que aún siguen esperando ser hechas. Temo que se me confunda con un conspicuo militante ciego y sordo a la realidad. Con algunos de los miles y miles que al no poder asumir el duelo de la muerte de la militancia y la lucha de los últimos 40 años, siguen suicidándose como fuerza política pidiendo darle tiempo al gobierno para que haga y cumpla lo prometido. No.

No defenderé al saqueador de casinos ni a la cúpula que lo cobija, no atacaré el cuentito sórdido de las computadoras para cada niño con maestros de sueldos de hambre, no me detendré en los conceptos equívocos de “renta versus sueldos” que definen un injusto impuesto, no argumentaré sobre el “veto presidencial” amenazante sobre la desobediencia en el aborto, no ridicularizaré la sonrisa junto al “terminator con papá nazi de fondo”, no preguntaré cuantas veces le dijo al genocida amigo que el bloqueo a Cuba era ilegal e inhumano. No.

Apostaré a creer, sí. A creerle a este gobierno increíble. En esfuerzo sobrehumano de imaginación y amplio acto de Fe trataré de aceptar y seguir esta nueva lógica de cómo “ser de izquierda versión Uruguay progresista”.

Entonces digamos que es cierto todo. Que actúan de muy buena fe, que son honestos y transparentes. Que sus argumentos cristalinos no despiertan ninguna sospecha ni al más tendencioso de sus rivales. Que los que exageramos la nota somos realmente extremistas, radicales, le hacemos el juego a la derecha y que criticamos porque es fácil criticar a un gobierno de “izquierda” desde la izquierda. Asumo que somos feos, pocos y malos.

Que si bien parece que han traicionado los principios sólo es una apariencia. Que respetan los ideales por los cuales hemos luchado, pero injustamente el pueblo no comprende sus esfuerzos patrióticos. Grandes incomprendidos en el país y en el exterior. Digamos que es verdad que los argentinos están en su contra y son, como decía el llorón, malas gentes del primero al último.

Digamos que es verdad, las megamierdas contaminantes no contaminan ni son megamierdas sino bellos y maravillosos emprendimientos industriales que vienen aquí a beneficiarnos y no a beneficiarse. Que les caímos simpáticos y mudan sus plantas de la vieja Europa a este paisito para ayudarnos en nuestro desarrollo atascado por la vieja y dudosa definición de “país natural”.

Digamos que no sólo no contaminan el río Uruguay sino que lo mejoran como alguna vez se afirmó y nosotros, escépticos y radicales, no creímos (perdón, perdón).Digamos que además no perjudican el suelo, ni lo desertifican, ni lo acidulan, ni lo secan. Digamos que lo que sucede en algunos lugares donde se lleva el agua en camiones cisternas es por puro pintoresquismo y no por falta de agua temprana. Digamos que el aire se purifica y los olores ayudan a las pituitarias y que, percibir olores fuertes estimula las fosas nasales y la sensibilidad dormida de la gente aburrida de oler aire puro.

Por si fuera poco nos queda bien claro el contundente análisis de REDIU* sobre las ganancias de Botnia, el análisis no tiene ninguna fisura y se ve con certeza un fabuloso negocio donde los riesgos empresarios son nulos y las ganancias siderales, lo que explica y justifica el interés acelerado de otras cinco empresas de las mismas características.

Recitemos con ellos que lo importante es actualizarse ideológicamente, comprender que la globalización no es pecado. No voy a discutirlo más, me cansé de estar a contramano de la historia con ideales y principios de viejo dinosaurio de la primera mitad del siglo pasado, prehistoria de la vida actual de la inmediatez y el celulósico éxito.

Entonces, resumiendo ésto que ya es largo; no contaminan, benefician al medio ambiente, favorecen la salud, generan fuentes de trabajo estable y duradero, enriquecen el agua, generan ganancias a granel con cero riesgo empresario, nos emparentan con las economías más lúcidas del planeta.

¿Entonces?

Por qué el Uruguay no promueve estas industrias como propias en vez de regalar esa oportunidad histórica a las transnacionales???

Por qué en vez de pagarle por adelantado al imperio no invertimos en Uruguay productivo, en vez de subsidiar forestación ajena, en vez de pedir préstamos para caminería y vías férreas para ellos no lo hacemos para nuestras industrias pasteras???

Por qué no montamos cinco plantas con la industria subsiguiente (verdaderamente limpia) de la fabricación de papel dándole así trabajo a nuestra gente???

Por qué, ya que descubrimos la pólvora moderna sin peligro de explosión ni nada por qué, repito, no nos beneficiamos nosotros en vez de beneficiar a los de siempre, en vez de pagarles con nuestras riquezas, traicionar pueblos hermanos y quemar las banderas de la vida a cambio de nada??? Por qué???

Lo del título quizás sea la única respuesta para ésta mente ignorante, primitiva, ideológicamente situada en la prehistoria e inevitablemente radical.


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