domingo, 7 de mayo de 2017

El personaje





De Carlos Peláez

"Nunca es triste la verdad sólo que no tiene remedio, cantaba Juan Manuel Serrat en “Sinceramente tuyo”. Y la verdad hoy es que José Mujica no tiene remedio. Inventó un personaje y se lo creyó. Y lo peor es que ya no sabemos quién gobernó: si él o el personaje.
En esta suerte de filósofo de la posmodernidad en que se ha convertido, se permite sostener asuntos que terminan siendo agraviantes.

Mujica intenta dar lecciones en todo el mundo. Pero nada de lo que prometió durante su presidencia se concretó: Ni los avances en educación ni AFE, ni el puerto de aguas profundas, ni Aratirí.

Cerró Pluna y logró que quienes cumplieron sus órdenes fueran procesados. Fue quien impulsó a Raúl Sendic y ese impulso nos ha costado hasta ahora 900 millones de dólares.
Despreció todo lo que fuera cultura, a los maestros, a lo bachilleres, a los académicos, a todo aquél que genera pensamiento crítico. Como buen caudillo construyó un entorno que se conduce con cierto fanatismo. Y todo el que cuestiona a Mujica es un facho, un enemigo.
Hizo campaña contra el poder mediático, pero le adjudicó sin mas trámite canales digitales a las empresas que criticó. Un tipo disfrazado de pato era parte de la comitiva presidencial y se toleró que hiciera negocios para sí. Defendió a una empresa formada por sus compañeros que se convirtió en la principal intermediaria de los negocios con Venezuela.

Defendió a los militares torturadores diciendo que no quería “viejos presos”, pero jamás dijo una palabra sobre una enorme cantidad de militares que se jugaron la vida, estuvieron presos o fueron destituidos por defender a la democracia.
Nunca se le escuchó hablar en colectivo de su gobierno….”yo hice, yo quise, yo no pude"... Ni jamás mencionó al Frente Amplio, la fuerza que lo llevó al gobierno.
Y ahora sabemos por sus propias palabras que los presos de Guantánamo fueron parte de una negociación por venta de naranjas a EE.UU. cuando él mismo decía en el 2014 que “no comerciaba con carne humana”.
Me pregunté toda la mañana como se sentirán estas 5 personas que vivieron un horror por algo que nunca hicieron, al ser tratados de locos por un ex presidente.

Es altamente probable que en el marco de la gestión de un gobierno, muchas veces se tengan que hacer cosas a contrapelo del pensamiento. Porque en política y en democracia, siempre se debe negociar.
Pero a lo que no tiene derecho Mujica es a despreciar a todo aquel que no actúe o piense como él. Su expresión “me tuve que bancar a estos 5 locos de Guantánamo” no sólo no está en consonancia con lo que ha sido un pensamiento y una política sobre DD.HH., sino que termina siendo patética por la ausencia de respeto a la vida de otros.
Finalmente todos somos unos nabos, unos chorizos, no nos gusta laburar o somos unos locos."





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