Martes, 29 Diciembre 2015
Informe de Coyuntura
Durante 2015 el contexto externo
de la economía uruguaya fue empeorando paulatinamente, en particular en
la región, afectado por la crisis que embarga a la economía brasileña y
que en el correr del año fue trascendiendo el plano económico y
trasladándose a la esfera política, complejizando aún más el panorama
regional. La economía uruguaya, si bien ha seguido creciendo, acusó
recibo de los embates externos y ha ralentizado su ritmo de expansión,
lo que se reflejó en el mercado laboral a partir de la disminución que
registró el empleo y un menor ritmo de crecimiento del salario real.
En el correr de 2015 el contexto externo
fue empeorado paulatinamente, dando cuenta tanto de la desaceleración
económica como de una mayor fragilidad externa. Por un lado, la economía
mundial se fue desacelerando y China, con una incidencia cada vez mayor
sobre las economías latinoamericanas, estuvo entre quienes más
contribuyó al enlentecimiento mundial. Esto condujo, por un lado a una
menor demanda externa de nuestros productos de exportación, y por otro, a
una caída en los precios de las commodities, principales productos de exportación de nuestro país y de la región en general.
Por otra parte, la recuperación de la
economía estadounidense y el fin de la política monetaria expansiva en
ese país consolidó un contexto de menor liquidez internacional,
encareciendo el crédito y disminuyendo los flujos de inversión hacia las
economías emergentes. En Uruguay, al igual que en el resto del mundo,
esto se ha reflejado en una desvalorización de la moneda local y un
aumento del tipo de cambio, que se espera se continúe procesando en los
próximos meses.
En materia regional,
Brasil –nuestro principal socio comercial- se encuentra en una profunda
crisis económica, con caídas importantes en la actividad, a lo que se
suma una difícil situación política, que afecta aún más la trayectoria
económica y complejiza la toma de decisiones para paliar esta situación.
Todos los sectores de actividad se vieron afectados por la disminución
de la actividad, destacándose particularmente la caída registrada en la
industria.
Para este año se espera una caída del
entorno de 3% en la actividad economía brasileña y una nueva caída de 1%
en 2016. La salida de capitales del país norteño que se viene
procesando desde hace algún tiempo y que se vio alentada por la pérdida
del grado inversor, ha presionado fuertemente sobre el tipo de cambio,
el que se ha ido depreciado de manera importante en el correr del año,
muy por encima de lo sucedido en otras economías emergentes.
En Argentina, por su parte, si bien las
perspectivas en materia de crecimiento son más auspiciosas, se están
procesando cambios políticos que cambiaron el rumbo de la política
cambiaria y comercial de corto plazo y que aún es difícil anticipar las
consecuencias que puedan tener sobre la dinámica de la economía
argentina y como consecuencia sobre el resto de países vinculados a
ésta.
Aunque en los últimos años Uruguay se ha
diversificado comercialmente, ampliando el número de socios
comerciales, la región sigue siendo una referencia ineludible en materia
comercial y como destino turístico. Brasil ha sido en los últimos años
nuestro principal socio comercial y a partir de la merma del turismo
argentino, ha pasado a tener también un rol más importante en relación
al turismo. Por tanto, es difícil pensar que los efectos recesivos de
esta economía no impacten en la economía de nuestro país. En materia
comercial, esto es particularmente cierto para algunos sectores de
actividad puntuales (como es el caso de la industria de autopartes) que
destinan una buena porción de producción a este país.
Además, la precipitada pérdida de valor
del real nos encarece en términos relativos frente al país norteño. A
pesar de que desde varios frentes se aboga por una mayor desvalorización
del peso frente al dólar de manera de acompañar la trayectoria del
real, es importante tener presente que seguramente la evolución que ha
tenido el real esté afectada por una serie de factores coyunturales que
no necesariamente van a seguir operando en el tiempo y que es importante
que la moneda local no enfrente bruscas oscilaciones.
En este contexto, en el tercer trimestre
del año la economía uruguaya retomó la senda de crecimiento luego de
haberse contraído en términos desestacionalizados en el segundo
trimestre. No obstante, el crecimiento fue moderado, consolidándose el
proceso de enlentecimiento económico y alejando a la economía de las
estimaciones de expansión del entorno del 2% y superiores que se tenían a
comienzo de año. De hecho, en función del dato del tercer trimestre (la
economía creció 0,6% respecto a igual trimestre del año anterior y 1%
respecto al trimestre anterior en términos desestacionalizados), las
expectativas de crecimiento de los agentes privados fueron corregidas a
la baja tanto para este año como para el próximo, ubicándose actualmente
en 1,4% para los dos años.
A nivel de sectores de actividad, las
ramas vinculadas al sector primario, la industria manufacturera y el
transporte y las comunicaciones fueron las responsables del crecimiento
interanual del tercer trimestre, en tanto los sectores de la
construcción y comercio, restaurantes y hoteles, disminuyeron su
actividad en este período. En el caso de la industria, como viene
sucediendo desde hace algunos trimestres, el dato positivo esconde
realidades muy distintas a nivel de rama, con sectores en clara
expansión como es el caso de la fabricación de papel y productos de
papel y otros presentando problemas para crecer desde hace algún tiempo.
En relación a los componentes de la
demanda, en el trimestre cayeron tanto el consumo interno como la
inversión y a nivel interno solamente creció el consumo del sector
público pero sin lograr contrarrestar la mayor caída que tuvo el consumo
privado. A nivel externo, cayeron tanto las exportaciones como las
importaciones, pero la mayor caída de las segundas respecto a las
primeras, contribuyó al mejoramiento del saldo comercial con el
exterior.
El mercado de trabajo
dio cuenta del enlentecimiento de la economía y se aceleró el deterioro
en el empleo que se venía procesando de manera mucho más lenta desde los
picos máximos históricos alcanzados en 2011 y 2012. La tasa de empleo
que en 2014 se había ubicado en 60,4% (muy cercana al máximo de 60,7% de
2011), en los primeros 10 meses del año se posicionó en 58,9%, teniendo
un deterioro de 1,5 puntos porcentuales respecto a igual período del
año anterior.
Como consecuencia de la caída
del empleo, y de una oferta de trabajo que no ha bajado en la misma
medida (la tasa de actividad cayó solamente 1 punto porcentual en
enero-octubre de este año respecto a igual período del año anterior), la
tasa de desempleo aumentó ubicándose en lo que va del año en 7,5%. A
pesar de que hasta el momento el deterioro es leve, al impactar más
duramente sobre algunos sectores de actividad en particular, sus efectos
son más nocivos y es necesario pensar en medidas paliativas para estos
sectores y para evitar una caída en el ingreso de los hogares que
termine afectando la calidad de vida y los logros alcanzados en los
mismos.
En lo que va de 2015, el salario real medio,
medida del poder de compra del salario, redujo el ritmo al que venía
creciendo en los últimos años. En los diez primeros meses de 2015, el
salario real medio se ubicó 1,8% por encima de igual período del
anterior, porcentaje de crecimiento que probablemente mantenga al cierre
del año y que implicaría el menor crecimiento del salario real desde la
reinstalación de los consejos de salarios en 2005, período en el que
creció siempre a una tasa de más del 3% anual. La desaceleración en el
ritmo de crecimiento del salario real se constata tanto a nivel privado
como para los asalariados públicos, aunque el poder de compra de los
primeros continúa creciendo a mayor ritmo (2,2% y 1,1% respectivamente).
En el sector privado, las ramas de
actividad que han tenido el mayor crecimiento del salario real en lo que
va del año son las actividades inmobiliarias, empresariales y de
alquiler (3,7%) y la construcción (3,5%). Mientras tanto, las ramas de
actividad en que los salarios evolucionaron menos favorablemente a los
trabajadores son las de hoteles y restoranes, con un aumento del 1,1% en
enero-octubre, y la de Servicios sociales y de salud, donde el salario
real medio cayó 0,5% en términos reales en igual período. Entre los
trabajadores del sector público, los de las empresas públicas fueron
quienes registraron un mayor crecimiento del salario real (3,3%) en
estos meses.
Considerando los lineamientos
salariales de la actual ronda de negociación colectiva y la rigidez que
ha existido hasta ahora en la aplicación de los mismos, es esperable que
si no hay cambios en este sentido, en los próximos meses se consolide
el estancamiento en la evolución del salario real promedio e incluso
existe riesgo cierto de pérdida de poder adquisitivo en algunos casos.
Esto tiene consecuencias muy negativas tanto en lo distributivo (en una
economía que crece aun a tasas bajas, si el salario y el empleo están
estancados, cae la participación de la masa salarial en el ingreso
nacional) como en el plano económico en general (enfriamiento de la
demanda interna en un contexto de dificultades externas), sin mencionar
que los salarios de cientos de miles de trabajadores uruguayos siguen
teniendo niveles muy bajos y deben crecer. Es por esto necesario una
mayor flexibilidad en los lineamientos, de manera de asegurar que no
haya pérdida de salario real y para que el poder de compra medio de los
trabajadores pueda crecer al menos al mismo ritmo que se expande la
economía.
Si bien era esperable que el salario
real comenzara a crecer más lentamente de cara al menor crecimiento de
la economía, era difícil anticipar este freno. Entre los factores que se
encuentran detrás del enlentecimiento del salario real se están el
mayor ritmo de crecimiento de los precios, los nuevos lineamientos
presentados para la negociación colectiva y la evolución más
desfavorable del mercado de trabajo. Por un lado, la mayor inflación
registrada este año provoca un mayor deterioro del poder de compra de
los salarios, la que se ve reflejada en la comparación anual, aun cuando
los salarios estén indexados a la inflación y los ajustes incorporen
correctivos periódicos. Por otro lado, el leve deterioro registrado en
el mercado laboral y que es más marcado en algunos sectores de
actividad también provoca efectos negativos sobre el salario, a pesar de
que existan convenios salariales vigentes que regulen los pisos de
ajuste.
Finalmente, los lineamientos presentados
por el Poder Ejecutivo para la negociación colectiva explican en buena
medida el enlentecimiento registrado por el salario real, aunque muchos
sectores de actividad tienen convenios vigentes y todavía no negociaron
con estas pautas. En primer término, esto se debe a que los actuales
lineamientos y la rigidez en su aplicación, provocaron que la
negociación se dilatara mucho más que en rondas anteriores y que a
mediados de diciembre, muchos sectores de actividad todavía no hayan
acordado los ajustes correspondientes y como consecuencia, no hayan
percibido los aumentos correspondientes. En segundo lugar, porque
quienes acordaron bajo estas nuevas pautas seguramente percibieron
aumentos menores a los que venían recibiendo hasta el momento. Por lo
tanto, en el próximo año, en la medida en que venzan el resto de
convenios y la negociación se generalice con estos nuevos lineamientos
salariales, es probable que se consolide el estancamiento en el ritmo de
crecimiento del salario real y que el peso de la masa salarial en el
producto retroceda.
En el mes de noviembre, el Índice de Precios al Consumo
tuvo un aumento de 0,43% mensual. Por primera vez desde la crisis de
2002, el incremento de los precios acumulado en el año superó al 10%. No
obstante, como en diciembre de 2014 el IPC cayó, en los últimos doce
meses la inflación fue de 9,46%. Con una nueva caída en diciembre de
este año se evitará que la inflación cierre el año en dos dígitos.
Los rubros con mayor incidencia
en el aumento de precios en el último año móvil fueron alimentos y
bebidas no alcohólicas (2,53 puntos porcentuales), vivienda (1,26 pp) y
transporte (1,04 pp). A su vez, los productos con mayor incidencia
dentro de estos rubros fueron la carne, pan y cereales, legumbres y
hortalizas, alquileres y electricidad. Esto muestra que la caída de los
precios de las commodities alimenticias a nivel internacional,
tendencia que se viene registrando desde mediados del año pasado, no se
ha trasladado como debía esperarse a los precios internos de los
alimentos.
El último dato de inflación
publicado fue revelador, no por haber superado levemente la barrera
psicológica del 10% ya que esto se revertirá en diciembre con la
aplicación del plan Ute, sino porque deja al descubierto varios aspectos
sobre la evolución de los precios. En primer lugar, la incidencia que
tuvieron los alimentos en este incremento (y en particular algunos
rubros alimenticios) pone en evidencia el escaso cumplimiento de los
acuerdos de precios realizados por el gobierno con las principales
cadenas de supermercados.
En segundo lugar, muestra la
persistencia de las presiones inflacionarias, constatando que la
inflación se sigue ubicando no sólo por encima del rango meta
gubernamental (algo que viene sucediendo desde hace años) sino también
por encima de las proyecciones de inflación realizadas por el gobierno
en el marco de la Ley de Presupuesto. Además, esto complejiza el logro
de acuerdos en los Consejos de Salarios en la medida en que los
lineamientos proponen ajustes nominales en función de la dinámica
sectorial que, en la mayoría de los casos, tienden a ubicarse por debajo
del crecimiento anual de los precios.
Finalmente, lo anterior también
estaría mostrando el escaso impacto que están teniendo los ajustes
salariales en el incremento de los precios en este contexto, en la
medida en que ni la desaceleración salarial que se ha dado en el año ni
los menores ajustes pactados para los salarios en el marco de la sexta
ronda de negociación se abría reflejado en una desaceleración en el
ritmo de crecimiento de los precios.
Aunque seguimos con una inflación menor
a los dos dígitos, es claro que el encarecimiento de los precios y en
particular de los rubros más sensibles al consumo de los hogares
uruguayos, es un problema que ha sido difícil de encausar por parte de
la política macroeconómica a pesar de que ha buscado atacarlo por varios
frentes. Los acuerdos de precios con las grandes superficies
comerciales desplegado este año es uno de los últimos intentos que ha
realizado el gobierno para contener el incremento de precios.
Sin embargo, como hemos establecido en
varias oportunidades, creemos que para que este mecanismo sea efectivo
tiene que incorporar algunas modificaciones respecto a como se viene
realizando. En primer lugar, creemos que los acuerdos tienen que tener
un horizonte temporal algo más extenso, de al menos un año, de manera
que pueda verificarse efectivamente su aplicación. Además, a pesar de
tratarse de acuerdos voluntarios, es preciso constatar su cumplimiento y
realizar penalizaciones en caso de no cumplimiento. El diseño, que
oportunamente presentamos de precios protegidos, debe integrar un
conjunto de bienes seleccionados en función de su impacto en el consumo y
amplio en su cobertura que sirvan como precios de referencia, al mismo
tiempo que tener en cuenta a la hora de definir el precio la
incorporación de productores (o importadores) y los comerciantes, de
manera de lograr un enfoque de cadena de valor, donde no solo se hace
responsable al eslabón comercial por el abastecimiento de los productos,
sino que se compromete también a los proveedores
Como todo primer año de gobierno, 2015
se caracterizó por un extenso debate en torno al Presupuesto quinquenal.
La ley de Presupuesto permite conocer, a partir de las asignaciones
realizadas, las prioridades del gobierno y su plan de acción, y el
escenario macroeconómico que se proyecta. En esta oportunidad, y según
manifestó el equipo económico dada la mayor incertidumbre imperante, el
presupuesto fue elaborado para los dos primeros años de gobierno (el
resto de las asignaciones provendrán de lo votado en rendiciones de
cuentas) pero el escenario macroeconómico fue elaborado para los 5 años
de gobierno, a pesar de que lógicamente las proyecciones se irán
corrigiendo a medida que avance el año.
El debate presupuestal fue bastante
extenso y conflictivo ya que el cumplimiento de los compromisos
realizados y las metas presupuestales para los próximos cinco años
estaba bastante por encima del espacio fiscal disponible. El dilema
presupuestal por tanto reflejaba la imposibilidad de cumplir con estos
compromisos sin pensar en nuevas fuentes de recursos. Además, el
gobierno estableció el objetivo de ir reduciendo el déficit fiscal en el
correr de los años de manera de alcanzar un déficit del 2,5% del
producto en 2019.
Por otra parte se espera que la
reducción del déficit se haga por la vía del aporte adicional de las
empresas públicas lo que en la práctica significa ajuste de costos y
reducción del ritmo de las inversiones.
El gran dilema planteado es que para
cumplir los objetivos buscados, solo es posible si se aumentan los
recursos, es decir mejorar los ingresos del estado, estamos hablando de
los tributos. Deberíamos continuar con la reforma tributaria iniciada
en la primera administración Vázquez y que tenía como definición que el
que tiene más aporte más. Es necesario iniciar un gran debate sobre
impuestos que permita seguir construyendo un país productivo con
justicia social.
El siguiente cuadro compara las
diferencias entre la propuesta de la central sindical llevada a dos años
y el presupuesto aprobado.
Recuperación Salarial |
Por 100% de inflación | Por 100% de inflación |
Aumento de Salarios | Disperso; el mayor en INAU y ANEP (condicionado) y muy escaso en el resto. En el entorno del 50% del PBI en masa salarial. | Aumento de PBI para todos los funcionarios y pago del Salario Vacacional asimilando este beneficio al sector privado de la economía. |
Educación | 4,74% del PBI | 5,1% del PBI (para llegar proporcional al 6% en 2019) |
Ciencia y Tecnología | Tomando como estimación de gasto actual 0,45% del PBI, en 2017 llegaría a un orden máximo de 0,55% | Llegar en 2017 a 0,7% del PBI (para llegar al 1% del PBI en 2019) |
ASSE | 850 millones de pesos de incremento | 2.200 millones de pesos para igual el gasto por usuario ASSE -- Mutual. |
Sistema de Cuidados. | 1836 millones de pesos de incremento en 2017 | 2600 millones de dólares al 2017. (para llegar en forma proporcional a 6.500 millones en 2019). |
Vivienda | Inversión de 6 mil millones de pesos promedio anual. | Inversión de 6 mil millones de pesos promedio anual. |
Protección Social | Mantenimiento de las partidas y los montos de Tarjeta y AFAM en su aumento inercial y mantenimiento de los dos sistemas de asignaciones. | Incremento de los montos de la tarjeta Uruguay social, unificación de los sistema de asignación familiar en el sistema Plan de Equidad y levantamiento de los topes de cobro. |
Poder Judicial | Incremento 0 | Propuesta de incremento salarial y de partidas. |
En síntesis, en
un escenario de mayor fragilidad e incertidumbre, donde el sector
externo contribuiría escasamente al crecimiento económico, es esperable
que sea el mercado interno el impulso dinamizador de la economía en esta
etapa, tanto a partir del consumo privado como de la inversión. En
materia de inversión, el impulso debe necesariamente provenir del sector
público, tanto como líder del proceso de inversión como impulsor y
garante de las inversiones privadas en aquellas áreas estratégicas en
una visión de mediano plazo. Para esto el estado debe contar con fondos
frescos para invertir, los que podrían provenir tanto de alianzas con el
sector privado como de repensar nuevos recursos con los que contar.
En cuanto al consumo privado, el
mismo depende fundamentalmente de la situación de los hogares,
vinculada inexorablemente a lo que suceda con el empleo y los salarios.
En este sentido es fundamental proteger el empleo, en particular en
aquellos sectores que se han visto más afectados por la pérdida de
puestos de trabajos en este período, buscando nuevos nichos de inserción
laboral y aumentando las políticas de contención a los hogares que se
encuentran en esta situación. Por el lado del salario, estamos
convergiendo a un escenario de menores tasas de crecimiento del poder
adquisitivo de los hogares y en este escenario es fundamental tanto
seguir privilegiando los salarios más sumergidos como que los aumentos
salariales estén en consonancia con el crecimiento de la economía. De
esta manera el mercado interno va a operar como un factor
contrarrestante en el proceso de enlentecimiento de la actividad
económica.
Montevideo, Diciembre 2015.
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