sábado, 1 de enero de 2022

No hay como parar el fuego

 Dolor


 

 Recibimos y publicamos 

1 enero 2022



Buenas noches, se fue de las manos el incendio del que veníamos hablando, llegó a Orgoroso y va rumbo a piedras coloradas, el núcleo de la industria forestal. pinos y eucaliptos, la gente desesperada disparando del pueblo que hora quedó sin luz,  están viniendo camiones desde Young para rescatar a los pobladores. Desde Guichón no se puede ayudar por qué la estación quedó sin combustible, el que tiene está dando una mano, pero ya cortó ruta 90 con múltiples focos

 

 La realidad desenmascara las consecuencias devastadoras de un nuevo modelo de país.  
Amanecemos hoy con la realidad de un Uruguay celulósico convertido en el infierno: Algorta,  Ongoroso, Piedras Coloradas, Tres Bocas, Chapicuy, Arroyo Negro.
Los medios muestran (primero) la propaganda de UPM y luego informan sobre los incendios.
A nosotros, en cambio, nos llegan testimonios directos de productores y pobladores desesperados; de la gente que ha estado en vilo anoche, sin festejar y trabajando para darle de comer a los bomberos o haciendo ellos mismos lo que pueden para salvar algo.
Su año nuevo viene cubierto de humo, ceniza y desesperación.
Algorta se salvará esta vez pero no está preparada para un suceso así y las forestales extranjeras lo saben.  Si tuviera su central de incendios, se habría apagado el accidente rápidamente.
Pero no incluyen en los proyectos forestales el bienestar y la seguridad de nuestras poblaciones.  Planifican en base al beneficio propio.
Y a pesar de las leyes que nos protegen (Ley de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible, 2008), los políticos les permiten todo, incluso la falta de infraestructura para controlar los incendios de sus plantaciones.
Y echarle la culpa a la seca o al calor es cosa de ciegos que no quieren ver: hay que mirar a Algorta y Ongoroso en el satélite para saber, de entrada, que están y estarán en el horno.
En un Uruguay de pasturas ganaderas y montes ribereños esto no hubiera sucedido.
Pero el afán de lucro de muchos uruguayos y de las empresas forestales que ven a nuestra tierra como una industria, nos lleva por este camino de plantaciones de celulosa, incendios devastadores y miseria.
Será quizá la hora y  el año de revisar lo que pensamos y lo que queremos dejarle a nuestros hijos.
Nosotros,  los uruguayos todos.


 En Algorta donde no hubo "ganas de festejar": el testimonio de vecinos

 Al promediar la tarde, el movimiento en las calles empieza a mermar cuando el calendario marca el 31 de diciembre. La circulación se va apagando a medida que las horas pasan y las 23:59 están cada vez más cerca. En las pequeñas localidades del interior, el silencio es todavía más pronunciado, pero esta vez en Algorta (Río Negro), las causas del escaso movimiento tienen otras explicaciones.
El fuego en un camión que transportaba encomiendas y pinturas en aerosol a la altura del kilómetro 66 de la ruta 25 se convirtió rápidamente en un incendio forestal que tiene en vilo desde el miércoles de tarde a todos los pueblos cercanos.
El contexto no ayuda. Las altas temperaturas en el inicio del verano y el déficit hídrico en buena parte del país han sido el cóctel perfecto para el surgimiento de varios sinestros en distintos puntos del país. Además del reportado cercano a Algorta, también se registraron otros focos ígneos a pocos kilómetros: sobre la localidad de Orgoroso y Piedras Coloradas, en Paysandú. En total ya son más de 5.000 las hectáreas afectadas.
También hubo incendios importantes en Canelones (en particular uno en El Fortín, cerca de Atlántida), aunque estos lograron ser controlados, según información de la Dirección Nacional de Bomberos.
El panorama en Algorta era algo más alentador sobre la noche del jueves, pero el cambio en la trayectoria del viento hizo que las alarmas se volvieran a encender este viernes en la localidad fronteriza con Paysandú donde viven entre 500 y 1.000 personas. “Es todo muy cambiante”, dijo Gustavo Santos, un vecino que tiene una barraca en el pueblo.

“Hay mucho nerviosismo”, agregó Sonia Tonarelli, una señora que vive en la zona y es ama de casa. Su amiga, Karina Lima, sentenció: “Estamos preocupados, todos queremos que esto se termine lo más pronto posible”.
Lo que los tranquiliza es que, por ahora, las llamas están lejos. Pero el humo en la tarde de este viernes era bastante intenso. Según contaron los vecinos a El Observador, en las calles se apreciaba una intensa neblina y el olor a eucalipto era muy fuerte. “Si mirás por la ventana ves como que la atmósfera está amarillenta”, dijo Tonarelli, que agregó que “el sol prácticamente no se ve” por la cantidad de humo. Lima la definió como “una nube”.
Con este escenario, la sugerencia de las autoridades fue clara: “Nos pidieron que nos encerremos y que tratemos de no salir”, contó Lima. La recomendación fue sobre todo por las personas que tienen dificultades respiratorias y se pueden ver más afectadas por las contingencias del aire, explicaron los vecinos.
Con ese consejo y el nerviosismo reinante, el escaso movimiento en las calles tuvo una interrupción en la tarde, cuando unas 50 personas se reunieron con el intendente rionegrense Omar Lafluf y otras autoridades de Bomberos y de la Policía, que les transmitieron de primera mano el estado de situación, llamaron a los vecinos a mantener la calma e informaron qué harían en las próximas horas.

Según supo El Observador, el encuentro tuvo algunos momentos de tensión cuando algunos de los presentes le reprocharon a las autoridades el papel de las empresas forestales y la falta de protocolos ante situaciones de esta envergadura.
Además, en la reunión también se reflotó un viejo pedido para que se instale un destacamento de bomberos en la localidad, argumentando que el inicio del incendio podría haberse controlado si un cuerpo especializado hubiera llegado enseguida para apagarlo. Lafluf tomó nota de esta solicitud, contó Tonarelli. El Observador intentó comunicarse con el intendente pero no fe posible ubicarlo.
Con la idea de “mantener la tranquilidad” que reforzaron las autoridades, los vecinos volvieron a sus casas y el movimiento volvió a mermar, a no ser por la intensa comunicación en los grupos de WhatsApp y el tránsito de cuadrillas solidarias que espontáneamente se organizaron para llevar agua, hielo, frutas y viandas a las decenas de trabajadores que están combatiendo el fuego.
“Ha venido gente de todos lados y se están acoplando en un salón comunal para su distribución”, contó Tonarelli. El jueves por la noche varios vecinos también se habían organizado para acompañar a familiares y amigos de Orgoroso, cuando el fuego avanzó amenazante sobre esa localidad. “Estamos todos en permanente comunicación”, contó Santos.


Como consecuencia de lo que están viviendo en Algorta no hay clima de fiesta. “No sentimos que sea fin de año, no estamos con ganas de hacer planes ni de festejar, ni de reunirnos, porque estamos preocupados”, explicó Lima, quien señaló que se trata de algo “atípico” porque nunca les había pasado algo así.
De todos modos, la vecina buscó encontrarle algo positivo a esta vivencia: “Lo que importa es que ahora estamos todos bien”, expresó a El Observador. Lo mismo destacó Tonarelli, subrayando que “es un fin de año anormal” pero en el que tratarán de pasar “lo mejor” que puedan.
Eso sí. Ella y su familia deberán cambiar el plan de estar en el patio y cerca del parrillero para no inhalar el humo proveniente de los incendios. Pero según contó eso no le molesta si a cambio pueden tener la “tranquilidad” de quedarse en su casa y no tener que irse porque la situación se complique aún más cuando llegue la noche.
Santos, por su parte, reconoció que el fin de año que viven es “estresante” y que “por lo pronto” va a pasar en su casa atento. Minutos antes de conversar con El Observador, el hombre había terminado de adobar un lechón para la cena de año nuevo. Con un toque de humor negro comentó entre risas: “Fuego vamos a tener seguro”.

>>> Un incendio anunciado

 

 Hola para los medios . Esto es en la zona de nuevo Berlín San Javier. El fuego sigue sin control y rumbo a los esteros. Ya quemó mucha zona de reserva área protegida. Miles de colmenas ganado caballos y fauna autóctona. La forestal responsable no  permitió acceso a tiempo para salvar antes que llegara el fuego. Negligencia . Esto tendrá graves consecuencias para el medio ambiente. Para Los pueblos circundantes y la biodiversidad.

 

 Incendios sin precedentes en el norte del país
FALTA DE PREVISIÓN Y COORDINACIÓN AGRAVARON LA SITUACIÓN
 


 

Desde hace tres días se desencadenó una sucesión de incendios de gran magnitud en
una vasta zona forestada de los departamentos de Río Negro y Paysandú. Sus causas
accidentales no son razón suficiente para explicar la amplitud y gravedad del siniestro
y evidenciaron la falta de previsión y coordinación de las autoridades competentes
para enfrentar una contingencia que era completamente previsible.
Si la causa de esta situación fueran el incendio de una camioneta cargada de pinturas
en la ruta, junto con la ola de calor y la sequía, como registra el informe del Sistema
Nacional de Emergencia (SINAE), tales circunstancias podrían haberse superado
fácilmente si existiera en el área una brigada contra incendios lista y preparada para
enfrentar contingencias absolutamente previsibles como las mencionadas.
A partir del desarrollo promovido por la Ley Forestal de 1987 y de su extralimitación,
hoy existen en el territorio nacional 1:065.000 hectáreas de plantaciones de eucaliptos
y pinos, con una densidad de hasta 1.400 árboles por hectárea que constituyen, sin
lugar a dudas, un riesgo por la generación de incendios que debió ser previsto desde
hace años y haberse definido los recursos y las medidas necesarias.
Sin embargo, han sido mayoritariamente vecinos de las zonas afectadas y voluntarios
de las organizaciones de la sociedad civil de esos departamentos, centros de
enseñanza, entidades religiosas, etc., con el modesto pero abnegado aporte de las
brigadas departamentales de bomberos, quienes han tenido que hacerse cargo en lo
fundamental de una situación para la cual no estábamos preparados.
Como siempre, la población es solidaria frente a la adversidad de sus compatriotas,
pero esto no puede ser suficiente ante una catástrofe de esta magnitud.
Uruguay inició el año 2022 convertido en un infierno para las poblaciones de Algorta,
Orgoroso, Piedras Coloradas, Tres Bocas, Chapicuy, Arroyo Negro y las familias de
productores rurales de la zona. Los habitantes de esos lugares han pasado en vilo la
noche de fin de año, sin festejos de ninguna clase y trabajando para darle de comer a
los bomberos o haciendo ellos mismos lo que pueden para salvar algo.
Ha llamado profundamente la atención también la falta de preparación y prescindencia
ante los hechos de las empresas forestales presentes en la zona (Montes del Plata,
Forestal Oriental y la Caja Notarial), que deberían ser las primeras en tener medidas
previstas y en actuar frente a lo que las involucra directamente.
En primer lugar, la ausencia de mantenimiento de los cortafuego, las franjas del
terreno que separan los macizos forestales para impedir que el fuego avance. En lugar
de estar limpias, esas áreas estaban cubiertas de hojas y ramas que facilitaban la
combustión. Esa falta de cuidado evidencia la omisión de las autoridades y de las
empresas, que tal vez se descansan en tener sus plantaciones aseguradas.
Las autoridades nacionales han reconocido que nunca existió un incendio de estas
proporciones en el país, pero es evidente que, ante la opción del estado por un
desarrollo forestal de esa magnitud, no se puede alegar sorpresa ante lo sucedido. No
solo ha faltado previsión en los organismos públicos correspondientes, sino también
exigencias de seguridad apropiadas para las empresas forestales involucradas.
Además de los productores rurales vecinos de la forestación, existen centros poblados
literalmente rodeados donde la distancia a las plantaciones no supera los 30 metros.
El riesgo que corren estas poblaciones es evidente también y desde hace tiempo se
advirtió que la distancia debía ser del orden de 500 a 1.000 metros, teniendo en
cuenta las chispas transportadas por los vientos en medio de un incendio.
Las organizaciones firmantes exigimos que las autoridades asuman la responsabilidad
y una revisión exhaustiva de las medidas para evitar que se repitan situaciones como
las vividas en los últimos días. Hacia adelante, reclamamos la presencia de una
brigada permanente de bomberos en cada zona y la realización de simulacros de
acción conjunta del estado, empresas y pobladores para estas contingencias.
Por último, pero no menos importante, los costos de las compensaciones por los
daños sufridos, así como de los recursos para ejecutar los planes preventivos
necesarios (dotaciones locales de bomberos, reservas de agua, etc.), no deben salir
del erario público, sino de las empresas que operan en la región. De lo contrario,
estaríamos otorgándoles nuevos subsidios a costa de todos los uruguayos.
Paysandú Nuestro
Gensa (grupo ecológico naturista sanducero)
Grupo Amigos de los Humedales, Paysandú
Colectivo de Guichón por los bienes naturales
Cooperativa Tierra pa Todos de Guichón
Calagüi, cooperativa de apicultores de Guichon
Movimiento por un Uruguay Sustentable (Movus)
Comisión departamental por los Derechos Humanos
Iglesia Valdense
Intersocial de Paysandú
(Integrada por las mesas departamentales de FUCVAM, PIT-CNT, el Regional norte
de la Universidad de la República y los sindicatos y gremios: Sutel, FFSP, Sunca,
Afutu, MOSAC, Postales, Afempay, Ademu, Untmra, ATRU, Químicos de Ancap,
Trabajadores de la enseñanza privada, AECO)
Contactos:
Javier Dalmás 099 728 552
Cecilia Sánchez 098 970 342

 

 

 

 

 

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