Por El Muerto
Hoy el senador Jay Rockefeller, que es presidente de el Comité de Inteligencia del senado y que respalda a Bush con el proyecto de ley FISA para escuchar telefonos sin orden judicial), estubo haciendo campaña en la Comisión Trilateral a favor de Obama.
Jay Rockefeller es sobrino del difunto genocida fundador del Consejo de poblacion ( un plan de exterminio a la superpoblacion del planeta) sobrino de Nelson Rockefeller y de David Rockefeller (miembro permanete y fundador del grupo Bilderberg y de la Comisión Trilateral Zbigniew Brezezinski en 1973)
Jay Rockefeller hizo un intento desesperado para que los pobre y empobrecidos de Virginia le dieran el voto al arrogante elitista Obama, sin dejar ninguna duda de que Wall Street y la CIA apoyan a Obama.
Al mismo tiempo vemos a Joseph Nye, vicepresidente de la Comisión trilateral y tambien miembro permanente del grupo Bilderberg, uno de los teóricos del soft power (palomas) diciendo de que la subersión de Obama contra el imperialismo, iba a ser un desastre y un colapso para los EEUU.
Obama en toda su campaña demostró ampliamente tener el respaldo (al igual que Hilary Clinton)
de la Fundación Ford, la Comisión Trilateral, la Nueva York del Consejo de Relaciones Exteriores, el Consejo de Chicago sobre Relaciones Exteriores, el Grupo Bilderberger, Cráneo y Huesos, la RAND Corporation, las fundaciones Soros, La familia Rockefeller, y la Escuela de Chicago Friedman (el genocidio económico).
Como presidente, Obama impondría un régimen de austeridad económica y aplastando una nueva serie de guerras extranjeras mucho peor que lo que se ha visto bajo Bush.
jueves, 20 de marzo de 2008
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Hola amigo,
ResponderEliminarMe he quedado sorprendido de tus comentarios sobre Obama.
La verdad es que no sabía de este "endorsement" de unos de los rockefeller. Cosa no buena para la imagen y el deseo de cambio que transmite.
Aún así, creo que es el mejor de los tres candidatos que quedan. Es el único que no ha recibido dinero de ningún lobby.
Queriendo ser ingenuo, quiero pensar que ha sido un movimiento por parte de los rockefeller más bien que un acercamiento por parte de Obama. Lo que no puede hacer Obama si quiere llegar al gobierno, que no sé si al poder, es decir que todos son unos cabrones (quizás lo son) y que no quiere la ayuda de ningún cabrón.
Lo importante es que si llega al poder puede poner en práctica lo que va diciendo en sus discursos. Y esto depende de la gente. Si la gente se mueve y es crítica podrá hacer más cosas; en cambio si la gente se queda parada hará menos cosas y no podrá aguantar la presión de los Rockefeller y compañía. Depende de la profundidad del cambio que quiera la gente. Creo que en general la gente no saben mucho de las cosas que no salen por la tele, como los Bilderberg y demás.
Te deseo a ti lo mejor, amigo aún "vivo". Creo que estás en Uruguay, espero que no te jodan mucho, como a mí por cierto, Telefónica, BBVA, Repsol...
Saludos desde España
Sergio
Perdona,
ResponderEliminarno te he felicitado antes por el magnífico blog que mantiene,
con su permiso lo recomiendo a mis amigos.
sergio
Muy interesante y escribís muy bien, una sola cosa es lamentable, tu ortografía que en la era de los correctores automáticos no es tanto problema, a mejorar la ortografía que no es lo mismo había que avía.
ResponderEliminaresto es mas de lo mismo si obama es un contra encubierto le pegan un tiro igual que a kennedy y listo, lamentablemente aca seguimos pagando el pato
ResponderEliminarhttp://plunacorrupcion.wordpress.com
Llego el día: Barak Obama asumió la presidencia de los EEUU y su discurso inaugural, largamente esperado, demostró que no son muchas las expectativas de cambio que deben asumirse, sobre todo para el sistema-mundo.
ResponderEliminarObama, asume que el declive de los EEUU es inevitable y que su deterioro como potencia mundial es una consecuencia de una perspectiva o punto de vista cínico que ha caracterizado a los factores de poder en el sistema norteamericano. No hay duda de la autocrítica subsumida en su planteamiento, que estableciendo un mea culpa identifica algunos de los elementos que han impulsado el deterioro efectivo del poder de los EEUU: los excesos del aparato militar, la resistencia para aceptar el cambio y una visión demasiado liberal de la economía. Por otra parte, hace lo que pocos presidentes de la gran potencia: aceptar que las expectativas creadas como nación hegemónica puedan ser mantenidas tal como se ha intentado sostener hasta ahora por los factores de poder. Esa aceptación es sin lugar a dudas un duro golpe para el estilo de vida norteamericano y para todos los ciudadanos movidos o impulsados – dentro y fuera de los EEUU- por ese ideal o matriz comunicativa.
Sin embargo, a pesar de esa visión pesimista y al mismo tiempo realista del presente inmediato, retoma los valores y principios dominantes sobre los cuales fue edificado el imperio norteamericano. La visión de un destino manifiesto, las fortalezas e ideales de los denominados “padres fundadores” afloran con frecuencia en el discurso inaugural, buscando con ello levantar el ánimo y el espíritu de una sociedad maltratada en su orgullo desde los sucesos del 11 de septiembre de 2001. Obama tiene claro el impacto de la crisis, entiende por otra parte que no es posible retomar el nivel hegemónico-dominante que tuvo los EEUU en el contexto posterior a la finalización de la II Gran Guerra en 1945; pero aun así sobre esas consideraciones – en un intento de emular a Martin Luther King- lanza un discurso evocador e idealista de las grandes obras y construcciones de los “padres fundadores” y para ello retoma el discurso liberal de la igualdad jurídica ante la Ley. En una sociedad multiétnica como la norteamericana, este discurso inaugural en donde asume la diversidad de los diversos grupos humanos que hacen vida – legal e ilegal- en los EEUU, sus palabras adquieren sentido al llenar de cierta esperanza a esos sectores tan golpeados y maltratados por la derecha norteamericana, que con sus políticas de apartheid y segregación tanto daño causo en lo interno; no obstante es solo una idea. El planteamiento en torno a la igualdad, la justicia, la esperanza es sólo una letanía en el contexto salvaje del tipo de capitalismo que se desarrolla en los EEUU y que el actual presidente ha dado muestras de querer auxiliar. Obama se encuentra en el dilema del prisionero. Está en desacuerdo con ese modelo extendido de economía liberal, que sin restricciones y basado en la especulación ha estado a punto de hundir el mundo capitalista, pero por otra parte, él mismo es adalid defensor de ese modelo. Lo deja claro cuando en una parte de su discurso dice: “no vamos a pedir perdón por nuestro estilo de vida”.
No hay la intención de modificar el discurso del poder de los EEUU, aun estando conscientes de su propia penalidad y crisis. Sigue construyendo su discurso sobre los ideales de grandeza y destino manifiesto sobre el cual se levanto y expandió, no sólo la sociedad norteamericana sino el modelo capitalista occidental. Obama ha asumido en su discurso la postura del optimista, que intenta relanzar los ideales de los “padres fundadores” y con ello llevar adelante lo inevitable: la pérdida de la hegemonía mundial. Sin saberlo, Obama actúa con la misma prepotencia de los romanos en el cenit de su imperio cuando estaban siendo progresivamente penetrados por sociedades provenientes de Europa central, a las que ellos consideraban “bárbaros”, indignos de la condición de ciudadano de Roma. Aun en su propio deterioro se resisten a aceptar la propia decadencia.
El 1er afrodescendiente en la presidente de los EEUU, aceptó en su discurso la idea del cambio, pero el mismo es asumido con los elementos tradicionales sobre los que se construyó y se sostuvo el imperio norteamericano. En ese sentido, las posibilidades de ver un Obama que insista en un cambio en las relaciones conflictuales impulsadas desde el sistema-mundo y su estructura caduca e inerme, son sólo falsas esperanzas. Para el mundo árabe, para los latinoamericanos y el resto del mundo, veremos un presidente norteamericano menos proclive a las guerras y el conflicto bélico, aunque sin dejar de mantener el cortejo con los halcones de la guerra sobre los que depende el aparato económico de los EEUU. En fin un cambio en apariencia o sencillamente una apariencia de cambio.
*Dr. Historiador
Llego el día: Barak Obama asumió la presidencia de los EEUU y su discurso inaugural, largamente esperado, demostró que no son muchas las expectativas de cambio que deben asumirse, sobre todo para el sistema-mundo.
ResponderEliminarObama, asume que el declive de los EEUU es inevitable y que su deterioro como potencia mundial es una consecuencia de una perspectiva o punto de vista cínico que ha caracterizado a los factores de poder en el sistema norteamericano. No hay duda de la autocrítica subsumida en su planteamiento, que estableciendo un mea culpa identifica algunos de los elementos que han impulsado el deterioro efectivo del poder de los EEUU: los excesos del aparato militar, la resistencia para aceptar el cambio y una visión demasiado liberal de la economía. Por otra parte, hace lo que pocos presidentes de la gran potencia: aceptar que las expectativas creadas como nación hegemónica puedan ser mantenidas tal como se ha intentado sostener hasta ahora por los factores de poder. Esa aceptación es sin lugar a dudas un duro golpe para el estilo de vida norteamericano y para todos los ciudadanos movidos o impulsados – dentro y fuera de los EEUU- por ese ideal o matriz comunicativa.
Sin embargo, a pesar de esa visión pesimista y al mismo tiempo realista del presente inmediato, retoma los valores y principios dominantes sobre los cuales fue edificado el imperio norteamericano. La visión de un destino manifiesto, las fortalezas e ideales de los denominados “padres fundadores” afloran con frecuencia en el discurso inaugural, buscando con ello levantar el ánimo y el espíritu de una sociedad maltratada en su orgullo desde los sucesos del 11 de septiembre de 2001. Obama tiene claro el impacto de la crisis, entiende por otra parte que no es posible retomar el nivel hegemónico-dominante que tuvo los EEUU en el contexto posterior a la finalización de la II Gran Guerra en 1945; pero aun así sobre esas consideraciones – en un intento de emular a Martin Luther King- lanza un discurso evocador e idealista de las grandes obras y construcciones de los “padres fundadores” y para ello retoma el discurso liberal de la igualdad jurídica ante la Ley. En una sociedad multiétnica como la norteamericana, este discurso inaugural en donde asume la diversidad de los diversos grupos humanos que hacen vida – legal e ilegal- en los EEUU, sus palabras adquieren sentido al llenar de cierta esperanza a esos sectores tan golpeados y maltratados por la derecha norteamericana, que con sus políticas de apartheid y segregación tanto daño causo en lo interno; no obstante es solo una idea. El planteamiento en torno a la igualdad, la justicia, la esperanza es sólo una letanía en el contexto salvaje del tipo de capitalismo que se desarrolla en los EEUU y que el actual presidente ha dado muestras de querer auxiliar. Obama se encuentra en el dilema del prisionero. Está en desacuerdo con ese modelo extendido de economía liberal, que sin restricciones y basado en la especulación ha estado a punto de hundir el mundo capitalista, pero por otra parte, él mismo es adalid defensor de ese modelo. Lo deja claro cuando en una parte de su discurso dice: “no vamos a pedir perdón por nuestro estilo de vida”.
No hay la intención de modificar el discurso del poder de los EEUU, aun estando conscientes de su propia penalidad y crisis. Sigue construyendo su discurso sobre los ideales de grandeza y destino manifiesto sobre el cual se levanto y expandió, no sólo la sociedad norteamericana sino el modelo capitalista occidental. Obama ha asumido en su discurso la postura del optimista, que intenta relanzar los ideales de los “padres fundadores” y con ello llevar adelante lo inevitable: la pérdida de la hegemonía mundial. Sin saberlo, Obama actúa con la misma prepotencia de los romanos en el cenit de su imperio cuando estaban siendo progresivamente penetrados por sociedades provenientes de Europa central, a las que ellos consideraban “bárbaros”, indignos de la condición de ciudadano de Roma. Aun en su propio deterioro se resisten a aceptar la propia decadencia.
El 1er afrodescendiente en la presidente de los EEUU, aceptó en su discurso la idea del cambio, pero el mismo es asumido con los elementos tradicionales sobre los que se construyó y se sostuvo el imperio norteamericano. En ese sentido, las posibilidades de ver un Obama que insista en un cambio en las relaciones conflictuales impulsadas desde el sistema-mundo y su estructura caduca e inerme, son sólo falsas esperanzas. Para el mundo árabe, para los latinoamericanos y el resto del mundo, veremos un presidente norteamericano menos proclive a las guerras y el conflicto bélico, aunque sin dejar de mantener el cortejo con los halcones de la guerra sobre los que depende el aparato económico de los EEUU. En fin un cambio en apariencia o sencillamente una apariencia de cambio.
*Dr. Historiador