lunes, 12 de septiembre de 2011

Sucedió un 11 de septiembre y Nudo de recuerdos

11 de Septiembre 1714, Diada Nacional de Catalunya



Jorge Zabalza y Veronika Engler
Sucedió un 11 de septiembre



El atentado a las torres gemelas fue un suceso que estremeció al mundo, hubieron muchas víctimas, pero no nos olvidemos de los demás acontecimientos que acaecieron el 11 de septiembre en distintos años.

Escribo esto porque ese atentado pasó a ser el hecho distintivo de esa fecha, el que más se recuerda, del que más se escribe y habla sin haber sido el único acontecimiento importante, ni el que cobró más víctimas. Esto me lleva a hacer la siguiente pregunta: ¿Por qué nos comportamos como si los yankees tuvieran la prioridad y el monopolio sobre el dolor? Justamente ellos, que son los causantes de tanta masacre y tanta muerte, ellos que han utilizado todas las excusas para reprimir, para atacar, para invadir e intervenir en los asuntos políticos de otros países, ellos son los que tienen más derecho a recordar y llorar a sus muertos, poseedores del dolor del que la prensa hace eco a nivel mundial. ¿En qué fecha se recuerdan todos los muertos directos e indirectos que hay en el haber de los EE.UU.? Recordemos, sin ir muy lejos todos las muertes que el suceso del 11 de septiembre justificó, recordemos Irak, recordemos Afganistán y sigamos recordando a lo largo y ancho del mapa y el tiempo, vamos a encontrar mucha sangre regada por estos y otros “dueños de la verdad”.

Un 11 de septiembre del 1609 en España se da la orden de expulsión contra los musulmanes no convertidos de Valencia; este será el inicio de la expulsión de todos los musulmanes de España.

Un 11 de septiembre del 1906 Mahatma Gandhi inicia su Movimiento de No Violencia.

El 11 de septiembre de 1919 los Marinos de los EE.UU. invaden Honduras

También es en un 11 de septiembre (1941), la fecha en que en los EE. UU. Comienzan las excavaciones para la construcción del Pentágono.

En 1943, un 11 de septiembre, en Minsk y Lida, los nazis comienzan el exterminio del ghetto judío.

Durante un 11 de septiembre de 1944, la RAF bombardea la ciudad de Darmstadt matando a 11.500 civiles.

En 1965, también un 11 de septiembre, llega a Vietnam la Primera División de Caballería estadounidense, todos sabemos que pasó después.

El 11 de septiembre de1973, se da un golpe de estado en Chile, dirigido por el general en jefe del ejército Augusto Pinochet que derroca al gobierno socialista del presidente Salvador Allende que se suicida ese mismo día. Se da inicio a un régimen militar que duraría diecisiete años.

Año 1978, un 11 de septiembre, Jimmy Carter (presidente de EE. UU)., Saddat (presidente de Egipto), y Begin (primer ministro de Israel) se encuentran en Camp David y acuerdan un marco para la paz entre Israel y Egipto y una paz extensa en Oriente Medio, paradójicamente un 11 de septiembre, cuatro años después, las fuerzas internacionales que estaban garantizando la seguridad de los refugiados palestinos, abandonan Líbano tras la invasión por parte de Israel. Cinco días después, varios miles de refugiados son masacrados en los campos de refugiados de masacre de Sabrá y Chatila por falangistas cristianos maronitas.

Recién el 11 de septiembre del 2001 en EE. UU., suceden los atentados en las Torres Gemelas (en Nueva York), al Pentágono (en Washington) y a un avión (en Somerset, Pensilvania). Casi 3000 personas fallecen, y el grupo Al Qaeda (encabezado por Osama bin Laden), es señalado como el presunto autor de dichos ataques. Desde entonces se comenzó a perseguir y a aterrorizar a los musulmanes en EE.UU. y en otros países

Un 11 de septiembre del 2005 el Estado de Israel declara oficialmente su intención de dejar el disputado territorio de la Franja de Gaza después de 38 años de ocupación, cosa que no sucede.

Hace solo 3 años, un 11 de septiembre del 2008 en Porvenir (departamento de Pando, Bolivia) se lleva a cabo la masacre de Porvenir, con 18 campesinos muertos y 30 desaparecidos.

Solamente nombro algunos de los sucesos que acontecieron en esa fecha, considero injusto que EE.UU. monopolice el 11 de septiembre hasta tal punto que llegamos a identificar erróneamente el atentado a las Torre Gemelas como el hecho más importante.


Veronika Engler (11 de septiembre del 2011)


11 de septiembre, nudo de recuerdos 
por Jorge Zabalza



Los bastones golpeaban rítmicamente las barandas del segundo piso, resonaban las botas que corrían sin ton ni son al grito de los oficiales, ruidos de puertas de metal golpeadas cada vez que sacaban a uno de nosotros en el segundo piso. El aquelarre, todas las brujos sueltos y excitados. Todos sabíamos el batuque tenía olor a “flauteo”, es decir, traslado de presos con destino desconocido. Con el susto se aceleraron mis reflejos, tiré de inmediato un montón de hojillas de fumar al “biorse” y guardé las más importante entre las gasas del vendaje purulento que mal taqpaba la herida del vientre. Por si me tocaba, me puse dos calzoncillos largos, tres camisetas de punto, un rompevientos, tres pares de medias y, por arriba de todo eso, el mameluco gris con su “070” y el distintivo rojo.

Cuando llegó mi turno, me levantaron de los sobacos y me sacaron en el aire, dolía la putna del bastón clavado en las costillas, bajamos la escalera rebotando contra las paredes, me encapucharon y ataron las manos atrás, a la cintura y a los tobillos. Finalmente me arrojaron como una bolsa de papas en la caja de una camioneta cerrada. ¿Será por lo de Cuba, que no había saltado? ¿O descubrieron el proyecto de fuga en helicóptero, que habíamos logrado enviar a los compañeros?. El pulso acelerado, la cabeza giraba a mil por hora en un torbellino de preguntas y respuestas imaginarias. Apenas empezó a andar el vehículo, pedí que me aflojaran las esposas... tanteo para saber cuán caldeado estaba el ambiente. El puñetazo conque respondieron al pedido quería decir el horno no está para bollos. Sin embargo, algún resultado obtuve porque después de oír mi voz, el Bebe pidió para ir al baño y Marenales se quejó de que le dolía el lumbago. Así fue que los tres nos enteramos de quienes éramos los tripulantes forzosos de la camioneta, claro que no sabíamos que estábamos constituyendo un trío que duraría más de una década de verduguismo.

Algunas peripecias después la camionetas llegó a destino y frenó de golpe para golpearnos bien, nos bajaron de un tirón y, aprovechando el envión, nos lanzaron escaleras abajo hasta el fondo del pozo, sin piedad. Las perspectivas eran bien poco halagüeñas. Al despertar sin capucha descubrí el brocal de un aljibe pero, ¡oh sorpresa!, lo estaba viendo desde adentro. Paredes antiquísimas de ladrillos enormes asentados en barro, piso de portland lustrado recién hecho, una guardia ubicada en una especie de estrado instalado al pie de la escalera y protegido por un tejido de alambre. El gallinero de la guardia estaba en medio de los otros tres recuadros de tejido de alambre que albergaban nuestra miseria. El paso de las horas me enseñó que se podía sortear vigilancia tan estrictia, pues desde una esquina del mío, podía ver a Marenales sin que los milicos se dieran cuenta, al tiempo que ,desde otra de ellas, podía hacerlo con Raúl. Después de acumuladas horas y horas de ocio fozoso, terminamos armando un sistema de comunicaciones con el alfabeto sordomudo.

La mañana del 12 de setiembre de 1973, el sargento que estaba de guardia desplegó un ejemplar del “EL PAÍS” de Montevideo, cuya tapa recibía a cinco columnas la muerte de Salvador Allende y el golpe de Pinochet, eso sí, el diario festejaba el crimen de los gorilas chilenos en nombre de la democracia liberal y de la paz política. No sé si por descuido o qué Marenales alcanzó a leer el titular del diario. Ni lerdo ni perezoso el Viejo Julio me pasó la noticia , que de inmediato transmití a Raúl. No nos alcanzaban los dedos para comunicarnos, llenamos la mañana con nuestros comentarios.

Al atardecer, un grupo de sobretodos verdes apareció en la escalinata del aljibe y descendió hasta nosotros. El jefe del batallón, teniente coronel Curuchet,¨nos miraba con severidad. Lo mismo hizo el comandante de la Base Aérea Militar de Durazno cuyo nombre he olvidado. El desfile lo encabezaba el general Zubía, jefe la División de Ejército II y responsable directo de nuestro “flauteo” desde el Establecimiento Militar de Reclusión No. 1 (Penal de Libertad) y. Por consiguiente, del régimen de tortura continuada a que nos sometieron durante los once años de aislamiento en los calabozos cuarteleros. Los jefazos venían a darnos oficialmente la buena nueva de Chile, nos informaron que gracias al golpe nos libraríamos de pasar años en tortura de baja intensidad, pues los sucesos chilenos eran buena ocasión para fusilar a los rehenes uruguayos. Nos ejecutarían apenas llegara a Durazno la orden que estaba en el despacho de Bordaberry (no de Pedro, sino de su padre) y que venía rodando cuesta abajo por la estrcutura de mando. Estábamos ante el polluelo del Cóndor, una demostración de la sintonía ideológica entre los gorilas del Cono Sur, los tres quedaríamos ligados a la masacre del pueblo chileno y al recuerdo de Salvador Allende.

La batalla perdida en Chile el 11 de setiembre de 1973 fue un punto culminante de la historia del terrorismo de Estado, la derrota a manos del fascismo más puro y duro sufrida por el pueblo en mejores condiciones de continuar el ciclo revolucionario de los sesenta inciado por los guerrilleros cubanos. Habría que esperar veinte años para que el sandinismo, al tomar el poder en Nicaragua, reactivara las expectativas de los revolucionarios de América Latina. Está demostrado que la caída del gobierno de Allende tenía una importancia estratégica para los EEUU en su fría guerra con la URSS , y que fue financiado y coordinado desde el Pentágono y el Departamento de Estado que dirigía Henry Kissinger, mano derecha del presidente Nixon. Los 11 de setiembre debería ser la fecha en que los pueblos de América Latina recuerdan las matanzas de que fueron víctimas por parte del Estado más genocida del universo, desde el robo del territorio californiano a Méjico en el siglo XIX al golpe de Estado en Honduras hace pocos meses.



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