martes, 7 de agosto de 2007

Mas que torturas eran atrocidades

Testimonio de Angel Gallero ex detenido en La Tablada






El "eslabón perdido" de la represión

ROGER RODRIGUEZ, rogerrodriguez@adinet.com.uy
La republica

Cinco personas vinculadas al maoísta Partido Comunista Revolucionario (PCR), quienes fueron detenidos en Buenos Aires en diciembre de 1977 y figuran hoy como desaparecidos en Argentina, en realidad habrían sido trasladados a Montevideo a principios de 1978 y torturados en "La Tablada", donde los mataron o ejecutaron.

Los uruguayos Carlos Federico Cabezudo Pérez, Célica Elida Gómez Rosano, Eduardo Gallo Castro, Juvelino Andrés Carneiro Da Fontoura (o Miguel Angel Ríos Casas), y la argentina Carolina Barrientos Sagastibelza, fueron las víctimas del traslado que, probablemente por mar, coordinaron militares de Argentina y Uruguay.

Un trabajo realizado durante años por militantes del PCR, pudo ser confirmado por LA REPUBLICA que en una investigación de meses accedió a documentos desclasificados, cotejó declaraciones de víctimas y victimarios, y pudo entrevistar en la ciudad de Mercedes a un testigo de cargo de aquella masacre.

Angel Gregorio Gallero Gutiérrez, hoy con 58 años, ratificó a LA REPUBLICA una declaración que por primera vez hizo en 1983 y que luego repitió ante organizaciones de Derechos Humanos y frente a la propia Comisión para la Paz, sin que su relato fuera entonces suficientemente acreditado.


Un "eslabón perdido"

Gallero ha sostenido en los últimos 23 años que fue detenido en enero de 1978 en Montevideo, en el marco del operativo de captura de Ricardo Blanco, otro dirigente histórico del PCR, junto a quien fue torturado en el centro clandestino de represión "La Casona" de la calle Millán y luego trasladado a las instalaciones de La Tablada.

En La Tablada, donde funcionaba el terrorífico "300 Carlos" centro de torturas del Organo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), Gallero pudo ver a Cabezudo, fue confundido con Gallo, oyó hablar de la "bióloga" (profesión de Barrientos, compañera de Fontoura) y escuchó la tortura y violación de Gómez.

Luego de la confirmación oficial del "segundo vuelo" de Orletti con el que se evidenció que los traslados e intercambios de opositores a las dictaduras fue un modo operativo permanente de los represores, el testimonio de Angel Gallero adquiere otra dimensión y posibilita una inminente denuncia judicial sobre el caso.

La historia de Gallero era un "eslabón perdido" que permite conectar la represión sufrida por decenas de desaparecidos del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) en 1976 con la desaparición de otro grupo de militantes de los Grupos de Acción Unificadora (GAU) secuestrado en Argentina en 1978.


Firman Cristi y Ramas

Una serie de documentos desclasificados de los archivos de la Cancillería uruguaya permiten reconstruir hoy la historia del seguimiento y represión que la dictadura uruguaya realizó durante años sobre el Partido Comunista Revolucionario (PCR), que sufrió 9 casos de desaparición.

En un documento elaborado por la OCOA, inicialmente fechado el 15 de enero de 1974, se narra la historia de los maoístas uruguayos desde principios de los años sesenta, cuando se separan del Partido Comunista y forman el Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR) hasta su posterior constitución en PCR en 1972.

El archivo desclasificado, que aparece firmado por el comandante de la División de Ejército I, general Esteban Cristi, y por el jefe de la División Operaciones del OCOA, mayor Ernesto Ramas, incluye el organigrama de la organización y los nombres de sus principales militantes detenidos o requeridos hasta diciembre de 1974.

Curiosamente, entre los dirigentes de un "Orden de Batalla del PCR al 31 de diciembre de 1974" aparece en primer lugar, como secretario político de Montevideo, Luis Eduardo González González, cuya desaparición ocurrida el 13 de diciembre de ese año ya se ocultaba al hacerlo figurar en una lista de "requeridos".


Operación Montoneros

En los documentos desclasificados de la Cancillería uruguaya también se suman datos que permiten observar cómo, antes o luego de un operativo de represión, se elaboraba un informe secreto en el que se trataba de construir una historia oficial de lo sucedido con las organizaciones que resistían a la dictadura.

La página del documento de la OCOA, en la que aparece la firma del hoy encarcelado Ernesto Ramas, ya hacía una particular mención a que el PCR tenía niveles de integración con la Unión Artiguista de Liberación (UAL), un elemento que terminaría de conectar al grupo maoísta con la represión a los GAU en 1977 y 1978.

Según el informe oficial que sobre los desaparecidos elaboró la Armada Nacional en agosto de 2005, la unidad de Fusileros Navales (Fusna) estuvo a cargo de los operativos contra los Grupos de Acción Unificadora (GAU) desde que en agosto de 1977 en Uruguay fue arrestado el montonero argentino Oscar De Gregorio.

De Gregorio fue detenido el 16 de noviembre de 1977 por la Prefectura de Colonia y entre sus pertenencias se encontró la cédula de identidad de una uruguaya, en cuyo domicilio -allanado tres días después- se capturó material propagandístico del GAU del que su hermano era militante. Comenzó entonces la "Operación Montoneros".


La caída de Jaime Dri

En coordinación con la argentina Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el Fusna encabezó la represión sobre los integrantes del GAU que fueron detenidos en operativos simultáneos en Argentina y Uruguay. Decenas de ellos fueron torturados por la Armada y un grupo de 22 militantes fue secuestrado en Argentina.

Según informantes de la Armada, que participaron en la elaboración del informe sobre los desaparecidos, la conexión con De Gregorio transformó a los GAU uruguayos en Buenos Aires en "objetivo" de la represión argentina, que los consideró parte del grupo Montoneros, entonces principal enemigo de la dictadura.

Pero existe una historia poco conocida, sobre la caída de otro montonero en Uruguay: Jaime Dri. En su libro "Recuerdo de la muerte", editado en México en 1984, el hoy diputado Miguel Bonasso narró el caso en el que Dri fue detenido el 10 de diciembre de 1977 cuando intentaba realizar un contacto político.

Según Bonasso, el "pelado" Dri iba a reunirse con Alejandro Barry, secretario político de los Montoneros que se encontraba clandestino en un chalé de la costa de Canelones. La Mehari que lo llevaba fue interceptada por las Fuerzas Conjuntas y Dri terminó siendo "devuelto" a Argentina en una avioneta.


La balacera de Ataliva

Mientras los oficiales de la Armada Luis Tróccoli y Juan Carlos Larcebeau viajaban del Fusna a la ESMA con los interrogatorios de los GAU torturados, otro operativo comenzó a gestarse a partir de las conexiones de quienes vivían en el chalé donde Dri iba a hacer contacto y una coordinación de grupos uruguayos en Argentina.

El 24 de diciembre de 1977, en su domicilio, en la localidad de Laferrere, provincia de Buenos Aires, se produjo la detención de Ataliva Castillo Lima, uruguayo fundador de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA) y dirigente del grupo de los "peludos" del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) Tupamaros.

Ataliva, que resistió a tiros su captura y permanece desaparecido, debía hacer ese día un contacto con miembros del PRT y Montoneros en nombre de los "peludos", quienes tenían coordinación en Buenos Aires con los GAU, los UAL y el PCR. En su casa quedó una ratonera en la que otros dos "peludos" fueron baleados ese día.

Miguel Angel Ríos Casas y Eduardo Gallo Castro (también militante de UTAA) llegaron luego del mediodía a la casa de Ataliva y resistieron la detención. Ríos quedó malherido y huyó con Gallo. No se sabe de ambos hasta el 27 de diciembre, cuando Gallo es identificado y torturado, en el llamado Pozo de Quilmes.


La conexión con PCR

El trabajo de reconstrucción histórica realizado en los últimos años por ex militantes del PCR y la historia de Angel Gallero, permite ahora realizar una conexión probable entre la detención de Dri en Uruguay, la balacera en la casa de Ataliva y el destino vivido por Eduardo Gallo antes de su aparición en el centro de torturas de Quilmes.

Gallo era el compañero de Aída Celia Sanz Fernández, quien embarazada a término había sido secuestrada, junto a su madre Elsa Haydée Fernández Lanzani, del domicilio de ambos en San Antonio de Padua, el 23 de diciembre de 1977. Gallo le contó la situación a Miguel Angel Ríos y ambos iban a hablar con Ataliva.

El testimonio de Angel Gallero coloca a Eduardo Gallo junto a tres militantes del PCR con los que tenía conexión, en el marco de la coordinación que existía entre "Peludos", UAL, GAU y PCR: Carlos Cabezudo, Andrés Fontoura y su compañera argentina Carolina Barrientos.

Cabezudo, Fontoura y Barrientos fueron secuestrados de su apartamento de Avelino Díaz 1744, capital federal, Buenos Aires, probablemente el 26 de diciembre (y no el 30 como se suponía). Testigos del operativo señalan que del domicilio fue "sacada" una pareja y dos hombres más. El cuarto detenido sería Eduardo Gallo.

En la tarde del 3 de enero de 1978 en pleno Florida y Corrientes también fue secuestrada la uruguaya Célica Elida Gómez Rosano, quien se había radicado en Argentina en 1975 y estaba conectada a Cabezudo, quien le entregaba cartas de su hermano Néstor Gómez, militante del PCR radicado en Europa.


Entre Quilmes y Bánfield

El testimonio de la argentina Adriana Chamorro, sobreviviente del Pozo de Bánfield, explica el siguiente tramo del martirio sufrido luego de sus secuestros por Cabezudo, Fontoura, Barrientos, Gómez y el propio Gallo, cuya compañera Aída Sanz dio a luz una niña el propio 27 de diciembre de 1977 en el Pozo de Quilmes.

Chamorro fue detenida el 23 de febrero de 1978 junto a su marido Eduardo Otilio, y ambos fueron trasladados a la Brigada de San Justo, donde fue torturada durante un mes hasta que le trasladaron al centro clandestino de reclusión conocido como Pozo de Bánfield, donde habían reunido a una veintena de uruguayos vinculados al GAU.

En Bánfield, Chamarro tuvo contacto con la uruguaya María Asunción Artigas Nilo de Moyano, quien junto a su esposo Alfredo Moyano Santander habían sido secuestrados el 30 de diciembre. Ella le confirmó el nacimiento de la hija de Aída y el traslado a Uruguay, en lancha, de Eduardo Gallo y otros cuatro uruguayos.

"Me relató en diferentes ocasiones que la mayoría de los uruguayos habían sido torturados durante la primera parte del secuestro y que cinco de los detenidos, entre ellos el compañero de Aída, habían sido trasladados a Uruguay clandestinamente, viaje para el cual ellas fueron obligadas a hacer la comida", narra Chamorro.



El secuestro de Blanco

Ricardo Alfonso Blanco Valiente, era sindicalista de AUTE y el principal dirigente del PCR radicado en Montevideo. El 15 de enero de 1978 fue detenido del comercio de su propiedad y trasladado al centro de torturas "Base Roberto" ubicado en una casona de la calle Millán, que la OCOA compró con dinero robado al PVP.

Tres días después, en el comercio en el que había quedado instalada una "ratonera" fue detenido Angel Gallero, también militante del PCR, quien lograría sobrevivir a las torturas en la Casona de Millán, para luego ser trasladados al local de La Tablada, ocupado por la OCOA para instalar su nómada base "300 Carlos".

En sus testimonios de los años ochenta, incluso ante la Investigadora Parlamentaria sobre los Desaparecidos, Gallero describió en detalles las instalaciones de La Casona, donde se había construido la cooperativa de viviendas de funcionarios de Cutcsa y cuyos planos originales no fueron ubicados hasta años después.

Gallero señala que les transportaron en la parte trasera de un vehículo de piso metálico corrugado que coincide con la descripción de la camioneta Indio que había sido confiscada al periodista y maestro Julio Castro, quien había sido secuestrado el 1º de agosto de 1977 y desaparecido, precisamente, en La Casona de Millán.


La confesión del SID

Dentro de los archivos desclasificados en el Ministerio de Relaciones Exteriores se encontraron otros dos informes secretos sobre el PCR, con fechas 9 y 18 de enero, que lucen la firma del propio director del Servicio de Información y Defensa (SID), general Amaury Prantl.

En el "Parte de Información Nº 02/78", fechado cinco días antes del secuestro de Ricardo Blanco, se explica que por "información obtenida por este servicio" se sabe que "actualmente el PCR se encuentra organizado y actuando en forma discreta" y se nombran a los miembros de su Comité Central.

El documento del "Departamento III Planes Operaciones - Enlace", menciona como uno de los dirigente que se encuentra operando en Buenos Aires a Carlos Cabezudo Pérez, quien ya había sido secuestrado dos semanas antes en Argentina y venía siendo torturado en el porteño Pozo de Quilmes.

El segundo documento, fechado al día siguiente de la detención de Blanco, explica que "dentro del material capturado al PCR se incautó una nota de propaganda para ser publicada en el suplemento Nº 21 de "Prensa Libre, órgano de difusión interna de esa organización". El informe secreto no indica en qué operativo fue incautado.


"Los diablos de viaje"

Luego de su traslado a La Tablada, Angel Gallero cuenta que estando en un calabozo se le acercó un oficial muy joven, parecido al "Charleta" Gundersoff, que le dijo: "¿Vos sabés dónde estás? No. Bueno, estás en el Infierno. Te aconsejo que cuando te suban las escaleras hables".

Gallero, quien ya había sido duramente torturado, le respondió que había firmado un acta para ser procesado y que hacía cinco días que no lo interrogaban. El oficial le replicó: "No, si estás acá es porque algo te queda. Lo que pasa es que los diablos están de viaje y no andan por acá". Era carnaval de 1978.

Días después, recuerda que hubo mucho movimiento en La Tablada y que fue en los días siguientes cuando pudo ver cómo torturaban a su compañero Carlos Cabezudo, y que en un interrogatorio cuando pidieron a un detenido el guardia preguntó "¿A cuál? ¿A Gallo o a Gallero?", confirmando la presencia de ambos.

También escuchó a una guardia hablar de "una bióloga", profesión de Carolina Barrientos, compañera de Andrés Fontoura, y oyó que en la celda adjunta nombraban a Célica Gómez, a quien Gallero entonces no conocía ni por el nombre. Ambas fueron torturadas por dos mujeres de la Armada, especialmente enviadas.


Las historias

Nació el 4 de febrero de 1943 en Rivera. Fue detenido entre el 26 y el 30 de diciembre de 1977 junto con su esposa, Carolina Barreiro, de nacionalidad argentina, y Cabezudo Pérez.

Nació el 24 de abril de 1948 en la ciudad de Mercedes. Al momento de su desaparición en Buenos Aires, entre el 26 y el 30 de diciembre de 1977, residía en la calle Avelino Díaz 1744, en Capital Federal, y se desempeñaba como profesor de matemáticas y obrero.

Nació en Durazno el 16 de febrero de 1947. Al momento de ser detenida, en la vía pública en la mañana del 3 de enero de 1977, vivía en Buenos Aires junto a varias amigas en una pensión. Trabajaba como perfoverificadora en la Agencia Oficial de Noticias Argentinas Télam.

Nació en Salto el 4 de noviembre de 1942. En Uruguay fue ingeniero azucarero en Bella Unión, y en Argentina trabajaba como pintor de obra. Fue detenido ente el 25 y el 28 de diciembre de 1977. Previamente, el día 23, su compañera, Aída Sanz, y su suegra, Elena Fernández, también habían sido secuestradas en su domicilio.

Oriundo de Mercedes, nació el 27 de diciembre de 1938. Era propietario de un almacén en Montevideo, y en su ciudad natal fue empleado de UTE. Fue detenido en su comercio de Montevideo el 15 de enero de 1978. Según la información que se posee, fue visto por última vez el 26 de febrero de ese año en La Tablada.

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