jueves, 31 de marzo de 2011

No los olvidamos


La pareja fue vista en el pozo de Quilmes y en el pozo de Banfield. María Victoria Moyano Artigas nació en el pozo de Banfield el 25 de agosto de 1978. El médico Jorge Vidal falsificó su certificado de nacimiento y la beba fue dada al policía Víctor Penna y a su mujer María Elena Mauriño. En 1987 fue recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo.

El médico torturador que vivía en un altillo
Domingo 20 de marzo de 2011
Por Rolando Mota
lesahumanidad@miradasalsur.com

La Prefectura Naval Argentina detuvo el viernes a Jorge Héctor Vidal, ex médico de la Policía Bonaerense, durante la última dictadura militar, quien se encontraba prófugo de la Justicia en una causa por crímenes de lesa humanidad.
Vidal fue hallado por personal de Prefectura, en el marco de un allanamiento a una vivienda ubicada en la calle Robertson 1077, del barrio porteño de Flores, oculto en un escondite construido en el cielorraso del segundo piso del ese domicilio junto a su esposa.
En el lugar, los hombres de la Prefectura Naval hallaron un verdadero arsenal integrado por alrededor de 20 armas de fuego, fusiles, carabinas y armas de puño, según informó el Ministerio de Seguridad.
Vidal, de 68 años, está involucrado en los crímenes que integran la Causa 83 “Averiguación de Desaparición Forzada de Personas ‘Pozo de San Justo’”, que se sigue en el Juzgado Federal Correccional N° 3 de La Plata, a cargo del a cargo del Juez Arnaldo Corazza.
El magistrado platense había instruido su búsqueda y detención a la Prefectura Naval en julio de 2010.
Vidal actuó en los centros clandestinos de detención conocidos como El Pozo de Banfield y en la Brigada de Investigaciones de San Justo. Según varios testimonios, su conocimiento médico era utilizado para regular la tortura y para asistir en los partos a las detenidas. Luego de ellos, Vidal se encargaba de falsificar las partidas de nacimiento para que los torturadores se puedan apropiar de los recién nacidos.
Luego de la dictadura, estuvo suspendido apenas tres meses por un juicio de ética promovido por sus colegas, y se sabe que en 1996 se desempeñaba como Subcomisario Forense en el Depto. de Sanidad en La Plata y en la Dirección de Ecología y Medio Ambiente en la Municipalidad de la Matanza.
Los casos que se le achacan son varios. María Asunción Artigas Nilo tenía 26 años. Alfredo Moyano Santander, 21. Ella era uruguay; él, argentino. Estaban casados y María Asunción había quedado embarazada. Alfredo era obrero de la construcción y María Asunción estudiaba medicina. Ella había asistido al Colegio Divina Providencia, a los liceos Bauzá y Miranda y a la Facultad de Medicina en la Universidad de la República Oriental. Los dos tenían actividades gremiales y políticas, María Asunción estaba vinculada al MLN.
La pareja vivía en la calle 595 de Berazategui, en la provincia de Buenos Aires. El 30 de diciembre de 1977, a las 3 de la mañana, personas fuertemente armadas irrumpieron sorpresivamente en el domicilio del matrimonio deteniendo a ambos e introduciéndolos encapuchados y esposados en unos autos Ford Falcon que aguardaban en el lugar. Finalizado el operativo, dos vehículos se quedaron montando guardia frente a lugar. Horas más tarde, llegó un camión, estacionó frente a la casa y cargó todas las pertenencias de la familia, advirtiendo a los vecinos que guardaran silencio sobre los hechos.
En el mes de mayo de 1978 la casa fue visitada nuevamente por personal del ejército, esta vez uniformado. En el operativo estuvieron envueltos el ejército argentino y uruguayo y la policía federal.
Un tiempo antes de la detención y el secuestro de la pareja, el domicilio de la madre había sido allanado por fuerzas policiales y de civil. En la oportunidad uno de los agentes le preguntó por su hijo de nombre Fredy, utilizando el término botija, indicador de que se trataba de un uruguayo por el modismo empleado para referirse a pibe o muchacho.
La pareja fue vista en el pozo de Quilmes y en el pozo de Banfield. María Victoria Moyano Artigas nació en el pozo de Banfield el 25 de agosto de 1978. El médico Jorge Vidal falsificó su certificado de nacimiento y la beba fue dada al policía Víctor Penna y a su mujer María Elena Mauriño. En 1987 fue recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo. Desde entonces vivió en Uruguay con sus abuelos maternos.
Ahora, el médico deberá responder por sus crímenes.




“Era un estudioso de la tortura”

Norberto Liwski narra los métodos del médico policial Jorge Vidal

El médico torturador Jorge Héctor Vidal fue detenido luego de estar prófugo de la Justicia desde julio del año pasado, cuando el juez federal de La Plata Armando Corazza ordenó su detención. Vidal, ex médico forente de la Policía Bonaerense, fue detenido en una vivienda del barrio porteño de Flores, escondido en al altillo de su casa y rodeado por un arsenal. El médico fue trasladado a los tribunales federales de La Plata, donde se negó a declarar, tras lo cual fue trasladado al penal de Marcos Paz, donde se alojan otros represores de la última dictadura militar.
El médico Norberto Liwski, presidente del Comité para la Defensa de la Salud, la Ética y los Derechos Humanos (Codeseh), fue víctima del accionar de Vidal durante su cautiverio en el centro clandestino de detención que funcionó en la Brigada de Investigaciones de San Justo.
En diálogo con Eduardo Anguita por Radio Nacional, Liwski explicó que Prefectura encontró a Vidal “en su propio domicilio, escondido en una especie de doble techo en su casa, preparado y utilizado al efecto. Además, estaba rodeado en una enorme cantidad de armas de todo tipo”. El médico opinó que su detención “rompió con cinco años y medio de una impunidad en que pudo disfrutar –si se puede disfrutar metido en un altillo– de una impunidad que estuvo rodeada de protecciones de quienes se sintieron evidentemente comprometidos con este personaje siniestro y encubrimientos que están explícitamente presentados en el propio expediente, encubrimientos de miembros de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Su detención no sólo pone en condiciones de ser juzgado a un prófugo de tantos años sino que además rompe con un mecanismo de protección de genocidas”.
Liwski fue una de las víctimas de Vidal. En su calidad de médico, entendió el rol que éste jugaba durante las torturas. “No es uno de los tantos médicos que participaron en la tortura en los centros clandestinos donde hoy día se puede afirmar que no pudo haber habido torturas sin médicos participando antes, durante o después” aseguró. “Él, en particular, aunque suene extraño, era un estudioso de la tortura. Tengo registro de haber escuchado en el propio ámbito de la sala de torturas y tormentos extremos cómo este hombre explicaba razones científicas de los mecanismos que se me aplicaban para torturarme, cómo cargaba de una cierta pátina de prestigio a los torturadores a los cuales les daba informaciones científicas sobre cómo la descarga eléctrica progresiva –estoy repitiendo palabras de él– producía un aumento de la secreción de una sustancia que se llama acetilcolina y que cuando ésta se agota el músculo ya no resiste y entonces la persona pierde toda capacidad de resistencia. Lo tenía estudiado o por lo menos se pregonaba de haberlo estudiado”, agregó.
Los detalles son escalofriantes. “Fue un hombre que daba la información de que a partir de los 25 kilos ya era posible comenzar a torturar. Mi hija, en ese momento, tenía efectivamente 25 kilos”, contó Liwski. En una de las casi 30 sesiones de torturas que sufrió en manos suyas, el médico tuvo un cuadro de reactivación de una fiebre tifoidea que había adquirido en su época de médico residente en Lanús. Vidal aprovechó la oportunidad para experimentar con él. “Me indicó la medicación adecuada –contó en la entrevista radial–, que era un antibiótico que se llama cloramfenicol, que tiene la particularidad de que una dosis baja reactiva la enfermedad y lleva al paciente a una deshidratación por diarrea. Éstas fueron las cosas que él hizo y que evidentemente lo hacía en una impunidad absoluta”.
Liwski todavía tiene la imagen de él grabada. A pesar de las capuchas, lo veían entrar el hospital materno infantil de Laferrere con total tranquilidad. De ahí entraba al centro clandestino con total normalidad y daba órdenes a diestra y siniestra. Vidal se retiró de la policía con cargo de subcomisario. Ahora, cuenta las horas en el penal de Marcos Paz, donde espera a ser juzgado por sus crímenes.

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