sábado, 5 de diciembre de 2015
Vuelvo a Venezuela
Ruben Abrines Collins.
Con la satisfacción de que algunos que se anotaron para trabajar para el imperialismo con Almagro en la OEA no les dio la nafta y renunciarían.
Probablemente ya se mudaron y viven en un barrio privado.
Volvamos a Venezuela.
No tengo una prima, como el exitoso Drexler, viviendo allí y que me cuente, tampoco tengo una amiga “guerita”, de ojos azules de las capas altas, llenas de remilgos y enojadas porque tienen que convivir con negros de camisa roja y ya no aguantan más y están dispuestas a dar esta batalla para echarlos al mar a Maduro y todo su combo bolivariano, y si no rajar inmediatamente a los EEUU.
Pero la dictadura Chavista dejó ranuras y rendijas, a cada rato hacen elecciones y más elecciones revocatorias y más elecciones, igual es una feroz dictadura y andan llorisqueando en todos los museos de la política internacional, incluyendo el Uruguay de Trobo, Lacallle, Mieres el tibio aspirante a socialdemócrata, empresarios de la prensa y otros que no saben si van o si vienen.
Al presidente Maduro le tocó, con la muerte prematura del líder de la revolución Bolivariana, hacerse cargo de la presidencia y apechugar, sin su carisma y sin esa impronta y proyección internacional por la audacia de sus propuestas y por no reservase nada.
Un país con petrolero es un en país la mira de los monopolios y el comercio internacional de las grandes corporaciones, no se iban a salvar por ser venezolanos, aunque el Chavismo no significara ningún riesgo, por lo mismo invadieron y destrozaron culturas milenarias en otros lugares.
Se me ocurre que a nadie hay que ilustrar, como desde siempre ahogaron en sangre y fuego en todos los continentes las corporaciones más famosas cuando ven peligrar sus reservas (casi siempre mal habidas) de estos recursos, emparentados con la industria bélica de las potencias y en particular la de los EEUU.
Venezuela no sería la excepción y mucho menos si el gobierno está dispuestos a poner parte de los beneficios de este recurso al alcance de todos, construyendo proyectos y planes de mejoramiento de la calidad de vida de millones de ciudadanos excluidos por anteriores gobiernos.
El proceso bolivariano puede y debe haber cometido errores políticos, puede y debe tener funcionarios corruptos (fijémonos en casa como estamos) deben existir como en las mejores y más ponderadas democracias donde estas existen.
Alguno de los que hoy impugnan su régimen político electoral y esté libre de culpa que tire la primera piedra.
En España, Francia, Uruguay, Alemania, EEUU, y todos los personajes más siniestros liquidacioncitas de la derecha internacional y todos los miembros de los países que componen la comunidad europea.
No toda la derecha venezolana es fascista ni golpista, ni quiere derribar al gobierno por la fuerza de forma ilegítima, pero hay un sector burgués mafioso que fue desplazado del poder, rentista del negocio del petróleo que no se resigna y está dispuesto a volver a intentar la guerra civil y el golpe de estado con la policía o los militares corruptos que puedan existir, como lo hicieron en vida de Chávez.
Falta muy poco para desmontar una gigantesca campaña internacional contra el gobierno y veremos después de fritas las tortas la grasa que queda.
No perderá la mayoría parlamentaria, no caerá el presidente, no caerán las conquistas sociales alcanzadas, el proceso entrará en una nueva etapa con un panorama más despejado de quien es quien dentro y fuera de Venezuela.
No es un deseo, ni siquiera una voz de apoyo al gobierno, y mucho menos una lágrima y un reclamo de no enjuiciar a asesinos y delincuentes al servicio de la peor y más pituca burguesía del continente, la más alcahueta del imperialismo yanqui.
Creyendo ser la cola de ratón del imperialismo, por lejos la menos culta políticamente sin práctica y experiencia democrática porque las clases dominantes nunca en ese país fueron democráticas ni se ocuparon por democratizar a la sociedad.
Hasta la llegada del Chavismo fue así y de repente todo cambió.
Las grandes mayorías fueron tenidas en cuenta y a fuerza de elección tras elección se empoderaron y ahora no creo que todos a la vez vayan a abrir la mano y soltar lo mucho o poco que lograron en muy pocos años con un gobierno legítimo, acechados y golpeados desde adentro y desde afuera.
A ver, esta es una mirada de un tipo que lo único importante que hizo en su vida y no fue exclusivamente merito individual si no que fue con muchos compañeros y uruguayos, cuando tocó ir al rescate de la libertad y la democracia cuando esta fue conculcada por la dictadura cívico militar fascista.
Y haber aprendido tempranamente en carne propia el valor de ser solidario con los pueblos y gobiernos que luchan contra el imperialismo y contra de la explotación del hombre por el hombre en todas sus manifestaciones.
Importa un comino lo que yo crea y a mí me parezca que es lo mejor, serán los venezolanos quienes decidan, son ellos quienes mejor saben dónde están sus legítimos intereses y su confianza, si se equivocan deberán desandar el camino y volver a comenzar.
Por aquí en el Río de la Plata tienen un espejo donde mirarse y sacar conclusiones rápidamente, muy a pesar de lo que dicen algunos analistas políticos criollos, que no es necesario poner las barbas en remojo después de lo que ocurrió en Argentina y pretenden ir por Brasil, Ecuador, Uruguay y otros países con gobiernos que siguen forcejeando por dar vuelta la tortilla para siempre.
No soy iluso. Sólo digo a todos los venezolanos que no tenemos más enemigos que los que se oponen a la pública felicidad.
Hoy les toca a ellos decidir por ellos y será su decisión algo que nos va a involucrar a todos.
Pido que entiendan que Almagro y la OEA no representan ni representarán a todos los uruguayos.
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