"Club Atlético" de San Telmo, otro "Orletti" , con 5 uruguayos desaparecidos
Varios militares uruguayos implicados. La Compañía de Contrainformaciones del Ejército uruguayo los torturó en el lugar y al menos dos, que figuran como desaparecidos en Argentina, habrían sido repatriados a nuestro país.
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EN PASEO COLON Y COCHABAMBA DURANTE LA DICTADURA FUNCIONO UN CENTRO CLANDESTINO DE DETENCION
ENCUENTRAN CIMIENTOS DEL CLUB ATLETICO
En San Telmo y sus alrededores Nº 45
Mayo 2002
Debajo de la autopista, en Paseo Colón y Cochabamba, el 13 de abril comenzaron a realizarse excavaciones para encontrar rastros del Club Atlético, un campo de concentración que funcionó durante la dictadura militar en 1977 y por donde se calcula que pasaron alrededor de 1800 detenidos desaparecidos. El lugar fue diseñado como un centro de torturas y estaba ubicado en el subsuelo de una dependencia policial. En el trabajo de exploración, el primero de estas características en el país, participan distintas áreas del gobierno de la Ciudad, Autopistas Urbanas Sociedad Anónima (AUSA) y grupos de derechos humanos.
"El otro día un amigo bien intencionado pero muy ingenuo me decía ¡flaco, dejate de joder. Saliste del pozo y volvés a meterte otra vez, desengachate de ese tema!. Le dije: vos estás muy equivocado, yendo ahí lo que estoy haciendo no es solo salir sino sacar a mis compañeros, porque a través de la memoria reviven no solo los sobrevivientes sino también la sociedad", cuenta Mario Villani, 62 años, físico del Instituto Nacional de Tecnología Industrial y detenido desaparecido durante cinco años. Estuvo en el Club Atlético entre el 18 de noviembre y el 28 de diciembre de 1977.
Después de años de movilización de los organismos de derechos humanos, el 13 de abril de 2002 comenzaron a realizarse excavaciones en donde funcionó el centro clandestino de detención Club Atlético, tendientes a reconstruir huellas de la historia reciente que los militares intentaron tapar con la construcción de la autopista. La iniciativa oficial surgió del secretario de Obras Públicas Abel Fatala y la Dirección de Derechos Humanos del Gobierno de la Ciudad.
El proyecto de la Dirección de Derechos Humanos del Gobierno de la Ciudad, es que se declare zona histórica a todos los lugares donde funcionaron los campos de concentración, así no pueden ser destruidos y sirven para la reflexión y la memoria colectiva. El año pasado se inauguró el Parque de la Memoria y este año se realizaron excavaciones en la Mansión Seré.
Entre el 12 de febrero y el 28 de diciembre de 1977 funcionó el Club Atlético. Por Av. Paseo Colón llegaban los detenidos vendados, a quienes los hacían entrar a un predio en el que como fachada se encontraba el portón de un garage de autos. Los bajaban por un montacarga al sótanoo y allí los torturaban. Los gritos eran tapados hacia al exterior por música a todo volumen y grabaciones de discursos de Hitler. En el Centro había 41 celdas y distintas salas de torturas. Cuando las víctimas estaban a punto de morir de dolor, se acercaban médicos que evitaban su muerte para que continuara el martirio. Al cerrarse el lugar sus prisioneros fueron trasladados a "El Banco", otro centro clandestino que estaba ubicado en la autopista Richeri y Camino de Cintura. Los represores obligaron a los propios prisioneros a desmantelar y a trasladar el lugar. La autopista construyó las columnas adentro del sótano, el edificio se demolió y las vigas fueron cortadas.
Según el informe de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP), por el Atlético pasaron alrededor de 1500 detenidos, aunque estimaciones más recientes de los organismos de derechos humanos calculan que éstos fueron alrededor de 1800. Se pudo comprobar la existencia de al menos 75 sobrevivientes, pero ex detenidos desaparecidos del Atlético que durante años investigaron la historia de lugar, como el antropólogo Miguel Angel Dagostino, consideran que esa cifra se podría triplicar porque en muchos casos se perdieron rastros y faltan datos.
Ana María Careaga, quien tenía 16 años y estaba embarazada cuando el 17 de junio de 1977, fue detenida en Juan B. Justo y Corrientes y trasladada al Atlético. Ella recuerda: "La Argentina durante la dictadura fue un país sembrado de campos de concentración. Buscaban la despersonalización (a los detenidos los llamaban por una letra y un número) y el aislamiento total absoluto. El método por excelencia era el interrogatorio y la tortura. Estando en esas circunstancias lo único que querés es morirte, porque no te podés defender ni hacer nada. Ellos lo saben, fijate el grado de sofisticación y avance que tenían, que te decían sin que vos les diga nada ´nosotros sabemos que te querés morir, pero no te vamos a dejar para seguir torturándote.´ Te decían que tenían todo el tiempo del mundo porque nadie sabía donde estabas." Su secuestro duró hasta el 30 de septiembre.
Carmen Lapacó, 75 años y desde l977 Madre de Plaza de Mayo, nos cuenta: "Secuestraron a mi hija que tenía 19 años, al novio, a mi sobrino y a mí. Nos robaron todo. Estábamos vendados, encadenados con argollas. Después dejaron en libertad a mi sobrino y a mí, pero mi hija y su novio son desaparecidos. Cuando estaba detenida ví los zapatos de mi hija porque la venda no me impedía ver del todo, la toqué y se asustó. Le dije ´no te asustes soy tu mamá.´ Nos abrazamos y nos besamos y me dijo ´mamita no resisto más la picana, creo que me voy a morir". Nos separaron y fue la última vez que la ví. El Atlético era un lugar de paso, después trasladaban a los detenidos a otro campo." Luego agrega: "Esta es la primera vez en América Latina que se excava un campo de concentración. Cuando empezaron a aparecer las cosas el primer día nos emocionamos todos, nos abrazábamos y llorábamos. Fue muy importante para nosotros que los vecinos se acercaran. Volver a encontrar el lugar donde estuve con mi hija me ha provocado muchísimas emociones."
Marcelo Weissel, 35 años, antropólogo especializado en arqueología, dirige el equipo encargado de la excavación. Se guía por los planos y comenta: "Esta es una construcción de 1903 que tuvo diferentes usos. Se encontraron ladrillos de cuando funcionó la Compañía General de Fósforos, una multinacional de la época. Después el edificio fue utilizado como depósito de la policía. Entre otras cosas han encontrado una cachiporra, zapatos y gorras de policías, algunas inscripciones de los detenidos en las paredes, el espacio en donde estaba el montacargas y marcas en las paredes de las divisorias de las celdas."
Los arqueólogos buscan hallar la escalera y los baños. Ana Careaga, quien actualmente se desempeña en la Secretaría de Derechos Humanos de la Unión de Trabajadores de Prensa cuenta su impresión: "Cuando comenzaron las excavaciones y vinimos acá, ninguno de nosotros tomó conciencia de la dimensión de esto. Ese día nadie pensó que era como levantar una tapa y encontrarse con eso tan intacto. El grado de impunidad era tal, que plantaron la columna que sostiene a la autopista dentro de un cuartito de un campo de concentración. Cuando cuento mi testimonio siento que no hay palabras para la muerte. Tengo a mi mamá y a mi cuñado desaparecidos. La desaparición no tiene figuras, no podés hacer el duelo, no tiene respuestas, no tiene palabras, nunca terminás de elaborarlo. Uno, al tener un familiar desaparecido, tantas veces se pregunta ¿dónde estará? ¿qué le estarán haciendo? ¿cómo estará? ¿qué habrá pensado? ¿cuándo se lo llevaron? ¿qué le hicieron? Son preguntas que nunca te podés contestar. Es tremendo cuando veo a los familiares que miran para abajo y dicen acá estuvo mi hijo o mi padre. Esto es parte de la memoria y de la lucha por la justicia. Con la verdad sola no alcanza, tiene que haber fin de la impunidad. Es una deuda pendiente del conjunto de la sociedad argentina."
Eduardo Scirica
lunes, 12 de octubre de 2009
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