Solo se entrevistó con el títere puesto por el Pentágono René Preval, con embajadores de las fuerzas ocupantes, y con los milicos de la MINUSTAH.
Vio Haití desde el aire y pudo contemplar el desastre.
Sin hablar con los verdaderos constructores de la liberación de Haití.
Rosadilla fue al pedo
Rosadilla sostuvo que la actual situación en Haití representa un desafío no solo para los haitianos, sino también para la comunidad internacional.
Diputado, ex presidente de las comisiones de Defensa del Parlamento y dirigente de la CAP-L está desde hace cuatro días en el devastado país que acaba de sepultar a más de 200 mil haitianos, víctimas del sismo ocurrido el 12 de enero, que dejó como saldo a miles de heridos y mutilados.
En una breve conversación con LA REPUBLICA, mientras aguardaba para entrevistarse con el primer ministro haitiano por segunda vez en el día, Rosadilla relató que el objetivo que perseguía con su viaje "ya está casi cumplido". Aún le resta visitar la base uruguaya al norte y algunas dependencias de la Armada. En su corta estadía, Rosadilla se entrevistó con los embajadores de Brasil, Chile y Argentina, cuyas fuerzas armadas integran junto con los cascos azules de Uruguay el contingente de Naciones Unidas. También mantuvo un encuentro con el presidente René Preval, quien encontró "muy delgado, pero tremendamente fuerte el punto de vista moral" y quien tiene una enorme confianza en las posibilidades de recuperación de su país. Hoy a primera hora, el legislador uruguayo se trasladará al norte de Haití para visitar el batallón uruguayo que se encuentra allí desplegado.
Sobre el contingente de Uruguay que ONU acaba de distinguir con la 2ª jefatura de la misión internacional, Rosadilla fue enfático: "El contingente uruguayo está muy bien posicionado aquí".
El dirigente de la CAP-L dijo que la situación en ese país es "extremadamente delicada", tiene más de 200 mil muertos y otros tantos heridos, así como cientos de miles de desplazados y una economía devastada, en el marco de una tragedia que no comenzó el 12 de enero.
Al respecto, dijo haber recibido información en las últimas horas originada en previsiones de algunos geólogos internacionales que estiman como "muy alta" la probabilidad de que ocurra un nuevo temblor en Haití "de igual o mayor intensidad" al último sismo.
Rosadilla tuvo oportunidad de sobrevolar varias zonas del país y de recorrer por tierra algunos sitios afectados por el sismo. "Lo que aparece es un enorme desafío, en primer lugar para los haitianos y en segundo lugar para toda la comunidad internacional", dijo.
Decenas de miles duermen en las calles o plazas, empleando como únicos refugios grandes tiendas de campaña proporcionadas por la ayuda internacional o ni siquiera eso, con simples nylons extendidos de los árboles. Además, señaló que buena parte de la población ha decidido abandonar Puerto Príncipe, lo que genera una enorme tensión en aquellos lugares donde arriban, obviamente saturando y colapsando los servicios ya pobres de agua y alimentación.
Respecto al pedido de ampliación de la participación de Uruguay, Rosadilla expresó que "es una resolución que depende del gobierno uruguayo" (ver nota aparte).
En momentos que este diálogo transcurría, Rosadilla esperaba en la Casa Uruguay la base central de Uruguay en Puerto Príncipe la venida del primer ministro de Haití, Jean-Max Bellerive, con quien dialogaría sobre las necesidades que afronta este país.
Consultado sobre la participación de Estados Unidos en Haití, Rosadilla indicó que es un "debate que está en el aire", pero aclaró que en las últimas horas fue firmado un protocolo de acuerdo que establece con claridad los ámbitos de responsabilidad. "Hasta ahora el clima es de cooperación. Yo hasta he tenido contacto con varios equipos norteamericanos", dijo.
Rosadilla expresó que "han sido cuatro días tremendamente agitados" y que retornará a Uruguay una vez que haya concluido su misión de visitar todo el contingente uruguayo desplegado en Haití. "Estimo que el viernes podría estar saliendo de Haití, y llegando a Montevideo el domingo", señaló.
Respecto a la seguridad, dijo que encontró un país "más seguro que en el 2007, cuando lo visité por primera vez, lo que se puede deber, pienso, a que la Minustah ha ido logrando sus objetivos". El diálogo con Rosadilla debió interrumpirse abruptamente por el arribo del primer ministro haitiano.
La oposición a la presencia militar internacional se nutre principalmente de los seguidores de Aristide, derrocado en 2004 y 1991 en sendas interrupciones del orden constitucional que atribuyen a la influencia de Washington, y tiene su base en barrios con Cité Soleil o Bel Air, donde las pintadas con la cara de Aristide conviven con grafitis de Bob Marley o Martin Luther King.
"Arístides construyó todo aquí, los brasileños lo destruyeron", afirmó un hombre llamado Jean en una de las ruinosas calles de Bel Air en declaraciones al corresponsal del diario brasileño 'Folha de Sao Paulo'. Los brasileños constituyen el principal contingente de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH).
Una de las principales tareas de la MINUSTAH ha sido desarmar a grupos afines a Aristide entre 2004 y 2007. Los soldados brasileños "no son nuestros amigos". "Matan a nuestro pueblo", se lamentó un dirigente de Massa Popular, Vanel Louis Paul.
Otros sectores de la población son más favorables a la presencia de la MINUSTAH, cuya dirección militar depende de Brasil, pero el enviado especial de 'Folha' subraya que ese "sector radicalizado" existe, algo que tienen muy presente en la misión internacional.
"No dejamos de vigilar atentamente y con preocupación la actuación de los partidarios de Aristide, pese a su posición de debilidad", explicó el jefe de comunicación del batallón brasileño de la MINUSTAH, el coronel Alan Santos.
Todos los años los seguidores de Aristide se manifiestan el 28 de febrero en Puerto Príncipe para recordar el golpe de Estado contra Aristide de 2004 y pedir la salida de la MINUSTAH y este año contarán con unos 5.500 antiguos integrantes de grupos armados que pudieron escapar de las cárceles en el terremoto del 12 de enero.
El propio ex presidente se encuentra exiliado en Sudáfrica y reclama desde allí su retorno a Haití bajo la promesa de no presentarse a las elecciones presidenciales. Sin embargo, su partido, Fanmi Lavalas, sigue contando con una importante influencia, sobre todo entre los haitianos más pobres. "Estamos en todo el país. El nuestro es el partido de la mayoría", sostiene la presidenta del partido, Maryse Narcisse.
La ex ministra es más diplomática al hablar de los brasileños, aunque pide un calendario para su retirada, algo que la ONU sostiene que no ocurrirá hasta dentro de "muchos años".
"No podemos creer que la MINUSTAH se vaya a quedar para siempre. Necesitamos la solidaridad internacional, pero tiene que haber dignidad para nosotros", afirmó.
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La reacción de Estados Unidos de militarizar la parte haitiana de la isla luego del devastador terremoto del 12 de enero, debería enmarcarse dentro del contexto generado a raíz de la crisis financiera y económica y el ascenso de Barack Obama a la presidencia. Escribe Raúl Zibechi (01/02/10)
(clic en el título)
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