Publicado el 7 jun. 2016
Gabriel
Arrieta con el Colectivo Sauce y el Dr. Oscar López Goldaracena,
asistieron hoy al Palacio Legislativo a Comisión de diputados a plantear
el injusto desalojo de este pequeño productor rural -colono que trabaja
un campo de colonización- de Kiyú departamento de San José. El problema
es con el Instituto Nacional de Colonización -INC- y por la falta de
política social de acceso a la tierra -para el pueblo- que no tiene el
gobierno del Frente Amplio.
Producción del video: blog "el muerto" y Resonando.
Entrevista realizada por "el muerto".
Producción del video: blog "el muerto" y Resonando.
Entrevista realizada por "el muerto".
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Publicado el 9 marzo del 2014
"Venga por Ruta 1 hasta el kilómetro 61, que es la
entrada a Kiyú. Entre y antes de llegar al mar va a ver un ómnibus de
Cutcsa. Ahí vivo yo", explicó Gabriel Arrieta.
Es un hombre de 46 años, con la piel curtida a la
intemperie, que cultiva cinco hectáreas y cría 10 vacas de raza Holando
en ese lugar de San José. Duerme en ese viejo ómnibus, que ha
acondicionado con cama y heladera. Su joven hijo reside a pocos metros
en un pequeño remolque prestado.
Junto con otras cinco personas formaron una cooperativa
a la que, en 2011, el Instituto de Colonización le otorgó un campo de
32 hectáreas, pero en octubre de 2013 esa institución resolvió que esa
fracción le sea devuelta.
Algunos años antes, en mayo de 2008, Gabriel Arrieta
había armado una carpa en este predio, en la que vivió ocho meses, a la
manera habitual de los ocupantes ilegales. Luego construyó un rancho muy
humilde y húmedo -en el que los ratones eran la presencia habitual-
hasta que se trasladó al viejo ómnibus donde vive.
Arrieta dice que en reiteradas ocasiones informó al
INC que la cooperativa "no funcionaba como tal" y que él era el único de
los seis miembros que cumplía con los requisitos del colono, entre
ellos el de vivir en el terreno. "Estoy con mi familia en el campo y los
otros hacen lo que quieren sin vivir acá, plantan soja y trigo y tienen
negocios por fuera de este campo. Si les quitan este campo no se
verán afectados económicamente, mientras yo y mi familia quedaríamos en
la calle", dijo.
Por eso reclama que se le permita seguir viviendo en
el lugar, del que no se quiere ir y donde dice que ya tiene vínculos con
otros pobladores.
El campo donde está asentado Arrieta era parte del
fondo de recuperación de activos tras el cierre del Banco de Crédito y
por ley debía pasar al INC, pero como esto no se concretaba, él decidió
instalarse en el terreno el 12 de mayo de 2008, dijo.
Comentó que se le recomendó que hablara con un grupo
de productores de Libertad, que también pretendían un campo, para formar
una cooperativa.
"Así lo hice, y la cooperativa anduvo muy bien
durante un año. Al segundo sólo quedamos trabajando tres de los seis,
luego quedamos dos, plantando y cosechando papas, con lo que ni siquiera
sacábamos para los costos", contó Arrieta.
Entonces, él les comunicó a los otros
cooperativistas que se abría, y que en su predio haría quinta. Plantó
zapallito, zucchini, zapallo criollo y boniato. Pero los números tampoco
le cerraron. "Sin un vehículo para comercializarlo y venderlo me
liquidaba la intermediación. Pero quise ver qué pasaba".
Ahora tiene alfalfa que en parte vende y en parte
utiliza para alimentar a las 10 vacas que cría. El dinero no le da para
mantener a la familia, dijo, por lo que junto a su hijo realiza changas
en campos de la zona y su esposa realiza trabajo doméstico en
Montevideo.
Aseguró que para tener un proyecto "serio y
productivo" necesita más hectáreas, por lo que pide que el INC "acceda a
dialogar, que sepa el proyecto que tengo para el campo".
"Dicen que el campo fue dado a seis familias pero no
es así; fue dado a una familia y a cinco personas que nunca se
instalaron en el lugar", añadió.
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