El País DANIEL ISGLEAS15 abr 2017
Trece años después de ser izada la bandera
nacional en Haití para cumplir con el mandato de Naciones Unidas, esta
tarde será arriada por última vez en la base que el Ejército tiene en
Morne Casse. En tres vuelos programados por el organismo, los 250
efectivos que permanecen en la misión comenzarán a regresar al país en
los primeros días de mayo.
El ministro de Defensa Nacional Jorge Menéndez indicó a
El País que el personal comenzará a regresar desde el lunes 1° de mayo
en vuelos programados por Naciones Unidas para ese día, el miércoles 3 y
el viernes 5.
Mientras, el equipamiento pesado (camiones, vehículos
blindados, jeeps y equipos generadores de luz, entre otros) será
alistado para el viaje, trasladado desde Morne Casse (al norte del país)
y llevado a Puerto Príncipe donde será embarcado para Montevideo en un
transporte también provisto por la ONU.
"Mañana (hoy sábado) será un día especial porque luego
de 13 años se baja la bandera uruguaya al servicio de Naciones Unidas en
Haití. Para el gobierno es positiva la misión porque cumplimos con el
mandato", sostuvo el ministro.
"Trabajamos con dedicación. Por la misión pasaron más
de 12.000 personas de las tres fuerzas. Hemos perdido la vida de
compatriotas en accidentes, por el terremoto y ahora depende de Haití su
destino", sostuvo.
Según Menéndez, es positivo que la situación interna
de Haití haya permitido que un gobierno electo sea sucedido por otro.
"Pero no podemos verlo a imagen y semejanza de nuestras democracias, de
nuestra institucionalidad. Ahora son ellos quienes marcarán su camino,
tienen un destino por delante. Nosotros hemos cumplido con el servicio
para Naciones Unidas. El sentimiento desde el ministerio y el gobierno
es de conformidad", precisó.
A su vez, el coronel Wilfredo Paiva, vocero del
Ejército, explicó en radio Sarandí que a partir de hoy sábado está
previsto el cese de las operaciones. A las 17 horas de Uruguay habrá una
ceremonia de fin de misión, y por consiguiente los efectivos ya no
harán más patrullas.
Sin ley.
Desde otro ángulo de la información, en la oposición
se considera "grave" que una parte del contingente permanezca sin
autorización legal. "En diciembre cuando se votó la última prórroga (ley
19.482), se dijo que era la última. Quizás a la bancada del gobierno no
le convenga volver a dar la discusión en el Parlamento", dijo a El País
el diputado nacionalista Jorge Gandini.
Aquí es donde se presenta la polémica porque esa ley
en su artículo 1° autoriza la permanencia del contingente hasta el 15
de abril de 2017. Pero a su vez un segundo inciso de ese artículo
señala: "Asimismo, con el fin de hacer efectivo el procedimiento de
repliegue correspondiente y para la repatriación de los recursos
materiales allí emplazados, se autoriza la permanencia del personal
requerido a tales efectos, por el período adicional considerado
mínimamente necesario".
El ministro Menéndez descartó que se piense enviar
al Parlamento un nuevo pedido de prórroga de la misión, apoyado en la
interpretación de ese segundo inciso del artículo 1°.
El que inicia hoy su regreso es el último
contingente de soldados en Haití. Uruguay forma parte de la Minustah
(Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití) desde
2004, precisamente el año en que el Frente Amplio ganó sus primeras
elecciones nacionales. La permanencia en la misión le ha traído más de
un dolor de cabeza a la izquierda, que ha debido sostener duras batallas
en el Parlamento por esa causa, y ha perdido a dos diputados: Guillermo
Chifflet (PS) y Esteban Pérez (MPP).
EN PRIMERA PERSONA.
"Haití es como un paciente que recién salió del CTI".
Por Mariana Castiñeiras
Claudia Batista no tuvo mucho tiempo para pensar
cuando, el año pasado, le ofrecieron viajar a Haití. Fue en un apuro y
en reemplazo de alguien que se había bajado a último momento.
En Uruguay, esta mujer dejaba a su madre, sus hermanos y su hijo de 20 años, con quien nunca se había separado más de 15 días.
Batista es enfermera del Hospital Militar y reconoce
que los primeros tiempos lejos fueron difíciles. Su deformación
profesional es vincular sus vivencias con la medicina: estando allá, la
gripe de un familiar puede parecer una neumonía. La distancia, dice,
deforma todo.
Sin embargo, a un año de haber partido, Batista
compara sus emociones con respecto a Morne Casse, la base donde vive,
con el síndrome de Estocolmo. Después de tanto tiempo, el lugar se
volvió una parte de ella.
A un día de cesar las actividades allí, Batista
palpa entusiasmo en el ambiente. "Todos queremos volver, aunque ya no
seamos los mismos. Ningún ser humano que venga a Haití vuelve siendo la
misma persona", reflexiona.
La rutina de un enfermero hasta ahora variaba entre
guardias y patrullas. En el batallón Uruperbat (compartido con Perú) la
tarea del personal médico era acompañar al ejército en recorridas. A
partir de hoy los equipos estarán inoperativos y deberán preparar todo
aquello que se va a donar. "Casi todo va para instituciones de la zona",
cuenta Batista. "Son camas, colchones, medicación, ropa de cama,
roperos y utensilios de cocina, es una linda tarea y todos queremos
colaborar".
Para Batista, Haití es como un paciente que acaba de
salir del CTI. Los próximos tiempos son cruciales y un mínimo
desequilibrio podría tirar los esfuerzos por la borda. "Aprendí a amar a
este país y creo que esto debería ser prevenido, para terminar el
trabajo correctamente". Los apoyos más necesarios serían en educación y
servicios, opina.
Durante el último año, Batista estuvo en contacto
con la pobreza extrema que se vive en partes de la isla. Pellizcó algo
del idioma local y aprendió a querer su música. En el último año también
escribió las memorias de su viaje, que ha ido publicando en su cuenta
de Facebook. Allí, reflexiona: "¿Con su sencillez y sus humildes vidas,
no serán más felices?"
>>> Con Mónica Riet
0 comentarios:
Publicar un comentario
No ponga reclame, será borrado