jueves, 5 de diciembre de 2024

La lucha paga

 



Búsqueda, 5 diciembre 2024

El resultado electoral no se explica sin la “lucha” del PIT-CNT en este período, dice Marcelo Abdala


El plebiscito de la seguridad social mostró un “divorcio objetivo” de buena parte de la dirección frenteamplista con una propuesta popular; “vamos a estar sumamente vigilantes”, advierte

En medio de un año de elecciones nacionales, el movimiento sindical fue uno de los principales actores del debate. El plebiscito sobre la seguridad social que promovió con otras organizaciones sociales y políticas fue hasta fines de octubre el principal eje de discusión política.
“Nunca en una campaña electoral hubo un rol tan activo del movimiento sindical”, destaca el presidente Marcelo Abdala, que pese a la derrota hace un balance con varios aspectos positivos. Y aclara: “El plebiscito no terminó”.


Abdala cree que el escenario político cambia para el PIT-CNT con el triunfo del Frente Amplio. Aspira a que haya en este período conquistas programáticas y considera que queda atrás una etapa “defensiva” y se abre una “de iniciativa”.
Aún así, apunta que “nunca” se había visto una posición “abierta” “de los principales dirigentes del Frente Amplio” tan opuesta a “una iniciativa del movimiento sindical” como pasó con la seguridad social. Ahí, afirma, se vio un “divorcio objetivo” y señala que estarán “sumamente vigilantes” de las políticas que se apliquen.
Lo que sigue es una síntesis de la entrevista que Abdala concedió a Búsqueda.

—¿Qué análisis hace el movimiento sindical del resultado de las elecciones nacionales y el nuevo escenario político que dejan?

—El resultado electoral implica que el movimiento sindical va a desplegar su acción en un escenario diferente. Nosotros caracterizamos al gobierno de la coalición como un gobierno ubicado en la derecha, con componentes de ultraderecha y una composición de clase de gobierno del gran capital, que venía a procesar un ajuste contra las grandes mayorías del pueblo trabajador. El resultado electoral implica la asunción de un gobierno diferente, no solamente por su carácter frenteamplista. Si lo analizamos desde un punto de vista de clase, podría decirse que predominantemente representa a otros sectores de la población: sectores medio-empresarios, emprendedores a la baja, sectores profesionales, capas medias, y los sectores vinculados al pueblo trabajador. Es notorio que el movimiento sindical va a desplegar su acción en un escenario distinto. En segundo lugar, y en contrario a algunas visiones que se hicieron públicas, este resultado político-electoral no se explica haciendo abstracción de la lucha del movimiento obrero. Nosotros organizamos un proceso de lucha en defensa de los derechos del pueblo trabajador y contrario al modelo de la desigualdad. De pique, para poner un ejemplo, en Uruguay, a pesar de la pandemia en el año 2020 se desplegó el 1º de mayo más grande del planeta con una caravana masiva. Y hubo múltiples acciones: nuestra campaña contra la Ley de Urgente Consideración (LUC), el Congreso del Pueblo, las acciones para acelerar la recuperación salarial por encima de los criterios del Poder Ejecutivo en la negociación colectiva desde el 2021, nuestras acciones contrarias a lo que luego fue la Ley 20.130 y el plebiscito de la seguridad social… Es decir, hubo permanentemente un nivel de iniciativa del movimiento sindical. El resultado electoral no se puede analizar haciendo abstracción de la acción del movimiento sindical, que por definición no tiene partido y se mueve con la independencia de clase, pero obviamente que interviene en el quehacer nacional.

En el escenario que se viene, creo que el movimiento sindical va a ser un vector propositivo, no solamente por las reivindicaciones inmediatas de los trabajadores, sino por su visión programática de largo plazo. Creo que esa va a ser la característica. Ni francotirador permanente ni tampoco furgón de cola del Frente Amplio o aplaudidor acrítico. El movimiento sindical va a tironear por la satisfacción de las necesidades populares.

—Tras la derrota del Frente Amplio en 2019, ustedes sacaron algunas conclusiones. En los análisis que hacían, decían que no se habían hecho transformaciones de fondo y también decían aquello de que el Frente Amplio —como los progresismos regionales— se había alejado de su base social. Con ese diagnóstico, ¿no sacaron también alguna lección de cómo pararse frente a un nuevo gobierno progresista?

—Esas conclusiones, para mí, han sido confirmadas por la historia reciente. El 1% más rico del planeta tiene más riqueza que la mitad de la población humana, ¿no? Las políticas social-liberales o social-demócratas no resuelven los problemas de la gente. El movimiento sindical tiene que ser un actor de peso impulsando cambios profundos. Tenemos que actuar con una visión de conjunto y con las luces largas. Es decir, no alcanza con tales o cuales medidas puntuales, hay que generar las condiciones para acumular fuerzas rumbo a una transformación de fondo que supere el modo de acumulación capitalista dependiente en nuestro país. Hay que diversificar la matriz productiva, hay que cuestionar la matriz de distribución de la riqueza. Se necesitan ideas que pongan la jugada en transformaciones importantes.

—Si no lo entiendo mal, sería como que el PIT-CNT tendría que tener una presencia programática de mayor peso. Ya no solo en reivindicaciones puntuales, sino empujando unas transformaciones más amplias. ¿La discusión de la seguridad social es un ejemplo?

—Sí. Debemos actuar en esa dirección. Contra todo el poder económico y político, nosotros logramos que casi un millón de ciudadanos respaldaran el plebiscito sobre la seguridad social. Hay que convertir y multiplicar esa fuerza para ayudar a la transformación social de fondo. Por lo menos esa es para mí una de las reflexiones que se abre para la discusión del próximo Congreso del PIT-CNT. Y además, hay que ver cómo eso se refleja en políticas públicas concretas en el ahora. Esa visión programática tiene que tener conexión con determinadas políticas públicas que muevan la aguja en la situación de la gente.

—Hasta en las elecciones pasadas, ustedes identificaban en el escenario político dos bloques: el bloque social y político de los cambios y el de la restauración conservadora. ¿Sigue existiendo ese bloque social y político de los cambios? ¿El PIT y el Frente Amplio siguen alineados en ese bloque?

—En un sentido gramsciano, efectivamente hay un bloque conservador y potencialmente hay un bloque histórico alternativo. El problema que está planteado ahora, y que hay que resolverlo en la vida, es que nunca hubo una posición abierta de los principales dirigentes del Frente Amplio, las principales figuras, la fórmula, que se haya opuesto de tal forma a una iniciativa del movimiento sindical como pasó ahora con la seguridad social, ¿no? Yo me sigo adscribiendo a la tesis de que potencialmente hay un bloque histórico que tiene determinada composición social y política y que sigue existiendo, pero hay un problema que me parece que tiene que resolver la vida y eso tiene que ver con qué medidas de política pública se aplican o no. Partís de una base en la que existió esa diferencia. Nosotros reconocimos de inmediato el resultado del plebiscito y también hicimos un compromiso de honor con la gente de seguir empujando a que la seguridad social se convierta en un derecho humano fundamental. Hasta cierto punto, el plebiscito no terminó. Sigue ese proceso en la forma de un diálogo social en el que vamos a tironear por una seguridad social universal, de solidaridad intergeneracional, multipilar, sin fines de lucro y de prestaciones suficientes. Vamos a estar sumamente vigilantes con qué políticas públicas son las que se desarrollan.

—Decía que el debate de la seguridad social mostró intereses contrapuestos, en esto del bloque social y político de los cambios.

—Hubo objetivamente un divorcio entre las iniciativas del movimiento sindical y componentes de la dirección actual del Frente Amplio, no todo el Frente Amplio, porque por algo siete de cada 10 frenteamplistas pusieron la papeleta. ¿Cómo se dilucida ese divorcio? Bueno, dependerá de qué políticas públicas se aplican. Y el movimiento sindical va a ser un actor empujando para que esas políticas públicas sean adecuadas, porque nosotros hicimos un compromiso con la gente.

—Cuando empezaba este período de gobierno, catalogaron la etapa que tenían por delante como una etapa defensiva. ¿La que empieza en marzo de 2025 cómo es? ¿Es de ofensiva?

—Nosotros esperamos que se puedan conquistar realizaciones programáticas. En ese sentido es una etapa de iniciativa. No me animo a decir a priori que sea de ofensiva, porque eso también dependerá de la relación de fuerzas. De hecho, si bien en este período se aplicó un modelo de desigualdad, yo creo que la lucha popular en cierta medida logró amortiguar sus componentes más pesados. Tuvo sus impactos. Por algo hay un estudio de la Udelar que dice que para el 95% de la población se deterioraron los ingresos, cuando el producto bruto interno es igual o mayor.

—Pero en esa agenda defensiva la LUC se aprobó y quedó, la ley que reformó la seguridad social se aprobó, después la plebiscitaron y se mantuvo, el ingreso usted dice que cayó para la mayoría de la población…

—Pongo otros ejemplos. La confederación de gremiales empresariales ha venido presentando una queja en la OIT contra la ley de negociación colectiva, para que no se pueda definir el ajuste salarial, sino solamente los salarios mínimos por categoría. Objetivamente, eso no sucedió. Es decir, el gobierno del Frente Amplio que asume —con algunos retrocesos, como la eliminación de la ultraactividad como derecho— no se va a encontrar con un panorama demasiado diferente al que dejó en el período anterior. Otro ejemplo: se hablaba mucho de la privatización del portland… No se privatizó. ¿Se entiende? Objetivamente, la acción del movimiento sindical logró amortiguar los componentes más duros de lo que llamamos la utopía reaccionaria…

—Yamandú Orsi dijo en el debate presidencial que la edad de retiro iba a volver a los 60 años. Gabriel Oddone, sin embargo, ha planteado en entrevistas que la edad de retiro se va a mantener en 65 y que se va a estudiar excepciones caso a caso. ¿Cómo ve el PIT-CNT esa contradicción?

—El PIT-CNT va a ser vigilante de que los compromisos asumidos con la ciudadanía se cumplan. La fuerza política que asume el gobierno tiene un programa. Yo creo que hay que cumplirlo. Y el cumplimiento del programa es lo que dijo Orsi. Nosotros vamos a participar en el diálogo social que plantea el Frente Amplio en el sentido de garantizar la seguridad social como derecho humano. Es decir, la gente tiene que reconstituir su derecho a jubilarse a los 60 años. Si hay políticas de estímulo a que un trabajador decida seguir, perfecto. Pero es a través del estímulo, no a través de la obligación, y todavía para cobrar menos. Lo mismo con la elevación de las jubilaciones mínimas. Junto con las organizaciones de jubilados, vamos a ser proclives a eso. Y si yo no estoy equivocado, lo que dice el programa del Frente Amplio es eliminar el lucro. Bueno, habrá que ver en el diálogo social cómo se hace. Nosotros seguimos sosteniendo la hipótesis de eliminar las AFAP. Veremos cómo interpreta el gobierno que debe eliminarse el lucro en la seguridad social.

—Algunos dirigentes sindicales, como Joselo López, han dicho que el plebiscito impidió al PIT-CNT poner otros temas en agenda en un año electoral. ¿Hace alguna autocrítica en esa línea?

—Yo creo que es al revés: nunca tuvimos tanto nivel de protagonismo como en este momento. De hecho, si no se hubiera planteado esto, no hubiéramos tenido la adhesión de casi un millón de ciudadanos. Además, nuestro planteo en materia de seguridad social es el eslabón de una cadena. Es decir, no se puede discutir, convertir la seguridad social en un derecho humano fundamental si al costado no discutís una reforma laboral que supere los salarios inferiores a $ 25.000 pesos, que diversifique la matriz productiva, que reduzca la jornada de trabajo, que permita el crecimiento de la masa salarial en el PBI. La discusión de la seguridad social fue un eslabón que nos permitió tirar de toda una cadena. Y fue la única discusión programática que se desarrolló en la campaña electoral, que fue bastante chata. Así que yo tengo otra opinión. No creo que nos haya quitado iniciativa, muy por el contrario, fuimos a conversar con toda la población. Nunca en una campaña electoral hubo un rol tan activo del movimiento sindical.

—En el nuevo escenario político está la novedad de la ausencia de mayorías en el Parlamento. ¿La movilización sindical puede tener un peso mayor para inclinar la balanza en algunas discusiones?

—Yo creo que sí, que va a tener un impacto. Por un lado, el diálogo del movimiento sindical con todas las bancadas parlamentarias y, por otro, la natural movilización atrás de planteos que beneficien cambios profundos. Creo que sí, que puede jugar un papel importante, inclusive desde la cercanía. Nosotros tenemos plenarios departamentales y hay muchos legisladores que son representantes departamentales. Me imagino a los militantes sindicales departamentales dialogando con esos legisladores para promover que tengan buena disposición con las leyes que beneficien a la gente.

—En mayo del 2025, el PIT-CNT tendrá un nuevo congreso. ¿Cómo lo están preparando?

—Va a ser un congreso en medio de varias discusiones. Asume el Poder Ejecutivo, se viene el Presupuesto Nacional que determina cosas por cinco años, estarán los lineamientos del Poder Ejecutivo para la negociación colectiva, la convocatoria del diálogo social en materia de seguridad social. Es decir, va a ser un congreso marcado por un nivel de propuesta y de acción importante. Aspiro a que sea un congreso de fortalecimiento de la organización sindical, que ponga al PIT-CNT como el actor social principal para los próximos años. Un congreso en donde se eleve la capacidad de propuesta, programática y reivindicativa, desde la independencia de clase, que no es presidencia. Esperemos que también sea un congreso de unidad sin exclusión, donde se llegue a un acuerdo para determinar las formas de organización, de comunicación y de trabajo para esta época, y también en la elección de la nueva dirección.

—¿Pidieron una reunión con Orsi?

—No. La Mesa Representativa de este jueves 5 seguramente resuelva encomendar al secretario ejecutivo del PIT-CNT pedir una reunión con el presidente para que se concrete en el transcurso de diciembre. Todo indica que eso se va a resolver, pero no estoy en condiciones de confirmarlo. De concretarse la reunión, a Orsi le vamos a llevar un planteo escrito de medidas inmediatas sobre políticas públicas.

—¿Qué medidas son?

—La convocatoria del diálogo para una estrategia de desarrollo nacional, la política industrial, el cambio de la matriz productiva, la reducción de la jornada laboral…

 

 

 

 

 

 

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